Grafitti callejero de Stikki Peaches |
Algunos consejillos para chicos que quieren disfrutar del amor:
- El amor es un placer. El amor es una energía renovable, una fuente de goce, placer, aprendizajes, crecimiento, alegría y orgasmos. Si estás en una relación en la que no lo estás pasando bien, o la otra persona no lo está pasando bien, lo mejor es cortar por lo sano. Sufrir por amor daña gravemente la salud emocional y sentimental: no pierdas tu tiempo y tus energías en relaciones que no funcionan.
-El amor no es una guerra, y las personas con las que te juntas no son tus enemigas. Así que puedes relajarte: no tienes por qué ser el ganador, no tienes por qué tratar de someter a tu pareja para sentir que eres el que domina en la relación. No es cierto que los que más se pelean son los que más se desean, no es verdad que del amor al odio hay un paso, y es mentira que quien bien te quiere te hace llorar. Quien bien te quiere te trata bien y contribuye a tu felicidad. Vivimos en un mundo cruel y violento, por eso lo verdaderamente subversivo es lograr relacionarte con la gente desde el amor, la ternura, el cariño, y la alegría de vivir. Además, también puedes separarte con amor y cariño: los finales de las parejas no tienen por qué ser traumáticos, desgarradores o terribles. Otros finales son posibles.
- Amar en libertad: si quieres que el amor sea una experiencia maravillosa, es fundamental que la gente con la que te juntas se sienta libre para quedarse, o para irse de tu lado. Sin libertad, no hay amor. En la relación amorosa tienen que disfrutar ambos: no se puede gozar del amor si no es en condiciones de igualdad, respeto mutuo y reciprocidad. Es imposible que una persona que se sienta obligada o presionada a permanecer en una relación pueda disfrutar del amor. Que nadie te ate con la excusa de que te ama: no perteneces a nadie, todos somos radicalmente libres para estar en una relación o para dejar de estar en ella. Y esto no sólo has de aplicártelo a ti, sino también a tu pareja, que tiene los mismos derechos y libertades que tú, sea hombre o sea mujer.
- No hay por qué sufrir. Hay muchas formas de solucionar los conflictos sin pasarlo mal y sin utilizar la violencia. Puedes intentar hablar de lo que sientes con tu pareja sin tener que enfadaros, sin insultaros, sin faltaros al respeto, sin haceros daño: todo se puede solucionar hablando. Y si no se puede solucionar, siempre os podéis separar con el mismo amor y el mismo cariño con el que empezasteis.
- Aprende a gestionar y a expresar tus emociones. A veces nos invaden unos tsunamis tremendos de emociones muy intensas y muy fuertes que nos hacen sufrir mucho y hacen sufrir a los demás, por eso es tan importante aprender a auto-controlarse, a identificar lo que nos pasa y a ponerle nombre, a expresarlo con la voz y con el cuerpo, a desahogarnos y liberarnos de las inundaciones emocionales que tanto daño nos hacen.
- No te reprimas, y desnúdate cuando hagas el amor: quítate la coraza, el escudo, el casco, y deja las armas. Atrévete a desvestirte y a que te vean por dentro, tal y como eres, tal y como sientes. Comparte tus adentros con generosidad y sintiéndote libre: el amor es más intenso cuando se rozan las almas y se crea intimidad de la buena, cuando hacemos piel con piel y nos sentimos en un espacio seguro y de confianza en el que podemos ser nosotros mismos y caminar desnudos en total libertad.
- Los sentimientos no son cosas de chicas: la capacidad de sentir es una característica esencial de todos los seres vivos. Tenemos emociones porque estamos vivos. Es absurdo pasarte la vida entera reprimiéndolas para no parecer débil. La única emoción que se les permite expresar a los hombres es la ira y el odio: todo lo demás hay que reprimirlo por miedo a lo que pensarán los demás de nosotros. Tenemos derecho a estar tristes, a estar alegres, a sentir miedo, a sentirnos destrozados por dentro, a sentir nostalgia, a sentir ilusión, a sentir dolor, a sentir impotencia. Tenemos derecho a decirlo y a expresarlo, siempre sin hacer daño a nadie.
