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26 de abril de 2019

La gente que me cuida




Uno de los mayores tesoros que tenemos en la vida es la gente que nos quiere y nos cuida. Tener presente este amor que recibimos de tantas personas diferentes es reconfortante y ayuda mucho a destronar al amor romántico como la forma suprema de amar. T,omar conciencia de que estamos rodeadas de afectos muy diversos y mucho amor del bueno multiplica la alegría de vivir y nos mueve a repartir y compartir el amor que sentimos dentro de nosotras. 

Cuando me siento a pensar en toda la gente que me cuida, y que cuida a mis perras y a mi hijo cuando yo no puedo cuidarlos, me invade un enorme sentimiento de gratitud. La lista de gente con la que celebro mis éxitos y me apoyan en los momentos difíciles es enorme. En ella están no sólo mis familiares, mis amigas y amigos, mis amantes y mis amores, también las compañeras del Laboratorio del amor, muchas compas feministas, y muchas personas que no me conocen y me ayudan en la distancia, de diferentes maneras. A veces yo me entero quienes son, y otras veces no me entero, pero me siento igualmente agradecida. 

Pensar en todas ellas me hace darme cuenta de que a lo largo de mi vida he estado rodeada de mucho amor: me han velado las fiebres cuando he estado enferma, me han curado las heridas, me han limpiado los mocos, me han dado herramientas para ser autónoma y para ser buena persona, me han ayudado a crecer y a comprender el mundo, me han dado muy buenos consejos, me han ayudado con el autoengaño, me han guiado cuando me he sentido muy perdida, y me han proporcionado palabras de aliento cuando lo he necesitado. 

Mi gente me ha acogido en sus casas cuando me vi fuera del mercado laboral, me han prestado dinero, me regalan cosas que ya no necesitan, me han ayudado cuando emigré y llegué a Costa Rica sin apenas dinero. Mi gente querida me ayuda a pensar con claridad cuando estoy confusa, me sostiene cuando me caigo, me escucha cuando necesito desahogarme. 

Me apoyan en los momentos difíciles, me dan abrazos reconfortantes, me ayudan a reírme de mí misma, me hacen cuestionarme a mi misma, y también quererme más a mí misma. Su solidaridad me hace sentir de nuevo fe en la Humanidad, porque leyendo las noticias y viendo como va el mundo, a veces la fe me desaparece. Ellos, ellas, me hacen sentir que hay esperanza, y que mi vida tiene un sentido: el amor y los cuidados que doy y que recibo. Mitigan mi miedo a la soledad, me anclan a la realidad y me hacen sentir que esta vida merece la pena. 

Algunos llevan muchos años en mi vida, otros estuvieron sólo unos meses, o incluso un día, pero los veo a cada uno, a cada una, mirándome con ojos de amor, y me invade una inmensa gratitud, y una alegría desbordante: me siento muy afortunada, y ese sentimiento es tan potente que me alivia cualquier angustia, y me ayuda mucho en los momentos difíciles. 

Hagan este ejercicio de vez en cuando, no sólo cuando estén tristes o se encuentren en un mal momento. Se trata de visualizar una a una a todas las personas que te apoyan, se preocupan por ti, y te brindan cuidados. Verte en sus ojos y ver el amor reflejado en ellos cuando te miran.

Tomar conciencia de los cuidados que reciben y recibieron ayuda mucho a sentirte generosa y a devolver lo que recibes para que el amor sea mutuo. 

No hay dinero que pueda pagar esos cuidados, no hay manera de conseguirlos si no es amando y cuidando con el mismo amor que te cuidan a ti.

Es la mayor revolución que podemos hacer en estos días: cuidarnos gratis, querernos gratis, tejer redes de solidaridad y apoyo mutuo, darnos calorcito humano. 

Viva la gente y viva el amor, y aprovecho para dar las  gracias por los cuidados que he recibido de toda la gente conocida y desconocida que ha estado o está en mi vida ♥️

Coral 

12 de abril de 2019

Por qué le quieres aunque te trate mal

Absent Minded - Joe Webb


En las relaciones heterosexuales, a muchas mujeres nos cuesta darnos cuenta de que estamos en una relación de violencia psicológica, emocional o física porque solemos conectar con el niño asustado que todo maltratador lleva dentro. Nuestra capacidad para sentir empatía y para cuidar es la que nos hace ser compasivas y comprensivas: muchas de nosotras hemos interiorizado el mito de la Salvadora, y por eso tenemos tanta paciencia y aguantamos en relaciones en las que no somos felices y no somos correspondidas.

Algunas mujeres, sin saberlo, ejercen un rol maternal con sus compañeros, y creen que podrán salvar al amado de sus problemas a base de amor. Porque también hemos interiorizado el mito de que el amor todo lo puede, que el amor nos salva de nosotros mismos y de nuestros problemas, que el amor supera todos los obstáculos cuando es verdadero y auténtico. Y con esa idea podemos quedarnos meses y años esperando al milagro romántico que nos lleve al paraíso del amor: ese cambio que se dará por arte de magia y logrará convertir al sapo verde en príncipe azul.

Es una trampa a veces mortal para muchas de nosotras, porque al compadecernos del hombre con problemas, lo que hacemos es ponernos en riesgo a nosotras mismas. El amor no es suficiente para sostener una relación sin reciprocidad, ni para salvar a nadie de sus adicciones, de sus traumas, de su discapacidad emocional o de sus problemas con la violencia.

Las mujeres conectamos a ese niño bondadoso, tierno, vulnerable que habita en todos los hombres maltratadores y que pide amor a gritos. Como vemos a ese niño, nos damos cuenta de cómo su complejo de inferioridad se convierte en complejo de superioridad, cómo tienen dificultades para identificar y expresar sus emociones, cómo los traumas de su infancia les han destrozado por dentro, y sentimos que en realidad lo que está pidiendo ese hombre inseguro es atención y cariño. Sólo que, nos decimos para justificarle, lo que le pasa es que no sabe pedirlo bien: lo hace desde el enojo, y esa rabia le hace violento. Y creemos que podemos curarle y enseñarle a expresar sus emociones, a comunicarlas, a gestionarlas para que no le hagan daño a él y de paso no nos haga daño a nosotras.

Pensamos que nuestro amor ablandará su corazón y desintegrará el muro de acero que le hace sufrir y nos hace sufrir tanto. Creemos que si aguantamos mucho al final obtendremos nuestra recompensa: pero no es cierto. No hay recompensa. La Bestia no se convierte en Príncipe Azul nunca. No se sale de la violencia si no es con voluntad, trabajo, disciplina, y si no se pide ayuda profesional. Los problemas de masculinidad requieren de mucho tiempo y energía, y la mayor parte de los hombres no quiere trabajarse esos problemas porque no quiere enfrentarse a su dolor y no quiere mostrar su fragilidad.

