Álex Romaguera me hizo esta entrevista para Setmanari de Comunicació DIRECTA
Podéis leerla en catalán en:
Aquí la tenéis en castellano:
· ¿En
que medida se ha desconstruido el discurso patriarcal del “hombre viril” y la
“mujer femenina”?
Creo que esa deconstrucción se está dando en
los círculos feministas, en el área de las masculinidades, en el seno del
movimiento kuir, entre la gente que ha adquirido una mirada de género sobre la
realidad; el debate es cada vez más rico gracias a las redes sociales. El resto
de la gente que consume productos culturales de masas sigue asumiendo el
discurso, lo reproduce en sus vidas cotidianas, y no lo cuestiona: la
televisión, el cine, la radio y la prensa lo siguen repitiendo hasta la
saciedad, aunque invisibilizado. Todo lo que aparece representado que no puede
ser etiquetado, todas las mujeres masculinas, los hombres femeninos, los gays,
lesbianas, intergenero, transexuales, etc. no encajan en este discurso bipolar.
Por eso en el cine, en las noticias, en las series de televisión, en las
revistas, etc solo aparecen modelos “normales”; los otros son considerados extravagancias,
desviaciones, anormalidades, enfermedades o rarezas. El discurso mediático
sigue siendo profundamente patriarcal.
¿Cuando empieza el fin de este patrón clásico? Que movimientos, cambios
culturales o leyes lo motivan?
Con la revolución feminista y gay de los años
60-70, y hoy con la teoría y la praxis Kuir; ambas deconstruyen y promueven el
fin de los roles, los mitos y los estereotipos tradicionales.
· ¿No
crees que, en general, hay una tendencia de la mujer a adoptar el rol dominante
del machismo tradicional?
Creo que no, hay cada vez más grupos de
mujeres organizándose políticamente para luchar por la igualdad, contra las
guerras, a favor del medioambiente... en estructuras horizontales y
asamblearias. No es lo que están haciendo las presidentas (Merkel, Roussef,
Kischner, Chinchilla, etc) pero lo que está claro es que hay que reformular la
noción de poder, porque lo ideal, digo yo, sería no repetir las estructuras
jerárquicas patriarcales, sino crear redes de trabajo, grupos donde tod@s
tengan voz y voto. Está demostrado que el capitalismo y la democracia no sirven
para organizarnos socialmente; son sistemas injustos, crueles, desiguales, y no
funcionan. Por eso hay que inventar otros, derribando el modelo patriarcal.
El actual
sistema capitalista proyecta como valor la persona liberal, sin “ataduras”.
Este individualismo, ¿ influye para una cierta deshumanización de las relaciones? Creo que no. Hay gente que no se ata a
relaciones con una sola persona para siempre, de modo que hay más diversidad
afectiva y sexual. Lo ideal sería que pudieramos humanizar las relaciones
eliminando el miedo y la desconfianza, tomando las calles, cooperando entre
tod@s y queriendonos un poco más. El amor ha de ser colectivo, pienso yo, y no
centrado en una persona.
· La
ruptura del binomio o polarización de dos géneros (hombre-mujer) nos lleva a
múltiples identidades, pero hasta que punto son tendencias más estéticas que
nuevas formas de entender las relaciones? Además de tendencias
estéticas también son planteamientos teóricos; la democracia también fue un
concepto utópico que al principio solo tuvo incidencia en los círculos
ilustrados y luego pasó a ser una realidad social. Lo mismo con estas nuevas
identidades: son propuestas que ya están circulando, y son cada vez más diversas.
· Toda
esta explosión de nuevos roles, ¿como pueden mejorar las relaciones
eróticas-sexuals y sentimentales? Rompiendo con las tradiciones, los tabúes,
las prohibiciones morales, creo que se abre espacio para inventar, para probar,
para ensayar nuevos modos de quererse, de follar, de encontrarse, de
comunicarse. Para eso hay que deconstruir los mitos románticos de la
heterosexualidad, de la mongamia, del amor para siempre, de la media naranja, y
expandir el amor hacia la colectividad, abrirlo al pueblo, al barrio, a la
ciudad, y crear redes de amor sociales para superar esta ley del “sálvese quién
pueda”.
· ¿En
qué consiste o se sustenta la Teoría del
pensamiento complejo, d’Edgar Morin? En tomar en cuenta todos
los factores de un fenómeno, en ser capaz además de interrelacionarlos, de
analizar cualquier cuestión teniendo en cuenta las múltiples variables. Esto
supone abandonar la estructura bipolar y el pensamiento en línea recta, en
cambio se propone pensar en red.
· ¿Hacia
dónde nos conduce el fenomeno queer? Se pueden crear nuevas desigualdades en
lugar de diferencias? Creo que el futuro es kuir porque cada vez hay más
gente que rompe con las tradiciones estéticas, las normas morales cristianas,
que rompe con el miedo y la culpa, que ensaya nuevas formas de ser, de estar,
de relacionarse. La diferencia en una sociedad diversa y multicultural no sería
un factor de desigualdad.
· La
multiculuralidad actual se asemeja más a la cohabitacion, pero no al cruce ni a
la interrelación de experiencias. Puede haber también una compartimentación de
generos o identidades, sin construir un todo cambiante? Puede, si. El kuir se
enfrenta con el feminismo porque desea eliminar la etiqueta “mujeres”; muchas feministas
la defienden como una categoría de lucha social.
· Qué
nuevas identidades o géneros pueden surgir en este proceso de mestizaje o
multiculturalidad? Tantas como gente hay en el mundo; creo que
abandonaremos progresivamente el intento de ser igual que el resto, a medida
que la gente quiera dejar de adaptarse a los canones de la “normalidad” y se
atreva a inventar nuevas identidades.
· Es necesario avanzar en el lenguaje no androcéntrico
para acompañar ese nuevo paradigma de sociedad?
Absolutamente. En el idioma castellano es necesario encontrar un fonema que
sustituya a la a o la o como marcadores de género; la arroba debería ser
pronunciable para no excluir a nadie. Y es que el lenguaje avanza conforme las
sociedades evolucionan; si no, te estaría hablando en latín.
· Esta muevo marco en que la diversidad sea
posible, visible y respetada, dónde la jerarquización se diluya, exige una
nueva ideologia? Como la definirias? Qué “etiqueta” tendría? La nueva
ideología se llama “kuir”, “queer” en inglés; un cajón desastre donde cabemos
tod@s.