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30 de diciembre de 2021

Año nuevo, vida nueva: no te quedes sentada esperando


Ilustración de Cristina Troufa


 Año nuevo, vida nueva: para que cambie algo en tu vida, tienes que moverte. Nuestra mente trabaja para analizar nuestra realidad, para hacer autocrítica amorosa, para buscar soluciones, planear estrategias, tomar decisiones, e imaginar una vida mejor. Pero luego el cuerpo tiene que moverse, porque si no, los cambios no son posibles. Sentada en casa, esperando milagros o deseando que los demás cambien, perdemos el tiempo. 

En la ficción nos salva la magia, aparece alguien o sucede algo extraordinario, las cosas ocurren por sí solas. 

Pero en la realidad somos nosotras las únicas que podemos hacer que las cosas cambien, las cosas que tienen que ver con nosotras. 

Salir de las cárceles en las que vivimos y transformar la realidad no es fácil, porque implica tener que romper con lo anterior, convertir el presente en pasado, y llevar el discurso a la práctica. 

Y esto tiene no solo un impacto en ti misma, sino en mucha gente alrededor, lo que implica que algunos de tus seres más queridos se resistan a las decisiones que has tomado. 

Luego están los enemigos internos, el miedo y la culpa, que te impiden avanzar y te llevan a quedarte donde estás, para que todo siga igual 

Así que los cambios requieren de mucha valentía y fuerza de voluntad, porque no solo te mueves tú: los demás a tu alrededor también se mueven cuando tú te mueves. 

Pasar a la acción requiere también de mucho amor propio, por eso es tan importante construir una relación bonita contigo misma, porque tú eres tu gran amiga, la que te cuida y te acompaña de la cuna a la tumba. 

Por último, los cambios que necesitas no son sólo personales, también son colectivos, porque no solo tienes que cambiar tú, sino la estructura social, política y económica en la que vives. 

Las revoluciones son siempre personales y políticas: en la medida que yo me libero, se liberan las demás, porque las liberaciones son contagiosas. Es todo un desafío personal y colectivo el que tenemos para que todos y todas podamos vivir mejor: cambio yo, y cambia el mundo conmigo. Recordad que el inicio de todo está en el cuerpo: quien no se mueve, dijo Rosa Luxemburgo, no siente sus cadenas. 

Hay que moverse y pasar a la acción: el verbo principal después de soñar, es hacer. Hacer posible el cambio, hacer posible otra realidad, descargar peso, echar a volar. Y por supuesto, celebrar nuestras liberaciones con las demás.

En buenas compañías y en redes de apoyo mutuo, la liberación se disfruta más, y mejor: vente con nosotras al Laboratorio del Amor

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