Así que sólo podemos trabajar en nosotras, y girar el foco de atención hacia nosotras: siendo más comprensivas, más amorosas con nosotras mismas, podremos dejar de compadecernos de la persona que nos hace sufrir. Si aprendemos a querernos a nosotras mismas, entonces conectaremos antes con nuestra niña interior, esa que necesita ser cuidada y se merece ser feliz, que con el niño interior del hombre con problemas.

Si logramos sentir más empatía hacia nosotras mismas, seríamos más solidarias y nos cuidaríamos mucho más: le daríamos prioridad a la niña que nos habita porque sabemos que nadie más que nosotras somos responsables de su felicidad y su bienestar. Sabemos que sólo nosotras podemos velar por su seguridad, así que hay que trabajar más en nosotras, y cuidarnos mucho. Una de las claves del autocuidado es rodearte de gente que te sabe querer bien, que te hace la vida más bonita, que se sitúa como un compañero junto a ti. Ni por encima, ni por debajo: sólo puedes relacionarte en horizontal, de tu a tú, con alguien que tenga el nivel suficiente de salud mental como para quererte sin hacerte daño, y para cuidarte sin machacarte a la vez.

Una vez que priorizas a la niña, el niño no te da tanta lástima ni te despierta tanta ternura, porque no quieres que nadie haga daño a esa personita linda que está dentro de ti y que es frágil y requiere atención y cuidados. A esa niña no la dejarías sola frente a la Bestia del cuento, porque no permitirías que nadie la tratase mal.

Una vez que tienes claro que te mereces un compañero que te cuide y al que cuidar, una pareja que te haga la vida más fácil y más bonita, entonces eres capaz de abandonar al niño que no quiso trabajárselo nunca para ser mejor persona, que siempre encontró a alguien a quien culpabilizar de sus problemas, y con la que desahogarse de sus miedos y frustraciones.

Porque cuando los niños se van haciendo adultos, todos pueden elegir si desean perpetuar la cadena de sufrimiento y malos tratos, o si desea trabajárselo para hacer más feliz a sus seres queridos, y para vivir una vida llena de amor, sin lágrimas, sin conflictos, sin peleas, sin malos ratos, sin chantajes, sin silencios, sin castigos y sin violencia. La clave es darse cuenta de que todos podemos elegir qué clase de persona queremos ser, y cómo queremos relacionarnos con los demás: si no sentimos que no podemos trabajar con nuestras herramientas, entonces podemos pedir ayuda profesional. Para trabajar los problemas hacen falta ganas, motivación, capacidad para el autoconocimiento y la  autocrítica. Sin ellas no hay cambio posible, aunque te prometa una y mil veces que nunca más te va a hacer sufrir y que todo va a cambiar de manera mágica un día, cuando menos te lo esperes.

Esperar no es una opción: para desconectar del niñito asustado que hay en el interior de un maltratador, hay que conectar con nuestra niña interior, y darle prioridad a ella: se merece lo mejor, se merece mucho amor.

Recuerda: tu misión es salvarla a ella de la violencia de él, no salvarle a él de sí mismo.

Coral Herrera Gómez

Post publicado originalmente en mi blog "Amor en construcción", en Mente Sana.  

6 de abril de 2019

No hay recompensa por sufrir por amor

Esta es la cara que se nos queda cuando nos ponemos las gafas del amor
y nos enteramos de que no hay recompensa



Para que las mujeres nos dediquemos a sufrir por amor voluntariamente, el patriarcado tuvo que inventarse el paraíso romántico. El amor es como una religión: nos piden que atravesemos con resignación el valle de lágrimas, y nos aseguran que al final podremos entrar en las puertas del cielo para disfrutar del amor eterno, maravilloso y perfecto. Pero no hay recompensa, ni hay paraíso como premio por aguantar..

Las mujeres somos educadas en la cultura del aguante, el sacrificio y la renuncia con la promesa de que en algún momento de sus vidas, serán recompensadas y obtendrán su premio. En los cuentos de Princesas, este es el principal mensaje que nos lanzan a las mujeres: si sufres y aguantas, si esperas con paciencia, si perseveras y eres leal, él se dará cuenta y caerá de rodillas ante ti, prometerá amarte para siempre, y podréis ser felices.

Es la trampa perfecta para que las mujeres cuidemos a hombres con problemas: nos seducen con la idea de que nuestro amor todo lo puede, y que con mucha paciencia y ternura lograremos cambiar al ogro y convertirlo en el Príncipe Azul. Nuestro ejemplo a seguir sería la Bella, que logra transformar a la Bestia aguantando sus malos tratos. Nos enamoramos del niñito asustado y traumado que habita en todo monstruo, las mujeres tendemos a compadecernos enseguida de esos bebés que piden amor de malas maneras convencidas de que nuestro amor nos salvará a ambos, y que obtendremos nuestra recompensa por ser tan buenas, tan generosas, tan pacientes y amorosas.

Sin embargo, no hay recompensa. No hay premio, ni hay paraíso posible cuando “por amor” renunciamos a nuestra libertad, a nuestros derechos, a nuestras pasiones, a nuestros proyectos, a nuestro auto-cuido. No hay forma de dar y recibir amor en condiciones de sufrimiento, y de malos tratos, no hay manera de construir una relación sana y bonita, no se puede ser feliz cuando cargamos con los problemas de los demás, y se convierten en nuestros problemas.

Cuando las mujeres nos juntamos a hombres con problemas, lo que sucede es que asumimos la responsabilidad de su bienestar, y enseguida se activa la culpa: creemos que podríamos hacer más, o que podríamos hacerlo mejor, pero nada parece contentar al hombre que sufre.   

No importa lo sumisas que seamos, lo obedientes y complacientes que seamos: no nos van a querer más por portarnos como se espera de nosotras, ni nos van a tratar mejor. Más bien al revés: nuestro masoquismo exacerba el sadismo del que se sabe poderoso.

Nuestra condición de víctima nunca nos va a proporcionar el amor eterno que nos prometieron: da igual que suframos mucho, que lo pasemos muy mal, o que le pongamos todo el empeño del mundo en salvar al pobre hombre que no sabe amar. De verdad, compañeras, no hay recompensa, no hay premio, ni hay paraíso.

Los alcohólicos no se salvan por amor, los ludópatas, los drogadictos, los hombres violentos no se transforman en hombres buenos por amor. De los infiernos sale cada uno si quiere y si le pone energías a su trabajo personal, pero nadie puede sacar a nadie de la depresión, de sus traumas de la infancia, de sus odios acumulados, de su mezquindad y miseria.

