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2 de julio de 2018

La crueldad en el embarazo, el parto y la infancia


Joe Webb
 

Crueldad en el embarazo y el nacimiento: violencia obstétrica

Somos gente cruel: vivimos en un mundo que ha normalizado y naturalizado la violencia hasta tal punto que no la vemos. Vivimos en un mundo en el que todos ejercemos nuestro poder sobre los demás en la medida en que nos dejan, o en que podemos. Es la ley del más fuerte: el pez grande se come al chico. 

Con los bebés es con quien más nos cebamos a la hora de aplicar nuestra maldad sin ningún tipo de remordimientos. Un ejemplo es cuando después de nacer alguien te pide que dejes al bebé en la cuna. No lo hace porque sea mala persona, sino porque a ella le dieron el mismo consejo transmitido por generaciones y generaciones bajo los más absurdos argumentos: "No le cojas mucho en brazos que se malacostumbra". 

¿Qué tiene de malo que un ser humano se acostumbre a los brazos, a los besos, a los mimos, al calor humano, a las palabras de amor?, ¿hay algo malo en un bebé que necesita cariño y demanda atención?

La cultura de la crueldad consiste en creer que hay que separar al niño y a la madre porque les viene bien a los dos: "así ella descansa, así el niño descansa, así se le pasa el calor, está mejor solito en su cuna". Es lo que siempre se aconseja, por lo tanto ya es una costumbre, por lo tanto no se cuestiona. Es lo normal, lo común, lo natural. 

La crueldad con los bebés empieza desde antes de salir del útero de las madres. Las mujeres embarazadas tenemos que llevar el seguimiento de nuestro embarazo en una estructura patriarcal como la Medicina moderna, que nos trata como a enfermas, que nos toma por ignorantes, que nos somete a pruebas dolorosas e invasivas, que toma decisiones sin consultar sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, que nos trata mal cuando no nos informan de lo que está pasando, que no nos deja parir en la posición que nos pide el cuerpo en ese momento, que nos medica sin nuestro consentimiento.

Cuando aceleran el parto sin respetar los ritmos de la mamá y el bebé, cuando nos hacen miles de tactos innecesarios, cuando nos gritan de malos modos para que pujemos, cuando nos aplican procedimientos que no hemos autorizado, cuando nos hacen cesáreas innecesarias. Todo se hace por el “protocolo”, y  aunque ya hay muchos países tratando de adaptarse a las nuevas recomendaciones de la OMS sobre el parto respetuoso, lo cierto es que el personal sanitario tiene unos horarios terribles, unos turnos de trabajo inhumanos, y unos salarios indecentes que les hacen víctimas y a la vez agentes de la crueldad del sistema laboral y médico. 

El parto es un momento trascendental en nuestras vidas, pero puede ser una experiencia hermosa o una auténtica tortura. En webs como ElPartoEsNuestro podéis leer historias de violencia hacia las madres en uno de los momentos en los que somos más vulnerables. El maltrato a las parturientas es una práctica común en muchos países del mundo: damos a luz la vida en condiciones de estrés, agotamiento, miedo, angustia, y dolor. Nada más nacer el personal sanitario suele tener mucha prisa para separar a madre e hija, y llevarse al bebé a hacer unas pruebas que podrían hacerse perfectamente estando el bebé sobre el pecho de la madre. Pero no lo hacen porque el primer acto de crueldad cultural es separar al bebé y a la mamá: así les demostramos a ambos quién manda sobre sus cuerpos, sobre su salud, sus afectos y sus vidas. 

Están más que comprobados los beneficios físicos, mentales y emocionales de los partos respetados en lo que no se separa a los bebés de sus madres en sus primeras horas de vida. Cuando ambos están juntos les mejora la presión sanguínea y la respiración, se regula la temperatura corporal, se estabiliza el latido cardiaco, y no hay cuna ni incubadora en el mundo que pueda sustituir a una madre o un padre haciendo el piel con piel con su bebé. Las máquinas no susurran palabras de tranquilidad al oído, no huelen a nada, no proporcionan consuelo frente al miedo, no cantan la canción que los bebés han estado escuchando durante meses en el vientre materno.

Y si la madre se rebela ante la crueldad de la separación, todo el mundo le exige que sea obediente, paciente, y se resigne a las normas obsoletas y crueles del hospital. 

Desde estas primeras horas en adelante, toda la sabiduría popular consiste en machacar a la madre para que no mime demasiado al hijo. Para que sea dura y firme, para que no se deje manipular por el pequeño bicho que quiere tiranizarla. Este es más o menos el argumento para justificar todos los comentarios acerca de lo importante que es la disciplina para un bebé desde los inicios de vida: dejarlos llorar para que ensanchen los pulmones, dejarlos resignarse para que se duerman después de pedir auxilio durante un rato a lágrima viva, dejarlos que se den cuenta de que sus necesidades no son importantes. 

