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22 de enero de 2018

Cómo ligan los donjuanes del siglo XXI, y por qué les cuesta tanto disfrutar del sexo y del amor





A muchas de las mujeres de hoy en día nos pasa que no nos resulta fácil encontrar un compañero sexual dispuesto a disfrutar sin miedos del sexo y del amor. Hablamos lenguajes diferentes, entendemos el amor de manera diferente, tenemos objetivos diferentes. Ellos quieren sexo y poder, nosotras queremos amor. Ellos aman su libertad, nosotras les amamos a ellos.Y en estas condiciones, resulta muy difícil encontrarnos, desnudarnos y compartir placeres sin más objetivo que intimar y disfrutar del sexo y del amor. 

El patriarcado educa a los hombres para que aprendan a diferenciar el sexo del amor. Por eso les cuesta tanto cuidar amorosamente a su compañera de juegos durante el encuentro sexual. No importa si es una compañera sexual de una o de cien noches: no logran disfrutar plenamente porque están programados para dominar, para conquistar mujeres y para defenderse del amor.

Los hombres patriarcales creen que hay dos tipos de mujeres: las buenas, de las que te puedes enamorar y con las que te puedes casar, y las malas, con las que follas pero no te comprometes emocionalmente. A unas las tratas como a princesas, a las otras como piezas de caza, o como objetos de usar y tirar. Bajo esta lógica de desprecio hacia las mujeres, la sexualidad femenina se piensa en función del deseo masculino: los cuerpos de las mujeres están para ser contemplados y penetrados por los hombres. Las mujeres se dejan o no se dejan, y en torno a estas resistencias los hombres han de emplear todas sus armas disponibles para conquistarlas.
  
Los hombres dedican mucho tiempo de sus vidas y muchas energías a demostrar su virilidad y a competir con los demás para ver quien la tiene más larga y quién conquista más mujeres. Las mujeres en el patriarcado servimos para que ellos exhiban su potencia sexual y su fertilidad: un hombre es más macho cuantas más mujeres conquiste, enamore y embarace.

Para los machos patriarcales nosotras no somos compañeras: los únicos iguales a los hombres son los hombres. Nosotras somos el enemigo y la mejor arma que tienen para dominarnos es el amor, a través del cual nos sometemos voluntariamente y nos entregamos apasionadamente. No hace falta que nos obliguen a arrodillarnos: sólo tienen que enamorarnos sin enamorarse.

En la guerra entre hombres y mujeres, el que se enamora pierde, por eso es tan importante para ellos poder gozar del sexo libres de ataduras emocionales. Una de las mejores formas para evitarlo es situar a las mujeres debajo de ellos, considerarlas inferiores, seducirlas con engaños, y utilizarlas para sus fines.

Los hombres patriarcales han sido educados para ganar todas las batallas y para ejercer su poder sobre los demás, por eso a tantos les cuesta aceptar un “no” por respuesta. Para ellos el sexo no es un intercambio de placeres entre dos personas libres, sino una demostración de poder y de virilidad.

El modelo que tienen la mayor parte de los hombres patriarcales para interaccionar sexualmente con las mujeres es el mito de Don Juan, el hombre seductor que las engaña a todas y les destroza el corazón, que se burla de sus guardianes y presume de su poder delante de los demás machos.

Los don juanes de hoy en día siguen siendo igual a los de antes: mentirosos, aduladores, inmaduros, miedosos, machistas, con complejos de inferioridad y de superioridad, estafadores emocionales que se aprovechan de la necesidad de amor en la que nos han educado a las mujeres.

Las reglas del cortejo patriarcal siguen siendo las mismas que hace siglos: para conseguir tener sexo con mujeres, los hombres tienen que ofrecer amor. Para seducirlas, endulzan sus oídos con palabras hermosas, y simulan una pasión desenfrenada y cegadora. El objetivo es que ellas lleguen a sentirse el centro de la existencia del pretendiente, que se crean las únicas, que se sientan importantes: por eso se dirigen directamente a su Ego. Utilizan la misma estrategia para derretirlas a todas: exaltan su belleza, les hacen sentir especiales, y les hablan de futuro.

A la mayor parte de las mujeres que se fascinan con un Don Juan les encanta escuchar los halagos y falsas promesas, es como una droga que les entra por los oídos y que aumenta su autoestima y su Ego. Las mujeres sin el amor de un hombre no son nada, por eso esta necesidad de ser amada para sentirse importantes. Como además tienen menos dinero y poder que los hombres, les gusta que el pretendiente haga exhibición de sus recursos y sea generoso con regalos y detalles durante el cortejo (joyas, flores, bombones, teléfonos, tablets, recargas prepago o sesiones en el salón de belleza). Cuanto más generosos son ellos, más valiosas se sienten ellas y más locamente se lanzan al amor: sin paracaídas, ansiosas de vivir un romance como los de las novelas o las películas, abiertas a escuchar todas las mentiras del mundo para aumentar un poco su machacada autoestima.

Don Juan lleva repitiendo lo mismo unos cuantos siglos: “Nunca había conocido a nadie como tú”, “Tú no eres como las demás”, “Qué ojos/sonrisa/boca/manos/cuerpo tan hermoso(s)”, “Eres una mujer maravillosa/guapa/especial/única”, “Nunca había sentido esto tan fuerte que estoy sintiendo por ti”, “Eres mi princesa y quiero que vivas a mi lado como una reina”, “Por ti soy capaz de cualquier cosa”, “Yo te traigo la luna y todo lo que tú me pidas”, “Yo quiero casarme contigo y formar una familia”, “Cada día veo más claro que eres la madre de mis hijos”, “Agradezco a la vida haberte conocido y poder ver cada día esa sonrisa maravillosa”, “Quiero que te conozca mi madre para que bendiga nuestra unión”, “Eres la rosa más hermosa de la creación”, “a ti si que voy a amarte para siempre”, y otras cursiladas parecidas que hacen las delicias de las mujeres educadas en la tradición patriarcal.

Lo que mejor  les funciona es la palabra mágica “para siempre”, o “para toda la eternidad”. Ellos creen que no hay nada más excitante para el oído de las mujeres que los tiempos conjugados en futuro inmediato o futuro lejano, saben que ellas necesitan certezas, seguridades, compromisos firmes, así que fingen que ellas tienen el poder (se arrodillan para declarar su amor) y para que crean que están dispuestos a llegar hasta el final (campanas de boda).

Esta forma de cortejo basada en la adulación se puso de moda en la Edad Media, cuando los caballeros que querían entrar en la corte seducían a las damas de la nobleza para enamorarlas y poder ascender socialmente a través del matrimonio. Inventaban canciones y poemas que recitaban arrodillados frente a la ventana del torreón, y competían entre sí para ver quién era más cursi y convincente.

