Aceptar la realidad: para cuidar nuestra salud mental y emocional, y acabar con el abuso y la violencia, tenemos que trabajar mucho el arte de estar con los pies en la tierra.
Necesitamos herramientas para ser realistas, para asumir con elegancia y deportividad las derrotas, para aceptar nuestra realidad física y biológica, nuestro cuerpos y nuestro aspecto físico.
Hay que acabar con el mito de que puedes conseguirlo todo en la vida si lo deseas mucho.
El dinero nos permite falsear, simular, maquillar, decorar la realidad, pero no transformarla.
Las personas que usan su dinero y su poder para que otras satisfagan sus deseos, son malas personas. ¿Por qué?
Porque nadie ha venido al mundo a servir a otros, y porque nuestros deseos y nuestros sentimientos no pueden perjudicar ni limitar los derechos de los demás.
Tenemos que aprender a aceptar los límites de la realidad, y los que nos ponen los demás. Aprender a tolerar que nos digan "NO" y aprender a respetar las leyes que nos impiden hacer lo que nos da la gana.
No podemos usar nuestros privilegios para aprovecharnos de las personas más vulnerables.
No es justo que vayamos por la vida creyendo que podemos hacer lo que queramos si tenemos dinero para pagarlo.
En las personas ricas ésta actitud es obscena, y se nos antoja patológica. Pero lo cierto es que aceptar la realidad nos cuesta a todos y a todas, y que necesitamos toneladas de humildad para aceptar que lo que no puede ser, no puede ser.
Necesitamos una educación que nos hable de los derechos humanos, y nos explique que no podemos usar a nadie para que la realidad se adapte a nuestros gustos, apetencias o necesidades.
Tener dinero no nos hace superiores a los demás. Tener poder no significa que los demás tengan que obedecernos, sacrificarse, o servirnos.
Hay que entrenar mucho para vivir despierta, lúcida, con los pies en el suelo, con tolerancia a la frustración, y con habilidades para asumir plenamente la realidad en cada etapa de nuestras vidas.
Si no nos gusta la realidad, podemos pedir ayuda profesional para asumir todo aquello que no podemos aceptar.
Necesitamos aprender a aceptar los límites de la realidad, y los que nos ponen los demás.
Todos los días hay que entrenar en el arte de la humildad.
No se puede tener todo en esta vida.
El amor no se puede comprar.
Los seres humanos no se pueden intercambiar, donar, regalar, prestar, alquilar, vender o comprar.
Tus deseos tienen un límite. Tu dinero no te da derecho a usar a los demás para hacer tus sueños realidad.
No todas las estrategias que usamos para manipular la realidad son éticas, porque no está bien manipular a los demás si solo te beneficias tú.
No está bien aprovecharte de tu poder y tus privilegios para conseguir todo lo que quieres y lo que necesitas.
No está bien abusar de los demás sólo porque crees que son seres inferiores a tu servicio.
Sería estupendo si pudiéramos aprender todo esto en casa y en la escuela.
Estamos hablando de nociones básicas de la ética amorosa, la salud mental, el bienestar y auto cuidado.
Estamos hablando de ser mejores personas y de construir un mundo mejor.
Estamos hablando de igualdad, de derechos, de libertad, de justicia social.
La revolución empieza por uno mismo, por una misma: hay que ser muy valiente y muy humilde para renunciar a imponer tus deseos, y para aceptar la realidad.
Coral Herrera Gómez
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