13 de mayo de 2012

Amores horribles en Facebook





Son cartelitos aparentemente inofensivos, pero están cargados de emociones negativas y de masoquismo. Generalmente son mensajes lanzados a alguien en concreto, pero las malas ondas nos las comemos todos y todas. 

Facebook está plagado de carteles que trasladan mensajes machistas o cargados de tradición patriarcal. La mayor parte de ellos son victimistas, egoístas, llenos de rencor, y de autocomplacencia. El común denominador de todos los cartelitos es: "Qué buena persona soy yo y qué malos son los demás".

Son mensajes de personas desengañadas de la vida,

















algunas son estúpidamente crueles,


¿por qué en casi todo se insulta a la novia de tu novio, y nunca al novio?





en otros mensajes justifican su mal carácter porque eran seres sensibles hasta que le rompieron el corazón


O sea,¿ que como uno te hizo daño, te convertiste en una insportable y todos los demás tienen que asumirlo y aceptarte así?









(el colmo de la tragedia)

... es como si haber sufrimiento mucho te otorgase directamente la categoría de persona bella, sensible y maravillosa.

Partiendo de la idea de que nosotras jamás mentimos, ni rompemos corazones, ni traicionamos nunca a nadie, los demás son siempre los y las malas:



esta frase es especialmente misógina y machista porque supone que las mujeres atractivas son unas zorras, y se expresa la idea de que a los pobres novios los acosan las otras mujeres, que son todas enemigas y peligrosas



(las princesas son dulces e inocentes como las niñas. el resto son unas malvadas pérfidas) 





es machista también porque divide a las mujeres en tres grupos: las madres, las novias 
y las que no merecen titulo real: las zorras.






esta concepción vuelve a caer en la trampa binaria: amas a las princesas, pero te gustan las zorras. El mensaje es muy claro: "yo soy una princesa, yo soy de las buenas, y somos las que merecemos la pena"


Otro machista, con las que está cayendo, es la idea de que las mujeres desean ser secuestradas para entregarse por completo al macho que se las lleve por la fuerza. 





También los hombres se dividen en dos: los que aman con la polla y los que aman con el corazón: 



o sea, uno es sensible y el resto son todos una panda de promiscuos inmaduros

Este que viene a continuación es el peor: 




aquí se considera que una chica que usa minifalda no es una señora digna de respeto; el mensaje machista es que si quieres que un "caballero" trajeado te ame, has de ser una dama. Las damas se visten recatadas, son discretas, y son las únicas que se merecen ramos de rosas rojas; las demás no importan, como si las violan!




En la mayor parte de los carteles además de desengaño con las idealizaciones de la vida, hay mucho victimismo disfrazado de tristeza, es el colmo de la hipersensibilidad: 




son llamadas de atención al público para que todo el mundo sepa que estás tristisima, hecha polvo, sola, desconsolada...






(esto es un clásico del machismo: la abnegación, la entrega, el aguante,  la queja permanente, y el masoquismo puro y duro)
Si os fijais son todo advertencias dirigidas contra alguien, pero las ponen públicas para que lo sepa todo el mundo.


Estas frases son sentencias, y se construyen con tono de estar cargadísimos de razón, como dando lecciones y sentando cátedra: 





Algunas me asustan porque son muy fundamentalistas en esto del amor romántico. Obvio que son de broma, pero no irónicas, tienen una peste a autoritarismo pasional y posesividad romántica que echan para atrás: 



(un poco preocupante eso de que lo único que importe en tu red social sea una sola persona)



Cuidadín con la gente así!



miedito me da!




(no olviden que el aislamiento social provoca dependencia emocional!)



cuidado, aparte del amor hay cosas importantes en las que pensar, y mucha gente alrededor que te quiere.


Las hay un poco exhibicionistas, en torno al dolor desgarrado, que me rompen el corazón: 



(pensar en otra cosa, por ejemplo!)



(patética)


Después están las que criminalizan a las personas que nos gustan pero no desean comprometerse con nosotros/as. Como una se entregó en cuerpo y alma y la otra no, ya se convierte automáticamente en un ser despreciable: 


(tal vez podías habértelo pensado mejor antes de enamorarte como una tonta de un estúpido)



(pues eso, que no estamos para perder el tiempo)




(o simplemente es que no siempre apetece entregarse al cien por cien, por diversas causas de la vida...)