- No tengas miedo a ser como eres. Todos somos seres fuertes y frágiles a la vez. Somos vulnerables y somos poderosos, a veces estamos bien y otras veces estamos mal, somos sensibles y somos valientes: somos todo a la vez, hombres y mujeres. Todos tenemos heridas en el alma, todos somos a la vez seguros e inseguros, todos nos caemos y nos volvemos a levantar. No somos robots: somos seres sentipensantes. No pierdes tu poder por mostrar tus emociones, por dejarte invadir por la ternura, o por llorar delante de tu gente. Compartir con los demás lo que sentimos es una de las experiencias más liberadoras y sanadoras de la vida: no tengas miedo a mostrarte tal y como eres, tal y como sientes. No te sometas a la tiranía del "qué dirán los demás".
- Todos los hombres tenéis derecho a amar y a disfrutar del sexo con quien queráis. Ningún amor es ilegal: no importa si sois heteros, homosexuales o bisexuales, ninguna opción es mejor que otra, y todos merecemos ser tratados con respeto, independientemente de nuestra orientación sexual. Los hombres heterosexuales no son superiores, ni son más hombres, ni son mejores que los hombres homosexuales o bisexuales, así que liberaté del mandato machista que te pide que humilles, insultes, te burles y trates mal a los hombres gays para parecer más heterosexual y más macho. Si eres homosexual, piensa que la gente que te quiere de verdad va a seguir queriéndote igualmente. Aún hay muchas resistencias para aceptar otras orientaciones sexuales, pero el cambio es imparable: cada vez más países reconocen el derecho al amor de todos los seres humanos, y el derecho a casarnos con quien queramos.
- Libera a tu polla del patriarcado. Las pollas de hoy en día viven obligadas a funcionar siempre, en todo momento, con cualquier mujer, y a repartir con generosidad sus semillas. Las pollas viven con miedo a no dar la talla, sufren una gran presión para llegar a ser la mejor de todas las pollas. Estas pollas son esclavas y son utilizadas como la prueba máxima de la virilidad de su dueño. No son pollas libres porque están sujetas a los miedos, las carencias, los traumas, los problemas que tienen sus dueños, por eso cuando las pollas están demasiado oprimidas, no funcionan. En el patriarcado, las pollas perdedoras son las de menor tamaño, las pollas raras, las pollas tristes, las pollas que no cumplen con los requisitos que se exigen para ser pollas alfa. Es muy duro llegar a tener una polla alfa de esas que se meten en todos los agujeros de los cuerpos de las mujeres. Son pollas soldado que siempre cumplen con su deber de mostrar la virilidad de su dueño, y de dominar todo su entorno. Son pollas violentas, y cuanto más inseguras, más miedosas, más frágiles, más violentas son y más necesitan sentirse superiores a las demás pollas y a todos los coños que se crucen en su camino. Así que libera a tu polla de tanta mala vibra, de tanta opresión y tantas obligaciones, dale menos importancia, y no la conviertas en el centro de tu universo. Libera tu mente y tus emociones, verás qué rápido se libera tu polla, y comprobarás personalmente cuánto disfrutan las pollas en libertad.
- Las mujeres no son tus enemigas. Las mujeres no somos malas. No somos inferiores, no somos un objeto, no somos propiedad de nadie. No hemos nacido para gustar ni complacer a los hombres, ni para servirles, ni obedecerles, aunque todo el tiempo te lleguen este tipo de mensajes en los formatos más variados: canciones, películas, cómics, textos religiosos, novelas. El patriarcado quiere que creas que tienes que defenderte de las mujeres porque somos interesadas, aprovechadas, manipuladoras, abusonas, y porque utilizamos nuestros encantos para seduciros y dominaros a través de los sentimientos. Sin embargo, nuestro objetivo número uno no es cazar un marido: todas tenemos nuestras vidas, nuestros proyectos, sueños, pasiones, nuestras redes de afecto y redes sociales. Si te enamoras de una mujer, puedes seguir siendo quien eres si perder tu autonomía y tu libertad, y sin que tu compañera pierda las suyas. Si te relacionas con miedo, no podrás disfrutar del amor como te mereces.
