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21 de julio de 2024

Ellos buscan sirvientas, nosotras buscamos compañeros



Los hombres van buscando mujeres del pasado, las mujeres vamos buscando a los hombres del futuro. 

Ellos buscan sirvientas, nosotras buscamos compañeros.

Por eso es tan difícil hoy en día encontrarnos y juntarnos para disfrutar del sexo y del amor. Nosotras no vamos a dar ni un paso atrás: os toca a vosotros avanzar.


No hay nada más frustrante que la búsqueda del príncipe azul moderno y la princesa rosa tradicional.

Los hombres buscan mujeres sin pasado, virgenes, puras, complacientes, sumisas, discretas y obedientes. Quieren mujeres que ejerzan de mamás, de niñeras, cuidadoras, asistentas, secretarias, enfermeras, cocineras, limpiadoras, psicólogas, cuidadoras que sepan llevar un hogar como Dios manda. 

Quieren un freno de mano y una carcelera que les deje escaparse de vez en cuando. Quieren mujeres perfectas que cuiden a cambio de nada, y no las ncuentran. 

Quieren que la mujer perfecta no envejezca jamás, que lo haga todo con amor y ternura y alegría, que no proteste, y que además tengan tiempo para trabajar fuera de casa, y para cuidar su línea y mantenerse delgadas y eternamente bellas. 

La súper mujer que puede con todo es un mito muy potente, pero el día tiene 24 horas, y no se puede ser la mejor profesional, la mejor esposa, la mejor madre, la mejor hija, la mejor vecina, y la mejor ama de casa. Vivimos agotadas y empastilladas tratando de llegar a todo.

Es imposible cumplir con el rol asignado por el patriarcado y por el capitalismo de una forma total y absoluta, y a los hombres les frustra mucho no poder encontrar una mujer que se entregue a la causa del matrimonio y de la familia feliz, que trabaje fuera pero no demasiado, que cobre un buen salario pero que no sea mejor que el suyo, que sea una mujer que no se canse nunca, que no necesite vacaciones ni tiempo para sí misma, que no enferme nunca, que siempre disponible para cubrir tus necesidades básicas, que no se enfade y lo haga con una sonrisa, y que se quede contigo para siempre.

¿Dónde encuentras hoy en día una adorable esposa que te permita hacer tus escapaditas de macho, y luzca sus cuernos con la dignidad de las reinas y las marquesas?, ¿dónde encuentras hoy una mujer que no tenga sueños propios y quiera sacrificarse por ti a cambio de nada?, ¿dónde encontrar una esposa confiable que no te traicione jamás y aguante todo lo que le eches?

En ningún lado. 

Incluso las mujeres patriarcales que cumplen con su rol de sirvientas protestan cuando sus seres queridos las explotan y las hacen daño. 

Las mujeres en su mayoría quieren reciprocidad en los cuidados, y protestan cuando sus maridos e hijos abusan de ellas y las tratan mal.  

Por mucho que lo intentemos, no podemos ser tradicionales, modernas y posmodernas a la vez, no es posible imitar a nuestras abuelas y a nuestras madres y además ser una mujer de hoy en día. 

Las 24 horas del día no son suficientes para ser las mejores en todo. 

También hay muchas mujeres que sufren porque están buscando a un hombre que no existe aún. O existe, pero son muy pocos hombres en el mundo. Estamos hablando del hombre del futuro, aquel que ha sido educado para aprender a cuidarse a sí mismo, cuidar los espacios que habita, y cuidar a sus seres queridos. 

Es el hombre que practica la autocrítica amorosa, renuncia a sus privilegios de macho, desobedece los mandatos del patriarcado, y ha aprendido a relacionarse con mujeres sin abusar de ellas y sin dominarlas. 

Un hombre autónomo que no necesita sirvienta y que sabe relacionarse con sus parejas sexuales y sentimentales sin tener que dominarlas. 

Un hombre honesto capaz de hablar de sus emociones y de expresarlas sin hacer daño a nadie. 

Un hombre adulto que se lo trabaja para ser mejor persona que su padre y sus abuelos.

Haberlos haylos, pero son muy pocos. 

Los niños varones que estamos criando serán autónomos, pero sólo si tienen referentes a su alrededor y en la cultura, y por ahora no tienen. Los únicos referentes que nuestra cultura les ofrece son machos destructores y mutilados emocionales, así que necesitan ejemplos a su alrededor para construir su masculinidad desde la ética del amor y la filosofía de los cuidados.

Las mujeres llevamos décadas trabajando en nosotras mismas: vamos a terapia, devoramos libros y podcast, hacemos talleres, cursos, másters, posgrados, nos juntamos en grupos para trabajar en nuestra sexualidad, nuestras emociones y nuestras relaciones. 

La brecha emocional y relacional entre hombres y mujeres se agranda cada vez más, porque no es que ellos vayan más lentos, es que la gran mayoría aún no han empezado, y además hay un sector significativo de hombres que quieren volver a aquella gloriosa época en la que las mujeres no salían de casa. 

Estos hombres se resisten, iracundos, a los cambios sociales que está provocando el feminismo. Están cabreados, asustados, dolidos, y creen que cuanto mejor nos va a nosotras, peor les va a ellos. Nos odian a todas, porque no somos de fiar, porque las mujeres somos todas malas y perversas, porque no nos dejamos domesticar como los animales.

Buscan a su abuela para casarse con ella y no la encuentran, claro. 

Nosotras buscamos a hombres que sepan tratarnos como a compañeras, y tampoco los encontramos, claro. 


¿Qué hacemos entonces? 

Nosotras tenemos que seguir nuestro camino, no podemos sentarnos a esperar. El día en el que los hombres no encuentren a ninguna mujer con la que emparejarse, entonces quizás si sientan la necesidad de hacer un cambio, porque solos no quieren estar. 

Ellos que se unan cuando quieran, o que escojan su propio camino. Nosotras sigamos caminando nuestro presente, no podemos quedarnos sentadas: ya despilfarramos muchos años esperando el milagro romántico.

Nosotras ya sabemos que no podemos cambiar a nadie: el único cambio posible es el que puedes hacer tú en ti misma. 

Cada cual se tiene que trabajar a sí mismo/a para llegar al cambio que necesitamos: lo personal es político y las transformaciones individuales propician las transformaciones sociales. 

Los hombres van tarde ya: nosotras no vamos a dar ni un paso atrás. 

Seguimos caminando.


Coral Herrera Gómez 


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