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5 de marzo de 2023

Los últimos días. Las últimas horas


Él sabe que te quieres ir. No puede imaginar su vida sin tí. No está perdiendo a una compañera, es que además va a perder a su mamá, a su asistenta de la limpieza y el orden, cocinera, secretaria, enfermera, psicóloga, niñera, administradora, educadora. Va a perderlo todo, y según pasan los días, la desesperación es cada vez más profunda y dolorosa. Tú intentas que no se note que estás ya en el camino de la liberación, pero él sabe que no puedes más. Que has hecho todo lo que has podido, que lo has intentado durante mucho tiempo, que has aguantado y tragado, que has abierto los ojos, y que ya no puedes más. 


Quieres irte, y que todo salga bien. Que él acepte la derrota con deportividad y elegancia. Que te deje marchar con tus crías, que no te declare la guerra, que no te lo ponga más difícil, que asuma la realidad. 


Pero él sabe que tú estás ya a punto de liberarte, y siente una ansiedad terrible, una ira incontrolable, una desolación infinita. Y cree que si te pierde a tí, ya no tiene nada más que perder. No tiene herramientas para manejar el desborde emocional, y además no puede tolerar que tú seas libre de nuevo, y hagas tu vida sin él. Tú eres suya, eres su mujer. Tu vida no te pertenece, no puedes dejarle tirado, no puedes tomar decisiones por tu cuenta, no puedes abandonarle. 


Él sabe que tienes miedo. 

Él sabe que le proteges frente a los demás, que no le cuentas a tu gente querida lo mal que te está tratando porque crees que puedes hacerlo sola, sin ayuda de nadie. Él intenta aislarte todavía más para tenerte bajo su control. Pero sospecha que estás preparando la salida, y tiene ganas de matarte. Porque una parte de él te odia a muerte, a ti y a todas las mujeres. Se siente víctima. Le resulta impensable verse solo, e imaginarte a tí feliz sin él. 


Él está perdiendo el poder que tiene sobre ti, y se le está acabando el tiempo. No va a pedir ayuda porque no quiere asumirlo, lo que quiere es impedir que ejerzas tu derecho a terminar la relación, porque tú para él no eres un ser humano con derechos. Eres de su propiedad. Igual que el perro, que la casa, que los críos. Son todos suyos.


 A ratos mantiene la esperanza de que desistas, pero está todo el tiempo alerta, tratando de averiguar si estás a punto de dejarle. No es solo que no acepta la realidad, es que además el deseo de venganza le tiene enfermo. 


Te amenaza, te chantajea, te presiona, se victimiza, te coacciona, te machaca, y todo el tiempo piensa en cómo retenerte y cómo castigarte si te atreves a desobedecer. 


Él no le cuenta a nadie lo que se le pasa por la cabeza, no se desahoga con nadie, y da los buenos días a los vecinos como si no pasará nada. Pero está viviendo un infierno y está intentando que tú te hundas con él.


Los últimos días junto a él son los peores, porque tu miedo va en aumento, y a él le invade el odio, el rencor y la desesperación. Cuando se acerca el final ya no tiene control sobre sus emociones, y ya le da todo igual.

Tú cuentas los días. 

Él también. 

Tú cuentas las horas. 

Él también.

A veces te da tiempo de ponerte a salvo. 

Otras veces, no.


*el 85% de las mujeres que lograron salir de una relación de violencia contaban con una red de apoyo: amigas, familiares, vecinas, asociaciones de mujeres. 

Datos de la Macroencuesta sobre la violencia contra la Mujer del Ministerio de Sanidad, España, 2019.


Coral Herrera Gómez 


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8 de abril de 2011

más amor, y menos golpes







- Es que cuando le conocí no era así; era un hombre maravilloso, si le vieras, tan guapo, tan galante, tan cariñoso.

- ¿Y por qué cambió entonces?

