No entiendo por qué a la gente le parece super transgresor irse de fiesta, ni por qué hablan de sus borracheras como actos heroicos que merecen ser admirados por los demás. Beber y drogarse forman parte de nuestro modo de divertirnos, pero no son actos de rebeldía contra el sistema porque es algo que hacen millones de personas todos los fines de semana y sólo sirve para enriquecer a los narcotraficantes, y a los dueños de los bares y de las industrias alcohólicas.
Si de verdad quieren ser héroes y rebeldes, háganse defensoras de los derechos humanos. Las que ponen su vida y su cuerpo para luchar contra las hidroeléctricas, las megamineras, las industrias del petróleo y los gobiernos son gente valiente y comprometida que se merecen toda nuestra admiración y apoyo. Porque ellas sí se juegan la vida para acabar con el capitalismo y el patriarcado: son las heroínas del siglo XXI. Las matan, las torturan y las encarcelan por defender los derechos de la naturaleza, de los animales, y de todos nosotros.
Acuérdate cada vez que te pongas a presumir y a competir en las narraciones sobre tus noches locas: tus borracheras no van a cambiar el mundo, y tus resacas no van a ayudar a nadie. Solo sirven para que te olvides un rato de la mierda del mundo en el que vivimos. Cuando acaba la fiesta, la realidad sigue igual, o peor.