9 de julio de 2016

Mi plan de parto: cómo quiero parir





Queda poco para el gran momento. Ya estoy preparada: quiero ser la protagonista de mi parto. Voy a dar a luz en un hospital público. Quiero disfrutar de mi parto y quiero que mi bebé también pueda disfrutarlo, en la medida de lo posible.

Deseo tener un parto lo más natural posible, con la mínima intervención tecnológica y médica, y para ello he elaborado mi propio plan de parto junto con mi compañero y papá del bebé que va a nacer. Para nosotros, lo más importante es ser informados y consultados en todo momento, y el contacto piel con piel con el bebé después de nacer, y la primera hora o dos primeras horas de vida, en las que queremos permanecer unidos sin interrupciones.

La OMS ha elaborado unas recomendaciones para garantizar los derechos humanos de las mujeres embarazadas que dan a luz en hospitales, y de acuerdo a este documento y a la Guía de Atención Integral a las Mujeres. Niños y niñas en el período prenatal, parto y posparto de la CCSS de Costa Rica, hemos elaborado nuestro propio plan de parto:

PLAN DE PARTO DE CORAL HERRERA Y JORGE MORALES

Acompañante en el parto o en la cesárea
Me gustaría estar acompañada por mi compañero durante todo el proceso de parto. Sufro de discapacidad auditiva (hipoacusia por otosclerosis en ambos oídos), como pueden comprobar en mi expediente médico de la CCSS, razón por la cual necesito estar permanente acompañada para poder comunicarme con claridad con el personal sanitario.
 Comunicación con el personal sanitario
Desearíamos ser informados en todo momento de la evolución del proceso de parto y de los procedimientos que se quisieran llevar a cabo para poder decidir y consensuarlo con el personal sanitario.
 Durante el parto
Quisiera que fuese un parto lo más natural posible, con la mínima intervención médica, y que cualquier procedimiento clínico que se lleve a cabo se haga con mi consentimiento y en caso de ser necesario.
Los puntos más importantes para nosotros durante el parto son:
-          Libertad para elegir la postura en el expulsivo.
-          Libertad de movimientos para caminar y cambiar de posturas (monitorización mínima)
-          Minimizar el número de tactos vaginales
-          Respeto de mi ritmo de parto (siempre que no haya sufrimiento fetal)
-          Poder ingerir líquidos para no deshidratarme.

Por eso quisiéramos evitar o prescindir (en la medida de lo posible), de:
-          Lavativa o enema
-          Rotura artificial de membrana.
-          Piquete  (espisotomía)
-          Uso de analgésicos
-          Suero, oxitocina artificial, pitocín.

Para tratar el dolor nos gustaría trabajar con masajes de mi acompañante, ducha de agua caliente, uso de la pelota pilates, respiraciones…

Alumbramiento y cuidados del bebé después del parto o cesárea
 -          Quisiera tener a mi bebé colocado en mi pecho inmediatamente después de que nazca, y que se retrasen los procedimientos habituales del protocolo al menos una hora o dos para propiciar el contacto piel con piel y la lactancia natural.
-          Quisiera que no se corte el cordón umbilical hasta que deje de latir.
-          Quisiera tener tiempo para poder alumbrar la placenta por si sola de manera natural.
-          Quisiera que la limpieza, el test de Apgar, la vitamina K y la vacunación se le proporcionen a mi bebé estando encima de mi pecho.

Quiero evitar:
-          El uso de gotas o colirio en los ojos de mi bebé en su primera hora de vida.
-          Uso de leche artificial, agua, etc.
-          No quisiera ser separada del bebé en ningún momento del proceso de parto, ni en el traslado del paritorio a la habitación.