La crueldad ignora la extrema vulnerabilidad de un bebé, que necesita sentirse seguro y protegido todo el tiempo. Su supervivencia depende de nosotros, de la atención que pongamos, de los cuidados que le brindemos, y esto nos hace sentirnos poderosos. En lugar de despertar ternura, en muchos adultos y adultas se despierta una sensación de triunfo: "este ser es mío, depende de mí, yo mando en él". 

Es curioso que cuando un familiar llora en una celebración nadie dice: "dejarle solo que le viene bien para ensanchar pulmones, no le hagáis ni caso". Generalmente nuestro impulso natural es ir a consolar a nuestro ser querido. Pero en los bebés es diferente: se entiende que lloran para molestarte, para interrumpirte, para llamar la atención, para tiranizarte. Entonces se les aplica esta forma sutil de maltrato para que su cerebro entienda que la vida es dura y cruel desde sus primeros segundos de vida hasta los últimos.

Otro de los actos máximos de crueldad consiste en no dejar que las mamás y los papás críen a sus bebés. La sociedad separa a las familias durante más de diez horas al día, y medica a los niños que viven con dolor esa separación forzosa. En algunos países los bebés sólo tienen derecho a estar con sus madres tres meses, en la mayoría los padres no tienen derecho a cuidar a sus hijos e hijas ni un sólo día. 

Es cruel que el mercado laboral nos aleje de nuestros bebés para que los cuiden otras personas a cambio de salarios bajos o muy bajos, y en condiciones poco idóneas por la cantidad de bebés y de niños y niñas que algunas profesionales tienen que cuidar. Deberíamos poder, las mamás que quisiéramos, encargarnos personalmente de la crianza y educación de nuestros bebés junto con nuestros compañeros y nuestra comunidad. Es monstruoso que sólo podamos vernos una, dos o tres horas al día, generalmente con una acumulación de cansancio atroz. No tiene sentido que nos presionen para ser mamás y luego no nos permitan serlo.

 
Crueldad en la infancia

Desde los primeros días de vida se nos fuerza de manera más o menos violenta a tener horarios, a distinguir entre el día y la noche, a comer cuando dice el pediatra, (no cuando tengamos hambre) a dormir cuando dice el pediatra (no cuando estemos cansados). Se escriben miles de libros con consejos para obligar a los niños a dormir toda la noche sin despertarse, para que sean niños-mueble que no den guerra durante el día, para que madruguen, para que corran a cumplir con los horarios del colegio y las extraescolares, para que no griten y no molesten, para que obedezcan en todo y no den problemas. Pero no encontramos la solución: es imposible tratar de conciliar el capitalismo con la infancia. 

Los niños y las niñas tienen otro ritmo, y necesitan mucho amor y mucha libertad de movimientos. Necesitan estar al aire libre, en contacto con la naturaleza, haciendo ejercicio y jugando. Los obligamos a permanecer miles de horas sentados en clase y ir de un lado a otro para cumplir con todas las obligaciones del día: es cruel que sólo puedan estar con su familia dos o tres horas al final del día, cuando todos están cansados y sin ganas de jugar, cuando a los adultos les toca hacer la cena, preparar el baño, recoger la habitación y la cocina. Cuando todo el mundo está de mal humor, vaya, y con prisas para desactivar por fin a los niños.

La cultura de la crueldad se aprende en las escuelas. Aún hay maestros y maestras que creen que la letra con sangre entra. Que para aprender hay que sufrir, hay que pasarlo mal, hay que disciplinarse y soportar estoicamente los gritos, insultos y golpes de los profesores. Ello incluye también los abusos sexuales, no sólo en la escuela, también en la familia: vivimos en una sociedad monstruosa que viola a diario a los niños y a las niñas. Y no es para satisfacer el deseo sexual de los adultos: es para ejercer el poder y el control sobre los seres más débiles y más vulnerables. 

Las niñas son más vulnerables que los niños, pero toda nuestra cultura se vuelca en enseñarnos que las niñas tienen que aguantarse, y que si los niños las pegan es porque les gusta. Sin embargo, cuando un niño se queja de maltrato, se le invita a hacer frente a su agresor y a convertirse en agresor a su vez: “defiéndete y ataca, que sepa que mandas tú y que no puede tratarte mal".  Es decir, a las niñas les hacemos ver que el maltrato es una prueba de amor, y que aguantar el maltrato también es una prueba de amor. Y a los niños, que la violencia es algo normal y que tienen que aprender a ser violentos si no quieren recibir hostias por todos lados, y a diario.

