Yaiza Saiz:
1.
Ahora que no existe hambre, ni guerra, que todo es lineal sin
grandes cambios, que somos una generación aburrida…¿creemos en la ilusión del
amor romántico simplemente para dar sentido a nuestras vidas?
Coral Herrera:
Estamos en la era del vacío, que decía Gilles Lipovetsky, o la era
de la soledad, que decía Erich Fromm. Ahora que todo es relativo y muchos
descreídos ya no esperan revoluciones sociales, nos aferramos a paraísos
individuales, a utopías emocionales de carácter individualista que nos sirven
para evadirnos de un mundo que no podemos cambiar, que parece ir a peor. El
amor romántico sirve para mantenernos distraídos con promesas que casan con la
ley del “sálvese quien pueda”, la gente busca emociones y tiene hambre de
sensaciones rápidas e intensas, de sentimientos fuertes que nos llenen el
vacío. El romanticismo posmodernos es una utopía porque nos vende mitos que no
casan con la realidad, bastante más compleja y diversa.
Y.S:
2.
¿Se podría afirmar que la búsqueda del amor romántico es un hecho
reciente, un producto cultural al que se ha sometido a las generaciones de las
últimas décadas?
CH: La búsqueda del amor romántico es muy antigua: en todas las
culturas hay relatos que nos hablan de esta búsqueda, hay hombres y mujeres que
se enamoran y desafían las leyes de su sociedad. Es en el siglo XIX cuando el
romanticismo invadió todas las artes y toda la cultura burguesa occidental; en
el siglo XX este romanticismo se industrializa primero, y se globaliza
finalmente a todo el planeta gracias a la industria hollywoodiense y a los
medios de comunicación de masas.
Hoy nos gusta alejarnos de nuestra realidad viendo películas,
series de televisión, obras de teatro, leyendo novelas románticas que nos haga
olvidarnos del sistema violento, desigual y cruel en el que vivimos. Y buscamos
los mitos en gente de carne y hueso… por eso nos frustramos.
3.
¿Por qué si, como dice Erich Fromm, el amor no es hoy un fenómeno
frecuente en nuestros días, nos frustramos tanto por tratar de encontrar algo
que no existe? ¿Por qué somos adictos al amor romántico?
CH: En primer lugar hay una presión social: casi todo el mundo se
organiza en núcleos de dos personas y después planean su descendencia. Si nos
organizásemos en núcleos más abiertos o más numerosos, no tendríamos tantos
problemas afectivos. En cualquier caso mientras todo el mundo siga uniéndose en
pareja, resulta difícil ser el soltero de las fiestas o la soltera en los
cumpleaños. Por esa presión social a muchos les gustaría compartir su vida con
alguien, sobre todo en los núcleos urbanos donde se practica al extremo el
individualismo y la gente se siente tan sola.
En segundo lugar existe una razón cultural: la cultura nos vende
constantemente historias de amor exitosas, nos muestran personajes idealizados
y tramas mitificadas que nos hacen sentir que el amor en exclusiva hacia una
sola persona nos dará la clave de la felicidad, la plenitud, la armonía y la
abundancia. Este amor romántico que nos venden es muy limitado: se reduce tan
solo a uniones heterosexuales y monógamas, dejando al margen todas las
variaciones y toda la diversidad de nuestra realidad. De este modo, la gente
tiende hacia un solo modelo de relación porque la sociedad invisibiliza otros
modelos de relación o nos los presenta como “extravagancias”, disidencias de la
norma.
Entonces la frustración viene porque nos hacen creer que el amor
de verdad es eterno y maravilloso, pero la realidad es que nunca encontramos a
la persona ideal que encaje con nosotros a la perfección, porque no existe.
4.
¿Por qué nos empeñamos en mantener un ideal de amor que no se
corresponde con la realidad? ¿quizás sea por la rebeldía que conlleva?
CH: Porque no somos capaces de distinguir entre la ficción y la
realidad, estamos rodeados de magias que nos seducen. La magia de la navidad,
la magia del día de san Valentín, la magia de unas elecciones democráticas, la
magia del verano, la magia de las brujas, la magia de la publicidad de la
belleza, la magia de la elección de un Papa humilde, la magia del consumismo.
Y porque nos cuesta aceptar que los mitos que nos venden en estos
productos mágicos no sean tan bonitos, ni tan eternos como en la realidad.
Estamos hambrientos de cariño, de emociones, de sentimientos… pero
no buscamos en nuestras redes sociales y afectivas, sino que volcamos toda esa
necesidad de compañía en la figura de una sola persona. Y en ese sueño de
encontrar a la “media naranja”, vaciamos las calles y nos encerramos en niditos
de amor tratando de salvarnos y de olvidarnos del mundo.