- No utilices a las mujeres para mostrar tu hombría. No son un objeto ni un medio para obtener placer, son seres humanos con sentimientos y tienes que respetarlas y tratarlas bien, dentro y fuera de la cama. El sexo no es algo sucio, no es un pecado: es un encuentro íntimo maravilloso entre dos personas que tienen ganas de jugar y de compartir placeres. No importa si sólo vais a compartir una noche, una semana o un año juntos: el sexo es más bonito con risas y con ternura. Y es mucho más bonito cuando gozáis los dos y ella no tiene que fingir para no herir tu orgullo. Así que si vas a compartir placeres con chicas, no sólo pienses en tu propio placer: ellas también quieren tener orgasmos y pasarlo bien.
- Las chicas a las que les gusta el sexo y tienen varias parejas o disfrutan de todas las relaciones que desean con quien desean y como les apetece, no son unas zorras. No son putas, no son ninfómanas. Son mujeres que disfrutan tanto o más que tú del sexo, y eso no es malo, ni en los hombres, ni en las mujeres. Las mujeres tenemos el mismo derecho que los hombres a elegir a nuestras parejas, romper las relaciones si ya no somos felices, y disfrutar del amor con quien nos plazca. Todas tienen el mismo derecho que tú a gozar con quien quieran y cuando quieran: si piensas que tú eres el mejor por tener las relaciones que te de la gana, y las mujeres son lo peor porque hacen lo mismo que tú, entonces estás cayendo en actitudes machistas y en la doble moral.
- Disfruta de tus amigas: no renuncies a la posibilidad de tener amigas, es una experiencia fascinante y te permitirá conocer mejor a las chicas. No te limites a ti mismo: cuanta más gente linda haya a tu alrededor, más rica será tu vida, y estará más llena de afectos. La cultura patriarcal te cuenta que las chicas son objetos, y están para utilizarlas en el sexo, y que si no hay sexo no puede haber una relación bonita con ellas. No es cierto. Puedes tener todas las amigas que quieras: no estás obligado a demostrar tu hombría tratando de tener sexo con ellas. Puedes ser tú mismo con ellas, no tienes que demostrarles nada.
-Si te dicen que no, siempre es no. Incluso si ella está borracha o drogada: no se puede tener sexo con alguien que no está en condiciones de decidir si quiere o no quiere sexo. Lo mismo cuando ya estáis desnudos y habéis empezado a acariciaros: si ella decide parar, tú tienes que respetar su voluntad. El consentimiento es fundamental para follar, no importa si es tu novia o una desconocida, no importa si tienes muchas ganas o te dijeron primero que si y luego que no. No es siempre NO.
-¿Te imaginas siendo papá con 17 años, con 20, con 25?, ¿no verdad?, usa condón. ¿Te imaginas a tus hijos o hijas viviendo sin padre, sabiendo que existes pero que no quieres saber nada de ellos?, ¿no, verdad?. Usa condón.
- Follar sin miedos: ¿cómo te sientes pensando que si no usas condón puedes enfermar o peor, hacer enfermar a tus compañeras sexuales?, ¿te has parado a pensar lo que significa para una mujer tener que pasar por un aborto?, ¿sabías que es la segunda causa de muerte de mujeres en México? Usa anticonceptivos para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.
- No esperes a que te pidan que te pongas el preservativo. Toma la iniciativa siempre: es una muestra de respeto y de compañerismo, una demostración de que eres un tipo grande, responsable y que sabe cuidarse y cuidar a sus compañeras sexuales para que ambos disfrutéis del sexo sin miedos.
- Las mujeres son seres libres, y esto significa que no son propiedad de nadie: ni de su padre, ni de su novio, de nadie. Todos, todas somos seres libres y tenemos derecho a ejercer nuestra libertad sin que nadie nos presione, nos amenace, nos manipule, nos haga sentir culpables, nos metan miedo o nos controlen.