Luego vino el Don Juan, el coleccionista de almas inocentes y virgos rotos que una vez logrado el objetivo (meterla y correrse) huye como si le persiguiera el diablo. Don Juan es ese macho ibérico promiscuo y mentiroso que va destrozando corazones y desvirgando doncellas por el mundo para sentirse  poderoso y para reafirmar una y otra vez su frágil masculinidad y su dudosa heterosexualidad.

A Don Juan no le importa el daño que causa en sus amantes y en los hijos que va sembrando por la vida: lo que le pone cachondo de verdad es la admiración y la envidia que causa en otros hombres. A Don Juan lo que le excita es ganar la competición de caza y alardear de sus conquistas delante de los demás machos, mucho más que el propio encuentro sexual con las mujeres a las que conquista.

Esto lo explicaba muy bien en su tesis el doctor español Don Gregorio Marañón, que habla sobre la posibilidad de que Don Juan fuese homosexual reprimido, o tuviese algún tipo de disfunción sexual que le hacía utilizar a las mujeres para ocultar lo que tuviera que ocultar. Al muchacho le preocupaba más la cantidad que la calidad, por eso tantos machos de hoy en día siguen presumiendo del número de sus conquistas sexuales, no de la calidad de sus encuentros sexuales.

Cuanto más inseguro y miedoso es un hombre, más amor y admiración necesita, y más víctimas dejará en el camino: los hombres con problemas de erección, micropenes, mutilación emocional o complejos e inseguridades varias son los que más conquistas hacen y los que nunca repiten con la misma. Su huida es el reflejo de su miedo, y cuanto más miedo tienen, más daño hacen. Para ellos el fin justifica los medios: esta es la razón por la cual les resulta imposible relacionarse como adultos, desde la igualdad, la honestidad y la sinceridad. Para ellos el amor no es un placer, sino una guerra en la que siempre quieren ganar.

El macho patriarcal pone en primer plano la defensa de su libertad y su soltería, y se cree con derecho a disfrutar de la diversidad sexual, mientras a nosotras nos la prohíben (nosotras somos unas degeneradas/putas/ninfómanas si hacemos lo mismo que Don Juan, o sea, si nos entregamos al placer con varios hombres sin comprometernos emocionalmente con ninguno).

A algunos machos patriarcales les cuesta aceptar con deportividad y elegancia el rechazo: creen que cuando una mujer le dice NO es que en realidad quiere decir que sí: lo que quiere es parecer decente para que la insistas, y si perseveras en tu tarea, ganas seguro y ella baja todas sus resistencias y se entrega plenamente al amor

Las mujeres de la época de Don Juan tenían que proteger su virginidad y su reputación, y los hombres tenían que destrozar ambas con promesas de amor y de futuro. Si una mujer se entregaba a la primera no servía como esposa, sólo como amante, por eso todas intentaban resistirse a las peticiones de los hombres, aunque lo estuviesen deseando.

Hoy en día seguimos igual: la que dice que no es una virtuosa (aunque hay que follársela igualmente, no importa lo difícil que sea la conquista), la que dice que es una fresca y una guarra que no se respeta ni a sí misma. A los machos les excitan más las mujeres virtuosas, porque son más difíciles de conquistar, y porque son piezas de caza más valiosas. A Don Juan no le gustaban las mujeres casadas, ni las prostitutas, ni las mujeres empoderadas: él iba a por las vírgenes, las inocentes, las monjas y las doncellas encerradas en sus palacios.

Don Juan es un triunfador porque de lo pesado que se pone, logra siempre su objetivo. Es por esto que los babosos creen que tienen que insistir cuando reciben un no por respuesta: saben que las doncellas al final se rinden y se dejan como en la leyenda de Don Juan, y si no se dejan, igual hay que forzarlas un poquito..

Casi todos los machos patriarcales se sienten atractivos y poderosos, por eso su Ego y su frágil masculinidad no soportan que una mujer no se derrita de inmediato ante sus encantos y sus estudiadas técnicas de cortejo. De fondo hay una especie de miedo al rechazo y al fracaso, y mucho rencor latente hacia las mujeres, tanto a las que “se dejan” (son todas unas putas) como a las que “no se dejan” (son unas estrechas pero lo están deseando).

Este odio es permanente en las relaciones que establecen los hombres machistas con las mujeres, por eso pasan tan rápidamente de los halagos a los insultos, las amenazas, las humillaciones, el acoso: algunos se ponen muy  violentos cuando quieren tener libre acceso a nuestros cuerpos y no pueden. Es un tema de poder. No quieren sexo cuando nos acosan y nos violan, individualmente y en grupo. Lo que quieren en realidad es sentirse poderosos, y alardear de su poder delante de los demás machos, como dice la antropóloga argentina Rita Segato. 

Creo que por eso a los hombres más machistas les cuesta tanto ligar y disfrutar del sexo y del amor. Su afán por dominar y ejercer el poder les impide tener relaciones bonitas, profundas y placenteras con las mujeres, porque no se relajan nunca, siempre están alerta. 

Mientras sigamos siendo para ellos animales a los que cazar y penetrar, mientras se sigan defendiendo del amor y de las mujeres, va a seguir siendo muy difícil disfrutar del sexo: poner tantos muros, cerrojos y cadenas sólo les permite tener experiencias superficiales e insatisfactorias que les dejan y nos dejan una tremenda sensación de vacío.

Son pocos los hombres patriarcales capaces de disfrutar de una experiencia sexual desde el amor, la ternura y los buenos tratos: la mayoría creen que el sexo es algo sucio que practican con mujeres sucias que no merecen ni una pizca de cariño. De hecho, creen que cuanto peor nos traten, más vamos a someternos y a mendigar su amor. Y lo peor es que tienen razón.

No tienen ni idea de cómo funciona la sexualidad femenina de las mujeres porque el porno les da una visión muy pobre del placer, centrado en su falo y la penetración y en acabar cuanto antes para demostrar la fuerza de su semen. No les gusta hablar de sexo con sus compañeras, ni se molestan en preguntarles qué es lo que les eleva a los cielos, o qué es lo que no les da placer. En esas condiciones, las mujeres fingen los orgasmos para no herir la masculinidad frágil de sus compañeros, o para que dejen de apretar el clítoris como si fuese un botón, o para que terminen cuanto antes porque no se están divirtiendo. Todo se centra en ese miedo de los hombres a no parecer machos de verdad, a no dar la talla, a no tener el poder.