No hay paraíso a cambio de sufrir y pasarlo mal: la vida se nos va en esperar el milagro romántico que nunca llega. Penélope esperó a Ulises 30 años, La Bella Durmiente esperó a su Príncipe cien años, y así pasan su vida todas las mujeres de los guerreros y los príncipes, esperando a que él vuelva, o a que él cambie, o a que suceda un milagro que nos lleve al paraíso romántico que nos merecemos.

En todas las historias las mujeres esperamos y aguantamos, pero en la realidad, muy pocas son las que disfrutan de finales felices en los que el hombre se redime de sus pecados, o deja de ser un mutilado emocional, o soluciona sus problemas para hacer feliz a su princesa. Y normalmente, el precio que pagamos por aguantar es demasiado alto: sufrir deja una huella en nuestro organismo, nuestro cerebro y nuestro corazón, deteriora nuestra salud mental y emocional, nos pone feas y nos envejece.

No podemos permitirnos el lujo de derrochar nuestra corta existencia en esperar que la situación cambie o el otro cambie. Sólo podemos cambiar nosotras mismas. No podemos desaprovechar nuestras energías en salvar a nuestro amado de sus problemas: necesitamos a nuestro lado compañeros que sepan cuidar y querer bien, que puedan dar lo mejor de sí mismos en la relación, que sean generosos y solidarios, que sepan compartir y estar a la altura en todos los momentos, en los buenos y en los malos.

Vamos a desmitificar el amor para poder amar con los pies en la tierra, para poder querernos sin hacernos daño, para evitar relaciones de abuso y explotación, para que nadie pueda aprovecharse de nuestra necesidad de ser amadas.

Necesitamos ser realistas y querer en el presente, en el aquí y el ahora, sin ser complacientes, sin victimizarnos, sin creer que nuestro amor lo enamorará en el futuro. Sólo en el presente es posible disfrutar del amor, así que olvidémonos de las recompensas: el paraíso está en La Tierra, y en los momentos buenos que puedes vivir con gente que te sabe querer bien.

Coral Herrera Gómez  






5 de abril de 2019

Otras redes sociales son posibles: la Comunidad de Mujeres del Laboratorio del Amor




Una de las cosas más maravillosas que he hecho en la vida es crear mi propia red social, y quiero contaros que me siento muy orgullosa de haber fundado y alimentado esta comunidad de mujeres que nació en el 2015. Ahora que las redes sociales están llenas de violencia verbal, de peleas y malos tratos, para mí la Comunidad del Laboratorio del Amor es un paraíso. 

En el Laboratorio no debatimos, y por tanto no peleamos: lo que hacemos es trabajar en los temas juntas. No hay luchas de Egos apenas: ninguna opinión vale más que otra, y mezclamos constantemente lo personal con lo político. No hay necesidad de llevar la razón e imponer tu criterio, porque cada cual habla desde sus experiencias, y todas son igualmente válidas. Es un proceso de investigación permanente en la que no nos dedicamos a presumir de nuestros conocimientos, sino a compartirlos. 

Todas las mujeres que forman parte de ella escuchan desde el amor y el respeto, por eso apenas hay malentendidos, y los conflictos que surgen los resolvemos sin guerras. Nos escuchamos con amor, nos acompañamos en nuestros procesos, nos damos calorcito humano, compartimos materiales, aprendemos unas de otras y fabricamos juntas las herramientas que necesitamos para llevar la teoría a la práctica. A todas nos une la idea de que se puede sufrir menos, y disfrutar más del amor y de la vida, que no estamos condenadas, y que todo se puede trabajar. 

Soy consciente de que el Labo podría haberse disuelto como cualquier grupo de Whatsapp, pero esta comunidad sigue y crece porque todas la cuidan mucho, y cada cual aporta de una manera diferente: se cuidan las palabras, se acoge con cariño a las nuevas, se acuerpa a las compañeras que están pasando por momentos difíciles, se celebran los éxitos y el bienestar de las que están disfrutando de un buen momento en sus vidas, subimos contenidos interesantes, y damos consejos cuando nos lo piden. Nos felicitamos cuando damos pasos en nuestros procesos personales, nos comprendemos unas a las otras cuando damos pasos para atrás, nos reímos mucho juntas, y no nos sentimos tan "raras" como en otros espacios.

Nadie juzga a las demás, ni se compite para ver quién es más feminista, así que es un espacio en el que una puede andar desnuda y hablar en confianza, sin miedo a las críticas ni al "qué dirán", porque no sólo es una red de afecto, es también un espacio terapéutico y de acompañamiento basado en los cuidados, el placer y el disfrute, la empatía y la solidaridad. Lloramos, nos desahogamos, reflexionamos juntas, y nos divertimos mucho también: todas estamos comprometidas con nuestro auto-cuidado, y el cuidado de la comunidad y de las compañeras. 

Algunas mujeres llevan 4 años participando apasionadamente en esta red social, otras han estado solo unos meses, unas vuelven cuando necesitan acompañamiento, otras se han ido con la mochila cargada de experiencias y conocimientos. Todas han dejado algo lindo en la comunidad. Ya son más de 400 mujeres las que han pasado por el Laboratorio, más otras tantas alumnas de la Escuela, y a veces, cuando se puede, nos reunimos también presencialmente en alguna ciudad del mundo. En la actualidad somos 80 mujeres, de diferentes edades, orientaciones sexuales y países, con formas de sentir y pensar el feminismo muy diversas, y da gusto hablar de cualquier cosa sin miedo a ser atacada. 

Hacemos un chat al mes en directo, y el resto del tiempo trabajamos a nuestro ritmo, con nuestros horarios, sintiéndonos libres para llegar y para irnos cuando queramos. Unas participan mucho, otras no tanto. Unas sólo escuchan y se lanzan cuando se sienten seguras, otras llegan a corazón abierto: es un espacio horizontal en el que yo me siento una más. Antes me sentía muy sola trabajando el tema del amor romántico, ahora siento que además de buenas amigas, somos compañeras de trabajo, y entre todas vamos abriendo camino en un tema que hasta hace muy poco no se hablaba en los espacios públicos y que es tan necesario para acabar con el patriarcado y para poder tener calidad de vida. 

En fin, que quería contaros esto porque me siento muy afortunada de tener a estas compañeras tan amorosas, y de haber creado este espacio de sororidad en el que todas nos sentimos seguras, y a salvo de la violencia que hay en las redes. ¡Si queréis formar parte de nuestra pequeña comunidad, si creéis que otras redes sociales son posibles, sois todas bienvenidas! Laboratorio del Amor

#OtrasRedesSonPosibles #Sororidad #AmorDelBueno #Acompañamiento#Compañerismo #Comunidad #MiTribu



Aquí podéis leer sobre la filosofía y las normas de la Comunidad de Mujeres

Si quieres unirte a nosotras, en mi web tienes toda la información.