Los niños nos imitan: establecen jerarquías de poder y tratan mal a los que están por debajo de ellos. Utilizan motes para reírse de las singularidades de cada cual (gordo, orejón, cabezón, gafotas, enano, moro, chino, negro, loco, etc.), y reproducen todo el racismo, el clasismo, la homofobia, el machismo, y los odios que aprenden en casa y ven en la tele. En un aula de niños de 9 años, ya hay supremacismo blanco y patriarcado en cantidades industriales: ya hay grupitos de niños alfa haciendo de matones con los más débiles. Toda la crueldad con la que tratan a sus compañeros la han aprendido viendo a los adultos y adultas relacionarse, pero también tiene que ver con sus instintos primarios, y sobre todo, con su necesidad de tener el poder y el control. 

Se supone que en el proceso de socialización tenemos que enseñarlos a ser solidarios, a sentir empatía por los demás, a ser generosos, a compartir sus juguetes, a no acaparar todos los juguetes de los demás niños, a no resolver los conflictos con violencia. Esto debería formar parte de la educación que reciben en casa y en la escuela, pero no hay manera de que los adultos nos den ejemplo cuando somos niños. Si ellos acaparan recursos, y resuelven sus conflictos de poder con violencia, aprendemos a hacer lo mismo que los adultos. 

Creemos que la única manera de pasar de la infancia a la adultez es sufriendo para después hacer sufrir a los demás e inflingirles el mismo dolor que sentimos en la infancia. Así se perpetúa el ciclo de la violencia psicológica, emocional y física; creyendo que es el mejor método para aprender a ser humanos. Por eso castigamos a los niños, les imponemos nuestras normas, les hacemos sentir un estorbo, les mandamos callar, les neutralizamos con drogas, les desconectamos con pantallas para que nos dejen en paz un rato. 

Somos crueles con las niñas y los niños porque no los consideramos ciudadanos de pleno derecho, para nosotros no son sujetos, y no tienen derechos: somos nosotros, los padres y las madres, los que ponemos las normas y aplicamos las sanciones. Somos los presidentes, los legisladores, la policía, y los jueces de nuestra propia casa, así que los niños están completamente indefensos ante los abusos de poder, el sadismo y la violencia de los adultos.

Las estadísticas sobre maltrato infantil, abuso sexual, violaciones, y asesinatos de niños y niñas son atroces en todo el mundo. Los niños pobres y los refugiados son los más vulnerables: mueren huyendo de guerras, pasan toda su vida entre las bombas y llorando a sus muertos, se juegan la vida en el mar, sufren violaciones, secuestros y son esclavizados en redes de traficantes de niños para su explotación sexual o para robarles algún órgano y desaparecerles del mapa. 

Los niños son los que más sufren la violencia patriarcal, el hambre, el miedo, el horror de la guerra, la esclavitud, la soledad, las enfermedades mentales y los trastornos emocionales. Y hasta que no pare la explotación y la violencia en el mundo, no dejaremos de destruir a las nuevas generaciones para que lleguen heridas a la adultez, y reproduzcan la misma violencia que sufrieron. La crueldad que sembramos se vuelve contra nosotros: el dolor se perpetúa durante generaciones, vivimos en un mundo enfermo lleno de gente que necesita mucho amor, mucho cariño, muchas atenciones, mucha ternura. 

Para cambiar el mundo en el que vivimos, tenemos que empezar por la forma en que las mujeres parimos, por nuestros derechos sexuales y reproductivos, por garantizar a todas las madres un parto respetado, por permitir a las madres y a los padres criar a sus bebés. 
Y desaprender toda la cultura de la crueldad para poder aprender a disfrutar de la infancia, de la crianza, de la comunidad afectiva en la que nacemos y vivimos los primeros años de nuestras vidas.

Coral Herrera Gómez 

17 de abril de 2018

Infancias felices para cambiar el mundo




Para cambiar el mundo, hay que empezar por la infancia: tenemos que dejar de maltratar emocionalmente a los niños y a las niñas. El planeta está poblado de adultos traumados y mutilados que sufrieron mucho en su infancia y están llenos de heridas sin cicatrizar. 

Tenemos que crear las condiciones para que todas podamos vivir nuestros primeros años de vida libres de violencia, y llenos de amor, de cuidados y de afectos. Tenemos, también, que dotar de herramientas a los adultos y adultas del futuro para que aprendan a gestionar y a expresar sus emociones, a resolver conflictos, a actuar sin hacer daño a los demás, a respetar a la gente diversa, a convivir tejiendo redes de solidaridad y amor del bueno. 

Nosotras no recibimos esa educación, y muchas no recibieron tampoco la atención, el tiempo y el cariño que necesitaban de sus seres queridos. Por eso sufrimos tantas enfermedades mentales y emocionales, aumentan las depresiones y los suicidios, y la vida se nos hace tan dura.

La única forma de salvarnos como especie es cuidar a las generaciones más nuevas para que crezcan felices. Tenemos que tratarlos comos sujetos de plenos derechos, y sobre todo, tenemos que luchar por los derechos de las mujeres para que podamos elegir libremente la maternidad, y podamos traer niños y niñas deseadas a la vida. 