Cuando se termina el folleteo, lo primero que hacen es preguntar para saber si lo han hecho bien y si se han quedado extasiadas con su potencia de macho. Lo segundo que hacen es advertirnos: “Nena, no te enamores de mí, que soy un mutiladoemocional”. Presumen de su discapacidad para disfrutar de sus sentimientos y de sus relaciones porque creen que las emociones y los afectos es cosa de mujeres. Ellas son las que aman y entregan su poder al amado, ellos mientras sacian sus necesidades sexuales sin quitarse la armadura. Y así nos va.

Los mejores orgasmos sólo pueden darse cuando los compañeros sexuales se sienten libres e iguales, cuando se tratan con respeto y ternura, cuando ambos están desnudos, se sienten seguros y en confianza, no tienen miedo de la otra persona, no tienen ninguna necesidad de manipular o de poseer a la otra persona, no construyen muros defensivos, y se entregan al placer desde la complicidad, las risas, el juego y las ganas de disfrutar y hacer disfrutar a la otra persona.

El día que seamos capaces de relacionarnos como compañeros y compañeras, podremos liberarnos de toda la carga patriarcal y de todas las luchas de poder desde las que nos relacionamos ahora. Ligamos con mentiras y engaños, elaboramos estrategias de guerra para domar al enemigo, reprimimos y disimulamos nuestras emociones, no sabemos cómo pactar para asegurarnos mutuamente el disfrute, es realmente un desastre.

No sabemos cómo cuidar a nuestras parejas sexuales ni cómo cuidarnos a nosotras mismas para que el amor sea un placer y no un sufrimiento. Mientras los hombres sigan arriba y las mujeres abajo, el patriarcado seguirá jodiendo nuestros encuentros sexuales y seguirá boicoteando nuestros orgasmos.

Así que igual estaría bien que los hombres se trabajen su masculinidad y su forma de relacionarse entre ellos y con nosotras. Es urgente también plantearnos colectivamente que otras formas de ligar y de follar son posibles, que otras formas de relacionarnos sexual y afectivamente son posibles. Sólo hay que liberar al sexo y al amor de la misoginia y el machismo que nos ponen tantas barreras al disfrute, liberarse de los miedos, y cuidarnos. Cuidarnos a nosotras mismas, cuidar al otro y dejar que nos cuiden, no importa si la relación dura una noche o veinte años.

En el fondo es una cuestión de sentido común: cuanto más libres seamos, más disfrutaremos. Se folla mejor con alguien a quien admiras y aprecias, con alguien a quien puedes mirar a los ojos y relacionarte de tú a tú. Yo estoy convencida de que la clave para compartir placeres y disfrutar de nuestras relaciones es el compañerismo, el buen trato y los cuidados mutuos. Que al final de lo que se trata es que lo pasemos todos bien y disfrutemos del amor y de la vida en buenas compañías.



Coral Herrera Gómez



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17 de enero de 2018

Utopías amorosas para todas



¿Qué tal si sustituimos al «Príncipe Azul» por «un mundo mejor para todas y todos»?

Imaginen, chicas, todas nuestras energías, nuestros saberes, nuestra creatividad, nuestras habilidades, nuestra imaginación, nuestro deseo y erotismo, nuestro amor, nuestras ilusiones, nuestras fuerzas y nuestro tiempo en construir un mundo mejor.

Millones de mujeres están ahora solas sufriendo por amor, o soñando con un ser inexistente y con un modelo de pareja irreal como la salvación.

Convirtamos la utopía romántica individualista en una utopía amorosa colectiva en la que quepamos todas. 

Imaginemos un mundo de mujeres organizadas salvándose juntas, con los pies en la tierra, peleando por sus derechos, liberándose del patriarcado, creando redes de solidaridad y apoyo mutuo, revolucionando los afectos y las relaciones, trabajando las emociones para la transformación personal y colectiva. 

Mujeres unidas diseñando un mundo mejor, libre de violencia, discriminación, jerarquías y explotación.

Mujeres que defienden el derecho al placer, 
mujeres que quieren disfrutar del amor, 
mujeres que quieren gozar y ser felices, 
mujeres que construyen sus utopías amorosas libres de dependencias y de mitos patriarcales, 
mujeres desobedientes y en rebeldía que sueñan con un mundo mejor.

#MujeresQueYaNoSufrenPorAmor #UtopíasAmorosasParaTodas #LaRevoluciónDelAmor #RomanticismoSocial #LoRománticoEsPolítico #AmorDelBueno #QuererseBien #Feminismo #Sororidad #DerechosHumanos #Solidaridad #BuenTrato #Igualdad #Diversidad #OtrasFormasDeQuererseYDeOrganizarseSonPosibles

Coral Herrera Gómez 



2 de enero de 2018

¿Cual es la diferencia entre la Escuela y el Laboratorio del Amor?



¿Cuál es la diferencia entre el Laboratorio del Amor y la Escuela?
La Escuela del Amor es mixta, para mujeres, hombres y gente diversa. Los talleres tienen un comienzo y un final, los cursos son cuatrimestrales y comienza con los solsticios de primavera, verano, otoño e invierno. Dura 4 meses y celebramos 3 chats en directo, pero el resto del tiempo no hay horarios y tú decides cuánto tiempo y a qué horas conectarte. Con sólo hacer un curso o taller en mi Escuela, te conviertes en miembro permanente de manera gratuita, y tienes acceso a los espacios comunes:  la Biblioteca del Amor, el Cine-Fórum, el Blog, y los foros de trabajo. Cuesta 80 euros.
El Laboratorio es una red social privada, una comunidad virtual sólo para mujeres. Tenemos foros, ejercicios, la Biblioteca del Amor, el Cine-Fórum, el Blog,  y celebramos dos chats al mes en directo. En el Laboratorio tenemos un foro de acompañamiento para escucharnos, desahogarnos, pedirnos consejo y compartir nuestros procesos individuales. Puedes permanecer el tiempo que quieras, y puedes apuntarte y desapuntarte en cualquier momento. Cuesta 10 euros al mes, o 100 euros al año. 

Si quieres saber más sobre la Escuela del Amor y el Laboratorio, entra en mi web: 

12 de diciembre de 2017

Curso de Invierno en la Escuela del Amor




Duración: 14 semanas
Inicio: 4 de Enero de 2018
Dirigido a: Mujeres, hombres y gente diversa de todas las edades y países.
Modalidad: Es un curso en línea, puedes apuntarte desde cualquier país y trabajar desde tu ordenador, tu tablet o tu teléfono.
Precio: 80 euros
El precio del curso incluye:
  • - tres chats en directo con Coral Herrera,
  • - materiales,  ejercicios y una caja de herramientas
  • - acceso a la Biblioteca del Amor, el Blog y el Cine-Fórum
  • - pasar a ser miembro permanente de la Escuela del Amor


Temas del Curso
1. Autoestima, autoamor, autocrítica amoroso y empoderamiento personal y colectivo.
2. El romanticismo patriarcal: desmitificando el amor.
3. Feminismos y masculinidades, ¿otras relaciones son posibles?
4. Soledades, rupturas, y duelos.
5. Nuestras utopías amorosas: pactos, estrategias y herramientas para sufrir menos, y disfrutar más del amor.  