20 de marzo de 2019

Curso de Primavera en el Laboratorio del Amor






Inicio: 22 de marzo de 2019
Duración: 8 semanas (del 22 de marzo al 19 de mayo)
Formato: en línea
Dirigido a: Mujeres, hombres y gente diversa de todas las edades y países.
Precio: 100 euros
El precio del curso incluye:
  • -un chat en directo con Coral Herrera,
  • -materiales,  ejercicios y una caja de herramientas
  • -pasar a ser miembro permanente del Laboratorio del Amor

Temas del Curso

Tema 1. Autoestima y amor romántico
Tema 2.  El romanticismo patriarcal: desmitificando el amor.
Tema 3. Feminismos y masculinidades, ¿otras relaciones son posibles?
Tema 4. Nuestras utopías amorosas: pactos, estrategias y herramientas para sufrir menos, y disfrutar más del amor.


Preguntas Frecuentes

¿Puedo apuntarme desde cualquier país?, ¿cómo funciona la plataforma?, ¿es fácil navegar por la Escuela?, ¿puedo utilizar el nombre que yo quiera para abrir mi perfil?, ¿todos los contenidos son privados?, ¿cuanto cuestan los cursos y el Laboratorio?, ¿cuando puedo apuntarme?, ¿hay horarios para trabajar?, ¿cuantas horas semanales requiere la participación en un curso o en un taller?, ¿cuál es la diferencia entre el Laboratorio y la Escuela?, ¿cómo puedo pagar por Internet?, ¿cómo es el proceso de inscripción?.... 
Puedes encontrar todas las respuestas a tus preguntas en la página de Preguntas Frecuentes. 

Objetivos del Curso

En este curso vamos a desmontar y desmitificar colectivamente el romanticismo patriarcal de nuestra cultura, y de nuestro interior. Vamos a conocernos mejor a nosotras mismas, a debatir sobre la feminidad y la masculinidad, y las relaciones sexuales, afectivas y sentimentales para imaginar otras formas de querernos y de amarnos. Vamos a fabricar nuestras propias herramientas para gestionar nuestras emociones, para llevar la teoría a la práctica, y para sufrir menos, y disfrutar más del amor.
El trabajo se divide en tres módulos que duran unas dos semanas, haremos ejercicios para trabajar individual y colectivamente. Además, dispondremos de materiales, un foro de acompañamiento y una caja de herramientas colectiva para trabajar durante las tres semanas del curso.
Vente con nosotras a trabajarte el amor, ¡en compañía se desaprende mejor!



26 de enero de 2019

Hombres que ya no hacen sufrir por amor, mi nuevo libro en Catarata



Los hombres no nacen, se hacen. La masculinidad patriarcal es una construcción que surge, crece y se transmite de generación en generación en el seno de nuestra sociedad. Igual que la feminidad. Pero también hay muchas formas de ser hombre: existen cada vez más disidentes que no interiorizan los mitos de la masculinidad, ni reproducen sus estereotipos y roles clásicos. Cada hombre, en mayor o menor medida, se rebela contra el patriarcado, aunque la mayoría suele adaptarse para no quedarse al margen, y también para aprovecharse de los privilegios que el sistema concede a los varones solo por el hecho de serlo. Pero como nos cuenta Coral Herrera, los sumisos al orden patriarcal van a tener cada vez más problemas para relacionarse con mujeres independientes.

En un momento en el que cada vez hay más mujeres en lucha por su igualdad, ¿son capaces ellos de disfrutar de estos cambios?, ¿por qué siguen resistiéndose a que sus compañeras obtengan los mismos derechos?, ¿cuál es su relación con el feminismo?, ¿están dispuestos a implicarse en esta revolución? Nos encontramos en un momento histórico: ya no hay excusas para seguir alimentando el machismo que todos hemos heredado y que seguimos llevando dentro. La autora nos incita a declararnos en rebeldía contra los mandatos de género, nos invita a entender que la forma que tenemos de relacionarnos, de amarnos, no es inocente ni definitiva. 

Estas páginas contienen una visión crítica, pero también una llamada a la acción desde el optimismo: porque otras masculinidades son posibles.


INDICE

Introducción 

1. Los hombres no nacen, se hacen 
2. Los hombres y el poder 
3. Los hombres y las mujeres 
4. Los hombres y el miedo a la potencia sexual de las mujeres 
5. Los hombres y el sexo: ¿disfrutan realmente en la cama? 
6. Los hombres y el patriarcado 
7. Los hombres y la amistad 
8. Los hombres y los cuidados 
9. Hombres que sufren por amor 
10. Los mitos de la masculinidad: el salvador, el príncipe azul y el guerrero 
11. Los hombres y el mito de las princesas 
12. El mito de don Juan y la seducción masculina 
13. Hombres que no entienden que no es no 
14. Los hombres y la honestidad 
15. Los hombres y el espacio público 
16. Los hombres y los derechos humanos 
17. Los hombres hacen lo que les da la gana 
18. Los hombres que hacen sufrir por amor 
19. Los hombres y la violencia machista 
20. Los hombres, no todos los hombres 
21. Los hombres y la paternidad 
22. Las masculinidades diversas 
23. Los hombres (también) vivirían mejor sin machismo 
24. Los hombres y el feminismo 
25. Un mensaje para los hombres que se liberan del patriarcado y ya no hacen sufrir por amor


¿Cómo consigo el libro?

Si quieres conseguir mi libro y vives en España, puedes encontrarlo en tu librería favorita, o encargarlo si aún no lo tienen. También puedes pedirle a la editorial que te lo envíen a casa por correo. 

Si vives fuera de España: puedes encargarlo en tu librería, si reciben muchos pedidos le encargan a la distribuidora española que los lleve. También puedes comprarlo en Amazon y en librerías on line, en papel y en digital.  


