15 de septiembre de 2024

Cómo dejé de sufrir por amor: Manual de Autoayuda Feminista para dejar tu relación.




Título: Cómo dejé de sufrir por amor. Manual de Autoayuda feminista para dejar tu relación.

Escrito y narrado por: Coral Herrera Gómez

Producción sonora y diseño de portada: Jorge Morales Carbonell

ISBN: en construcción

Formato: Audiolibro

Fecha: Septiembre 2024

Lugar de creación: Ourense, Galicia, España.


Contenido:

En este audiolibro te cuento cómo dejé una relación después de cuatro años intentando separarme, y cómo me liberé de mi adicción romántica y mi dependencia emocional. No hay soluciones mágicas: para dejar de sufrir por amor, hay que trabajar.

Y en este libro voy a contarte cómo me lo trabajé yo, y cómo he trabajado en mi autonomía, mi autoestima, mi autocuidado y mi autodefensa emocional. En estos últimos años he enseñado el método de la autocrítica amorosa a muchas mujeres de España y América Latina que han trabajado conmigo en la Ética del Amor y la Filosofía de los Cuidados.

He impartido muchas charlas para desmontar los mitos románticos y para hablar de otras formas de quererse, de relacionarse, de organizarse, y también de separarse. Desde el convencimiento de que podemos aprender a construir relaciones sanas e igualitarias, también podemos aprender a dejar las relaciones en las que no somos felices.

Si tú también quieres dejar de sufrir por amor y empezar a cuidarte a ti misma, yo te acompaño. En este libro no solo te cuento mis experiencias personales y mi trabajo más intimo, también es un manual de autoayuda feminista para la liberación.

Estoy segura que ayudará a muchas mujeres a dejar las relaciones en las que no son felices, el amor no es recíproco, y los cuidados no son mutuos. Y a las que no estáis en una relación, os ayudará mucho a dejar de esperar la llegada del príncipe azul y soñar con milagros románticos.

Espero que os guste y os sea muy útil

Coral



Indice

Bienvenida

EN EL CAMINO HACIA LA LIBERACIÓN


1. ¿Estás bien?

2. El termómetro del desamor

3. ¿Cómo saber cuándo hay que dejar una relación?

4. Aún estoy enamorada

5. Separarse no es una derrota, es una liberación

6. Mi camino hacia la liberación

7. Cómo me liberé de la cárcel del amor

8. Cómo me liberé de la droga del amor

9. Cómo me liberé de la guerra contra mí misma

10. Cómo me liberé de la presión familiar y la presión social


DOSIS DE REALIDAD

11. Pero ¿por qué no les gusta mi novio?

12. No lo vas a cambiar

13. El amor no es una inversión

14. El tiempo es oro

15. Los privilegios de los hombres

16. No nos compensa: Te lo demuestro con cifras

17. Los peligros del amor romántico

18. ¿Te está pidiendo a gritos que le dejes?

19. ¿Por qué los cuernos son violencia?

20. ¿Por qué es tan difícil divorciarse para las mujeres?

21. Algunos de los peros que te pones para no separarte

22. Puedes dejarlo cuando quieras

23. ¿Cómo afectaría a mis hijos e hijas la separación?

24. ¿Cuándo se vuelve peligroso un ex?


EL FINAL FELIZ


25. Bienvenidas de Soltera

26. Decálogo del Autocuidado

27. Ser leal a tí misma

28. La Autodefensa emocional

29. ¿Cómo le digo a mi pareja que quiero separarme?

30. ¿Cómo aceptar que mi pareja ya no me quiere?

31. Mujeres que... se empoderan

32. Otras formas de separarse son posibles

33. ¿Cómo ahorrarte todo el sufrimiento posible?

34. Cierre y Contacto Cero: la única fórmula para

desengancharse

35. Atrevete a soñar

36. El amor está en todas partes.

37. Tu mayor tesoro: la gente que te quiere y que te cuida

38. Ya estoy haciendo las maletas, ¿qué me llevo?

39. Mi final feliz

40. Enamoraté otra vez de la vida



                                    Ya puedes escucharlo en Patreon






6 de septiembre de 2024

El abismo entre hombres y mujeres es cada vez más grande



El abismo entre hombres y mujeres es cada vez más grande: ya no hablamos el mismo idioma.

La brecha emocional e intelectual entre hombres y mujeres es abismal, y se ensancha cada día más. Las mujeres estamos estudiando muchísimo, y nos apuntamos a todo tipo de formaciones: cursos, talleres, másters, diplomados, doctorados. No paramos de devorar libros, documentales, podcast, etc sobre la Historia de la teoría y la práctica feminista. Estudiamos la obra de grandes pensadoras e investigamos sobre la vida de las activistas y las políticas que desobedecieron al patriarcado y se volcaron en la lucha feminista. 