Objetivos del Curso
En este curso trabajamos la autoestima y el autoamor, el empoderamiento personal y colectivo, la autocrítica amorosa y el auto-reconocimiento. Vamos a desmontar y desmitificar colectivamente el romanticismo patriarcal de nuestra cultura, y de nuestro interior. Vamos a aprender y debatir sobre los feminismos, la identidad femenina, la masculinidad patriarcal, y las relaciones heterosexuales en la era posmoderna de los amores líquidos. Vamos a hablar de nuestras soledades, de nuestros duelos y nuestras rupturas. Vamos a terminar imaginando otras formas de querernos, estableciendo pactos con nosotras mismas y con las compañeras, trabajando en todo aquello que queremos eliminar, añadir o transformar de nuestras vidas. Diseñaremos nuestra propia utopía amorosa colectivamente, y compartiremos herramientas para gestionar nuestras emociones, para llevar la teoría a la práctica, y para sufrir menos, y disfrutar más del amor. 
El trabajo se divide en cinco módulos que duran dos semanas, en cada uno de ellos haremos ejercicios para trabajar individual y colectivamente. Además, dispondremos de materiales, un foro de acompañamiento y una caja de herramientas colectiva para trabajar durante todo el cuatrimestre juntas. 
Vente con nosotras a trabajarte el amor, ¡en compañía se desaprende mejor!

Toda la info y el botón de inscripción están en mi web, 
apúntate a a la Escuela del Amor de Coral Herrera aquí: 

1 de noviembre de 2017

Machos Sin Amor


Autor: Bansky 


No es justo que los machos violentos reciban tanto amor, y que abusen, maltraten y asesinen a tantas mujeres necesitadas de cariño. No es justo que los machos violentos disfruten de tantos cuidados, tanta entrega, tanto sacrificio, tanto trabajo gratis, tanta adoración. Me da mucha rabia ver cómo conquistan a las mujeres heteras pensando que cuanto más las maltraten, más los querrán. Mujeres maravillosas que se merecen una vida libre de violencia, llena de sueños y de alegría, trabajando en sus proyectos, y disfrutando de la única vida que tenemos en buenas compañías. Cuando siento esa rabia pensando en todas ellas, me imagino un mundo de mujeres libres, autónomas y empoderadas en el que los machos violentos se quedan solos. Sin nadie que les cuide, que les ame, que les obedezca, que les comprenda, que les aguante, que se someta en nombre del amor. Sin nadie a quien dominar, controlar, machacar, humillar, nadie a quien destrozar la autoestima, nadie que les haga sentirse poderosos y necesarios. Sin nadie a quien maltratar, a quien violar, a quien insultar, sin nadie que trabaje gratis para ellos, sin nadie que les espere con miedo cuando vuelvan de la cantina hasta el culo de guaro. A estos hombres machistas y misóginos les imagino solos, sin amor, sin pareja, sin esclavas, sin criadas. Y a las mujeres nos veo juntas, disfrutando de la vida, creando redes, empoderandonos colectivamente, y enamorandonos de hombres estupendos que se trabajan el patriarcado, con herramientas para gestionar sus emociones, y con ganas de disfrutar del amor compañero. Son muy pocos, pero existen, y ojalá cada vez sean más. Esto tiene que cambiar ya: la revolución feminista tiene que empezar en nuestras emociones y en nuestras relaciones. Tenemos que liberarnos personal y colectivamente para que los machos violentos no reciban ni una gota más de amor, que se queden solos y apartados, que se destruyan entre ellos. Tenemos que dejar de mitificar al héroe violento y poderoso, reivindicar las masculinidades no patriarcales, y buscar otras maneras de enamorarnos y de emparejarnos en las que no haya sufrimiento, ni jerarquías, ni violencia. Necesitamos más amor del bueno para querernos entre nosotras, para aislar a los violentos y para acabar con el patriarcado. #LoRománticoEsPolítico #MachosSinAmor #DestrozarElPatriarcado #MachoSolos #Feminismos #Masculinidades #EmpoderamientoFeminista #QuererseBien #OtrasFormasDeQuererseSonPosibles Coral Herrera Gómez