(¿y qué pasa con la cantidad de hombres que también tienen roto el corazón por gente que no les supo valorar? ¿o es que sólo las mujeres sufrimos por amor?)


Viendo los siguientes carteles una podría pensar que deberíamos protegernos de la gente, porque la gente es mala, envidiosa y criticona: 

















el mensaje está claro, los demás me odian y tengo que protegerme de ellos y ellas, aunque nos quedemos solas esperando al príncipe azul 

lo curioso de este asunto es que aunque se reconozca que hay poca gente buena en el mundo, hay carteles como los de abajo que exhiben su masoquismo tan tranquilamente  




a la gente le va la marcha (enamorarse de quien no nos corresponde, fijarse en objetivos imposibles,  lanzarse a relaciones tormentosas y complicadas sin paracaídas), 





(escalofriante que la gente llegue a 
pensar que alguien es "suyo")



los consejos que se dan siempre están dirigidos a fortalecer el ego, a dejar claro que un@ no va a cambiar por nada del mundo,









(faltaría más)





todo el tiempo nos dicen que es necesario valorarse y defenderse de los demás, 





pero no he visto ningún cartel donde se haga autocrítica, o declaren estar arrepentidos/as de las torpezas, las putadas y los dolores que hemos provocado a los demás. 


las soluciones que nos aportan son: querernos a nosotros mismos más que a nadie en el mundo 




hay que amarse más que nada en el mundo, hinchar el ego para soportar la desvalorización de los demás. por ello muchos de los carteles claman también contra la gente cercana: 







así que si ya te sentías solo/a, acabamos de rematar la faena! 


la solución que anhelan este tipo de personajes desconfiados es encontrar a su media naranja perfecta: 


(o sea, que aparezca la persona ideal 
para aislarte del mundo cruel)


Aquí los peores de los peores: Los Consejos vengativos












es decir, hay que comportarse como una novia/o por mandato divino, una no puede ir conociendo gente en el camino 




aquí de nuevo la gente que el encanta diferenciar entre el sexo y el amor, entre dormir y despertar, entre las aventuras de una noche y el matrimonio eterno




y para terminar, algunas muy buenas...




y otras que me hicieron reír: 








Artículos relacionados:


Amores horribles: Los celos en la cultura popular






Más imágenes en mis tableros de Pinterest: 

http://pinterest.com/coralherreragom/boards/



4 de mayo de 2012

Marcela Lagarde y el Amor Romántico



Marcela Lagarde es una antropóloga feminista mexicana, Catedrática de la UNAM y autora de muchos libros sobre feminismo. Ella acuñó el término "feminicidio" y está trabajando duramente por  incluir este delito dentro del Código Penal de su país.  

Pude conocerla en el Congreso Gefedi de Costa Rica y me enamoré locamente de ella durante la charla que sostuvimos durante horas en una noche preciosa de luna llena. Fue maravilloso escucharla hablar sobre la necesidad de eliminar la rivalidad y la desconfianza entre las mujeres, lo importante que es querernos, apoyarnos, tejer redes de comunicación y solidaridad, trabajar juntas por un mundo mejor. 


Marcela es una mujer bella y sabia. Tiene una energía especial, una mirada serena sobre el mundo, mucha pasión y una gran calma. No solo es una persona culta, sino que posee una gran inteligencia emocional. A mí me parecía una auténtica chamana cuando estuvo en el atril hablando para 400 mujeres de todos los países. 

Ana Lucía Fernández, Marcela Lagarde, Coral Herrera (todas hechas polvo después del Congreso)

Estando con ella me sentí, sin embargo, como si estuviera con una amiga de toda la vida, solo que con mucha más experiencia y lecturas que yo. Cuando nos encontramos el primer día no nos habían presentado aún, y yo la había leído mucho pero no sabía como era físicamente. Así que cuando se acercó al grupo le saludo y le pregunto que de qué país viene, me dice que de México, que su nombre es Marcela. 
Yo le sonreí dándole la bienvenida y de pronto me vino a la mente una luz  esplendorosa. Casi grité: ¿Lagarde?. Y se dejó estrujar entre mis brazos mientras le decía, llena de alegría: "No sabes la de meses que hemos pasado juntas mientras hacía la tesis".