Las mujeres además hacemos terapia individual y en grupo para aprender a cuidar nuestras emociones, para hablar de lo que nos duele y nos oprime, para aprender a cuidarnos y a cuidar las relaciones, y para sanar las heridas de la infancia y la adolescencia. 

Vamos de lo personal a lo político, tratando de entender el mundo en el que vivimos para poder transformarlo, y tratando de comprendernos a nosotras mismas para luchar por una vida mejor para todas. 

Nosotras soñamos y creamos un mundo nuevo, y estamos trabajando por la justicia social, la igualdad, la libertad y los derechos humanos fundamentales. Hemos puesto los cuidados en el centro, para que sean compartidos y colectivos. Hemos puesto nombre a todas y cada una de las violencias que sufrimos. 

Y mientras, ellos se aferran al antiguo sistema con desesperación. No leen, no estudian, no escuchan y no entienden nuestro idioma: quieren una vuelta al orden patriarcal en el que ellos mandaban como reyes. 

No se les ocurre siquiera imaginar su propia utopía, lo que quieren es derribar la nuestra. Tampoco quieren unirse a la revolución: si no la lideran, si no pueden ser los protagonistas, no les interesa. La gran mayoría de hombres no quiere oír hablar de cambios ni de transformaciones: ellos quieren que todo siga igual, y se enfadan con las mujeres que soñamos con otras formas de relacionarnos y de organizarnos. 

Por eso la prensa anda tan preocupada: ellos votan a la derecha cada vez más, y siguen a partidos que provienen del fascismo y la dictadura, porque no soportan la idea de que otro mundo es posible. Y no asumen que para que haya justicia social tienen que dejar de tratarnos como mercancía y como sirvientas. 

Además son cada vez más anti-feministas: el cambio social implica un cambio personal radical, y les resulta demasiado grande, porque no quieren renunciar a sus privilegios. 

Este es el motivo por el cual a las mujeres nos cuesta tanto encontrar pareja: la mayoría de los hombres no soportan a las mujeres que toman conciencia de su poder y exigen ser tratadas como compañeras. Les sigue dando mucho miedo juntarse con mujeres que estudian y que luchan por una vida mejor. 

No saben cómo hacerlo, no saben manejar sus miedos e inseguridades, y sólo se sienten poderosos relacionándose en las estructuras tradicionales de dominación y sumisión. 

Las mujeres ya no queremos amar de rodillas, ni creemos en los milagros, ni estamos sentadas esperando a que los hombres abran sus mentes y sus corazones, así que preferimos estar solteras. Nosotras no vamos a dar ni un paso atrás, ni vamos a renunciar a la utopía. 

Coral Herrera Gómez 


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4 de septiembre de 2024

Amor, desobediencia y libertad


Nunca obedezcas a tu pareja. 


La primera bandera roja en una relación de pareja es que tu pareja te de órdenes y te prohíba hacer algo.  Nuestra obligación como mujeres es desobedecer a los hombres machistas que se comportan como reyes tiranos y comienzan la relación explicándote lo que debes y lo que no debes hacer. 

El macho da órdenes desde los primeros días de la relación, a veces disfrazadas de protección y cuidados. 

La única manera de no convertirnos en sirvientas de un macho es desobedecer a la primera, porque si empezamos la relación sometiendonos a la autoridad del macho, nos convertiremos en sirvientas y sufriremos malos tratos cada vez que el macho nos dé órdenes y no las acatemos. 

Al macho tirano le cabrea mucho la rebeldía y le pone furioso la desobediencia, tanto que muchos de ellos golpean u matan a sus parejas cuando sienten que ellas no reconocen su autoridad ni su poder. 

Por eso es tan importante desobedecer a la primera, largarnos enseguida y abandonar la relación. 


- No quiero que te pongas ese vestido.

- No quiero que vayas a esa fiesta.

-No quiero que hables con tu ex novio.

-No quiero que salgas esta tarde de casa.

-No quiero que des “me gusta” a otros hombres en redes sociales.

-Cuando termines la compra te vienes inmediatamente para casa.

-Quiero saber dónde estás y con quién, mantente con tu móvil en la mano para contestarme de inmediato.

Hay machos que no dan órdenes de una forma tan explicita, y que no suenan tan autoritarios. Algunos emiten órdenes en forma de sugerencias, otros se hacen las víctimas y otros utilizan el enfado para que se te quiten las ganas de hacer lo que ellos no quieren que hagas. Es una técnica muy común: las mujeres acaban renunciando a hacer esto o aquello para evitarse una bronca o una escena dramática. Y muchas asumen el control que ejercen sobre ellas y renuncian a sus derechos fundamentales como una demostración de amor hacia el macho. Y luego les da miedo protestar o desobedecer al macho, para evitar que se ponga violento.