Problemas imprevistos
A menos que sea absolutamente necesario, quisiera evitar una cesárea. Si es necesaria, quisiera ser informada y consultada. También quisiéramos poder hablar con la persona responsable de la cesárea porque desearíamos que se me aplicase el protocolo de la cesárea respetada: 
- permanecer acompañada por mi pareja
- no cortar inmediatamente el cordón umbilical
- no dormirme para hacer los puntos de sutura
- no separarme en ningún momento del bebé: tener contacto piel con piel mientras se me proporcionan puntos de sutura y permanezco en reanimación.
Si esto no fuese posible por causas médicas, entonces deseo que mi compañero pueda tener el contacto piel con piel.  En ningún caso deseamos que el bebé permanezca solo en una cuna térmica, ni que se le proporcione biberón o chupón con leche artificial.
Muchas gracias por su atención,
 Coral y Jorge

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Enlaces útiles:

Que no os separen

El parto es nuestro 


2 de julio de 2016

Cómo saber si le estoy dejando de querer: el test del desamor



"Quiereme sin prisa", Verónica Ramilo Graña, artista y miembra del Laboratorio del Amor



En el Laboratorio del Amor estuvimos trabajando en la construcción de un termómetro del desamor, una herramienta muy útil para saber si todavía estamos o no enamoradas, y si el otro o la otra sigue también enamorada de nosotras. Es una herramienta práctica y fácil de usar, y sirve para saber si estamos perdiendo el tiempo y las energías en una relación, o si merece la pena o la alegría seguir alimentando el amor.

Empezamos el trabajo por nosotras mismas, preguntándonos qué nos pasa cuando nos estamos desenamorando, cómo cambia nuestro comportamiento, cuales son las señales que nuestro cuerpo emite cuando llegan el desamor, el desencanto, la pereza y la falta de ganas... 


14 de junio de 2016

Un año de amor: el Laboratorio





Hace un año que abrí el Laboratorio del Amor, un taller permanente y una red social internacional de mujeres en Internet que estudiamos el tema del amor romántico bajo el lema de que "Lo romántico es político", y que "Otras formas de quererse son posibles". 

En el Laboratorio no sólo investigamos, leemos y compartimos material, sino que además trabajamos con la idea de que podemos sufrir menos, y disfrutar más del amor. Ninguna de nosotras tiene la fórmula mágica para vivir un amor pleno y maravilloso desde la felicidad, y nos interesan más los procesos que las metas: nos gusta compartir lo que nos pasa en nuestra vida personal e íntima, y nos gusta mezclar lo cotidiano con las reflexiones teóricas sobre las relaciones humanas. 

El Laboratorio tiene una Biblioteca del Amor en la que compartimos muchos recursos (libros, vídeos, audios, blogs, webs, artículos, documentales, etc), hacemos Cine-forum dos veces al mes. 

Tenemos un aula de ejercicios y muchos foros temáticos en los que tratamos los temas que más nos gustan, nos inquietan o nos apasionan: la autoestima, las rupturas y los duelos, la poliamoría y las relaciones abiertas, los ligues y los cortejos, los celos, el sexo en la pareja, la gestión de las emociones, el amor y el feminismo, los miedos a la hora de amar, la ética del amor, los micromachismos, la soledad, el deseo y el erotismo, cómo superar la dependencia emocional, la sororidad entre mujeres, la violencia de género, el Ego en el amor romántico, el autoboicot, temas de masculinidad, o incluso, maternidades...

Trabajamos de una manera horizontal, hacemos autocrítica amorosa y compartimos herramientas para llevar la teoría a la práctica: queremos ser honestas y coherentes, queremos aprender a disfrutar del presente, queremos romper esquemas obsoletos, desaprender todo aquello que nos hace daño o no nos sirve, y compartir trucos, saberes y experiencias para ayudarnos las unas a las otras. 

El Foro de Acompañamiento es el lugar en el que nos escuchamos mutuamente, pedimos consejo, nos desahogamos, nos lanzamos preguntas, compartimos nuestros procesos personales, nos cuidamos las unas a la otras: hemos creado un espacio maravilloso de confianza y generosidad, de escucha, de amistad en el que no nos juzgamos ni nos etiquetamos las unas a la otras, simplemente nos acompañamos. 

Somos mujeres de diversos países, de diferentes edades y profesiones, y a pesar de ello hemos creado un clima muy amoroso entre nosotras. En un año hemos ido creciendo juntas y hemos construido un espacio virtual muy amoroso que va creciendo poco a poco: nos contamos los ligues, los enamoramientos, las separaciones, las crisis de pareja, las crisis personales, y de alguna manera, este año juntas nos ha enriquecido a todas, pues practicamos la construcción colectiva del conocimiento cada una desde su área, desde su casa, desde su experiencia personal. 