Y es que leer a autoras vivas y poder charlar con ellas es un auténtico privilegio histórico. Y de pronto sentirla tan cercana me conmovió aún más, porque tenemos una tendencia a la idolatría que en el fondo es insana. Por eso al relajarme pude profundizar  más en la conversación, y aunque yo seguí sintiendo que aquello era un regalo de la vida, también me sentía como si nos conociésemos desde siempre. 

Nos contamos muchas vivencias amorosas del pasado y del presente, nos reímos un montón hablando sobre lo jodido que es estar enamorada, y lo bonito que se siente. Hablamos del amor como esclavitud y como liberación, de las contradicciones entre la cultura romántica que nos invade y el feminismo en el que militamos, sobre la autonomía y la soledad, la dependencia y la libertad.  Ambas admitimos que queda mucho para que la estructura patriarcal desaparezca de nuestros sentimientos, emociones y deseo, pero decidimos ser optimistas; brindamos con nuestras copas de vino por las grandes historias de amor, y por la  lucha feminista de hombres y mujeres en nuestro tiempo presente. 


Este es el libro que estoy devorando: 

"Claves feministas para la negociación en el amor"

"El sujeto simbólico del amor en diversas culturas y épocas ha sido el hombre y los amantes han sido los hombres. La mujer, cautiva del amor, ha simbolizado a las mujeres cautivas y cautivadas por el amor. Se trata del amor patriarcal y de los amores patriarcales.

En efecto, los cautiverios de las mujeres se han estructurado en torno al amor que envuelve la sexualidad erótica y procreadora. La maternidad, la filialidad, la conyugalidad, la familiaridad y la amistad, implican al amor considerado inmanente de las mujeres. Sexo, sexualidad y amor  son una tríada natural asignada a las mujeres. Son la esencia del mito sobre la naturaleza femenina..."

Podéis descargaros el texto gratis aquí: 

http://sidoc.puntos.org.ni/publicacionesptos/documentos/claves-feministas.pdf


O verla en: 






más info:

Su perfil en Wikipedia:
 http://es.wikipedia.org/wiki/Marcela_Lagarde


Entrevista a Lagarde en Mujeres en Red: 
http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1228


30 de abril de 2012

Mujeres en la Prehistoria: mitos, estereotipos y roles de género






La serie de dibujos animados "La familia Picapiedra", está basada en la idea de que la desigualdad de nuestra sociedad es universal y eterna, es decir, que las jerarquías y las divisiones existen desde el principio de los tiempos. Por eso pensamos y representamos a nuestros antepasados aplicando los esquemas de nuestra cultura: las mujeres limpiaban la cueva y cocinaban en ella, muy felices, y los hombres salían a buscar alimentos, arrastraban a sus mujeres de los pelos y las defendían de otros ataques, siendo los responsables de la seguridad del poblado. 

Esta visión estereotipada de la Prehistoria es el resultado de nuestra mirada patriarcal sobre el pasado, porque suponemos que la dependencia emocional femenina es "natural", que nuestra forma de organizarnos ha sido siempre la misma, y que la pareja es la base fundamental de todas las comunidades humanas. Sin embargo, los estudios antropológicos con enfoque de género han dado al traste con esta visión estereotipada de los inicios de la Humanidad.

Leyendo los estudios en torno a la materia, es imposible imaginar que una mujer prehistórica pudiese estar encerrada en la cueva por voluntad propia esperando a su compañero, y suspirando por tenerle cerca. Cabe suponer que las relaciones amorosas de entonces eran más libres e igualitarias porque no estaban marcadas por la necesidad de las mujeres de tener a un hombre proveedor de recursos. 


22 de abril de 2012

Soluciones para afrontar la soledad





Las protagonistas de las historias de amor están siempre solas, o se sienten solas. Los protagonistas varones, casi siempre lo están. Solos salvan el mundo. Solas esperan a que llegue El Salvador. Solas se quedan en sus palacios. Solos se van a correr aventuras. La cultura nos vende la soledad heroica como el lugar desde el que puedes encontrar el amor. Únicamente tienes que ser paciente y esperar a que te elija un Príncipe Azul.


La soledad es una construcción cultural, producto del individualismo, que arrasa como una enfermedad en los habitantes de las ciudades del siglo XXI. Nos provoca depresiones, alimenta los miedos, crea multitud de fantasmas, nos hace sentirnos vulnerables y frágiles. 