Hay que luchar para que todas puedan vivir una infancia sin guerras, ni odio, ni abusos, ni explotación. Que no tengan que pasar hambre, que no sufran violaciones, castigos ni torturas, que no se mueran de frío, que no tengan que lanzarse al mar para huir de su país, que no tengan que sufrir la pérdida de sus seres queridos. 

Necesitamos aprender a querernos bien y a tratarnos bien, especialmente tratar bien a los seres más vulnerables y desprotegidos. Hay que tomarse en serio la salud mental y emocional, el bienestar,la felicidad, y los derechos de los niños y las niñas: necesitamos gente adulta sana, alegre, creativa, bondadosa, rebelde, sensible, comprometida y solidaria para crear un mundo mejor.


#QuererseBien
#SufrirMenosYDisfrutarMás
#OtrasFormasDeRelacionarnosSonPosibles
#DerechosHumanosDeLosyLasNiñas
#StopAbusoSexualInfantil
#BuenosTratos #InfanciasFelices #SaludMentalYEmocional

14 de octubre de 2017

Preguntas que puedes hacerte si estás pensándote la maternidad o la paternidad


Black Beanie, de Loui Jover 


Si estás pensando en ser madre (o padre), pero estás hecha un lío, aquí unas preguntas que a mí me ayudaron en mi proceso cuando quise ser mamá y que quizás pueda ayudaros a vosotras:

1. Todas andamos escasas de tiempo, ¿estás dispuesta/o a hacerle un hueco a tu bebé de 16 a 20 horas cada día? Yo antes de quedarme embarazada pensaba que los bebés dormían todo el día o se quedaban como muebles mirando a la pared mientras tú trabajas, pero no. Son seres que necesitan contacto físico permanente, y si toman teta, quieren teta a todas horas. Les gusta estar en brazos todo el día: protestan en cuanto intentas aparcarles en el corralito, en la hamaca para bebés o en la cuna. Quieren estar en tus brazos, cerca de ti, tener toda tu atención. Necesitan mimos, estímulos, juegos, canciones, sonrisas, y necesitan sentirse queridos, protegidos y seguros. Como cualquier cachorro del reino animal.

Si ni tú ni tu pareja podéis dedicarle tiempo, es importante que tengáis en cuenta cómo le afectara al bebé el estar todo el día lejos de vosotros, y cómo se sentirá con otras personas. 


2. ¿Cómo te sientes con la presión social, y con la presión biológica? ¿Cómo te sientes frente a la tiranía del "qué dirán"?, ¿cuánto te afectan la opinión y los comentarios de los demás? Es una buena pregunta para intentar ver si lo de ser madre es un deseo propio tuyo, o es un deseo/imposición de los demás. Puedes preguntarte por qué todo el mundo quiere verte con un bebé en brazos, y por qué son las mismas personas que te presionaban en su día para que te echaras pareja y te casaras. Son los mismos que nunca van a ir a echarte una mano en la crianza. Simplemente quieren verte con un bebé, y que tú te las apañes como puedas. Puedes preguntarte también por qué a los hombres no se les presiona tanto para que tengan bebés. Puedes preguntarte también si realmente te importa lo que opinen los demás, y si te sirve de algo pensar en ellos para diseñar tu vida. Es importante tener en cuenta que la presión social sirve para que te sometas y obedezcas los mandatos del patriarcado: busca el amor, cásate, ten hijos.  Y aunque lo hagas, nunca van a dejar de criticar y comentar, así que, mejor olvidarse de lo que esperan los demás de ti.


3. ¿Estás preparada para los tremendos cambios hormonales, químicos, físicos y emocionales que vas a experimentar con tu cuerpo?, ¿ya estás visualizando la piel de naranja, los descolgamientos, las celulitis, arrugas y canas que llegan con la maternidad cuando lo has dejado para muy tarde?. ¿Has considerado la posibilidad de que jamás recuperes tu figura de antes y que te importe una mierda, o te hunda la autoestima? ¿Te sientes con fuerzas para dormir poco durante años, para gatear, para arrastrarte por el suelo, para agacharte cien mil veces al día, para jugar mil horas al día, para ir sucia todo el tiempo, para ver las montañas de ropa limpia que tienes que doblar y guardar en los armarios, y para acumular la gigantesca energía que requiere la crianza de un bebé?


4 ¿Te sientes generosa con tu tiempo, tus energías y tus recursos?, ¿te ves dando amor y cuidados a tu bebé las 24 horas del día?, ¿te ves capaz de disfrutar con lo absorbente que es la maternidad, y lo duro que es ser responsable del bienestar y la salud de alguien que depende completamente de ti, sobre todo al principio?


5 ¿Qué tal se te da lo de madrugar tooodos los días?, ¿ y lo de dormir poco, muy poco o nada?, ¿te pone de mal humor estar con sueño todo el día?, ¿y a tu pareja?


6 ¿Te cuidas a ti misma?, ¿eres responsable con tu salud física, mental, emocional y psicológica?, ¿te ves con salud y estabilidad para cuidar de un ser pequeño e indefenso? 