Nos reunimos una vez al mes en un chat en directo, y además en el Laboratorio tenemos un blog en el que escribimos y nos expresamos con libertad. Para mí es un gran tesoro este espacio virtual, porque mi tesis doctoral sobre la construcción sociocultural del amor romántico fue una actividad muy solitaria. Leí, pensé, escribí siempre a solas, hasta que empecé a trabajar con las Señoras que... dejan de sufrir por amor en Internet, y descubrí lo maravilloso que es poder trabajar en equipo con gente tan diversa. 

Hoy me siento muy orgullosa de haber facilitado la creación del Laboratorio del Amor, pero siento que ya no es algo mío, sino de todas las que formamos parte de esta red. Algunas llevan mucho tiempo, otras participan solo unos meses, pero todas van dejando su granito de arena y haciendo más grande este movimiento amoroso basado en la idea de que el amor se puede deconstruir y construir de nuevo, que hay muchas cosas que pueden hacerse para crear relaciones igualitarias y amorosas más allá de las etiquetas, de las jerarquías, de los estereotipos, los prejuicios, los roles, las creencias y la ideología patriarcal y capitalista. 

Es un movimiento amoroso y sororario, pues, que posee una doble dimensión. el trabajo personal para amar más y mejor, y el trabajo colectivo para construir una ética amorosa que nos permita querernos bien: sin egoísimos, sin miedos, sin intereses, sin desigualdades, sin violencia, sin relaciones de dominación y sumisión. 

El camino no es fácil, pero es apasionante. Y cada vez hay más gente haciéndose preguntas, cuestionándose muchas creencias, liberándose de etiquetas, despatriarcalizandose, probando nuevas formas de quererse, leyendo y escribiendo, compartiendo materiales, debatiendo en espacios públicos, replanteándose la forma en que nos relacionamos afectiva y sexualmente. Los cambios en nuestra cultura amorosa (sexuales, eróticos, afectivos, sentimentales) han de ir paralelos a los cambios económicos, sociales y políticos, pero a todas nos une el convencimiento de que podemos organizarnos y relacionarnos de otras maneras, y en este sentido sabemos que otros romanticismos, otros amores y otros sistemas emocionales son posibles.

Coral Herrera Gómez




Si quieres saber más sobre el Laboratorio y unirte a nosotras, visita mi web:  









9 de junio de 2016

Pasiones españolas: construcciones del amor romántico heterosexual. De la copla al pop estatal. Coral Herrera Gómez



Otras canciones románticas son posibles

La mayor parte de nuestras canciones siguen exaltando la violencia pasional, las guerras románticas, la necesidad de venganza cuando nos rompen el corazón, la sumisión erótica de la mujer, el asesinato de mujeres, y el sufrimiento femenino como muestra de amor verdadero. Pero muchas de nosotras estamos hartas de dramas alemanes, tragedias griegas, culebrones latinos, y sufrires eternos, y reivindicamos nuestro derecho a disfrutar del amor. Queremos otras canciones, otros romanticismos, otros finales felices, otras formas de querernos.

Existen muchas canciones que rompen con la tradición romántica del amor como una prisión o una enajenación mental que te limita y te ata al ser amado. Canciones maravillosas como la de Silvio Rodríguez: “Yo te quiero libre, libre de verdad, libre como el sueño de la libertad… “.

Necesitamos poner de moda canciones e historias de amor que rompan con la ideología hegemónica que atraviesa nuestra cultura amorosa: poesía que rompa con la propiedad privada y la exclusividad en la pareja, con las jerarquías, el sadomasoquismo romántico y las luchas de poder. Tenemos que reivindicar una música que no perpetúe los estereotipos y los roles de género, y que reivindique la diversidad sexual y amorosa de nuestra realidad cotidiana. Necesitamos canciones que canten más al amor y menos al desamor, y que sean capaces de ampliar nuestro concepto de “amor” mucho más allá de la pareja monógama en edad reproductiva.

