Me metieron el amor romántico en vena durante toda mi infancia y adolescencia. Tengo dentro de mí el mito romántico y me lo trabajo desde hace años para entender los valores del patriarcado que transmiten las historias románticas, y la manera en que yo los tengo dentro de mí.
Tengo una tesis doctoral y varios libros publicados, pero eso no me ha liberado por completo del peligro de sufrir violencia y malos tratos, da igual cuantos títulos tengas y cuanto hayas leído: ninguna estamos a salvo.
El proceso de liberación no tiene un final, es para toda la vida: son muchos siglos de patriarcado encima, y muchos años de mi vida consumiendo historias de amor en las pelis, en la tele, en las canciones, en las revistas, en las novelas.
Tengo una relación romántica desde hace diez años y trabajo en ella para liberarla de los mitos, los roles y los estereotipos, y para investigar y crear mi propia relación de pareja con estructuras diferentes, pero es un proceso que lleva muchos años y que no resulta nada fácil.
A nivel teórico lo tengo muy claro, no hay otro camino que la Revolución Amorosa. Pero mis emociones siguen impregnadas de romanticismo, y el trabajo en ellas es más lento, y más difícil que el trabajo intelectual.
Siento haberos decepcionado con mi post sobre la pareja feliz, pero soy hija del patriarcado como todas vosotras y también tengo mis mitos, como todo el mundo.
El feminismo me ayuda a entender cómo aprendí a amar, y a desaprender todo lo que me enseñaron en la infancia a través de los relatos. Me ayuda a abrir los ojos y a tomar conciencia de cómo me somete el patriarcado y como nos somete a todas con el amor romántico. Y sueño con otras formas de relacionarnos, de querernos y de organizarnos entre nosotras, y con los hombres, y trato de ser coherente y de no guerrear contra mí misma.
Porque sé que hay un punto en el que el amor se encuentra con el feminismo, y nos ayuda a todas a vivir mejor.
Tengo mi propia utopía amorosa, la de los amores compañeros, y sueño con liberar al amor de pareja del machismo y el patriarcado, dentro de mí corazón, y también a nivel colectivo, pues sueño no solo con mi liberación sino con la de todas las mujeres del mundo.
Es un camino y yo no he llegado a la meta: me queda muchísimo trabajo personal por hacer. Y mucho trabajo colectivo también, al que aporto cada día con las herramientas que voy fabricando para liberarme de los mitos y de los patriarcados que me habitan.
Porque lo romántico no es sólo un asunto personal, es un tema político, y porque no me siento sola en el proceso: cada vez somos más mujeres practicando la autocrítica amorosa, y trabajando por la liberación.
Y que más puedo decir, que soy humana e imperfecta, que lloro en las bodas, que tengo mis mitos, que me los trabajo con amor y paciencia. Se hace camino al andar, amoras, gracias a todas por leerme, por aportar, y por acompañarme en este camino tan hermoso.
Os abrazo a todas ❤️