7 ¿Cómo te vas a sentir cuando tengas que decirle no a las propuestas de todo el mundo, no a los mil proyectos en los que te habías embarcado, no a muchas cosas que te daban placer?, ¿cómo te sientes cuando estás recuperándote de un acontecimiento tan brutal y sientes que ya no vas a ser la misma?


8 ¿Y el bebé, cómo se va a sentir contigo?, ¿se va a sentir querido?, ¿cómo va a jugar, a revolcarse por el suelo, a tirarlo todo, cómo va a conseguir de ti lo que necesita?, ¿cómo va a aprender a comer, a sentarse, a gatear, a caminar, a hablar, y a ensayar su autonomía?, ¿contigo o sin ti?



9 ¿Te gusta jugar con bebés, te gustan los niños, eres capaz de pasar una tarde entera con un bebé y disfrutar?, ¿y a tu compañero/a? ¿Te gusta pasar tiempo al aire libre, te gusta ir todas las tardes al parque, te gustan las actividades de niños y niñas, como por ejemplo, los cumpleaños llenos de niños colmados de oxitocina y otras drogas duras que segregan sus excitados cerebros? Esta es una de las preguntas más importantes, porque mucha gente tiene niños y no les gustan los niños. Les parecen un coñazo los niños de los demás, y también los suyos cuando los tienen ellos. Les mantienen entretenidos porque no saben cómo interaccionar con ellos, les mantienen lejos de los espacios de adultos, les obligan a jugar solos porque a ellos no les apetece jugar ni tirarse al suelo durante horas.


10 ¿Estás preparada/o para convivir con virus, bacterias y hongos?, ¿asumes que pasarás gran parte del invierno luchando contra las enfermedades, vigilando fiebres fuertes, pendiente de la medicación, limpiando mocos y flemas, eliminando microbios, etc?, ¿Cómo te llevas con la caca, con la diarrea, con el pis, los vómitos, los pedos, la sangre de las heridas, los moratones, y los fluidos corporales de nuestro cuerpo, y de los cuerpos ajenos?


11 ¿Qué sientes leyendo artículos sobre la edad y la infertilidad, no es demasiada presión para que nos pongamos sin dilación a la tarea reproductiva? Hay una disparidad tremenda entre nuestra edad biológica, nuestra edad social, nuestras condiciones económicas y laborales que hace que plantearse un hijo sea una cuestión muy compleja de resolver. De ahí que nos presionen para que nos pongamos en mano de la tecnología reproductiva, un mercado muy exitoso y lucrativo.


12 ¿Cómo te afecta el que todas o casi todas tus amigas sean madres y tú no?, ¿cómo me ha afectado a nivel social y emocional que casi todas estén en un mundo que yo no comparto porque no tengo hijos?, ¿no poder hablar con ellas de series porque se quedan dormidas en cuanto pueden?, ¿cómo llevo las preguntas y las indirectas sobre si voy a ser madre o no?, ¿cómo influye esta pequeña pero constante presión en mi (no)deseo de tener hijxs?


13 ¿De verdad crees que tu trabajo, tu maternidad, tus parejas y tus pasiones son compatibles durante los primeros años de crianza?, ¿de verdad crees que tu vida va a ser más o menos igual que ahora?


14 ¿Merece la pena tener un bebé para que lo cuiden y lo disfruten otras personas? Si tienes que trabajar fuera de casa, ¿quién va a cuidar a tu bebé?, ¿tu madre, tu suegra, una nana, o lo llevarás a la guardería?, ¿estás psicológica y emocionalmente preparada para tener que irte cada día y dejarlo en manos de una mujer que cobra menos que tú por cuidar a tu bebé y que no puede cuidar el suyo? ¿Estás preparada para ver a tu bebé sufrir cada vez que te vas, y para intentar convencerte a ti misma que tu bebe no te necesita, sin conseguirlo?


15 ¿Estás preparada para que tu relación de pareja cambie, muera o se transforme en otra cosa?  Tu pareja puede verse fortalecida por este proyecto tan maravilloso que es tener bebés, pero también puede ocurrir que tengáis maneras diferentes de criar y educar, que haya choques, peleas, y momentos de mucha tensión, agravados por el cansancio y por los vaivenes hormonales que tenemos en el embarazo, el parto y el posparto. La actividad sexual puede desaparecer, disminuir o aumentar, y también puede transformarse, para bien o para mal. Hay gente que huye aterrorizada de la carga tan tremenda que supone cuidar a un ser humano bebé. Les pasa a los hombres casi siempre: entran en crisis, la paternidad les viene grande, no saben hacer tareas domésticas ni criar, y no saben pedir ayuda si lo necesitan.Por eso hay tantisimos hogares liderados por mujeres solas o por grupos de mujeres sin pareja que se unen para criar juntas.