- Pues no sé, empezó a tomar mucho, y venía a casa y se ponía a golpearme por nada. Ahora ya no porque está mi hijo el mayor y no se lo consiente, pero antes me daba palizas y yo no le daba motivos, era el alcohol.

-Yo no encuentro que haya motivos para que un hombre te pegue, Guadalupe.

-Ya, bueno, lo que quiero decir es que ya entraba con ganas de pegarme a la casa, pero era porque  iba borracho, siempre los fines de semana se emborracha y se pone así.

-¿Y tú cuando bebes te da por pegar palizas a la gente?

-No, yo no, al revés, me pongo más cariñosa.

-Entonces no es el alcohol el motivo, ¿no?.

-No, es la rabia.

- ¿Y qué le da rabia?

- No sé, llega y empieza a llamarme estúpida, inútil, zorra, y puta, y de todo.  Es como para desahogarse, porque tiene un jefe que lo trata mal y le paga siempre tarde. Pero yo no tengo la culpa, digo yo.

-No, claro. 

- Ya no me pega porque una vez lo denuncié, pero me sigue insultando.

- Y tú que haces.

- Le digo que me deje en paz. 

-¿Y no te hace caso?.


7 de julio de 2010

¿Es grave, doctora?

- Hola, Anian, ¿cómo te encuentras?.
- Bien, la verdad.
- Tienes mala cara
-Bueno, nunca es agradable que te manden a la doctora, y más si crees que no estás haciendo nada malo.
- Vamos a ver, cuéntame que está pasando. - la Doctora trataba de parecer calmada, pero había cierta irritación en su voz.- ¿Esta vez es una mujer o un hombre?
- Esta vez me enamoré de uno como yo. -bajó la cabeza al suelo en señal de sumisión
y pesadumbre.- Pero, doctora, llevaba diez años sin enamorarme.
- Si, eso veo en el último informe. Pero no es normal en alguien de tu condición, 4 veces en 300 años. - la Doctora se puso aún más seria. - Anian, sabes que no estás programada para enamorarte, y que de hecho es un estado emocional que te altera y te perjudica. La última vez costó mucho repararte los circuitos de la corteza prefrontal de tu cerebro, y te recuerdo que perdiste mucha capacidad de concentración en tu trabajo. Hubo que sustituirte y nos trastornaste a todos.  Enamorarse desconcentra profundamente al enfermo que lo sufre.

- Lo sé, pero esta vez creo que soy correspondida.

La Doctora anotó: "ingenuidad galopante. sonrisa involuntaria dibujada en el rostro. rubor frecuente en las mejillas"

- Bien, vete dándome datos para que hagamos la valoración de la gravedad del problema. ¿Cuantas veces al día piensas en tu transandroide?.
- Muchas.
- ¿Cuantas?
- Al principio solo una o dos veces al día. Pero llevo dos semanas que es más.
- ¿Más?. ¿Puedes ser un poco más concreta?. Busca en tu mente y dame un porcentaje.
- 75% del tiempo.
- ¿Es progresivo o se mantiene estable?.
- Progresivo...
- ¿El progreso es aritmético o exponencial?.

Anian bajó la cabeza, turbada.

"Pensamientos intrusivos del 85% con crecimiento exponencial", escribió con urgencia.

- Ahora enumera las reacciones orgánicas que percibes en ti misma. -ordenó la doctora, con su sentido práctico de las cosas.
- Ehhhh... - Anian lo estaba pasando fatal. Intuía dentro de sí que estaba ciega y locamente enamorada, pero le daba terror la reacción de la doctora. Sin embargo, un transandroide no puede mentir.
- Pues a veces me cuesta respirar, siento que no me entra todo el aire dentro.

La doctora anotó: "insuficiencia respiratoria causada por alteración cardiaca".

- Hazte ahora mismo un análisis hormonal, quiero ver tu nivel de dopamina, adrenalina, oxitocina, vasopresina y serotonina.