- Confianza y honestidad para disfrutar: amar no es controlar, amar no es vigilar, amar no es castigar. Si logras crear una relación de confianza con tu pareja, es más fácil pasarla bien y liberarse de los celos y de los miedos. Confiar en la otra persona es saber que se siente libre para contarnos cómo se siente, y las cosas que le están pasando. Si nos deja de amar, nos lo dirá. Si se enamora de otra persona, nos lo dirá. Cualquier cosa que ocurra vamos a saberla los primeros, que la otra persona va a ser honesta y sincera con nosotros. Y nosotros con ella.
- No pierdas tu tiempo y tus energías en parecer muy macho. Ser hombre es agotador: la mayoría os sentís obligados a obedecer los mandatos del patriarcado, a cuidar siempre vuestra reputación y a demostrar vuestra hombría cada vez que alguien la cuestiona. Liberaté de los mandatos que te obligan a estar dando pruebas constantes de tu virilidad: se vive mejor siendo tal y como eres, sin competiciones y sin sentirse obligado a imitar el modelo de macho patriarcal.
- No pierdas tu tiempo y tus energías en seguir al líder o en tratar de serlo. A los niños os educan en la competición: tenéis que ser siempre los vencedores de todas las batallas, los ganadores en todos los deportes, los lideres de todas las manadas. Cuando no sois los líderes, os sentís obligados a seguir a los que mandan, a admirarlos, a respetarlos, y a poneros por debajo de ellos para que ellos se sientan dioses. No malgastes tu corta vida en tratar de ser aceptado en el círculo de los alfa, en imponerte a los demás, en quedar siempre por encima, en demostrar tu poder y tu fuerza, en imitar al líder para estar cerca de él y ocupar los primeros puestos de la jerarquía social. Atrévete a desobedecer y a ser tú mismo: la vida es mucho más hermosa cuando te rebelas a todas las normas que te imponen por haber nacido varón.
- Aprende a quererte y a cuidarte: muchos hombres sufren problemas de autoestima, porque la percepción de sí mismos depende mucho del reconocimiento de los demás. Los hombres más inseguros son los que necesitan sentirse importantes, dominar a los demás, ganar todas las batallas, y ejercer la violencia para tener el control. Los hombres más inseguros son también los que se autodestruyen por acción o por omisión: ejercen violencia también contra sí mismos. En todo el mundo, los hombres viven menos años que las mujeres y mueren más porque nadie les enseña a cuidarse a sí mismos: sólo aprenden a machacarse cuando se sienten mal. A la mayor parte de los niños les educan para que crean que su salud y su bienestar es responsabilidad de una mujer (primero la mamá, luego la esposa), y para que aprendan a burlarse de aquellos hombres que sí se cuidan, como si fueran menos hombres. La mayor parte de los varones educados en el patriarcado no van al médico porque tienen miedo, no se toman las medicinas cuando enferman a no ser que tengan a alguien encima, no cuidan su dieta, no piden ayuda cuando la necesitan, y no prestan atención a los síntomas que delatan una enfermedad grave. Los hombres consumen más drogas y alcohol, y mueren más a causa de las sobredosis, los accidentes de tráfico, los deportes de riesgo y las peleas que acaban en asesinato. Esto quiere decir que es urgente que los hombres se responsabilicen de su salud mental, emocional y física, que aprendan a aceptarse tal y como son, que mejoren su autoestima y aprendan a cuidarse a sí mismos y a cuidar a los demás.
- Aprende a cuidar a tu gente: pasamos muchos años recibiendo cuidados, al principio y al final de nuestras vidas. Nos cuidan cuando somos bebés, cuando somos niños, cuando enfermamos y cuando envejecemos, y casi siempre son mujeres las que os cuidan: las abuelas, la madre, la esposa, la hija. Para cambiar el mundo hay que repartir entre todas y todos los cuidados, especialmente entre los jóvenes y adultos que tenemos salud y energías. Cuidar no es algo propio de la naturaleza de las mujeres: lo llevamos todos dentro porque es lo que nos permitió desarrollarnos como especie. Somos seres muy frágiles y vulnerables que no podríamos sobrevivir en soledad, así que es fundamental que nos cuidemos, a nosotros mismos y a las personas que queremos.
