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23 de junio de 2022

No cuidar es un privilegio patriarcal



Hay personas en este mundo que solo reciben cuidados, pero no los dan. Es un privilegio de hombres y de mujeres ricas: su vida no se ve alterada lo más mínimo cuando sus padres enferman o envejecen, ni cuando tienen crías. Su tiempo de sueño y de descanso, su trabajo, su vida social, su tiempo de ocio, permanecen intactas. Alardean de ello públicamente, y tienen los hijos que les apetece, sin que nadie se pregunte cómo le afecta a un ser humano recién nacido ser cuidado por personas desconocidas con las que no tienen vínculos sentimentales. 

Sólo los y las profesionales de la salud mental saben cómo se siente la gente que se pasa toda la infancia cambiando de nana,  mendigando tiempo a a sus progenitores y pidiendo atención, amor, y cuidados. 

Ellas saben bien cómo nos afecta vivir con padres y madres ausentes, las implicaciones que tiene para nuestra autonomía y nuestra autoestima crecer con carencia de afecto, y cómo esa carencia nos crea todo tipo de traumas, miedos, complejos, inseguridades, dolencias mentales y dependencia emocional. 

La falta de cuidados y de afecto es violencia porque nos provoca un sufrimiento tremendo, especialmente en la infancia y la vejez, y en los momentos de nuestra vida en los que somos más vulnerables y más amor necesitamos. 

No cuidar es un privilegio, y siempre se hace a costa de las mujeres más pobres, que son quienes sostienen nuestra economía con su trabajo gratuito y/o mal pagado.

Coral Herrera Gómez