La música es un motor de transformación, igual que el amor. Con música podremos visibilizar y crear otros modelos de relación, otras tramas, otras historias, otros protagonistas que en lugar de emplear la violencia para resolver sus conflictos, tengan herramientas para quererse bien, para respetarse, para cuidarse mutuamente, y para separarse con cariño.

Es fundamental que revolucionemos nuestro arte, nuestra música, nuestros relatos y nuestras representaciones a la vez que transformamos el mundo de los afectos, la sexualidad y el erotismo, las emociones y los sentimientos. Tenemos, también, que reivindicar nuestro derecho al amor y trabajar para que todo el mundo pueda unirse independientemente de su género, su orientación sexual, su clase social, su profesión, su edad, o su ideología.


Tenemos que cantarle al amor colectivo, a la ternura social entre los barrios y los pueblos, a otras formas de quererse alejadas de la ideología patriarcal y capitalista que nos hace sufrir tanto. Tenemos que dar espacio a los músicos y músicas, a la gente que compone y que canta otras historias de amor que nos muestren la riqueza del mundo en el que vivimos: hay muchas formas de juntarse y organizarse, y no tenemos por qué seguir cantando eternamente la misma canción.


Coral Herrera Gómez 


Índice de canciones analizadas en el artículo

-         Y sin embargo te quiero. Concha Piquer
-         Y sin embargo te quiero. Joaquín Sabina
-         Tentación. José Luis Perales
-         Corazón Loco. Bebo y El Cigala
-         Mi amor secreto. Lola Flores
-         Sin ti no soy nada. Amaral
-         Un hombre de verdad. Alaska
-         Con una mirada. Marta Sánchez
-         Como yo te amo. Rocío Jurado.
-         Si tú me dices ven. Los Panchos
-         No controles. Mecano
-         No soy esa. Mari Trini
-         Me gusta ser una zorra. Las Vulpes
-         Que te den. Amparo Sánchez
-         Quisiera amarte menos. Martirio
-         Todo cambia. Mercedes Sosa
-         Malo. Bebe
-         El ramito de violetas. Cecilia
-         La Zarzamora. Isabel Pantoja
-         Juana Peña. Mártires del Compás
-         Tatuaje. Concha Piquer
-         Ingrata. Café Tacuba
-         Matalás. Alejandro Fernández
-         Olvídame y pega la vuelta. Pimpinela.
-         Teatro. La Lupe
-         Rata de dos patas. Paquita la del Barrio
-         Yo te quiero libre. Silvio Rodríguez
-         La mujer que al amor no se asoma…
-         Déjate querer.