Ainan realizó la operación en menos de un minuto, enviando órdenes a su cerebro que respondió de manera precisa acerca de los niveles que él mismo estaba generando:"¿es grave, Doctora?".

La doctora miró los datos y no pudo evitar llevarse las manos a la cabeza. Ainan comenzó una autoconfesión:

- Esta vez sí siento que es mi alma gemela...

- ¡¡Maldita sea!!. Te expliqué que eso es el mito de Aristófanes, de la media naranja, y que es una estupidez.
- Lo sé. No puedo evitarlo. Siento que el destino nos ha juntado y que con ella voy a ser muy feliz.

La Doctora anotó: "afectado por el mito del príncipe azul salvador, mito de la predestinación".

- Siento que este sentimiento es eterno e indestructible, sí, ya sé, otro mito, doctora. Siento además que la vida tiene sentido, y... a menudo escribo cosas llenas de sentimientos.
- ¿Te pones poética, Anian?
- Me cuesta pensar con claridad, la verdad.
- Normal, con este colocón hormonal que tienes, es imposible que hagas vida normal. - apuntó en su libreta: "bajada de rendimiento en la productividad".
.
- ¿Te pones poética, entonces?
- Sí, y estoy como mareada todo el día, como flotando en una nube. Y no se me quita esta estúpida sonrisa, mire. Tampoco el brillo de los ojos, ni las ganas de ver a mi amado. Hacemos el amor a todas horas y no me sacio nunca..- Anian se mordió el labio.

La doctora apuntó: "insaciabilidad, deseo de fusión con el amado, libido desatada, deseo sexual sublimado".

- ¿Qué grado de perfección tiene tu trans?.
- Tecnológicamente, el 100%.
- Pero si es un K0.900, es inferior a tu modelo.
Anian hizo como que no la oía y siguió hablando: "Y como androide, es una grandisima persona. Es generosa, alegre, activa, valiente, seductor, inteligente..."

- Basta, basta. - La doctora escribió: "mitificación e idealización del objeto de amor en grado máximo".
- Doctora, le vi en un sueño. Luego un día lo encontré en las proximidades de Vega. Estábamos los dos viendo el paisaje, era impresionante: el estallido de una supernova. Lo vimos juntos, en silencio.

"Exaltación del Cosmos y sentido de trascendencia", anotó la doctora.
- Luego hicimos juntos un viaje de luna de miel a la Madre Tierra y visitando esa belleza de planeta...

"Viaje a los orígenes (imitación necesidad humana de visitar nuestro planeta de origen), sacralizacion de los paisajes amorosos, exaltación de la naturaleza", apuntó la doctora.

- .... nos dimos cuenta de que nos amaríamos para siempre.


- ¿Para siempre?, ¿pero como puedes decirlo y quedarte tan tranquila?, ¿eres consciente del cuento que me estás contando?, ¿te das cuenta de que te has construido la historia perfecta, mitificada?- la doctora estaba realmente indignada, pero nuestro protagonista se encogió de hombros en señal de impotencia:
- Sucedió así, como te lo cuento. Es cosa de la magia, yo no puedo controlarlo.
- ¡Lo último que me faltaba por oír: un trans androide hablandome de la magia!. Sabes que es pura alteración química, y sabes también que esto se arregla con unas pastillitas que te regulen los niveles. Por supuesto, se puede controlar y lo sabes. Hay estudios científicos al respecto, y los conoces. Dime, ¿en qué grado te sientes correspondida?.
- Un 80%. El 20% restante me causa incertidumbre, miedo, angustia, aunque sé que me ama.  pero a veces me comen las dudas.
- Sé sincera, ¿cuantas horas duermes?
- Dos o tres.


- ¿Sufres contradicciones, batallas internas?
- Muchas. -se sinceró Anian.- Sabía que no debía intentar evitarlo pero luché contra mi deseo... y al final tuve que rendirme a él.

