23 de junio de 2020

¿Por qué hay hombres que disfrutan haciendo sufrir por amor?



Hay hombres que disfrutan haciendo sufrir a las mujeres: ¿quiénes son, qué les pasa, y por qué disfrutan con el sufrimiento?, ¿para qué lo utilizan, cómo se benefician?, ¿cómo detectarlos, cómo hacer para que no nos hagan daño?, ¿cómo cuidarnos a nosotras mismas, cómo salir de ahí en cuanto comiencen con sus estrategias de guerra para someternos? 

Hay que rebelarse políticamente ante estas estructuras de dominación y sumisión, porque es a través del amor como los hombres se benefician de nuestra adicción, de nuestra dependencia emocional y nuestra vulnerabilidad ante el mito romántico. Hay que ahorrarse todo el sufrimiento posible, cuidarse mucho, y aprender a identificarlos para evitarlos. 

En el sexto episodio de "Disfrutar del Amor" podrás escucharme hablar sobre los hombres que hacen sufrir a las mujeres, dura 30 minutos y te lo puedes descargar en tu teléfono o compu, está en Ivoox y en Spotify:


14 de junio de 2020

Duelos y rupturas: cómo sufrir menos


Duelos y rupturas: cómo sufrir menos. Ya podéis escuchar el quinto episodio de mi programa "Disfrutar del Amor", en Ivoox y Spotify. Espero que os sea muy útil para superar vuestros procesos de separación, para trabajar los duelos desde el feminismo, para evitar la guerra, para cuidaros mucho y ahorraros todo el sufrimiento posible, y para empezar una nueva etapa de vuestras vidas con energía e ilusión. #Duelos #Separaciones #autocuidado #Cuidados #Amor #Otraaformasdesepararsesonposibles


 

6 de junio de 2020

El amor ni se exige, ni se mendiga: autonomía emocional




El amor ni se exige, ni se mendiga: herramientas para trabajar la autonomía emocional. Mi nuevo podcast acaba de salir del horno, aquí lo tenéis calentito, en Spotify y en Ivoox.

No nacemos dependientes, nos hacen dependientes, inseguras, miedosas, celosas, acomplejadas, y nos mantienen aisladas unas de otras para que creamos que necesitamos ser amadas por nuestra media naranja. Para poder ser libres y para poder disfrutar de la vida, necesitamos trabajar nuestra autonomía emocional, en este post os hablo de algunas claves para fabricar tus propias herramientas:




3 de junio de 2020

Millones de gracias



Gracias a toda la gente que lee, comenta, difunde mis textos, 
gracias a la gente que recomienda mi blog y comparte mis libros, 
gracias por asistir a mis charlas y talleres, 
gracias a las editoras que confían en mí, 
gracias a las compañeras del Labo por cuidarlo tanto para que sea un espacio seguro y sororario, 
gracias a todas por el apoyo económico que me brindáis contratando mis cursos y conferencias, comprando mis libros, apoyando mis proyectos, o aportando en el Laboratorio del Amor. 

Gracias por cuidarme tanto: sin vuestro apoyo no habría podido llegar a tanta gente, sois todas vosotras las que me estáis dando a conocer en vuestros países, en vuestros barrios, en vuestras colectivas y organizaciones. Este es mi ratito de agradecimiento y toma de conciencia de hoy. 

Millones de gracias a todas, compañeras de las redes sociales


31 de mayo de 2020

Cómo trabajar el ego para aprender a amar


Aquí el tercer capítulo de mi programa de podcasts "Disfrutar del amor". Espero que os guste y os sea útil. 

29 de mayo de 2020

¿Y si el gran amor de mi vida no llega nunca?







¿Y si no llega nunca el amor de mi vida? 

Aquí tenéis el segundo capítulo de mi programa "Disfrutar del Amor", estoy impresionada y super agradecida porque el primero lo escucharon más de 1.700 personas en sólo dos días, ¡me da mucha fuerza y energía para seguir! Podéis si queréis proponerme temas que os gustaría escuchar, aquí en comentarios, ¡muchas gracias y que lo disfrutéis!

27 de mayo de 2020

Yonkis del Amor: vamos a liberarnos de la adicción






Las yonkis del amor no nacemos, nos hacemos. La adicción al amor romántico nos hace sufrir mucho, daña nuestra salud mental y emocional, y en los peores momentos nos quita nuestra dignidad, y nuestra libertad. La buena noticia es que podemos desengancharnos: se puede salir de esta droga como de cualquier otra, no estamos condenadas a ser adictas ni a sufrir por amor. Vente y te cuento en mi podcast:

#AutoCuidado #Liberación #DisfrutarDelAmor



20 de mayo de 2020

El amor después de los 40



¿Las mujeres sufrimos más o disfrutamos más del amor a medida que envejecemos? ¿La edad nos hace más libres o nos condena a resignarnos en relaciones en las que no somos felices? ¿Somos más selectivas o somos más dependientes?

Para trabajar en este artículo abrí un hilo en Facebook. Pregunté a las mujeres que me siguen si a partir de los 40 eran más selectivas al emparejarse y si creían que estaban disfrutando más del amor a medida que cumplían años.