30 de octubre de 2017

¿Cómo me trabajo el amor romántico? Coral Herrera


Mucha gente me pregunta cómo me aplico yo toda mi teoría, cómo me lo trabajo para sufrir menos y disfrutar más del amor, qué herramientas utilizo, y cómo trabajo en mis talleres y cursos del  Laboratorio del Amor. Aquí comparto mi metodología con todas vosotras, ojalá os sea útil y os ayude a trabajaros lo vuestro, a solas, con amigas o en colectivas de mujeres. 
Se resume todo en seis puntos: 
1)Analizamos el mundo en el que vivimos, la ideología patriarcal y capitalista que subyace a toda nuestra cultura amorosa para poder desmontar los mitos del amor romántico, y el modelo de amor patriarcal que nos inoculan en vena desde nuestra más tierna infancia. Analizamos el amor en su dimensión política, económica, social, religiosa, cultural, sexual y emocional para desmitificarlo y para despatriarcalizarlo.
2) Identificamos cómo cada una de nosotras ha interiorizado esos mitos, esos roles, esos estereotipos, y esos mandatos de género. Cómo determinan nuestras emociones, nuestros discursos, nuestro comportamiento. Cómo determinan nuestra forma de ser y de relacionarnos con la pareja y con los demás. Identificamos también cómo nos resistimos y cómo nos rebelamos ante los mandatos patriarcales desde pequeñas hasta la actualidad, y diseñamos estrategias para liberar nuestras emociones del patriarcado. 
3) Trabajamos mucho la autoestima: ¿cómo hemos interiorizado la guerra contra las mujeres y cómo la aplicamos contra nosotras mismas?, ¿cómo nos cuidamos y cómo cuidamos a los demás?, ¿cómo nos tratamos a nosotras mismas?, ¿cómo nos comunicamos con nosotras mismas?. ¿Cómo hemos aprendido a querernos o a odiarnos?, ¿cómo vamos a desaprenderlo y cómo vamos a aprender a querernos bien a nosotras mismas?, ¿cómo vamos a evitar el auto-boicot y el auto-engaño?, ¿cómo vamos a aprender a aceptar la realidad y aprender a aceptarnos a nosotras mismas tal y como somos?
4) Utilizamos la autocrítica amorosa para conocernos mejor, para construir una relación bonita con nosotras mismas, para construir relaciones bonitas con los demás, para identificar todo aquello que no nos gusta de nosotras mismas, para mejorar todo aquello que se puede mejorar, para cambiar todo lo que no nos hace felices o nos hace daño, para aprender a responsabilizarnos de nuestro bienestar, de nuestra salud y nuestra felicidad. Para aprender a amar como adultas, para poder construir la mejor versión de nosotras mismas, para ser mejores personas, para ser más felices y hacer más felices a los demás. 
5) Analizamos, desde la autocrítica amorosa, las relaciones de poder: ¿cómo trabajarnos el Ego para que no trate de imponerse a otros Egos?, ¿cómo nos esclaviza nuestro propio Ego?, ¿cómo ejercemos el poder, cómo nos afectan y determinan los poderes de los demás?, ¿qué hacemos con nuestro poder cuando nos enamoramos?, ¿cómo dominamos la realidad y a los demás, cómo nos dominan los demás a nosotras?, ¿hemos elegido la vía de la sumisión o de la dominación para manipular nuestro entorno?, ¿cómo hacer para eliminar las jerarquías y aprender a relacionarnos horizontalmente con los demás?
6) Camino a la transformación: construimos herramientas para llevar la teoría a la práctica, individual y colectivamente. Compartimos vivencias y reflexiones con las demás, mezclando lo personal con lo político, para crear una ética colectiva en torno al amor y a las relaciones sexoafectivas. Establecemos estrategias para sufrir menos, y disfrutar más del amor, y para liberarnos del patriarcado juntas. Diseñamos nuevas utopías y reinventamos el amor, elaboramos pactos con nosotras mismas para el trabajo personal que estamos haciendo, nos empoderamos en buenas compañías, ayudamos a las compañeras cuando piden consejo o cuando necesitan cariño en momentos difíciles, practicar la sororidad con mucho amor del bueno. Asumimos lo político de nuestro trabajo: nos estamos liberando para vivir mejor, para estar mejor, para relacionarnos mejor, y para transformar el mundo en el que vivimos.
Lo Romántico es político, y otras formas de quererse y de organizarse son posibles: el cambio es imparable, y el trabajo es colectivo, nosotras estamos apostándole a la transformación y a la revolución de los afectos, ¿te apuntas? 
Coral Herrera Gómez





Si quieres unirte a nosotras para trabajar en buena compañía con mujeres de muchos países diferentes, vente al Laboratorio del Amor. 



Si quieres seguir leyendo, aquí tienes más herramientas: 







23 de octubre de 2017

Necesitamos toneladas de autocrítica amorosa

Necesitamos toneladas de autocritica amorosa para identificar los patriarcados que nos habitan a todos, hombres, mujeres y gente diversa. Del patriarcado no se libra nadie: nacemos en él, nos educamos en él, lo interiorizamos, lo reproducimos, lo transmitimos y lo enseñamos a las nuevas generaciones. Está muy dentro y alrededor de nosotros, en la interacción social y afectiva, en la cultura y la comunicación, en las leyes, en el ámbito laboral, en las escuelas, en las redes sociales, en las relaciones de pareja, en la Ciencia, en las religiones, en la Medicina, en la Filosofía, en el arte, en los partidos políticos, en los movimientos sociales, y si, también en los feminismos. T

Tenemos que analizar la realidad colectivamente, tenemos que conocernos mejor a nosotras mismas, tenemos que desaprenderlo todo y volverlo a inventar, tenemos que despatriarcalizar el deseo, las emociones, la manera en la que nos relacionamos sexual y afectivamente, la manera en que convivimos y nos organizamos política y económicamente. 

Es un trabajo de transformación individual y colectiva, una revolución a todos los niveles, y el objetivo es cambiar el mundo. Por eso necesitamos tanta autocrítica amorosa: para visibilizar el problema, para hablarlo, para generar debate, para reflexionar a solas y en grupos, para empezar con la interacción cotidiana con nuestra gente cercana, la del día a día. 

El objetivo común es acabar con la desigualdad, la discriminación, la explotación, los abusos, las agresiones y las violaciones. La violencia nos afecta a todos: si queremos un mundo mejor y una vida mejor hay que hablar mucho sobre lo que nos pasa, escucharnos las unas a las otras, trabajarnos los patriarcados, elaborar pactos de convivencia, tejer redes de ayuda mutua, y tomar acción, en las calles, en las plazas y en las redes. Y sobre todo, en una misma, en uno mismo, para que la autocrítica pueda ser colectiva. 

#AutocríticaAmorosa #LuchaFeminista #Despatriarcalizarnos

Coral Herrera Gómez 

18 de octubre de 2017

Aprender es un placer

¿Por qué tenemos que aprenderlo todo a golpes, por qué hay que pasarlo mal para darse cuenta de las cosas, por qué no podemos aprender las cosas sin sufrir?. Aprender es un placer en todas las áreas de la vida, pero especialmente en el amor. Por eso podemos trabajar en ello para sufrir menos, y disfrutar más del amor: en el Laboratorio del Amor desmontamos el romanticismo patriarcal, nos inventamos nuevas formas de querernos, nos transformamos individual y colectivamente, construimos juntas herramientas que nos faciliten el entrenamiento en el arte de amar. 

Os invito a uniros a nosotras en este enlace

http://otrasformasdequererse.com/laboratorio-del-amor/


 #AprenderEsUnPlacer #QuererseBien#LoRománticoEsPolítico #OtrasFormasdeQuererse

1 de octubre de 2017

La renta básica, las mujeres y el amor

Ilustración de la Señora Milton

¿Qué ocurriría en un país en el que se aprobase una renta básica de 2.500 euros al mes para todos y todas?, ¿qué cambios sociales, políticos, económicos, culturales, emocionales y sexuales implicaría en las vidas de las mujeres?
¿Cómo sería el amor en un mundo de mujeres libres y autónomas? Amor y Renta Básica, una utopía feminista en mi nuevo post para Pikara Magazine. Es el más loco que he escrito en mi vida. No se imaginan cómo disfruté escribiéndolo, fue un placer imaginar un mundo en el que las mujeres no dependemos de los hombres, ni económica, ni laboral, ni emocionalmente. Un mundo en el que tendríamos todas más tiempo para nuestros proyectos, para nuestros sueños, para los afectos y los cuidados, para vivir el amor desde la libertad, no desde la necesidad. Ay, pero qué delicioso es soñar con otros mundos posibles.

Acompáñenme a soñar una utopía feminista, y lean mi nuevo post en la revista Pikara Magazine. 

30 de septiembre de 2017

Si tú te liberas del mandato "sufrirás por amor", nos liberamos todas. Gracias, compañera.


