Si tu gente te ayuda con la mudanza cuando te cambias de casa,
si te cuidan después de una operación o cuando enfermas,
si te prestan dinero cuando lo necesitas,
si te dedican tiempo cuando estás pasando un duelo o un momento difícil,
si están pendientes de tu examen,
si te acompañan a despedirte de tus seres queridos cuando se van,
si se alegran por tus éxitos,
si te escuchan con amor cuando necesitas desahogarte,
si te ofrecen su perspectiva y te brindan sus consejos cuando estás perdida,
si te ayudan a hacer autocrítica para que puedas hacer los cambios que necesitas para estar mejor,
si celebran el cumpleaños y festejan contigo las buenas noticias,
si te animan con tus proyectos,
si te felicitan por tus logros y te apoyan en tus crisis,
si te ayudan en el posparto y en la crianza,
si te cuidan a tu perro cuando viajas,
si te ofrecen ayuda cuando te quedas sin ingresos o sin empleo,
si se preocupan por tu bienestar y contribuyen a tu felicidad,
si están ahí para cuando los necesitas,
recuerda que el amor se construye sobre la reciprocidad,
y que solo es amor del bueno si los cuidados son mutuos.