La doctora arrugó el ceño y anotó: "Creación de ambivalencias que incrementan el deseo, a sabiendas de sus efectos". Respiró hondo e hizo la pregunta definitiva:
- ¿Te sientes feliz?
Anian miró para otro lado mientras decía "mucho", tratando de disimular su felicidad, y sonrojándose.
- ¿Tienes miedo a sufrir?
- No. Apenas, aunque me duele un poco el corazón cuando nos separamos. Y cuando nos peleamos  me duelen hasta los brazos, los dedos de la mano, todo mi ser.

La doctora escribió en su cuaderno: "sufre síndrome de abstinencia aguda cuando se separa. amor romántico de carácter tormentoso".
- ¿Chocais mucho?.
- No, en realidad somos muy parecidos y nos gustan las mismas cosas. Si le vieses no te enfadarías; es una persona sincera, nos comunicamos de maravilla, hablamos mucho de nuestra relación...
- No me digas por favor, no me digas que os quitasteis la armadura.- suplicó la doctora.
- Sí, me desnudé por completo.
- ¿Por qué has hecho eso, Anian?. - la evidencia de su cabreo despertó ansias revolucionarias en el androide.
- Porque tengo derecho a sentir, doctora. No soy una robot del año 2020, ¡¡soy una androide del año 12.000!!! que siente, padece y se relaciona con sus semejantes y con otros seres, como los humanos.
- Nadie te dice que no te relaciones. Lo que te pedimos es que no caigas en el romanticismo; es una plaga con la que acabamos hace ya muchos siglos.

- Pero queda gente aún....

- Los tenemos controlados y controladas. Son restos arcaicos de una enfermedad que se dio hace muchos miles de años y que no era útil socialmente. Al revés, provocaba graves alteraciones psíquico-físicas en los organismos humanos. Si ya es difícil trabajar con ellos, con vosotras las androides es sumamente complicado. Tu modelo en concreto carece de una potencia suficiente de autocontrol de las emociones.

- Pero, ¡no puedo pasarme la vida produciendo para vosotros!, también tengo derecho a mis borracheras de amor... ¡tengo derecho a disfrutar un poquito de la vida!. Sin amor no tiene sentido...-sollozó Anian, que quería darle pena a la doctora.

- Hemos tratado este tema varias veces, Anian. Tienes una personalidad adictiva y aún no sabemos por qué, estamos estudiandolo. Pero sea el motivo que sea, tienes una misión en este mundo mucho más importante que enamorarte, que es algo como sabes, tremendamente egoísta. Tu trabajo trasciende tu yo y tus necesidades.

- Sé que soy necesario para la Humanidad, que estoy trabajando duro en mis investigaciones, y todo eso... pero reivindico mi derecho a la autonomía emocional, y a mis momentos de éxtasis amorosos... yo no solo existo para los demás; también existo para mí misma, aunque os cueste entenderlo. Es normal que quiera tener algo mío: mis sentimientos, mis emociones. Estoy cansado de reprimirme.
- Anian, enamorarte así no te va a reportar ningún beneficio. Ni a ti, ni a tu trans, ni a la comunidad. Además, sospecho que has abandonado tu medicación a posta, para dejarte inundar por la pasión.

Anian levantó la cabeza, desafiante.
- Sí, he dejado todas las dosis de Realidad que me mandaste. Necesito dejarme llevar por mi cuerpo y mis emociones.
- Las dosis de Realidad no constriñen tu libertad sexual: sirven para que tengas un equilibrio emocional y sobre todo, para que no idealices. Para que veas las cosas en su justa medida, sin adornos. Te voy a doblar la dosis. Y además, vas a tomar antitérmicos para la febrilidad que sufres, y también cápuslas antimitos una vez a la semana.

- Doctora...