Hoy te atreviste a romper tus cadenas después de varios meses sufriendo en una relación que ya no era de amor. Estuvimos acompañándote y acuerpandote entre todas, viendo como dudabas, como cogías fuerzas poco a poco, respetando tus tiempos, sosteniéndote cuando te venías a abajo, y escuchándote cuando necesitabas desahogarte. Y hoy diste el paso, lo hiciste, hablaste claro y alto y te dijiste a tí misma: prefiero estar sola a estar mal acompañada. Ya no más sufrir por amor: te has liberado, y nos ha liberado a todas.

Nos has enviado un audio alucinante para contarnos de su liberación, y se nos han saltado las lágrimas al escuchar tu voz emocionada y tu llanto. Hay alegría, hay miedo, hay mucha pena, y un profundo dolor en tu voz, pero también hay muchas ganas de vivir, de pasar a otra etapa, de empezar de cero, de mirar con ilusión el futuro. Y es contagioso: todas las compañeras del Laboratorio del Amor nos sentimos felices de haber podido acompañarte, y de sentir que es posible sufrir menos, y disfrutar más del amor.

Cada vez que una de nosotras se rebela contra el mandato patriarcal "sufrirás por amor", todas las demás damos un paso hacia delante. Cada vez que una de nosotras decide romper una relación en la que no se siente bien cuidada, bien amada, bien querida, bien tratada, las demás nos liberamos con ella. Porque lo romántico es político, y cada vez somos más las mujeres que estamos haciendo un trabajo inmenso a nivel personal y colectivo para liberarnos del patriarcado.

Lo que has hecho hoy, poner fin a una relación que te hacía daño y te chupaba las energías y el tiempo, nos ha ayudado a todas. Porque vos sos el ejemplo de que podemos salir de relaciones que nos hacen daño, y de que podemos acabar con la dependencia emocional que nos subordina y nos mantiene sumisas a un hombre que no nos trata bien. Con tu decisión, nos damos cuenta de nuevo de que podemos tomar decisiones sensatas que nos beneficien a nosotras y a todas las demás, podemos disfrutar del amor de nuestros seres queridos y así no sentirnos solas jamás. Podemos elegir con quien queremos estar, cuánto tiempo y en qué condiciones, podemos elaborar pactos con nosotras mismas y cumplirnos, podemos cuidarnos, escucharnos, protegernos y querernos a nosotras mismas. Podemos irnos cuando nos hacen daño, podemos gritar basta cuando ya no le vemos sentido a vivir sufriendo por amor. Podemos ayudar a las demás en el proceso de empoderamiento frente a los mandatos del amor romántico que nos quiere de rodillas, sufridoras, sumisas, masoquistas. Podemos ser la mujer que nos de la gana de ser: podemos construir nuestra identidad femenina rebelandonos a los estereotipos, los roles y los mandatos de género, podemos desmitificar el amor romántico y reinventarlo. Podemos fabricar nuestras propias herramientas para gestionar nuestras emociones, para superar los duelos, para aprender a cuidarnos, para elegir las mejores compañías.

Me siento muy orgullosa de esta comunidad de mujeres tan diversas: jamás pensé que podría ser tan maravilloso trabajar juntas en el proceso de despatriarcalizar y desmitificar el amor. Es tan hermoso sentirnos escuchadas sin ser juzgadas, animarnos unas a otras, darnos buenos consejos, y acompañarnos las unas a las otras desde puntos tan lejanos del planeta. Poco a poco, nuestro trabajo colectivo va dando sus frutos, y esto nos empodera a todas porque nos hace pensar que podemos soñar con otras maneras de amar, y que realmente otras formas de quererse son posibles.

Gracias, amora, por compartir este proceso de liberación con nosotras, y por demostrarnos que aunque no es fácil llevar la teoría a la práctica, es posible transformar nuestras vidas y el mundo que habitamos. Habrá momentos muy difíciles a partir de ahora, pero estamos contigo para sostenerte y acompañarte en todo el proceso. El paso más duro ya lo has dado: ahora tienes delante un folio en blanco para pintarlos con los colores que desees, tienes dentro de ti muchas ganas de vivir, y tienes alrededor mucha gente que te quiere y te apoya.

¡Te mandamos un abrazo todas las compañeras del Laboratorio, gracias por atreverte a ser feliz!

26 de septiembre de 2017

Mejor sola que mal acompañada




Solas no estamos nunca, tenemos un montón de gente que nos quiere. No tener pareja(s) no es un fracaso: el fracaso es estar con alguien que no te quiere bien, que no te trata bien, que te hace sufrir. El fracaso es estar en una relación que no funciona y que no te hace sentir bien. Siempre se está mejor soltera y rodeada del amor de tu gente querida, que en una relación de pareja que no te hace feliz.
Coral Herrera Gómez

19 de agosto de 2017

Amor del bueno: la ternura social. Barcelona 2017

Lo que yo entiendo como "Amor del bueno", es lo que palpita y se derrama por Barcelona. Esa energía amorosa la siento como un gran corazón formado por muchos corazones latiendo al mismo tiempo. Gente que en momentos de angustia y tristeza se une para luchar contra el miedo, para protestar contra el terror, para curar heridas juntas, para ayudarse en todo lo que pueden, para acompañarse en estos días de dolor, rabia y tristeza. Gente que se vuelca en ayudar a los demás y que se hermana sin importar el color de piel, la religión, la edad, el idioma, la nacionalidad, la orientación sexual, la clase social. Se están mezclando todas para ayudarse y darse calorcito humano, y todas están demostrando que otras formas de relacionarse, de quererse y de amarse son posibles. Me admira mucho tanta ternura y solidaridad, y la valentía que le están echando a esta lucha contra la violencia, el fascismo, el terrorismo, el racismo,y ojalá que el machismo. Yo las siento, a todas esas personas, a diez mil kilómetros de todas ellas, unidas en el amor. Es justo la utopía romántica que yo anhelo: un mundo de gente amorosa y unida.
 #OtrasFormasDeQuererseSonPosibles#AmorDelBueno #QuererseBien #Barcelona

Publicación en mi facebook: 

13 de agosto de 2017

Nena, no te enamores de mí





Nena, no te enamores de mí.
 Es la frase favorita que te sueltan después del primer polvo los machos alfa, esos chicos guapos que hacen gala de su mutilación emocional y sentimental. Se caracterizan porque se sienten muy deseables, y se enorgullecen de su soltería y de su aspecto de "chico duro". No les avergüenza su discapacidad para hacer el amor desnudos. Puede que se quiten la ropa para follar, pero no la coraza: no quieren complicarse la vida, no quieren sufrir, no quieren mostrar su vulnerabilidad y sus miedos, no quieren perder su libertad, no quieren comprometerse, ni compartirse, ni intimar, ni profundizar en una relación.