16 ¿Eres muy maniática del orden o la limpieza? (Preparaté para el caos) ¿Qué espacios vas a perder en tu casa con la llegada del bebé? ¿En tu casa hay sitio para que tu bebé se mueva con libertad?, ¿hay espacio para una cuna, para un baúl de juguetes, para almacenar la ropa, para meter el carrito de paseo, para colgar la bañera del bebé, para el cambiador de pañales?


17 ¿Eres sensible a los ruidos y los gritos?, ¿estás preparada para el salvajismo infantil, para los momentos de euforia y felicidad intensa, para los berrinches y pataletas en medio del supermercado, para los gritos que acompañan inevitablemente los juegos infantiles?


18 ¿Tienes paciencia?, porque vas a necesitar toneladas mientras tu bebé aprende a comer, a caminar, a manipular objetos... y también vas a necesitar mucha paciencia cuando le expliques a tu bebé como funciona el mundo, cómo tiene que comportarse en público, cómo tiene que cumplir las normas básicas para interaccionar con los demás. Y lo mejor, verlo desobedecer y resistirse a esas normas que le imponen desde fuera.


19 ¿Quieres tener hijos porque crees que podrás hacer de tu hija o de tu hijo la persona que tú hubieras querido ser, por ejemplo, una prestigiosa pianista, o un futbolista millonarios? Olvídalo, los hijos no salen nunca como quisiéramos. Apúntate a piano o a fútbol y disfruta tú de tu pasión: tus hijas tendrán las suyas propias. Casi todos harán con sus vidas lo que les apetezca a ellos, no lo que te apetezca a ti.


20 ¿Quieres tener hijos pensando que así no estarás sola en tu vejez?, piensa en las residencias de ancianos y ancianas, y mira como esperan en la puerta la visita de los hijos y los nietos que nunca llegan a verlas. Así están las cosas: tener hijos o hijas no te salva de la soledad, ni del abandono de los tuyos.


21 ¿Crees que tener un bebé te unirá más a tu compañero?, ¿crees que se quedará siempre a tu vera sólo por que tengáis un hijo? Echa un vistazo a  las estadísticas de divorcio, y pregúntale a tus amigas que sean mamás, verás como suele ser justo todo lo contrario. Hay algunos hombres a los que les viene muy grande la paternidad, se agobian, o huyen. Sucede que las peleas aumentan casi siempre, debido al cansancio principalmente. Si no tienes un compañero comprometido, honesto, sincero y responsable, ni sueñes con la idea de que un hijo o una hija le van a hacer sentar la cabeza y le van a hacer madurar. Suele ser más bien lo contrario.


22 ¿Tu pareja tiene ganas realmente de ser papá o mamá?, ¿está implicada al cien por cien?, ¿sabe cocinar, lavar, doblar ropa, etc tan bien como tú?, ¿le ves preparado para cuidarte durante todo el postparto, para acompañarte en los momentos más duros, para asumir la crianza del bebé como una responsabilidad propia?, ¿crees que disfrutará con el bebé aunque sea muy cansado, o vivirá la paternidad como una carga a ratos insoportable?


23 ¿Cómo será la crianza a solas si te separas?, ¿cómo sería la separación?, ¿me quedaría yo con toda la carga y él un régimen de visitas, o custodia compartida?, ¿cómo se hace cuando tu bebé es muy pequeño y sigue lactando?, ¿cómo es sentirte hundida por tu proceso de separación, y tener que cuidar de un bebé alegre que te pide risas y caricias?


24 ¿Cómo imaginas a tu hijo/a?, ¿se te ha pasado por la cabeza que quizás no te guste su personalidad, ni su forma de ser?, ¿qué ocurre si se parece a tu suegro, a tu cuñado, a tu abuelo o a tu ex?, o peor aún, ¿y si es tan miedoso/cabezota/torpe/indisciplinada como tú?, ¿y si hereda tus peores defectos?


25 ¿Te imaginas tu parto?, ¿te imaginas la recuperación del parto o de la cesárea si todo va mal?, ¿te imaginas lo que se siente con una nueva vida en tus manos a la vez que un profundo cansancio y un dolor desgarrador en los pezones, en los puntos del coño o los de la panza durante dos meses, las 24 horas? ¿Cómo es no tener energías para cuidar a un ser humano que te necesita?


26 ¿Te imaginas la infancia de tu hijo o tu hija completa?, ¿crees que podrás darle la mejor de las infancias, que podrá jugar y moverse con libertad, que podrá sentirse querido, que podrá quererse a sí mismo?, ¿cómo te gustaría que fuese el día a día de tu hijo/a, y cómo te ves a ti misma en ese día a día?