24 de abril de 2016

Quererse bien: Autoamor y autoestima





La guerra contra mi, la guerra contra todas
Quererse bien a una misma es un acto de desobediencia civil, y una forma de resistencia política ante la guerra que el capitalismo y el patriarcado sostienen contra nosotras.
La guerra contra las mujeres está basada en dos objetivos estratégicos: uno, que todas batallemos contra una misma, dos, que luchemos también contra las demás. El primer objetivo se logra minando nuestra autoestima para convencernos de que somos imperfectas, feas, viejas, gordas, o peludas. El segundo, se logra fomentando la competitividad entre las mujeres, haciéndonos creer que nosotras somos nuestras peores enemigas, que lo normal es compararnos y competir por la atención de los hombres, y que somos malas personas que no sabemos comportarnos cuando estamos juntas. Por eso es tan frecuente escuchar cosas como: "no hay nada peor que trabajar con mujeres, son todas unas chismosas", "las mujeres se tratan fatal entre ellas". Y es cierto: esta guerra es real, y cotidiana, y está basada en el lema: "divide y vencerás".
La industria de la belleza nos lanza bombardeos a diario, y por todas las vías posibles: cuñas publicitarias de radio, reportajes en revistas "femeninas", anuncios en vallas publicitarias, programas de televisión, anuncios en redes sociales... en todos ellos nos animan a auto torturarnos voluntariamente bajo la amenaza de que sin belleza no valemos nada, y que estando feas nadie nos va a querer.
 Los medios de comunicación tratan de convencernos de que nos faltan muchas cosas que pueden comprarse con dinero, y de que tenemos muchos problemas que pueden arreglarse si una realmente lo desea y se esfuerza lo suficiente. Por eso nos animan a luchar contra los kilos, las arrugas, los pelos, las imperfecciones ofreciéndonos diversas soluciones para ganar la batalla contra nosotras mismas. Y por eso nos arrancamos los pelos, pasamos hambre, compramos medicinas milagrosas y productos mágicos, sudamos en el gimnasio, y nos sometemos a todo tipo de tratamientos de belleza y cirugías invasivas.
Como cualquier religión, la tiranía de la belleza nos asegura que el dolor, el gasto y el sacrificio merecen la pena: "para ser bella hay que sufrir". El sufrimiento te lleva al paraíso, que es aquel lugar en el que seremos admiradas por los hombres y envidiadas por las mujeres. El premio es el amor de un hombre que caerá rendido ante nuestros encantos, un Salvador que al elegirnos nos hará sentir especiales, un varón exitoso que pagará nuestras operaciones y tratamientos para que sigamos bellas hasta la eternidad.
El infierno es la soledad: la amenaza constante es que nadie te va a querer si no luchas contra la fealdad, contra la edad y la grasa. La publicidad de la industria de la belleza fabrica las inseguridades, los complejos y los miedos que interiorizamos sin darnos cuenta (el miedo a envejecer, el miedo a quedarte sola, el miedo al fracaso personal y profesional, el miedo a la invisibilidad social...). A los publicistas no les falta razón: en el capitalismo patriarcal las mujeres guapas, jóvenes, y delgadas tienen muchas más posibilidades de encontrar un buen trabajo (especialmente si es de cara al público), y ganar más dinero que las demás.
Además, las más bellas son las que consiguen emparejarse con los hombres más exitosos del planeta: futbolistas millonarios, actores famosos, empresarios y políticos situados en a cúspide del poder y la riqueza. No importa si ellos son gordos, viejos y feos: lo que importa es que tienen recursos de sobra para mantenerte, y eso es lo que les hace deseables: si te eligen para acompañarlos, te contagias de su poder y su fama, y dejas de ser pobre y desconocida. Como las princesas Disney cuando son elegidas por el príncipe azul.
Desde pequeñas nos inculcan el deseo de ser especiales y diferentes al resto para que no se nos ocurra sentirnos iguales a las demás (para que jamás nos veamos como hermanas, ni como compañeras, y estemos siempre en guerra ). Por eso las protagonistas de los cuentos están siempre solas, sin amigas, y muy necesitadas de amor y protección: son tan débiles que ni se salvan a sí mismas, ni se ayudan entre ellas.
El objetivo final de esta guerra contra una misma y contra las demás, es tenernos solas y aisladas, y muy entretenidas con nuestra salvación personal. Cuanto más divididas estamos y más nos comparamos entre nosotras, más débiles y vulnerables somos. Cuanto más insatisfechas y frustradas estamos, más consumimos (productos de belleza, medicamentos, gimnasios, clínicas, peluquerías, centros de adelgazamiento, psicólogos, coachers, etc).
Cuanto más centradas estamos en nuestros problemas, y cuanto más nos deprimimos, más recursos invertimos en terapias con profesionales cuya principal tarea es subirnos la autoestima y hacernos creer que somos las mejores, que los demás no nos comprenden, que los que se equivocan son los demás. Nos irresponsabilizamos de nuestros actos creyendo que nosotras somos las buenas, y los demás son los malos. Nos dicen que todo está dentro de nosotras, y que para alcanzar la perfección sólo tenemos que tener fe en nosotras mismas, y en nuestra capacidad para transformarnos (como el cuento del patito feo que llega a ser cisne, o el cuento de la muchacha pobre que llega a princesa).

La super mujer y otros mitos patriarcales
La mayor parte de nosotras hemos sido educadas para ser las mejores en todo, por eso nuestros niveles de auto-exigencia son tan altos. No nos conformamos con estar sanas y tener un buen aspecto físico: además queremos ser las mejores estudiantes en el colegio y en la Universidad, ganar todos los concursos deportivos, de belleza o de inteligencia, tener las mejores calificaciones y destacar por encima de las demás en todas las áreas posibles.