No te enamores de mí  es una frase cargada de información. Contiene indicaciones, consejos, advertencias, amenazas, y se entona con un pelín de soberbia y otro poquito de victimismo. Los pobres lo pasaron muy mal en algún momento de su vida, y en un arrebato de generosidad, te cuentan que en el año 1990 sufrieron mucho con la traición de una novia a la que amaban con toda su alma y que se fue con su mejor amigo. Desde entonces no confían en ninguna mujer, ni confían en el amor, y te explican en tono paternalista que prefieren ser sinceros para que no haya malentendidos y para que no te hagas "ilusiones"

Otros machos alfa simplemente se cierran al amor por miedo, por pereza, y la mayoría, porque son machistas. A los niños les enseñan desde pequeños que las mujeres son todas unas putas, excepto su madre y algunas mujeres más de su familia (la abuela, la hermana, la tía). Las demás mujeres son todas malas, perversas, egoístas, caprichosas, codiciosas, ambiciosas, interesadas: sólo quieren vaciarte el bolsillo y destrozar tu corazón. Por eso hay que defenderse de todas, y tratarlas como putas, que es lo que son la grandísima mayoría.

El machismo les educa para que jamás nos vean como compañeras. El amor es una guerra, y pierde el que se enamora. Nosotras somos las enemigas, y la batalla consiste en luchar para ver quién domina a quién. En todas las guerras hay perdedores y vencedores, y los mutilados emocionales siempre quieren ser los vencedores. Les aterra que los demás se rían de ellos, que cuestionen su virilidad, que les tachen de calzonazos, por eso saben que para poder llevar las riendas y los pantalones, es fundamental defender su libertad a capa y espada.

No es sólo que tengan miedo del poder de las mujeres, es que además quieren ejercer su poder de una forma absolutista y totalitaria: a las mujeres hay que domesticarlas. Y para tenerlas a sus pies, saben que hay que tratarlas mal. Si las das todo, se aburren y te abandonan. Si las pones obstáculos, si te sienten difícil de conquistar, se volverán locas de amor y se volcarán en el empeño de ser amadas. La mejor manera de someter a las mujeres es enamorándolas, tratándolas como si fueran seres inferiores o poco importantes, e intentando no enamorarte tú. 

Esto es lo que la cultura patriarcal les enseña:

Las mujeres son como el juego del frontón, cuanto más duro les das, más rápido llegan a ti.

El que se enamora, pierde.

Dos grandes consejos para domesticar mujeres sin necesidad de obligarlas.

Nena, no te enamores de mí, es la frase de aquellos que piensan que si te has acostado con ellos es porque eres como todas: una puta. Las princesas no se acuestan a la primera con un desconocido, por eso se merecen que las trates con respeto. A las demás mujeres no hay por qué respetarlas: puedes tratarlas como un objeto porque son inferiores a ti.

Hay muy pocas princesas, por eso cuesta tanto encontrar a la mujer de tu vida. Ellos no pierden la fe: algún día aparecerá en sus vidas esa chica dulce, sumisa, tranquila, obediente, devota del amor y del hombre al que ama. Una mujer dependiente, pasiva, con poca autoestima, miedosa, servil, que nació para amarle, que aguanta todo lo que le echen, que es capaz de soportarlo todo "por amor".

Mientras llega la media naranja, el macho alfa se entretiene con mandarinas: se acuesta con todas las que le apetece, pero a ninguna entrega su corazón. Así son los héroes masculinos de nuestra cultura: llaneros solitarios, guerreros, viajeros, aventureros, hombres libres con misiones importantes en cuyas historias las mujeres aparecemos como recompensa a su valentía y a su esfuerzo. Nuestro papel es siempre secundario, y nuestra función es engrandecer todavía más al héroe con nuestro amor incondicional, nuestra entrega, nuestra fascinación y nuestra necesidad de ser amadas.

Nena, no te enamores de mí, es la señal para detectar al chico que se siente poderoso, atractivo y capaz de enamorarlas a todas. No les da vergüenza parecer unos creídos: se sienten especiales, y saben que a las chicas les encanta el niño asustado que se esconde tras el tipo duro que presume de su coraza emocional. Todas las protagonistas de las películas conectan con ese niño asustado, se apiadan de él, se muestran comprensivas, se derriten de la ternura, sueñan con protegerlo y cuidarlo, sueñan con transformarlo, con curarlo, con salvarlo a base de toneladas de amor verdadero.

En la ficción, todas lo consiguen.

En la realidad, el coste de relacionarse con un mutilado emocional es altísimo para las mujeres de carne y hueso. Se han creído el cuento de que perseverando le convencerán de lo bonito que es el amor y lo especiales que son ellas. En eso se les va la energía y el tiempo mientras viven la no-relación: en demostrarle al macho alfa que ellas no son como todas, en persuadirle de que ellas si se merecen ser amadas porque en ellas está la pureza del amor verdadero. 

No te enamores de mí  es una frase que también sirve para que elijas: o lo tomas, o lo dejas. Si decides quedarte, tienes que aceptar sumisamente el tipo de no-relación que te está proponiendo. En una no-relación no hay compromiso, no hay negociaciones, no hay responsabilidad, no hay exigencias ni reproches. No importa si la no-relación dura un mes, un año o diez años: ellos están convencidos de que no quieren pareja. Aunque la tengan.

No quieren abrirse, no quieren desnudarse, no quieren gozar de los placeres del amor. Sexo si, pero sin intimidad y sin desnudarse. Sexo, mucho, pero sin emocionarse. Sexo como ellos quieren, con la frecuencia que ellos quieren, con las normas que ellos imponen: tú solo puedes aceptar, o irte. No te están engañando: son muy sinceros. No van a enamorarse, da igual lo que hagas, da igual lo que sientas: si te enamoras, es tu problema. Ellos no van a dar los pasos típicos del noviazgo, no van a conocer a tu familia ni tú a la suya, no te van a presentar a los amigos y amigas, no te van a considerar alguien importante en sus vidas. A su gente le dirán de ti: "es sólo un rollo, es la tía con la que follo, es sólo sexo, no significa nada para mí, no quiero nada con ella, no es nadie"

No te enamores de mí, nena, es la frase del chico que cree que el amor le debilita y le quita todo su poder. Es el hombre que cree que los sentimientos son cosas de mujeres, y que ama su libertad por encima de todo: su misión es defenderla de todas aquellas que pretenden seducirle para apresarle en un hogar lleno de felicidad del que ya no podrá salir nunca más. 