27 ¿Cómo te llevas con los miedos?, ¿te imaginas la angustia que pasan algunas mujeres por los miedos que genera la incertidumbre del embarazo, el parto, el postparto y la crianza?, ¿sabrás aguantar todo el bombardeo que te lanzan sobre los abortos espontáneos de los 3 primeros meses, las malformaciones, los niños y niñas prematuros, los problemas en los partos, etc?, ¿y el bombardeo de los consejos que nunca pides y todo el mundo te da?, ¿y las insinuaciones sobre los peligros de tu modelo de crianza?


28 ¿Cómo vas a gestionar tus emociones cuando sientas ganas de tirar por la ventana a tu bebé y eso te haga sentir culpable, y los remordimientos te chupen las energías, y te sientas mala madre todo el rato?, ¿qué vas a hacer con el sentimiento de culpa cuando te sientas arrepentida de haber tenido un hijo o una hija?, ¿cómo te liberarías de las opiniones que todo el mundo emite sobre tu forma de maternar sin ningún tipo de pudor?.


29 ¿Estás preparada para cuidar a un bebé con problemas? Un bebé con malformaciones, con enfermedades, síndromes, trastornos o discapacidades. La tecnología y la medicina han avanzado mucho, pero a veces ocurre que los bebés vienen con problemas. Como el aborto terapéutico no existe en muchos países del mundo, y no hay ayudas sociales de ningún tipo, son muchas las mujeres que se ven condenadas a la pobreza cuando tienen bebés con discapacidades. En los países más ricos, las mujeres no estamos psicológicamente preparadas para cuidar a un ser que no es tan perfecto como lo soñamos.


30 ¿Sabes pedir ayuda cuando la necesitas a tu gente querida?, ¿a quién pedirías ayuda con la crianza de tu bebé cuando te das cuenta de pronto que sola no puedes?, ¿con quién crees que podrías contar?


31 ¿Tienes una red para criar, o vas a estar sola con el bebé?, es importante que te hagas esta pregunta. Porque para criar a un bebé se necesita una tribu entera, y nuestra sociedad es inhumana: separamos a los adultos de los ancianos, los enfermos y los niños, y pagamos salarios míseros a las mujeres que se encargan de cuidarlos. Si los cuidamos nosotras, necesitamos a nuestra gente: mientras tu das teta, alguien tiene que hacer la comida, limpiar y doblar ropa, limpiar platos, barrer el suelo, regar las plantas, comprar pañales, limpiar el baño, pasear al perro, y otros cuantos tienen que encargarse de traer recursos, o sea, dinero para poder comprar pañales, comida y ropa. Si no tienes gente con la que formar redes de apoyo y cuido mutuo, tendrás que pagar a alguien que te ayude a criar y a limpiar para tu poder ganar dinero con el que pagar esa ayuda, y para llenar la nevera.


32 ¿Cómo va a ser la vida de la persona que se encargue de pasar la mayor parte de su tiempo con tu hijo/a? Si es tu madre o la madre de tu pareja, es importante ponerse a pensar: ¿tiene energías, tiene amor, tiene tiempo libre y salud para poder cuidar a tu bebé como lo harías tú?, ¿es justo pedirle a alguien que ya cuidó y crió sus hijos, que se ponga al final de su vida a criarte los tuyos?, ¿qué haría tu madre en lugar de cuidar a su nieta, qué le gustaría estar haciendo?, ¿cómo te sientes cuando le pides que sea la madre sustituta para que tú puedas vivir todas las dimensiones de tu ser, y para que la maternidad sea una cosa más entre tantas otras en tu vida?


33 Hacer un listado de mis deseos, y de los deseos de los demás, las exigencias sociales, los mandatos de género. Y ver en qué lugar está la maternidad, si en mis deseos o en los deseos de los demás.


34 ¿Por qué tiene hijos la gente, para qué?, ¿conoces gente que sería más feliz si no hubiese tenido hijos?


35 ¿Tienes ganas de cambiar radicalmente de vida, vivir emociones fortísimas, situaciones desbordantes, momentos de intensa alegría e intensa angustia, vivir entre abrazos, besos y risas, tienes ganas de vivir experiencias extremas?  


36 Describe brevemente cómo sería tu vida sin hijos ni hijas. ¿Cómo te ves, qué andarías haciendo, a qué dedicarías tu tiempo y tus energías? ¿Cómo sería estar con tu pareja sin tener bebés?


37 Describe brevemente cómo sería tu vida con una hija, varios hijos, ¿cómo te ves?


38 Cierra los ojos e imagina el día que tu bebé es mayor y se va de casa, ¿cómo te ves? ¿moviendo cajas o llorando como una magdalena?, ¿tratando de retenerlo o dándole alas para volar?. ¿Qué vas a hacer ahora con tu vida, cuando tu hijo e hijos se hayan independizado todos, cómo te ves?