9 de abril de 2016

El victimismo y el amor romántico

Brian M. Viveros


El victimismo es una estrategia para dominar a las personas de nuestro entorno, para manipular a los demás, para modificar la realidad, para lograr nuestros objetivos. El romanticismo del XIX utilizó mucho esta estrategia y la llevó al extremo: los genios románticos llegaban a auto-lesionarse y a suicidarse con el objetivo de convertirse en mártires del amor. No sólo querían dar pena o pasar a la posteridad, sino también hacer sentir culpables a la amada o al amado que no les correspondía.

El victimista o la victimista romántica sufren, pero no en silencio. Siempre multiplican el sufrimiento y lo esparcen para que la persona amada también sufra: "Si tú no haces lo que yo quiero, sufro. Si yo sufro, tú también"

Además de intentar que sufras, el gran objetivo es hacerte sentir que tú eres la responsable de su dolor y su tristeza.

¿Qué más quiere conseguir el victimista dando pena?  Que te sientas culpable, que te hagas responsable de su bienestar o su felicidad. Que no te vayas, que te enamores de él, que no te desenamores, que le hagas más caso, que le dediques más tiempo, que le obedezcas, que te sometas a sus necesidades y deseos, que no termines la relación....



1 de abril de 2016

El amor te cambia la vida: el mito romántico de la transformación mágica






Uno de los mitos románticos más potentes de nuestra cultura patriarcal es la idea de que la magia del amor nos salva de todos los males, nos soluciona los problemas, y nos cambia la vida. El amor convierte a los sapos asquerosos en príncipes azules, deshace el hechizo a las bellas durmientes, rescata de su encierro a las muchachas, transforma a la criada que limpia chimeneas en una princesa. 

El mensaje que nos lanzan las historias de Blancanieves y Cenicienta, por ejemplo, es que el amor te libera de las tareas doméstica, del abuso de madrastras malvadas y enanitos tiranos, de la pobreza y la explotación del mercado laboral. Sólo tienes que saber esperar y confiar ciegamente en que un día el amor llamará a tu puerta y te cambiará la vida. 




El amor convierte a los malos en buenos, como por ejemplo, la Bestia, que es un secuestrador y un maltratador cuyo corazón se va ablandando gracias al amor de la Bella. Él es un monstruo, pero la ternura de ella le convierte por fin en un apuesto príncipe azul. El ogro se libera de su maldición, deja de ser un amargado, abandona su agresividad y su violencia, y se casa con la chica linda que ha sido capaz de aguantar los malos tratos y la privación de libertad por su inmensa capacidad para amar. 

4 de marzo de 2016

¿Qué hacer si ya no me quiere?




Si ya no te quieren, acepta. 

Aceptar es la clave para no sufrir más de la cuenta cuando no eres correspondida, o cuando tu pareja se desenamora de ti. 


Las relaciones en las que uno de los dos está enamorado y el otro no, son infernales.


Cuando tengas que enfrentarte a un ruptura, hazlo con cariño. Despídete, cierra las historias con el mismo amor con el que las empezaste. Las guerras románticas no sirven para recuperar a tu amado o amada. 


Los chantajes, las amenazas, las escenitas dramáticas no reenamoran jamás a nadie. 

Las lágrimas y la lástima, no sirven para reavivir un amor que se extingue. 

Los reproches sólo aumentan las ganas de irse.

No mendigues ni exijas amor. 


Acepta que la relación se ha acabado, acepta con humildad, con deportividad, con amor que ya no te quieren. Aunque te hayan jurado amor eterno: ninguno, ninguna de nosotras puede cumplir esa promesa, aunque queramos. Los sentimientos cambian, el amor se acaba, y no pasa nada.

Todos somos libres para ir o venir, para llegar, para quedarnos y para irnos: no podemos obligar a nadie a que nos corresponda solo porque nosotras estamos enamoradas. 


Nadie puede obligarnos jamás a estar en una relación si ya no queremos estar.

El amor no puede comprarse. 


No eres una mala persona si te estás desenamorando: nos pasa a todos y a todas. El amor empieza y se acaba, aunque en las películas nos seducen con la idea de que el amor de verdad dura toda la eternidad.


Coral Herrera Gómez Blog

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