- Cuida a tu pareja: la comunicación, la sinceridad, el respeto, la honestidad y los buenos tratos son fundamentales para poder disfrutar en una relación. Tratar bien a tu compañera supone considerarla una igual a ti: no es tu sirvienta, no es tu esclava, y no se merece que machaques su autoestima para tenerla dominada. No hace falta dominar para tener una relación: sólo hay que aprender a tratarse bien y a quererse bien.
- Hay muchas formas de relacionarse, de amarse y de quererse. Puedes tener relaciones íntimas sin sexo, relaciones sexuales sin romanticismo, puedes tener una pareja con exclusividad, o puedes tener varias, puedes elegir qué modelo seguir o puedes construir el tuyo propio junto a las personas que quieras. Elijas lo que elijas, lo importante es que seas honesto y hables abiertamente de lo que deseas y lo que te apetece en estos momentos de tu vida, de tu concepción del amor, de tus sentimientos y emociones con las personas con las que te relacionas. Ante todo tiene que haber respeto y buen trato: si eres poliamoroso, por ejemplo, tienes que cuidar a tu pareja o tus parejas, y pactar las condiciones en las que vais a relacionaros. Lo que no se vale es pedirle a tu pareja amor en exclusiva mientras tú tienes otras compañeras y no se lo cuentas a tu pareja. Honestidad ante todo.
- Si quieres cambiar el mundo, empieza por ti mismo, y juntaté con más gente que quiera rebelarse y transformar esta realidad. Uno de los primeros pasos consiste en revolucionar el mundo del sexo, las emociones, los afectos y los cuidados. Es fundamental que aprendamos a relacionarnos en horizontal para no construir relaciones de dominación y sumisión, y para poder imaginar otras formas de organizarnos y de querernos. El mundo está organizado en una estructura jerárquica: en el patriarcado los hombres ocupan los puestos más altos, y las mujeres los más bajos de la pirámide. Los hombres acumulan la mayor parte de las riquezas y los recursos, las mujeres son más pobres. Las mujeres negras o indígenas están en la base de la pirámide, e incluso más abajo si además son niñas, pobres, discapacitadas, ancianas o lesbianas. A los hombres les dominan otros hombres: en lo alto de la pirámide hay un grupo muy reducido de hombres poderosos, todos blancos y ricos, la mayor parte heterosexuales y occidentales. Esto supone que todos vivimos inmersos en luchas de poder con los de arriba y los de abajo, y que sólo podremos cambiar este sistema tan desigual, injusto y cruel cuando empecemos a relacionarnos de tú a tú, cuando todos tengamos los mismos derechos, cuando acabe la explotación, el abuso y la violencia. Hay que acabar con las jerarquías, la desigualdad y las luchas de poder: viviríamos mejor colaborando, cooperando, y trabajando en equipos en el que todos tengamos los mismos derechos y oportunidades.
- Sé desobediente, libérate del patriarcado: todos y todas llevamos el machismo dentro porque nos han educado en el patriarcado. La buena noticia es que podemos liberarnos, desaprender y despatriarcalizarnos, a solas y colectivamente. Cuanto más desobediente seas, más libre te vas a sentir para ser quien eres realmente, y vas a tener menos miedo a que los demás se burlen, te insulten o cuestionen tu virilidad. Libera tu sexualidad, tu mente, tus emociones, tu cuerpo, tu erotismo, tu deseo del patriarcado, y hazlo en buenas compañías.
El machismo no nos deja disfrutar del amor porque no nos deja relacionarnos en igualdad a los hombres y a las mujeres. Para acabar con el machismo hay que desaprender todo lo que aprendimos, desobedecer todos los mandatos de género, romper con los mitos y los estereotipos machistas, cuestionar nuestras creencias, romper nuestros esquemas, liberar nuestras emociones, activar la imaginación e inventar otras formas de ser hombres, y otras formas de querernos.
Hay que desobedecer al patriarcado para gozar y liberarnos todos juntos: que al final lo que queremos todas y todos es disfrutar del amor y de la vida, compartir placeres y risas, cuidar y que nos cuiden, querer y que nos quieran, y gozar en buena compañía el ratito que pasamos vivos en este mundo, ¿no?
Coral Herrera Gómez
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