Casi todas afirmaron que sí, que ahora eran más selectivas. La edad ayuda, pero lo que más ayuda es el feminismo. Muchas de nosotras nos hemos pasado la infancia y la adolescencia consumiendo romanticismo patriarcal con frenesí. Luego hemos vivido el amor romántico y hemos visto que no era lo que nos habían vendido. Después, hemos tenido que trabajarnos individual y colectivamente para liberarnos de todos los mitos que heredamos de nuestra cultura, a través de los cuentos y de las películas.

En todas las generaciones, las mujeres recibimos instrucciones para saber cómo debe ser una niña, cómo debe ser una mujer y cómo se relacionan las mujeres entre ellas y con los hombres. Y después, cuando ya somos mujeres y ya hemos visto dónde está la trampa, tenemos que liberarnos de esos mandatos de género que no nos dejan ser nosotras mismas, ni amar en libertad.

El trabajo para liberarse de los patriarcados que nos habitan es muy duro porque supone ir a contracorriente todo el tiempo. Las películas, novelas, series de televisión, canciones, videoclips, anuncios… están impregnados de mitos románticos y de mandatos de género. Casi todos los productos culturales y mediáticos nos lanzan los mismos mensajes: sin un hombre no eres nada; para estar bella hay que sufrir; para encontrar el amor y ser amada hay que sufrir más; las mujeres son tus rivales en el amor; si no te quiere nadie eres un fracaso; los hombres son así y hay que aguantarlos; tu papel como mujer es cuidar a los demás; si te cuidas a ti misma eres una egoísta; si no te sometes a tu rol no te va a querer nadie; si no tienes hijos no estás completa; ser femenina es ser una mujer complaciente; para amar hay que renunciar a tu libertad y a tus sueños.

Desengancharse de la droga del amor romántico es una de las cosas más difíciles del mundo porque es una de las drogas más placenteras y peligrosas que ha inventado el patriarcado para someter a millones de mujeres. A diario nos la muestran en las pantallas, pero siempre mitificada e idealizada para que creamos que no nos hace daño y que podemos drogarnos todo lo que queramos.


En realidad, lo que nos engancha no es el amor en sí, sino las promesas que conlleva: plenitud, felicidad, autorrealización, abundancia, armonía, protección, cuidados ilimitados e incondicionales.

Nos hacen creer que el amor es como un manantial de agua que brota mágicamente y no se agota jamás. Llega mágicamente y lo único que tenemos que hacer nosotras es mantenernos bellas y saber esperar. Y, sin embargo, en realidad, el amor se construye día a día. Además, vivimos en un mundo en el que no resulta nada fácil quererse y cuidarse. Para estar en pareja hay que trabajarse mucho por dentro (nuestros egoísmos, manías, defectos, miserias) y trabajar juntos la comunicación, la honestidad, la generosidad, la empatía, la solidaridad.

En una sociedad patriarcal es casi imposible construir relaciones sanas, igualitarias, libres de dependencia, desinteresadas y basadas en el disfrute. Si las mujeres lesbianas lo tienen difícil, las mujeres heterosexuales aún más: los hombres son educados para vivir como reyes gracias al amor, las atenciones y los cuidados de las mujeres.

Antes las mujeres no podían divorciarse porque era ilegal. Aún hoy son muchas las que no pueden hacerlo por miedo a ser asesinadas o porque no tienen autonomía económica. Sin embargo, cada vez hay más divorcios porque gracias al feminismo estamos rompiendo con el mandato de que el amor debe ser para siempre, estamos rompiendo con la condena social que se cierne sobre las mujeres que quieren separarse, estamos aprendiendo a valorar nuestra libertad, a elegir con quién queremos estar, cuánto tiempo queremos estar y cuándo queremos seguir nuestro camino. Solas o acompañadas por otras personas.

Las experiencias en el ámbito de la pareja nos van haciendo cada vez más sabias. En todas las relaciones adquirimos aprendizajes que nos sirven para las siguientes relaciones. Nos vamos conociendo mejor a nosotras mismas y vamos tomando conciencia, poco a poco, de que el amor no sólo está en la pareja sino en todas las relaciones que tenemos con la gente a la que queremos.

Una de las cosas que la edad te va quitando es el gusto por el drama y el placer masoquista del sufrimiento romántico. Cuando nos hacemos adultas nos toca insertarnos en un ritmo productivo que apenas nos deja tiempo para perder las horas soñando con un príncipe azul que nos salve de la precariedad o la pobreza. La edad nos permite también relativizarlo todo y distinguir lo que es importante de lo que no lo es. Por ejemplo, empezamos a darle más prioridad al dinero y a la salud que al amor. Hay que pagar facturas y sin salud no hay ni amor, ni ingresos.

De fondo está siempre ese paraíso romántico con el que soñamos, pero pierde importancia en nuestras vidas porque el día a día consiste en resolver y tachar pendientes en casa, en el trabajo, en la familia. Eso nos obliga a estar con los pies en la tierra, a ser prácticas.