- Por supuesto queda prohibido ver producciones culturales en un tiempo, y lograremos que estés ocupada, sin tiempo para poder perderlo en ideales. También tienes que volver a tomar Represiv, triple dosis durante los primeros meses. Nadie te va a impedir seguir tu relación con tu chica o con tu chico, pero tienes que tener los pies en la tierra y controlar la idealización que te provoca reacciones orgánicas en tu cuerpo.  Y sobre todo, nada de ensoñaciones fantásticas ni miedos que intensifiquen esa hipersensibilidad; te inyectaremos mensualmente dosis de anti-sentido, para reducir eso que tu llamas magia en tu interior.

- Pero Doctora, ¿usted nunca se ha enamorado?
- Solo una vez, durante un año que me tomé sabático para experimentar, y no vuelvo a repetir jamás.  Le repito que es una ficción dañina, restos del barbarismo humano de los primeros siglos de Historia.
- Pues doctora, yo no le veo nada malo. Al revés, me gusta mucho más el sexo y siento todo mi cuerpo con una conciencia e intensidad que antes no tenía.... me siento ilusionada, optimista, feliz, como que puedo con todo.

"Mito de la ominipotencia del amor. Sentimiento de transgresión con su misión sociopolítica.  Ilusión de liberación, ingenuidad y deseo de romper normas. Reivindicación del derecho de  autodeterminación. Ceguera racional aguda".

- Eso está dentro de ti todo y no tiene que ver con tu amorcito. Tu chica no te conviene y lo sabes, porque tiene menos capacidad para sentir que tu, de manera que siempre vas a estar tú más enamorada y él va a gozar de una mayor contención emocional.
- Ahora es al revés, doctora.
- Ya cambiarán las tornas. Ya vendrás a llorarme desconsolada pidiendome pastillas para el olvido. Si es que es así a diario, Aina. La gente con tu problema nunca se acaba de dar cuenta de lo cómodo que es liberarse de las emociones primitivas...Concentraté en tu capacidad de autocontrol: yo sé que puedes superarlo, sólo tienes que poner de tu parte. ¡Abraza el realismo, coño!.

- Doctora, tengo derecho legítimo a vivirlo... estoy saturada de realismo.

- Anian no te queda otro remedio que obedecerme, y lo sabes. No podemos permitir que tu cuerpo controle tu mente, sencillamente porque resultaría peligroso para la Humanidad.

- Ese es el problema que tenéis las humanas... que os pensáis todavía, como en tiempos de Platón, que el cuerpo y el alma son dos cosas distintas. Pero yo soy el ejemplo de cómo los sentimientos y la razón habitan en mi cerebro a partes iguales, por mucho que os empeñéis en lograr una máquina que controle las emociones humanas con la mente. Habéis creado una mente artificial que siente cosas reales, queráis o no.

- Precisamente nos encanta que sientas cosas. Pero no las cosas que a ti te da la gana. El romanticismo precisamente no pertenece al mundo de lo real; son esas malditas novelas que tienes en tu ebook las que te han llenado la cabeza de sueños erótico-místicos... y según nuestra idea de progreso, lo que nos hace avanzar es el realismo; es nuestro principal mecanismo de supervivencia.

- Vuestro principal mecanismo para sobrevivir son los sentimientos. Sin ellos no podríais vivir, forman parte de la esencia humana.
- Lo que te estoy diciendo es que la pareja es una estructura muy antigua, Anian, que antes tenía una función social y ahora no sirve para nada.

- No todo en la vida sirve para algo, doctora. Hay muchas cosas que suceden porque sí, sin ningún tipo de fin, y esto que yo siento es eso: una libertad enorme para amar y compartir. Los humanos habéis creado un ser como yo pero no podéis dejar de ejercer vuestro poder sobre los demás: robots, transrobots, tecnoanimales, animales y demas seres vivos. Pese a que lleváis siglos intentado deshaceros de las emociones que turban vuestro espíritu, quiero que sepas que no lo lograreis jamás.
Y menos ahora que nosotras y nosotros también sentimos...






Coral Herrera Gómez Blog

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