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3 de octubre de 2024

¿Cuál es el insulto que más te ha dolido en la vida?

 




 

Hoy os invito a tomar conciencia sobre esta forma de violencia psicológica y emocional tan común. 

¿Te has preguntado alguna vez para qué sirven los insultos? Los usamos para expresar nuestra ira, y para iniciar una pelea mediante el ataque personal. El impacto que tiene en la persona que los recibe es brutal: van directos al corazón, destrozan su autoestima, dañan su prestigio y su imagen social. Los que más duelen son los que van acompañados con un tono de desprecio y asco, y están destinados a provocar en la víctima una reacción emocional brutal: ira, tristeza, rabia, vulnerabilidad. 

Es un mecanismo muy eficaz para manipular: si te dicen que eres una inútil, estúpida, retrasada, gorda, fea, histérica, vieja, loca, es para hacerte sentir insegura, para hundirte emocional y psicológicamente, y también para someterte. Por eso los hombres machistas usan tanto los insultos “zorra” y “puta” contra sus parejas: para ellos no hay una categoría social más baja y denigrante. Saben que duele mucho, y que puede que reacciones atacando con otro insulto, o que te quedes paralizada y llorando: lo que pretenden es destrozarte por dentro. Son una forma de castigo, y  aunque luego nos pidan perdón, el daño ya está hecho y permanece dentro de nosotras durante mucho tiempo, a veces toda la vida. 

Los insultos que más duelen son los que recibimos de gente cercana y de gente querida: padres, madres, hijos, pareja… y son la línea roja que jamás deberíamos traspasar.  Cuando le pierdes el respeto a la otra persona, empieza el maltrato. 

Es el momento en el que hay que romper una relación, sin embargo hemos normalizado tanto la violencia psicológica y emocional, que no lo consideramos agresión, sino una forma de expresar libremente nuestro enojo. Creemos que con pedir disculpas después alegando que estábamos enfadados o nerviosos es suficiente. Y nos enfadamos si la otra persona expresa su dolor: “eres muy susceptible”, “qué exagerada, no era para tanto”, “era una broma”, “eres hipersensible, no se te puede decir nada” 

Es muy difícil reparar el daño que nos causa en el corazón, y por eso muchas relaciones se van deteriorando hasta que se rompen. No sucede así en las relaciones de subordinación en las que las víctimas no pueden salir de ella porque son dependientes (de sus padres y madres, de sus maridos, de sus jefes)

Cuando no puedes escapar, no te queda más remedio que aguantar y soportar. Y cuando nos repiten muchas veces que somos tontas, que somos feas, o que no valemos para nada, nos lo acabamos creyendo: el impacto que tiene en nuestra personalidad es enorme. Sin autoestima es muy difícil defenderse a una misma: muchas víctimas de violencia machista acaban creyendo que se merecen el maltrato y los insultos de su pareja, y que ellos las hacen daño porque las quieren de verdad.

¿Cuál es el insulto que más te ha dolido en la vida, y cuánto tiempo te ha acompañado el dolor?

Coral Herrera Gómez


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