Los niños varones aprenden a los 5 años a divertirse viendo sufrir a animales pequeños y humillando a las niñas en el patio del colegio.
A los 8 hacen su primera comunión, reciben su primer móvil y empiezan a ver porno.
A los 10 ya son adictos y se masturban viendo violaciones grupales a mujeres.
A los 11 violan a una niña entre varios, lo graban y lo comparten en redes sociales.
A los 14 ponen dinero entre todos para turnarse y violar pagando.
En Francia ya se han dado cuenta del problema y van a exigir un certificado digital para impedir el acceso de menores al porno.
En España solo van a recibir educación sexual obligatoria los niños que violan, cuando ya es demasiado tarde. Los centros de menores están cada vez más llenos de niños con delitos por violencia sexual y violencia machista. Después de trabajar con ellos 4 años, os aseguro que la mayor parte de ellos ven la violencia como algo normal, creen que las mujeres estamos para servirles, y que somos objetos de usar y tirar. Todos quieren salir de la cárcel pero fuera de ella actúan como carceleros: les imponen a sus novias un confinamiento bajo régimen carcelario super estricto y autoritario. Las embarazan para robarles la infancia y mantenerlas atadas al hogar y a la crianza. Nunca han oído, y no quieren oír hablar de feminismo, igualdad, libertad y derechos humanos de las mujeres.
Las niñas se cosifican e hipersexualizan desde los 6 años, y por supuesto, también ven porno desde los 8 años, y aprenden rápido cual es su papel. A los 15 ya adoptan la estética de las actrices del porno y ya están obsesionadas con despertar el deseo sexual de los hombres porque creen que solo tienen valor si resultan sexys.
Echando un vistazo al incremento de agresiones y violaciones grupales a niñas y adolescentes, es fácil deducir que nuestra cultura y nuestro sistema educativo es un absoluto fracaso.
Bastaría con que las personas adultas entendiéramos que las violaciones no son un asunto de deseo sexual, sino un ejercicio de poder para torturar a mujeres.
Bastaría con enseñarles en la escuela a usar su poder y a cuidar sus emociones para no hacer daño a nadie.
Bastaría con darles herramientas para que aprendan el arte de la empatía y la solidaridad, para que aprendan a tratarnos como compañeras, para que asuman los valores y principios del Feminismo, de la Ética del Amor y la Filosofía de los Cuidados.
Tenemos esas herramientas, y podemos evitar que nuestros hijos vean porno. No podemos seguir engañandonos y pensando que los nuestros no van a usar su teléfono para ver porno. Se saltan los controles parentales como quieren, saben mucho más de tecnología que nosotros.
Como madre de un niño varón de 6 años siento una enorme responsabilidad. Siento que tenemos que organizarnos desde las asociaciones de madres y padres de los colegios. No es un problema personal, es un problema político. No podemos seguir mirando para otro lado.
Están destrozando la vida a nuestras niñas.
No son casos aislados, se llama patriarcado.
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