Y en ese proceso, la pareja en general y los hombres en particular van pasando a un segundo plano. De manera que aunque estemos deseando vivir una hermosa historia de amor, ya no estamos dispuestas a asumir los enormes costes, ni a sacrificarnos, ni a desmontar nuestra vida entera por tener una pareja. No es a cualquier precio, y sí, nos volvemos más selectivas porque con el tiempo aprendemos a preguntarnos a nosotras mismas qué es lo que queremos, deseamos o necesitamos para estar bien.

Y muchas lo que queremos es estar bien, disfrutar del sexo y del amor cuando se puede, y no centrar nuestra vida entera en la pareja o en la búsqueda de pareja. Ya nos hemos desengañado varias veces y las expectativas van menguando porque la edad nos hace más realistas y más prácticas. Es decir, no caemos en la trampa del amor romántico tan fácilmente porque ya hemos comprobado que es un mito. Y porque aprendemos a valorar nuestras redes amorosas, nuestra tranquilidad, nuestro bienestar y nuestra salud física, mental y emocional por encima de todo.

Cuando llegan las primeras arrugas, las canas, los descolgamientos, los kilos de más, muchas mujeres empezamos un combate contra los estragos del tiempo que siempre vamos a perder porque la ley de la gravedad es la que es. Unas combaten durante años, y otras no, pero en algún momento las mujeres nos miramos al espejo y nos damos cuenta de que nos preocupa más nuestra salud que nuestro aspecto físico.

Y mientras, nos quedamos fuera del mercado del sexo y del amor. Simplemente, los hombres de nuestra edad van buscando mujeres más jóvenes, más delgadas, más guapas. Aunque también existen hombres jóvenes que se sienten muy atraídos por las mujeres mayores.

Creo que con el tiempo las mujeres dejamos de batallar. Vamos aceptando nuestros cambios y somos menos esclavas de la tiranía de la belleza porque prestamos menos atención a los hombres. Los necesitamos menos porque tenemos más autoestima, confianza y seguridad en nosotras mismas. Y porque siempre hay mujeres más jóvenes y bellas que nosotras así que poco importa lo que una haga para ser atractiva: nos duele perder juventud y lozanía, pero a los 40 ya estamos dándonos cuenta de que lo que nos pone guapas de verdad es la alegría.

La alegría de vivir, la alegría de ser mujer, la alegría de resistir en un mundo tan duro y tan violento como el que vivimos. Esa alegría nos empodera, y en la medida en que nos empoderamos, las mujeres vamos ganando en independencia, asertividad y libertad. Creo que somos cada vez más las mujeres que no estamos dispuestas a vivir sufriendo como adolescentes enamoradas y sin autoestima que viven en la cárcel de sus propios sentimientos.

Cuesta aceptar que no es fácil encontrar a un hombre que trabaje los patriarcados como tú, que quiera disfrutar del sexo y del amor, que no esté mutilado emocionalmente, que tenga sensibilidad y tenga ganas de construir una relación igualitaria. Así dicho, realmente suena a utopía. Por eso, en la medida en que asumimos que no es fácil encontrarse con un hombre así, podemos ir renunciando a este sueño d encontrar un compañero con el nivel suficiente como para romper con la tradición patriarcal y aprender a cuidar a los demás. Entonces tarde o temprano nos damos cuenta de que cuanto más realistas somos, mejor nos va.

Aprendemos a vivir solas o en buenas compañías. Dejamos de poner a la pareja en el centro de nuestras conversaciones y de nuestras vidas. Todo esto nos hace más libres y autónomas: si nos juntamos a alguien no es para pasarlo mal y para repetir errores del pasado. Es para disfrutar.

Y una llega a este punto cuando las semillas van dando sus frutos: es una mezcla entre las experiencias vividas, los aprendizajes adquiridos, los conocimientos que vamos sembrando y la lucha feminista, que reivindica el placer y los cuidados para todas. El feminismo nos recuerda constantemente que tenemos derecho a disfrutar de la vida y del amor. Por eso hay tantas mujeres que, a partir de una edad, prefieren vivir sin pareja a vivir mal acompañadas.

Y cada vez que lo pienso, me pregunto: ¿Cómo podríamos ahorrarle a las chicas jóvenes todo ese camino que tienen que recorrer hasta darse cuenta de que la felicidad no está únicamente en el amor de pareja? ¿Cómo lograr que sean más realistas, que se liberen de la necesidad del amor y el reconocimiento masculino, que no se sometan a su rol creyendo que así las van a querer más?

Es hora, entonces, de contarles a las niñas y a las adolescentes cómo hemos aprendido a ser felices con o sin pareja y de explicarles las ventajas de priorizar nuestro bienestar por encima de un romance de película. Así quizás lleguen a los 40 sin necesidad de pasar por calvarios e infiernos románticos. Quizá así aprendan todo lo que necesitan para estar bien desde el placer y no desde el sufrimiento. Por eso luchamos desde el feminismo: para que todas las mujeres sepan que se está mejor sin pareja que mal acompañada.

Coral Herrera Gómez


 Fuente: Pikara Magazine

10 de mayo de 2020

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