No te enamores de mí es una frase que provoca en las mujeres diferentes reacciones. Unas salen corriendo espantadas, otras se decepcionan, se cabrean o se mueren de la da pena. Unas se ríen en su cara a carcajada limpia y le dejan en calzones. Unas no hacen ni caso. Otras se lo toman a mal y contestan con ironía que de dónde se ha sacado que ellas van a enamorarse así como así de cualquiera.

Y luego están las que se enamoran irremediablemente: las amantes de los retos, las que se aburren en relaciones felices, las devotas de las causas imposibles y las batallas perdidas. No es sólo que estén muy necesitadas de amor, es que además la frase No te enamores de mí, nena, va directa al Ego, que se dice a si mismo: "¿como que no?, veremos quien se enamora de quién, acabarás de rodillas, bonito, pidiendo amor, ya lo verás"

No sólo se activa el Ego, que siempre quiere ser el protagonista, siempre quiere más, siempre necesita sentirse poderoso. También se activa en ellas la fantasía romántica de Hollywood que te vende el amor como la salvación: “Yo le demostraré que no soy como las demás mujeres, le haré creer en el amor, le enseñaré a amar de nuevo, en mí si podrá confiar, yo le quitaré los miedos, le envolveré en cariño y placer, le haré ver que la vida merece la pena cuando hay amor”.

Así es como las mujeres caemos en las trampas del patriarcado para que nos arrastremos detrás de los hombres. No hace falta que nos obliguen: nosotras nos arrodillamos voluntariamente ante el héroe porque nos sentimos muy agradecidas por haber sido las elegidas para follar de vez en cuando.

El masoquismo romántico se mezcla con el rol femenino de los cuidados. Basta con que nos den un poco de penilla para que nos pongamos maternales y nos creamos las salvadoras: no podemos evitar cuidar al niñito inseguro que se niega a trabajarse su masculinidad, a crecer, a evolucionar. Nos encanta ayudar porque así nos sentimos imprescindibles, o al menos, necesarias: si les ayudas a solucionar su problema, si les amas incondicionalmente, si les sacas de la misera, nunca dejarán de amarte, porque estarán eternamente agradecidos.

La trampa del patriarcado es hacernos creer que podemos ser las elegidas, y que podemos serlo todo para ellos. A ellos les gustan las mujeres libres para follar, y las sumisas para casarse. Y nosotras creemos que podremos cumplir con los dos papeles simultáneamente: ser la puta y la esposa. La amiga, la amante, la enfermera, la psicóloga, la madre, la cocinera, la compañera: soñamos con cumplir todos estos papeles y así ser las candidatas al trono del matrimonio, y al paraíso romántico en el que podrás vivir si eres coronada como la Reina de su corazón curado.

¿Merece la pena tener una relación o una no-relación con un mutilado emocional? Rotundamente, no. Nuestras energías son limitadas y nuestro tiempo de vida es muy corto: tenemos apenas unos años para vivir, para aprender, para gozar, para explorar, para crecer, para llevar a cabo nuestros sueños y nuestros proyectos.  No podemos malgastarlos en relaciones en las que no podemos ser nosotras mismas, en las que tenemos que disimular, reprimirnos, mutilarnos nosotras también. No compensa estar con alguien que sólo pone obstáculos, muros y prohibiciones. No merece la pena construir una relación en la que no vamos a ser felices.

No compensa juntarse a alguien que impone sus normas y sus muros de protección, y no te pregunta qué tipo de relación te gustaría construir.

No compensa empezar una relación basada en la guerra, el miedo, la desconfianza, la desgana, la desigualdad, el absolutismo, y el sufrimiento de una de las dos partes.

No se puede ser feliz al lado de alguien que no sabe o no quiere disfrutar del amor y de la vida.

Para poder disfrutar de la vida hay que estar abierta, hay que apasionarse, hay que ilusionarse, hay que moverse, hay que desmontarse, deconstruirse, cuestionarse, crecer y transformarse, hay que vivir, hay que atreverse, hay que desnudarse y hay que tener herramientas para poder disfrutar del aquí y del ahora. Y no se puede estar bien con alguien que nos coloca en una posición de inferioridad, que no nos cuida, que no nos da importancia, que no nos abre las puertas, que no nos trata como a compañeras.

Es demasiado doloroso y agotador estar en una relación tan limitada, porque hay que estar constantemente trabajándose la autoestima para no sentirse poca cosa al lado de alguien que nos trata como si fuéramos poca cosa.

Cuando un chico te prohíbe enamorarte de él, es el mejor momento para rebelarse y poner el feminismo en práctica. Si queremos acabar con el patriarcado, tenemos que dejar de aceptar las migajas que nos ofrecen y huir de las relaciones desiguales en las que hemos de aceptar las condiciones que impone el otro.

Para aplicar el feminismo al terreno de las relaciones sexuales, afectivas y sentimentales, hay que relacionarse horizontalmente, sin jerarquías, sin seguir el esquema clásico del amo y el esclavo. Empoderarse individual y colectivamente ante el amor supone romper con la necesidad de ser amada y con el miedo a la soledad, porque la necesidad y el miedo nos hacen dependientes de los hombres, y nos sitúan siempre en una posición de sumisión. 

Si queremos acabar con el machismo y la violencia, tenemos que evitar perder el tiempo y las energías en relaciones que no van a ninguna parte. Es absurdo intentar eliminar los sentimientos de una relación humana es imposible. No sirve de nada: cualquier relación que dure un tiempo nos hace sentir emociones, sean placenteras o dolorosas, o las dos cosas. No podemos dejar de sentir, a no ser que tengamos graves carencias, trastornos mentales y emocionales, enfermedades o traumas terribles que nos mantengan las emociones congeladas.

Y como nosotras lo que queremos es disfrutar y dejar de sufrir, entonces no podemos conformarnos con lo poco que nos ofrecen los mutilados emocionales. Podemos y debemos aspirar a más: el amor es para gozar, para crecer, para florecer, y si no nos dejan bailar, no es nuestra relación. 

Para romper con la cultura del romanticismo patriarcal, tenemos que dejar de esperar el milagro romántico,  y el mito de que el amor todo lo puede: cuando una persona no te considera apta para enamorarse de ti, entonces lo mejor es no entrar en la relación y seguir tu camino. Si te cuidas a ti misma y te quieres bien, entonces no te quedas al lado de una persona que no quiere quererte.

El mutilado es un ser miedoso y tacaño, y enamorarse requiere mucha generosidad, mucha valentía, muchas ganas de disfrutar y mucha alegría de vivir. Por eso no compensa juntarse a gente con tantos problemas para disfrutar del amor y el compañerismo, y rodearse de las mejores compañías: gente linda, generosa y alegre que tenga ganas de disfrutar del amor y de la vida.


Coral Herrera Gómez Blog

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