Vivimos en una sociedad que se organiza de dos en dos, de modo que quien no encuentra pareja o no la quiere, se queda solo o sola, rodeada de parejas felices. El individualismo está acabando con las redes de solidaridad y ayuda mutua que aún existen en el ámbito rural: el encierro de las parejitas en sus casas, centradas en sí mismas, aisladas de su comunidad, ha vaciado las calles de gente que antes se juntaba para charlar, pasar el rato, tomar aire fresco, intercambiar noticias, y resolver problemas comunitarios. En esta época posmoderna nos buscamos, nos encontramos, nos fusionamos y nos separamos de dos en dos, siempre buscando ese difícil equilibrio entre la libertad, la autonomía, y la necesidad de afecto que tenemos. 

Le pedimos a una sola persona que nos colme de felicidad: ni siquiera sabemos disfrutar del amor como un fin, sino que para nosotros representa un medio para alcanzar otras cosas: felicidad, placer, compañía asegurada, estabilidad, recursos... Nos fabricamos utopías románticas que nos salven de la soledad y de los problemas a los que no podemos hacer frente en solitario, pero cuando los sueños románticos no se cumplen, parece que hemos fracasado. 


La búsqueda de pareja nos hace emplear una cantidad de tiempo y energía descomunales que podríamos emplear en otras cosas más útiles y provechosas. Los espejismos románticos sirven para mantenernos entretenidas, sumergidas en fantasías individualistas, cada cual buscando su propio paraíso, ajenos a lo común, a la comunidad. Si nos juntásemos en redes más amplias de amor y afecto, evitaríamos la soledad y seríamos menos vulnerables. Podríamos sentirnos útiles y realizados aportando colectivamente a la mejora y transformación de la sociedad: a los humanos nos gusta mucho hacer sentir bien a los demás, ayudar a la gente que lo necesita. 


Solo tenemos que sacar lo mejor de nosotros y dejar a un lado las diferencias, porque estamos divididos por etiquetas que a la vez que nos definen, nos separan y nos enfrentan los unos a los otros, siempre bajo la lógica de que unos son "nosotros", y los demás son "los otros", unos son los buenos, y otros son los malos, unos son los ganadores, y otros los perdedores. Nos hablan mucho de amor desde los púlpitos de las Iglesias o desde la industria cultural, pero no se promueve jamás el amor hacia la colectividad. La gente sufre enfermedades sociales como la homofobia, el racismo, la transfobia, el machismo, la lesbofobia, la xenofobia, y todos los miedos posibles hacia la gente diferente, diversa, o gente que se resiste a ser etiquetada. 


Para construir amor del bueno, tenemos que acabar con los discursos de odio, y con estos miedos prefabricados que nos inoculan a unos contra otros. La gente no es  mala: son las estructuras de relación las que nos enemistan. Nos relacionamos en base a jerarquías, luchas de poder, intereses personales, envidias, egoísmo: tenemos que encontrar otras maneras, entonces, de querernos más y mejor. 


La gente anda buscando la manera de importarle a alguien, de ser especial para alguien, de tener a alguien al lado que le haga sentir vivo/a. No podemos comprar el amor, pero a menudo lo exigimos. Nos cuesta más dar que recibir, nos cuesta tener relaciones desinteresadas, nos cuesta hacer felices a los demás porque todos andamos buscando que nos quiera una sola persona, incondicionalmente y para siempre. 


Nuestras relaciones están también marcadas por el miedo a la soledad. Este miedo a quedarnos solos y solas es lo que nos lleva a construir relaciones de dependencia, a aguantar escenas dolorosas, a resignarnos aunque ya no haya deseo o pasión, a suplicar al otro/a, a arrastrarse como almas en pena, a deprimirse profundamente y a dejar de encontrarle sentido a la vida. Nos venden la idea de que sin amor uno no es nada, como decía Amaral en su canción. 


La solución para evitar a la soledad es nutrirnos de afectos diversos, construir relaciones de confianza y solidaridad con la gente, expandir las redes de cuido, disfrutar de la gente que te rodea: la familia, los compañeros y compañeras de trabajo, los y las vecinas, las amigas y los amigos. 



Coral Herrera Gómez Blog

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