Visita la página en Catarata:


https://www.catarata.org/libro/hombres-que-ya-no-hacen-sufrir-por-amor_89331/

22 de noviembre de 2018

Alumnas del Laboratorio del Amor




Cuando leo los mensajes de despedida que dejan las alumnas de la Escuela y el Laboratorio del Amor me emociono un montón y pienso que mi trabajo es útil y ayuda a la gente a estar mejor, a trabajarse por dentro, a poner en práctica toda la teoría, a fabricar herramientas para sufrir menos, y disfrutar más del amor. Y que entre todas, estamos creando una comunidad sororaria de acompañamiento y empoderamiento en la que ponemos en el centro las emociones, el deseo, los sentimientos, las relaciones, los cuidados y los afectos. Es un trabajo individual y colectivo que ya va dando sus frutos. Aquí podéis leer sus mensajes:


"Mi primer acercamiento a la deconstrucción de los mitos del amor romántico fue a través de tu libro y desde entonces he seguido con mucha atención tus textos. Me apetecía mucho conocer tus talleres y poder remunerar de alguna manera todo el aprendizaje que he obtenido gracias a tus textos en el pasado. Es alucinante la cantidad de recursos que nos has ofrecido, siento que tengo mucho material para seguir rascando e indagando y que todo ese material será pertinente porque me fío mucho de tu criterio. Estoy agradecida de que el taller no se quede en dos semanas, sino que nos des pistas para poder seguir trabajando. Sé que puedo seguir avanzando en mi trabajo personal leyendo tus textos y haciendo los ejercicios que me quedan pendientes. Son útiles y pertinentes con o sin Coral Herrera al otro lado en directo :) Tu tono cercano, tu implicación hablando de ti y el seguimiento que has hecho de nuestras respuestas me ha encantado. He sentido que estabas ahí detrás, de verdad. En los cursos online siempre tengo la duda de si la persona que dinamiza tiene precocinados los textos y simplemente los suelta automáticamente un año tras otro. En ese sentido, me ha encantado tu acompañamiento.

En serio, he alucinado con tu implicación, gracias. Coral, quiero cerrar este texto diciéndote lo mismo que decía al abrirlo: gracias a ti he aprendido tanto y ha mejorado mucho mi vida. Quiero agradecértelo de corazón. En estos años han salido tantas corrientes y personas que hablaban del amor, de las relaciones, de los poliamores, de todo... y siempre he pensado que tu discurso era el más sensato y de los pocos aplicables a la gente monógama y polígama porque simple y llanamente nos hablas de cuidarnos mucho a nosotras mismas y de establecer relaciones sanas. También me flipan los textos más "académicos" como el de (hamor) o tu propio libro en los que relacionas capitalismo, atomización de la sociedad y amor romántico. Admiro muchísimo tu capacidad divulgativa para conceptos difíciles de explicar. Gracias por tanto"

Lidia


"Me he sentido muy contenta de tener acceso a todas las experiencias de las participantes. Siento que me susurran claves, cada una con sus acentos y matices. Al leerlas y leerme me viene a la cabeza la frase de la escritora chilena, Marcela Serrano: "todas las mujeres tenemos la misma historia que contar". Es muy poderosa recordarnos y despertarnos a través de las historias de las otras. Definitivamente, el Laboratorio es, a mi parecer, un experimento social-feminista de una potencia tremenda respecto a la deconstrucción del amor romántico y al tejido de redes afectivas de mujeres de todos los lugares"

Eli


"Me encanta. Claro que me he sentido integrada, sería difícil no sentirlo cuando compartimos tantas cosas en común. Lamentablemente muchas hemos tenido experiencias negativas, y el compartirlas, aunque sea en la distancia, nos une.
Me ha sido muy útil, ahora soy mucho más consciente de muchas cosas, y he descubierto muchas actitudes en la pareja que antes toleraba e incluso veía normales pero ahora ya no aguantaría. También tengo más recursos, para cuidarme y saber ver las cosas negativas a tiempo, no justificar, y herramientas para dejar bien y hacer el duelo corto.
Lo que más me gusta es que las que forman parte del Laboratorio del Amor es que sois mujeres muy interesantes, con muchas inquietudes y ganas de vivir, que aunque se hablen de cosas dolorosas es para poder salir de ello bien, a vivir bien, a ser felices, y me encanta el humor con el que desdramatizamos".

Carmen



Más testimonios de alumnas

Nuevo curso intensivo Amor y Autoestima, diez días por 40 euros.

Oferta del Laboratorio: 3 meses x 25 euros.



29 de octubre de 2018

Temas de Noviembre en el Laboratorio del Amor



Durante todo el mes vamos a estar trabajando en el tema del amor sin romanticismo,

 y en la fabricación de herramientas para trabajar los celos en el Laboratorio del Amor. 

Terminaremos con un chat en directo, si os apetece uniros a nosotras, podéis apuntaros aquí: 

http://otrasformasdequererse.com/laboratorio-del-amor/

28 de octubre de 2018

Que tus emociones no hagan daño a nadie: primer principio de la ética amorosa





"Que tus emociones no hagan daño a nadie" es una de las leyes fundamentales del amor y los afectos. También es un principio básico de la autocrítica amorosa: por gigantesco que sea el tsunami emocional que te arrasa, que no deje víctimas a su paso, que no duela a los demás, que no se multiplique. 

Funciona muy bien, por ejemplo, para evitar reproducir la cadena familiar de los malos tratos, o para trabajar los celos, el odio, la pena, los miedos... es justo lo contrario al pensamiento patriarcal que legitima la sed de venganza del amante dolido, y con el que se justifica, por ejemplo, la violencia machista.


Creo que controlar las emociones para que no hagan daño a los demás y tampoco a nosotras mismas, es una de las mejores herramientas para mejorar nuestras relaciones y para cuidar nuestra salud mental y emocional. Las emociones suben de intensidad cuando las estallamos contra la otra persona, y nunca nos hace sentirnos bien. Además no suele provocar reacciones positivas en ella, sino más bien lo contrario. Es así, en realidad, como iniciamos las guerras, los conflictos, y las peleas, con la idea de que si nosotras estamos dolidas, entonces la otra persona tiene que sufrir también.  
La única forma de desahogarnos sin hacer daño a nadie es cuando podemos compartir lo que sentimos con nuestra gente querida. Si tenemos el espacio afectivo para hablar de ellas, si logramos  desahogarnos sin que nuestras palabras hieran a nadie, entonces se van diluyendo poco a poco, bajan en intensidad y volumen, se hacen más manejables para trabajar con ellas. Necesitamos hablar de lo que sentimos, pensar la emoción para lograr que no nos arrase. Necesitamos racionalizarla, tomar distancia, coger otras perspectivas del tema, y escuchar buenos consejos de las amigas y los amigos que nos quieren. A veces, incluso, necesitamos ayuda profesional para tener herramientas que nos permitan trabajar las emociones.
Al compartirlas y sacarlas de las profundidades de nuestro ser, creo que dejan de tener tanto poder sobre nosotras. De pronto no parecen ya monstruos gigantescos y no nos sentimos tan vulnerables. Una vez que las vemos manejables, es más fácil sentarse a hablar con la persona con la que hemos tenido el conflicto, por ejemplo. Para solucionarlo y elaborar nuevos pactos, o para separarnos sin hacer la guerra. 
Mi propuesta es que tomemos esta idea como un principio fundamental de la ética amorosa: que mis emociones no hagan daño a nadie, ni a mi misma. Tenemos que aprender a manejar la ira, la pena, la frustración, el dolor, el desamparo, el odio, los miedos, la rabia y la tristeza para que no nos destruyan, y no destruyan a los demás.
De lo que se trata al fin y al cabo, es de disfrutar de la vida y del amor, y para eso es fundamental aprender a surfear en los tsunamis emocionales, a sacar toda la emoción sin que estalle contra nadie, a convivir con las emociones, a expresarlas y compartirlas, a manejarlas para que no nos inunden, y para que podamos tener calidad de vida. Y porque nos merecemos estar bien, y ser felices. 

