De Steven Meissel |
Sufrir por amor nos envejece y nos pone feas. Es justo lo contrario a lo que sucede cuando nos enamoramos y estamos felices: se nos ve radiantes, nos brilla el pelo, la mirada, la piel, y todo el mundo nota nuestras noches de amor.
Cuando sufrimos se nos marcan las ojeras, las bolsas, las arrugas, se nos borra la sonrisa, se nos opaca la mirada y se seca la piel. Estamos más cansadas siempre, porque sufrir nos roba las energías y la alegría de vivir. Sufrir no es gratis: además de envejecer, nos deteriora por dentro y por fuera. Nuestra salud mental y emocional se daña, nuestra salud física también.
Hay que dejar de sufrir por amor cuando nos hace dependientes de la droga del amor, nos aísla y nos pone sumisas, como quiere el patriarcado. Nos vuelve zombies, nos amarga la vida, nos hace perder tiempo, con lo corta que es la vida.
¿Queréis mas razones para convenceros de lo importante que es no sufrir por amor?
Nos sobran los motivos: tenemos que dejar de despilfarrar tiempo y energías en relaciones que no funcionan y no nos hacen felices. Mejor si es desde el principio.
Cuanto antes te liberes, mejor.
Cuando una se libera, nos liberamos todas.
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En librerías y en la web de Catarata: https://www.catarata.org/libro/mujeres-que-ya-no-sufren-por-amor_80398/ |