¿Qué ocurre si tu pareja es una mujer que te da órdenes como un macho? Hay que desobedecer también. Recuerda que eres un ser radicalmente libre, que no puedes renunciar a tus derechos, y que debes desobedecer en todo momento cualquier tipo de orden que te impongan. 

En las relaciones de pareja todo se negocia de mutuo acuerdo, se elaboran acuerdos y se firman pactos, no se imponen las normas por la fuerza. Además, es esencial que ambas personas se sientan libres para acabar la relación cuando quieran. 

Desobedece siempre, desobedece a la primera: quien te quiere de verdad, te quiere libre y te quiere feliz a su lado.


Coral Herrera Gómez 

1 de septiembre de 2024

Gracias de todo corazón

 














Antes de que empiece el evento, me subo al escenario para recorrer con la mirada el auditorio vacío. Dejo en el suelo mi caja de herramientas, respiro hondo varias veces, me envuelve el silencio, y visualizo a la gente que está saliendo de sus casas para venir a verme. Veo a las mujeres caminando, o llegando en coche, bus, metro, tren o avión para venir. Están llegando solas o acompañadas de sus madres, amigas, vecinas, alguna viene con su pareja. Es una gran responsabilidad que alguien te regale dos horas de su vida, y ese sentimiento a veces da vértigo. 

El corazón comienza a latir fuerte, y paso unos minutos preparándome para el momento en que se abran las puertas, el espacio se llene de vida y comience la función. 

Me digo a mi misma más o menos siempre lo mismo: “Hazlo con amor y procura divertirte. No importa si vienen cien o vienen mil mujeres. Lo que importa es que se vayan de aquí con aprendizajes y con herramientas” 

Me acuerdo de lo que nos decía mi director del grupo de teatro, Sergio Peris Mencheta, cuando teníamos estreno y nos invadía el miedo y los nervios: “No vais a operar a nadie a corazón abierto: el único riesgo que estáis corriendo es que la gente se aburra, nada más. Si vosotros disfrutáis en el escenario y jugáis a qué es verdad, el público también disfrutará. No se trata de ti, ni de tu ego, ni de lo que vas a recibir del público, sino de lo que vas a ofrecer tú” 

Sergio me enseñó a ser humilde y generosa en el escenario, y a darle amor al público: es la única receta para controlar al ego, pensar en lo que vas a dar, no en los aplausos que desearías recibir. 

Cuando el público entra y me presentan, les miro a los ojos con agradecimiento, y mi cerebro comienza a pensar en cómo voy a hablar: no es lo mismo hablarle a gente adulta que a un público adolescente, no es lo mismo estar frente a un grupo de mujeres feministas que conoce tu obra, que hablar para un público que no te conoce. No es lo mismo estar en un auditorio de la Universidad que en una salita pequeña de un centro cultural de un pueblo de mil habitantes. No es lo mismo el rural que la ciudad, ni los espacios institucionales que los espacios sociales y autogestionados. Hablo diferente si estoy en una sala con 30 personas a si estoy en una con 300. 

Así que antes de empezar miro al público con amor y trato de conectar con la gente, mientras mi corazón bombea con fuerza. Siempre salto al vacío, no llevo guión ni presentación de diapositivas, y una vez que empiezo a hablar de utopías, de amor, de sexo, de otras formas de relacionarnos, de querernos y organizarnos, ya solo disfruto. Abro puertas a la esperanza, voy sacando y mostrando mis herramientas, les hago reír, les transmito mis conocimientos, les cuento experiencias personales, derribo estereotipos y prejuicios, desmonto todos los mitos, pinto de colores el futuro, y cuando termino y estallan los aplausos me siento muy feliz porque les veo felices, y porque llega el momento que más me gusta: cuando empieza el turno de comentarios y preguntas. Después más aplausos, y por último, firma de autógrafos, fotos, besos y abrazos con mis lectoras y lectores, el momento en que caen las pantallas y nos sentimos más cerca que nunca. 

Vuelvo al hotel siempre llena de oxitocina y a pesar del cansancio me cuesta dormir, no hay droga más rica que la del amor del bueno. Me dura varios días en el cuerpo, y me siento tan afortunada de tener un público tan amoroso y con tantas ganas de aprender, no se imaginan el agradecimiento que siento al darme cuenta de que aunque trabajo sola frente a un ordenador, en realidad no estoy sola, estoy rodeada de gente que me acompaña. 

Me hace muy feliz saber que mi trabajo os ayuda. 

Gracias por leerme, por venir a verme,  por dedicarme vuestro escaso tiempo libre, gracias por difundir y compartir mi trabajo, gracias por contratarme y por invitarme, a todas,

 gracias de corazón. ❤️


Coral Herrera Gómez 


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