Coral Herrera Gómez

6 de octubre de 2018

Filosofía y normas del Laboratorio del Amor





Filosofía 

- El Laboratorio es un espacio de acompañamiento terapéutico basado en la sororidad entre mujeres, el auto-cuidado y los cuidados entre nosotras, la solidaridad, y el compañerismo.
- El Laboratorio es un espacio de seguridad y confianza, un lugar en el que caminamos desnudas sin miedo a ser etiquetadas ni juzgadas, sin miedo a mostrarnos tal y como somos, sabiendo que nadie va a tratarnos mal en ningún momento, y que estaremos rodeadas de mujeres que comparten el espacio con mucha empatía y amor del bueno.
- El Laboratorio del Amor es un espacio libre de violencia patriarcal, de machismo y misoginia, lesbofobia, homofobia y transfobia, racismo y xenofobia, gordofobia y clasismo. Es una comunidad de mujeres diversas en la que no tienen cabida los discursos de odio, ni los comentarios despreciativos o humillantes, ni los insultos, ni las faltas de respeto, ni el abuso, ni el acoso, ni las guerras entre personas o entre bandos enfrentados.  
- El Laboratorio es como una relación amorosa en la que todas nos sentimos libres para llegar, para quedarnos el tiempo que queramos, para irnos,y para volver las temporadas que lo necesitemos. Las fechas de entrada y salida las pones tú, las puertas del Laboratorio están siempre abiertas.

- Trabajamos desde la idea de que se puede sufrir menos y disfrutar más del amor, que lo Romántico es Político, y que Otras formas de quererse son posibles: en nuestro trabajo colectivo se mezclan lo personal y lo político, la teoría y la praxis, el análisis y el diseño de estrategias para desaprender lo patriarcal y poder disfrutar más de las relaciones sexuales y sentimentales que construimos con los demás. 
 - En el Laboratorio compartimos conocimientos: nadie imparte lecciones magistrales. Es una red horizontal en la que no hay jerarquías, trabajamos en equipo y ninguna opinión es más válida que la de las demás: no importa si llevas mucho tiempo o si acabas de llegar, si te sientes feminista o no, si eres muy joven o muy mayor, si eres hetera, lesbiana o bisexual. El Laboratorio es un espacio libre de discriminación, y alimentado con mucho amor del bueno.

- En el Laboratorio no discutimos como en las redes sociales. No hacemos debates, sino que trabajamos en un tema que siempre queda abierto a nuevas aportaciones. Cada cual comparte sus aprendizajes y sus vivencias, sus opiniones y sus ideas, y llevamos a cabo una construcción colectiva del conocimiento. Gracias a este trabajo en el que se mezclan las reflexiones con las experiencias personales, no caemos en las guerras habituales de egos para imponer nuestra postura sobre las demás. No hay necesidad de ganar batallas, ni de lucirse, ni de alimentar los Egos machacando a las demás: el Laboratorio es un espacio de trabajo e  investigación permanente en el que trabajamos con preguntas, compartimos materiales, nos contamos las vidas, escuchamos las de las compañeras, y siempre nos relacionamos en un tono respetuoso y amoroso.
- En el Laboratorio nos cuidamos unas a otras, nos tratamos con amor, y nos apoyamos las unas a las otras. Todas preguntamos antes de hacer suposiciones erróneas, y nos escuchamos con amor para evitar malentendidos. Pedimos disculpas si hemos interpretado mal las palabras de la otra compañera. Si las demás nos acompañan en un momento difícil, es importante que mantengamos al tanto a las compañeras de cómo estamos para que no se preocupen.
- En el Laboratorio no sólo compartimos las penas, también las alegrías: noches locas de amor y sexo, enamoramientos, casamientos, ligues, momentos felices, proyectos personales que salen adelante, sueños que se cumplen, trabajos que nos ilusionan, y momentos importantes de nuestras vidas.  
- El objetivo común es poder llevar la teoría a la praxis, por eso además de analizar nuestra realidad desde una perspectiva crítica, también hacemos autocrítica amorosa: para conocernos mejor a nosotras mismas, para aprender a querernos bien y a cuidarnos mucho, y para disfrutar del amor y de la vida. Queremos construir nuestras relaciones desde los principios igualitarios del feminismo desalojando los patriarcados que nos habitan, desobedeciendo los mandatos de género, y liberando al amor del machismo. 
-Nuestro trabajo es a la vez personal y colectivo: cuando una se cuida, está cuidando a todas. Cuando una se libera, nos liberamos todas. Rebelarse a la trampa del amor romántico es uno de los mayores actos de rebeldía política en contra del patriarcado, por eso no podemos separar la lucha personal en nuestro interior, en la cama y en la casa, con la lucha que estamos haciendo en las calles, en las escuelas, en los centros de trabajo, en los parlamentos, en los medios de comunicación, en las religiones, en la ciencia, en los espacios públicos. Esta transformación es contagiosa, sale de mi para las demás, y vuelve a mí: trabajar colectivamente el amor romántico es una de las experiencias más hermosas y revolucionarias que podemos vivir las mujeres.
- Las mujeres del Laboratorio nos sentimos pioneras de un cambio social, cultural, político y económico, sexual y sentimental que está teniendo lugar aquí y ahora, en la Historia de Nuestro Tiempo Presente. Lo estamos viviendo en primera persona, y ya no nos sentimos raras, ni nos sentimos solas: somos cada vez más las mujeres que ya no sufrimos (tanto) por amorTrabajamos la autoestima personal y la colectiva desde un feminismo que incorpora al análisis las diferencias de clase, etnia, origen, orientación sexual, etc. Entre todas estamos aportando a la construcción de una ética amorosa que nos permita poner en el centro de nuestras vidas y en el centro de la política el tema de los cuidados, los afectos, las emociones y el sexo. 