39 ¿No está la maternidad un poquito mitificada en el imaginario colectivo?, ¿es real el paraíso que nos venden a las mujeres?, ¿de verdad es tan divertida, tierna y maravillosa la tarea de ser mamá?, ¿están tus amigas mamás felices y maravilladas, o se quejan mucho?, ¿por qué casi siempre somos nosotras las que cargamos con todo el peso de la crianza y las tareas domésticas, a menudo solas y sin apoyos?, ¿por que casi ningún país facilita la conciliación?, ¿por qué nos piden que tengamos hijas e hijos y luego nos dejan tiradas, luchando contra la crueldad del mercado laboral?


40 Enumera tus pasiones, enumera tu lista de afectos, ¿cómo te influye sobre tus dudas acerca de la maternidad?


Si después de leer y contestar a todas estas preguntas siguieses con ganas de tener un bebé, ¿qué crees que necesitarías para poder maternar como tú quisieras?,

Y otras preguntas prácticas: ¿cómo conseguir las condiciones en las que quisieras ser madre?, ¿tienes que hacer muchos cambios en tu vida para ello, te apetece pasar a otra etapa de tu vida?, ¿cómo te imaginas a ti misma de mamá en una sociedad pro-mamás, pro-niñas y por-niños, qué tipo de mamá te gustaría ser?, ¿qué vas a hacer para disfrutar de la crianza?, ¿no se necesita un puntito de locura para dar el Gran Paso?, ¿qué ganas tienes de cometer una locura?

¡Feliz viaje a todas, sea cual sea vuestra decisión!


Coral Herrera Gómez

13 de diciembre de 2016

Educación para ser una buena persona y para transformar el mundo




Ahora que soy mamá pienso en lo que me gustaría que estudiara mi hijo a lo largo de su vida. 

- Quisiera que tuviese herramientas, conocimientos y sensibilidad para que sea una buena persona, y que no sufra las enfermedades de transmisión social que provocan el miedo y el odio: machismo, racismo, clasismo, machismo, homofobia, lesbofobia, transfobia, etc. 

- Me gustaría que aprendiese a amar la diversidad biológica y cultural, que sea respetuoso con la naturaleza y los animales, y que tenga conocimientos y sensibilidad para luchar contra la destrucción del planeta. Me parece tan importante que conozca a fondo la lista de los Derechos Humanos Fundamentales, y los derechos de los animales y la naturaleza. Sería tan importante que pudiese también aprender a tener empatía y ser solidario, a ser sensible y a rebelarse ante el sufrimiento humano y animal. 

- Creo que sería esencial para su formación que tuviese herramientas para desmontar todas las mentiras que nos cuentan los medios de comunicación y las industrias culturales, para que pueda reflexionar sobre lo que nos cuentan, cómo nos lo cuentan, por qué y para qué nos lo cuentan, y también sobre lo que no nos cuentan. 

- Me encantaría que tuviera herramientas para conversar y pudiera disfrutar de largas y hermosas conversaciones con la gente. Que pueda hablar de sí mismo, de sus vivencias y emociones, que sepa hablar el lenguaje sentimental  y que pueda identificar, gestionar y expresar sus emociones. Todo para que pueda disfrutar del amor, el sexo, la amistad desde la filosofía del buen trato y del amor compañero. 

- Su formación nunca estará completa si no conoce la lucha feminista de las mujeres a lo largo de la Historia. A mí me borraron a la mitad de la Humanidad, pero me encantaría que en sus libros de texto aparezcan las mujeres importantes, y que en ellos se reconozca el valor de los aportes de las mujeres en todas las áreas de conocimientos. 

- Y por último, me encantaría que aprendiese a diseñar estrategias para la auto-gestión de los recursos, y la auto-organización sociopolítica, y así poder acabar con la desigualdad, la pobreza, la violencia y el destrozo del planeta Tierra. 

He aquí el listado de asignaturas que me encantaría poder enseñarle y que considero imprescindibles para su formación: 


- Derechos Humanos Fundamentales (con el listado de países que los    

  incumplen, las razones por las cuales los incumplen, y quién se beneficia)
- Feminismos: historia de los movimientos y teorías feministas en el mundo. 
- Masculinidades: teorías y movimientos.- Diversidad (sexual, cultural,       
  biológica, social...)
- Derechos de los animales y de la naturaleza.
- Educación para la gestión y expresión de las emociones y los sentimientos.
- Educación relacional: sexo, amor, amistad desde los buenos tratos. 
- Educación para la empatía, la solidaridad y el compañerismo.
- Comunicación, diálogo, escucha activa y respeto: cómo disfrutar y aprender a  
   través de la conversaciones.
- Herramientas para el análisis crítico de los contenidos mediáticos y culturales.
- Auto-gestión y auto-organización de las comunidades humanas. 
- Somos lo que comemos: cómo producir comida sana sin veneno. 
- Estrategias para acabar con la pobreza y la violencia patriarcal en el planeta   
  Tierra. 
- Estrategias para acabar con el destrozo medioambiental del planeta Tierra y para concienciar a las masas del grave problema utilizando la tecnología. 


Coral Herrera

Coral Herrera Gómez Blog

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