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1 de septiembre de 2022

Otras formas de divertirse son posibles





La mayor parte de las violencias cotidianas las ejercemos y las sufrimos entre bromas y risas, y en entornos festivos.

Humillar, ridiculizar, burlarse de la gente para que los demás se rían de alguien en su cara o a sus espaldas, no es divertido. 

Es violencia. 

Cazar animales pequeños para torturarlos, o asistir a un espacio público a ver cómo torturan a animales grandes que no pueden escapar, no es divertido. 

Es violencia.

Criticar el aspecto de alguien, o señalarle por su forma de ser, de vestir, de caminar, de relacionarse, no es divertido, es violencia.

Aprovechar que alguien está siendo atacado en redes sociales para lanzarte tú a atacar también, aplaudir mientras alguien está siendo despedazado en público, ponerte a lanzar piedras para lapidarle, no es divertido. 

Es violencia.

Reírse de la discapacidad, las malformaciones, las enfermedades o la falta de habilidades de alguien para que los demás se rían también, no es divertido, 

es violencia.

Acosar a las personas que no cumplen con las normas sociales, que son raras o diferentes, que no son "normales" según tu punto de vista, no es divertido, 

es violencia.

Gastar bromas crueles, usar ironías y sarcasmos contra niños y niñas que no las entienden y no pueden defenderse, 

es violencia.

Meterse con personas de colectivos discriminados,  personas sin hogar, personas con problemas de salud mental, personas mayores, dependientes y/ o vulnerables, no es divertido. 

Es violencia.

¿Cómo saber cuándo ejerces violencia psicológica y emocional? Cuando causas daño a alguien, consciente o inconscientemente, y obtienes un beneficio. 

Por ejemplo, cuando quieres hacer reír a los demás haciendo daño a alguien para sentirte superior, para que te aplaudan, para que te respeten, para aumentar tu prestigio, o para parecer muy gracioso, estás ejerciendo violencia. 

Cuando tu víctima protesta y tú le tachas de exagerado/a, de amargado/a, de no tener sentido del humor, estás ejerciendo violencia. Y cuando justificas tu comportamiento usando la excusa de que es una broma, y que tu intención no es hacer daño, también estás haciendo daño. Porque ningunear o minimizar el sufrimiento de tu víctima mientras la machacas, es violencia. 

Lo sabes porque cuando te toca a tí, no te hace gracia, y no lo pasas bien. 

Y a veces, lo pasas realmente mal.

Recuerda que no necesitas hacer daño a nadie para divertirte y divertir a los demás, 

que el humor hay que ejercerlo de abajo a arriba, no al revés, 

y que si realmente quieres divertirte y hacer reír a la gente, puedes empezar por exponerte a ti mismo/a, e invitar a los demás a que se rían contigo, de tí. 


Tomemos conciencia: aunque forme parte de nuestra cultura y lo hagamos a diario, ni es normal, ni es inevitable. 

El maltrato no tiene gracia.

Que no se te olvide nunca que otras formas de divertirse son posibles. Y no tengas miedo de recordárselo a tu gente querida:


Coral Herrera Gómez 


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