Normas del Laboratorio
- El Laboratorio es una comunidad y todas nosotras aportamos a la construcción, alimentación, mantenimiento y cuidado de este espacio: todas podemos abrir nuevos foros en los foros del Laboratorio, proponer Ejercicios y compartir Herramientas, subir fotos al Álbum de Fotos, publicar en el Blog o proponer una película en el Cine Forum para hablar sobre ella. Entre todas estamos haciendo una buena Biblioteca del Amor, ya tenemos muchos vídeos, entrevistas, artículos, enlaces, libros en pdf, documentales, memés, imágenes, reseñas, guías y manuales. 
- Celebramos un chat en directo al mes, dura hora y media, y cualquiera de nosotras puede proponer un tema, o bien podemos empezar a charlar desde lo personal y tocar varios temas. Cualquiera de nosotras podrá chatear en dúo con cualquier compañera en privado, o en público. Todas podéis proponer la celebración de un chat extraordinario en el Foro de Señoras si lo necesitáis para que acudan las que puedan.
- En el Laboratorio no hay límites de tiempo ni espacio: puedes escribir todo lo que desees, cuantas veces desees, sin miedo a aburrir o ser pesada. ¡No está permitido disculparse cuando una se extiende mucho!
Toda la información que aquí se comparte es confidencial, cuando entras aquí firmas una especie de  pacto en el que te comprometes a cuidar a tus compañeras, a velar por su seguridad, y a mantener lealtad al grupo respetando el derecho a la intimidad y la privacidad de todas las miembras de la comunidad. 

En tres años ya han pasado por el Laboratorio más de 300 mujeres. En la actualidad, somos más de cincuenta mujeres diversas de diferentes edades, profesiones, países, orientaciones sexuales, religiones... Cada una de nosotras está luchando desde sus trincheras, en su casa, en el trabajo, en sus relaciones sexuales y sentimentales para transformar el mundo y transformarse a sí mismas. El Laboratorio es un espacio para trabajar lo romántico en buenas compañías: nos acompañamos, nos escuchamos, nos damos buenos consejos, compartimos nuestros aprendizajes, nos apoyamos las unas a las otras, nos empoderamos juntas, compartimos herramientas y diseñamos estrategias para trabajar el amor y la autoestima juntas.

Si queréis saber más sobre el Laboratorio del Amor, podéis visitar mi web y ver el vídeo en el que os explico cómo funcionamos. Sois todas bienvenidas a este taller permanente en la Escuela del Amor: 

1 de septiembre de 2018

Beneficios de trabajarse la autoestima desde el feminismo




Trabajarse la autoestima tiene múltiples beneficios no sólo para una misma, sino para todas las mujeres, y ya que nos ponemos, para la Humanidad entera. El patriarcado se hunde en la medida en que las mujeres nos cuidamos y nos queremos a nosotras mismas, y tomamos conciencia de lo importante que es querernos y cuidarnos entre nosotras.

Es un proceso de retroalimentación: cuanto mejor estamos con nosotras mismas, cuanto más nos valoramos y más nos queremos, cuanto más nos trabajamos por dentro, más fácil nos resulta relacionarnos con los demás, y sobre todo con las demás. Porque cuando tenemos seguridad y confianza en nosotras mismas es más fácil dejar de competir y rivalizar, y ponerse a cooperar. El amor de las demás mujeres nos sube la autoestima a cada una de nosotras, también, y a la inversa: el amor a una misma cuando es grande, se multiplica y se expande en todas las direcciones. 

Toda la cultura patriarcal está basada en la idea de que las mujeres no podemos. Y efectivamente, solas no podemos luchar frente a un mundo que nos explota, nos ningunea, nos tiraniza, nos invisibiliza, abusa de nosotras, nos cosifica, nos convierte en mercancía, nos somete, nos domina, nos machaca día tras día para que adquiramos conciencia de nuestra inferioridad, y para que interioricemos dentro la guerra que el patriarcado libra contra las mujeres en todos los ámbitos de nuestras vidas.

El patriarcado está fuera y está dentro de nosotras, la revolución por tanto ha de ser doble: tenemos que luchar contra la misoginia que nos habita, contra la gordofobia que nos hace rechazar nuestros cuerpos, contra el clasismo, el racismo, la lesbofobia, y todas las fobias que nos habitan y se vuelven contra nosotras mismas. Ahora mismo hay miles de mujeres luchando contra sí mismas, exigiendose a sí mismas todo lo que nos impone la cultura patriarcal para que seamos mujeres tradicionales y modernas, para que cumplamos nuestros roles femeninos, para que seamos las mejores en todo: en la cama, en el trabajo, en la casa, en nuestra comunidad.

Hay muchas mujeres sometidas a la tiranía de la belleza porque creen que así las van a querer más, gastando toneladas de tiempo, energías y dinero en ajustarse a los modelos de belleza patriarcal que te hace ver fea, gorda, vieja, y con pelo por todas partes, para que te pongas a perder kilos, aclarar o broncear la piel, estirarla para que no se arrugue, hacer sus pies pequeños o sus tetas grandes, mantener a raya la flacidez, operar para parecerse a las famosas, estar siempre sexys y disponibles a las miradas de los hombres.

Somos muchas las mujeres que sufrimos porque nos sentimos imperfectas, y nos hemos creído que nadie nos querrá si no nos esforzamos en estar bellas y en ser las mejores en todo.

Y es que no nos miramos con ojos de amor, sino con los ojos con los que nos mira el patriarcado. 

Así que hay que empezar a mirarse con buenos ojos y a liberarse de esos patriarcados que nos habitan. Una vez que tenemos identificado qué nos hace bien y qué no, cómo nos hacemos autoboicot a nosotras mismas, cómo nos sometemos y nos rebelamos a los mandatos de género, entonces hay que pasar a la acción.

Lo primero es asumir la responsabilidad que tenemos en nuestra salud, nuestro bienestar y nuestra felicidad. Somos mujeres adultas y no podemos depender de que otro adulto nos ame y nos cuide, y nos haga felices. Con una pareja podemos compartir la felicidad, pero no exigir que la otra persona tenga que cargar con su felicidad y con la tuya. No podemos cargar a nadie con algo que depende enteramente de nosotras, y no es justo, además.

Cuando asumimos plenamente esa responsabilidad de cuidarnos para estar bien, y nos ponemos a trabajar para hacernos la vida más fácil y más bonita, hay que confiar en nuestra capacidad para cuidarnos a nosotras mismas, y asumir un fuerte nivel de compromiso con una misma. Igual o más que cuando nos enamoramos y nos comprometemos con el amado o la amada. 

Ser honesta y leal con una misma es esencial para poder cuidarse y para poder llevar la teoría a la práctica. Nuestro mayor enemigo es el Ego, que cree que todo está fuera y hay que buscarlo, y exigirlo a los demás. El Ego es insaciable y siempre quiere más poder, más aplausos, más reconocimiento, más admiración, más cariño, más deseo, más  atención.


