Si desde pequeñas sienten una rebeldía radical y feroz hacia los hombres que quieren dominarlas, podrán negarse cuando ellos quieran obligarles a irse a casa o a quedarse en ella, cuando intenten violar su privacidad o controlar su vida social y afectiva. Necesitan mucha valentía para desobedecer a cualquier chico que quiera coartar su libertad de movimientos o aislarles de su gente querida.
La desobediencia en las mujeres es fundamental para que no se sientan obligadas a tener sexo cuando no les apetece, para que no respeten la autoridad de ningún hombre "por amor", y para que ninguno pueda ponerlas de rodillas.
La desobediencia hacia las prohibiciones y normas de los hombres puede salvar a muchas niñas y adolescentes de relaciones violentas: cultivemos en ellas la rebeldía para que distingan desde el principio cuándo es amor y cuándo es machismo, para que conozcan las estrategias control y dominación masculina, y para que defiendan su autonomía y su libertad con uñas y dientes.