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30 de enero de 2022

Rebeldes con, y sin causa




Ni llevar tatuajes, ni piercings, ni rastas. Ni teñirte el pelo de colores, ni pintarte las uñas, ni llevar ropa cool. Tampoco pillarte grandes borracheras, ni fumar, ni consumir drogas. Ni hacer lo que te da la gana y transgredir normas de convivencia te hace una persona especial. Ni siquiera los selfies que públicas sacando la lengua como si fueras muy rebelde, ni tus posados sexys, ni el tipo de música que escuchas. 

Lo que te hace realmente transgresora y subversiva es tu forma de tratar a los demás, tu manera de relacionarte con el mundo, y la forma en que luchas contra las injusticias. 

La gente rebelde es la que pone su inteligencia y su cuerpo, su tiempo y su energía para luchar por un mundo mejor. 

La revolución estética no sirve de nada si no es ética, de hecho hay gente que parece muy "moderna" y tiene la mente y el corazón lleno de prejuicios clasistas, machistas, racistas, especistas. Es gente que disimula ofreciendo una imagen muy fashion en redes, pero viven soñando con el regreso del fascismo y demás sistemas autoritarios, y votan en contra de la Sanidad y la Educación públicas. 

La gente más rebelde es la que tiene causas por las que luchar, la más sensible y comprometida con sus ideas, la que desobedece las normas injustas, la que lucha por los derechos humanos, la que sueña con el Bien Común y aporta su granito de arena para que todos y todas podamos vivir mejor. 

No te dejes engañar por las apariencias: la rebeldía estética no es rebeldía si no es también ética. 

Todo esto lo aprendí gracias a Alaska, ídola de mi juventud, el día en que supe de su ideología. Hoy mis heroínas son las mujeres de América Latina (como Berta Cáceres) que defienden a sus comunidades y se enfrentan a los señores de traje y corbata jugándose la vida. Ellas no son famosas, pero sí son rebeldes, porque tienen todas causa.

También os pongo a Mario Vaquerizo, un tipo muy "moderno" y famoso, y a Óscar Camps, capitán del Open Arms, un hombre al que idolatro, que salva todos los días decenas de vidas en el Mediterráneo.

Coral Herrera Gómez