De los demás sólo necesitamos sentirnos aceptadas y queridas: despertar envidia o admiración en gente que no conocemos no nos hace sentir bien, sólo hincha nuestro Ego. Lo que de verdad nos hace felices es saber que nuestra gente nos quiere, nos valora, nos acepta tal y como somos. 

Y para que nos acepten así, tenemos que aceptarnos nosotras. Al conocernos mejor en el trabajo que estamos haciendo en torno a nuestra autoestima, detectaremos cosas que no nos gustan, que nos hacen daño, que querríamos cambiar o mejorar. Y en esto consiste el trabajo personal para que sea completo: tenemos que hacer autocrítica amorosa para poder ser conscientes de nuestros logros pequeños y grandes, para trabajar todo lo que se pueda mejorar, y para iniciar el camino hacia la transformación personal y colectiva.


Con respecto a nuestras relaciones de pareja, amar es toda una inversión de tiempo y de energía, así que hay que ver bien donde ponemos nuestro amor, con quién compartimos los trocitos de vida, qué clase de personas quieres a tu lado. El foco principal en el escenario es el nuestro: nosotras somos lo más importante. Luego está nuestra necesidad de vivir una historia de amor, y nunca debe ser a cualquier precio, hay que elegir bien a las compañías con las que compartimos la vida.

Cuesta un tiempo darse cuenta de que no basta con que te quieran mucho: tienen que quererte bien, y no todo el mundo tiene las herramientas para ello. Así que es muy importante que tu red de gente sea gente alegre, sana, generosa, con inteligencia emocional, con empatía, solidarias, en fin, buenas personas, es de lo que se trata.

Cuando te quieres mucho esto lo ves muy claro, no permites que nadie te toree ni te trate mal, aunque sea alguien que te gusta mucho o alguien a quien quieres mucho. Eres perfectamente capaz de ver si alguien te conviene o no, y tomas decisiones sensatas que te beneficien a ti siempre. Eres capaz de cortar una relación con alguien que te fascina si te das cuenta de que no hay reciprocidad o no se dan las condiciones para poder quererse bien, y disfrutar del amor. 

Otro beneficio al trabajar la autoestima es que podemos conocernos mejor a nosotras mismas, y paliar un poco la soledad, y el miedo a la soledad que nos hace tan dependientes de los demás. De alguna manera, al convertirnos en compañeras y cómplices de nosotras mismas, la soledad se aleja porque nos sentimos acompañadas de la cuna a la tumba, siempre con nosotras mismas, en los buenos y en los malos momentos.

Cuando te quieres bien, sucede también que te va mucho mejor todo, que todo parece más fácil: el examen te sale mejor, porque estás más relajada y confías más en ti misma. Te sale mejor la comida cuando cocinas, te rinde más el tiempo de trabajo o de estudio, se te ocurren grandes ideas, te vuelves más curiosa, surgen en ti nuevos proyectos, sientes ganas de aprender cosas nuevas y de conocer gente nueva, te enfadas menos con el mundo, tienes mejor humor y mejores ánimos, te apetece ser útil y ayudar a tu gente, te pones más creativa, es un proceso contagioso.


Cuando te quieres bien, la gente también aprende a quererte bien, a respetarte, a tratarte con cariño. Es más fácil poner límites a los demás, expresar tus necesidades y tus deseos, decir lo que quieres y lo que no, y negociar en todas tus relaciones para que no duelan. Cuando te quieres bien, no consientes que te manipulen, que te hieran, que te amarguen la vida más de una o dos veces: es más fácil cortar por lo sano cuando tenemos claro lo que necesitamos y lo que queremos, y lo que no queremos.

Otro beneficio de quererse bien a una misma es que tienes más tiempo para disfrutar de tus pasiones porque no gastas energía en batallar contra ti misma. Tus energías son para disfrutar, para crecer, para aprender, para compartir con los demás: la vida es más bonita cuando estás tranquila, en paz y a gusto contigo misma. Tener más energías te permite hacer muchas cosas nuevas, te permite diversificar afectos, moverte con libertad, y relacionarte también con más libertad y más alegría.

Porque al final es esto lo que necesitamos, chicas, más alegría, más tranquilidad, más placer, más orgasmos, más risas, más abrazos, más puertas y ventanas abiertas. De alguna manera cuando estamos mal estamos muy centradas en nosotras mismas, muy en nuestro ombligo, y nos cuesta salir al mundo y disfrutar de la gente, porque claro, no nos sentimos bien.

Pero cuando logramos sentirnos bien con nosotras mismas, entonces como que todo va mejorando como por arte de magia, nuestro bienestar tiene un impacto positivo en los demás: en la gente con la que convivimos, en el espacio de trabajo, en los sitios en los que estamos, en nuestras familias y grupos de gente querida, con nuestros animales y plantas domésticas.

Lo personal es político, y cuanto mejor estamos las mujeres, más nos unimos y más logros conseguimos, y la sociedad entera avanza. Todo son beneficios cuando te  trabajas la autoestima para quererte más y mejor: todo nuestro mundo late a nuestro son, se contagia de nuestras buenas vibras, nos siente felices con nosotras mismas. Y esto, no sé si os habéis parado a pensarlo, pero tiene un efecto rebote en las niñas, en las adolescentes, en tus amigas, en tus compañeras de estudios o de trabajo, y hasta en las mujeres con las que te cruzas por la calle.

Así que pongámonos generosas: cuanto mejor estamos nosotras, mejor están las demás compañeras y los demás seres queridos. Es incluso más fácil si nos lo tomamos no sólo como un proceso personal, sino más bien colectivo: al aprender a cuidarnos a nosotras mismas, estamos poniendo nuestro granito de arena para que haya cada vez más mujeres liberadas de la culpa, el miedo, la falta de confianza en una misma, el machismo, y la violencia. Todas sufrimos diversos grados de violencia en nuestras vidas por haber nacido mujeres, por eso cuando una de nosotras se libera de una relación de violencia machista, nos liberamos todas. Cuando una se va  de una relación en la que no la quieren bien, estamos todas ganando, porque lo que empodera a una, nos empodera a todas.

Y si nos cuidamos mucho a nosotras y entre nosotras, nos será más fácil acabar con el machismo y el patriarcado, porque cuando las mujeres nos empoderamos, no hay quien nos pare.


Coral Herrera Gómez






Si quieres trabajar el tema de la autoestima, ¡vente al Laboratorio del Amor! 
Vamos a trabajar durante dos meses juntas para fabricar las herramientas que necesitamos para aceptarnos, querernos y cuidarnos mejor. Puedes apuntarte cuando quieras en mi web: 





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