Así que poca rebeldía hay
hoy en la idea de encontrar a la pareja ideal, creo. Corresponde ni más ni
menos con la organización económica y política de nuestra sociedad: estamos
seducidos por la idea de un modelo amoroso patriarcal y capitalista.
5. ¿Qué productos
culturales han influenciado en esta idealización del amor romántico?
CH: El esquema es siempre el mismo: chico conoce chica. Chico tiene
una misión, ha de recorrer un camino, superar todos los obstáculos, batir a
todos los enemigos, encontrarse consigo mismo, lograr el triunfo. El regalo es
la chica, cuya principal función es esperar al héroe. Este es el caso de los
cuentos de hadas como Cenicienta, la Bella Durmiente, Blancanieves, la Bella de
la Bestia, etc. O el caso de las películas románticas como Lo que el viento se llevó, Casablanca, Dirty Dancing, Titanic, etc.
Las telenovelas latinoamericanas y asiáticas también reproducen este esquema de
dos personas que se quieren pero no pueden estar juntas por diversos motivos.
Otras repeticiones de lo mismo son las figuras de Barbie y Ken,
Angelina Jolie y Brad Pitt, Michell y Barak Obama…seres poderosos, super ricos,
exitosos, guapos, sanos, jóvenes, solidarios con las buenas causas, buenos
profesionales, que además se aman locamente.
6.
¿Se puede considerar a la irrupción de la utopía del amor
romántico como un cambio de paradigma en nuestra historia, un motor
revolucionario?
CH Julieta si se rebeló ante el orden patriarcal porque se negó a
casarse con el marido elegido por su padre y quiso unirse a Romeo, el hombre al
que amaba. Sin embargo, se dejó la vida en ello. El amor a veces es liberador o
transgresor porque sentimos que hacemos pequeñas revoluciones en nuestras vidas
(dejamos nuestro trabajo y nos mudamos al otro lado del charco por amor, por
ejemplo).
Pero nuestra cultura amorosa más que ser rebelde creo que es un
instrumento de seducción para que todos soñemos con el mismo mito y así
adoptemos el estilo de vida heterosexual, dual, exclusivo que nos proponen. La
ideología capitalista y burguesa que subyace a las historias de amor nos anclan
a un modelo muy repetitivo en nuestras narraciones, y funciona porque las
mayorías tratan de reproducir todos los esquemas emocionales y patrones
sentimentales que nos ofrecen. Los que se desvían de este modelo son condenados
por la sociedad: tríos, comunidades amorosas, lesbianas, transexuales,
homosexuales, swingers, amores libres, amores sadomasoquistas, amores
interraciales o intergeneracionales…
7.
¿Qué les aconsejarías a todas esas personas que se sienten
frustradas por no poder encontrar ese amor verdadero e utópico y que siguen y
siguen buscando tropezándose siempre en la misma piedra?
CH Que amplíen su mundo afectivo y sexual. Que se junten a la gente
que crea redes de solidaridad y apoyo mutuo, que cuiden a sus amigos y amigas,
que busquen nuevas amistades, que aprenda a diversificar afectos, que aprenda a
disfrutar de la vida, que aprenda a divertirse con la gente como cuando éramos
pequeños y pequeñas: queríamos a los otros una tarde, una noche, un día, un
verano, queríamos sin pedir nada a cambio, solo porque sabíamos disfrutar de la
compañía de nuestros primos, abuelas, tías, hermanos, y otros niños y niñas
desconocidos que nos abrían mundos porque nos mostraban otras realidades
diferentes a la nuestra.
Esperar a que llegue una sola persona que colme todas tus
aspiraciones, metas y anhelos es como esperar a que se haga realidad la promesa
de algunas iglesias según la cual Jesús volverá a la Tierra algún día a
salvarnos a todos y a todas.
Y estar buscando pareja como única meta en la vida suele ser
bastante antierótico para los demás, por cierto. La necesidad no es nada
atractiva: nos enamoramos de gente que está viva, que tiene autonomía, que
tiene energía, que está feliz con sus proyectos, que da y recibe cariño de los
suyos, que nos aporta buenas vibras. Amamos a la gente libre: son pocos los que
se enamoran de gente deprimida, triste, o terriblemente necesitada…
Por eso lo de tener la vida llena de gente y de cosas que una ama,
porque la vida es corta y se acaba. Ya no podemos esperar cien años como la
Bella Durmiente…
GRACIAS!
Reportaje completo:
Otras entrevistas que me hicieron en:
Entrevista en Culturamas
Diario Público
También podéis escucharme en:
o verme en: