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30 de abril de 2020

"Cómo disfrutar del Amor", índice e introducción

Coral Herrera Gómez 

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Cómo disfrutar del amor, 
Herramientas para transformar el amor romántico




Índice

Introducción 

1.         El termómetro del amor

2.         El termómetro del desamor

3.         Herramientas para disfrutar del enamoramiento

4.         Herramientas para desmitificar las parejas felices

5.         Herramientas para desmitificar el mito romántico, las princesas y los príncipes   
            azules

6.         Herramientas para disfrutar más del sexo

7.         Herramientas para trabajar el autoengaño

8.         Herramientas para la autorregulación de las emociones

9.         Herramientas para trabajar el autoboicot y el maltrato

10.       Herramientas para trabajar el miedo y los celos

11.       Herramientas para trabajar el masoquismo romántico y el victimismo

12.       Herramientas para trabajar la autoestima

13.       Herramientas para trabajar la dependencia emocional

14.       Herramientas para trabajar las luchas de poder en la pareja

15.       Herramientas para una ética amorosa

16.       Herramientas para gestionar la rabia y el dolor

17.       Herramientas para separarte con amor

18.       Herramientas para pasar el duelo 

19.       Herramientas para trabajar el compromiso contigo misma

20.       Herramientas para ser práctica y realista

21.       Herramientas para hacer tus propias gafas violetas 

22.       Herramientas para cuidar el amor

23.       Herramientas para expandir y multiplicar el amor

24.       Herramientas para llevar la teoría a la práctica





INTRODUCCIÓN


El amor romántico es una de las experiencias más hermosas que vivimos los seres humanos, pero también una de las más dolorosas. Millones de personas dedican toneladas de tiempo, energía y recursos a buscar su media naranja creyendo que así podrán transformar su vida, salvarse a sí mismos, solucionar sus problemas, y ser muy felices. El sueño romántico nos hace sufrir mucho porque es muy difícil encontrar a nuestra media naranja, y cuando la encontramos nos decepcionamos porque las relaciones no son tan bonitas, tan perfectas y maravillosas como en los cuentos y las películas.

El mito romántico es una ilusión colectiva, un espejismo compartido por casi todas las culturas del planeta cargado de promesas falsas. Soñamos con el paraíso romántico pero la realidad es que pasamos más tiempo sufriendo por amor que disfrutando del amor. Creo que las mujeres sufrimos más por amor que los hombres, porque desde pequeñitas se nos machaca con la idea de que el amor nos salvará.

Nos enseñan a poner el amor y los cuidados en el centro de nuestras vidas. El amor hacia un hombre nos pone a muchas de rodillas, y sucede que sin darnos cuenta asumimos los roles tradicionales femeninos que nos sitúan en un plano de dependencia con respecto al hombre. Y esto nos hace sufrir porque nos genera una enorme contradicción: queremos ser libres y autónomas, queremos construir relaciones igualitarias, sanas y bonitas, queremos disfrutar de la vida con o sin pareja, queremos compatibilizar nuestras ideas feministas con nuestros sentimientos y nuestras formas de relacionarnos.

Pero es bien difícil. Cuando una empieza a trabajarse para poder disfrutar más de la relación con una misma, del amor y de la vida, la principal dificultad que encontramos es poder llevar la teoría a la práctica. No recibimos ningún tipo de educación emocional y sentimental que nos permita aprender a querernos bien: las únicas referencias que tenemos para crear nuestro mundo emocional son las relaciones de pareja en los adultos de nuestro círculo familiar y social más cercano, y las novelas, películas, series y canciones de nuestra cultura.

Necesitamos herramientas que nos ayuden a querernos y a tratarnos bien, a resolver nuestros conflictos sin violencia, a identificar y expresar nuestras emociones para que no nos invadan y no hagan daño a nadie. En el sistema actual educativo y de crianza, lo único que nos enseñan es a reprimirlas, de manera diferente si somos mujeres u hombres: nos queda muy claro desde pequeñas que las niñas no se enfadan y los niños no lloran. Nuestra educación emocional está basada en la negación y la represión de nuestras emociones, por eso cuando vivimos historias emocionales muy fuertes, enfermamos: nuestra salud mental se va deteriorando en la medida en que sufrimos. Y es entonces cuando pedimos ayuda a los profesionales: cuando ya estamos destrozadas, por fuera y por dentro. Y en realidad estos profesionales deberían poder ayudarnos desde el principio a comprender las relaciones humanas, y a trabajar para que sean menos conflictivas y dolorosas.

Hasta hace muy poco, dentro del feminismo se había asumido que el amor romántico era una trampa para las mujeres, y que para ser libres debíamos renunciar a enamorarnos de un hombre. Cuando devoraba libros de feminismo para la tesis, yo pensaba, no puede ser, debe de haber alguna forma para poder reapropiarnos del amor, resignificarlo, transformarlo, reinventarlo. Debe de haber alguna manera para liberar al amor del machismo: y la hay.

El amor está en permanente construcción, así que podemos quedarnos con lo mejor de nuestra cultura amorosa, y ponernos creativas para imaginar otras formas de amar y de quererse. Como lo romántico es político, el trabajo no sólo es personal, sino también colectivo, y yo siento que cada vez hay más gente con ganas de transformar el amor para poder disfrutarlo.

Creo que cada vez somos más trabajando en una revolución amorosa que incluye no sólo el amor romántico, sino también los cuidados y las redes de afecto que nos sostienen y nos acompañan en el camino de la vida. El objetivo común de esta revolución sentimental es poder amarnos bien, poder querernos más y mejor, liberar al amor de toda su carga machista y de su estructura patriarcal, y aprender a construir relaciones bonitas, sanas, e igualitarias.

Muchas mujeres nos estamos juntando para imaginar otras formas de querernos al margen del modelo romántico patriarcal, y de crear nuestras propias utopías amorosas que nos sirvan como modelo frente a la hegemonía romántica del sadomasoquismo y la sublimación del sufrimiento. Estamos trabajando para poder relacionarnos y organizarnos de otra manera, para que nuestras relaciones estén libres de violencia y explotación, para poder amarnos sin sufrir y sin hacer sufrir a los demás. Estamos haciendo una revolución sentimental y amorosa que es a la vez personal y política.

Escribo este libro convencida de que podemos sufrir menos, y disfrutar más del amor. A lo largo de mi trabajo de investigación en torno al amor romántico, he podido comprobar que no hay una fórmula mágica para ser feliz en una relación de pareja, pero si que podemos construir nuestras propias herramientas para intentar tener una buena calidad de vida, para sufrir lo menos posible, y para transformar el amor de manera que nos alcance a todos y a todas.

Hace tres años fundé el Laboratorio del Amor, un grupo de investigación formado por mujeres de diferentes edades y países que nos dedicamos a estudiar el amor romántico, y a trabajar para encontrar el modo de querernos sin sufrir, ni hacer sufrir a los demás.

Somos un poco como las campesinas del amor: vamos sembrando semillas, y ya estamos recogiendo los frutos del trabajo que estamos haciendo juntas. Nuestro objetivo común es disfrutar más del sexo, del amor y de la vida, y nuestros lemas son: lo romántico es político, y otras formas de quererse son posibles. Analizamos el romanticismo patriarcal para identificar y desmontar los mitos con los que nos seducen, y para entender cómo hemos interiorizado todos los mandatos de género a través del amor. Trabajamos en el autoconocimiento desde la autocrítica amorosa: queremos conocernos mejor, trabajar nuestros patriarcados, y aprender a querernos bien a nosotras mismas, y a los demás.

En el Laboratorio tenemos una caja de herramientas que alimentamos con los aprendizajes que hemos ido acumulando desde que nos enamoramos por primera vez hasta los que vamos adquiriendo en el presente. También nutrimos nuestra caja de herramientas con buenos consejos. Consejos de esos que les damos a nuestras amigas más queridas para que busquen la felicidad, para que se cuiden más, para que salgan de relaciones en las que no son felices, para que dejen de perder el tiempo con chicos que no saben disfrutar del amor…. Estos consejos están basados en el cariño que sentimos por ellas, y en el sentido común, que tenemos todas desde que tenemos uso de razón. Se trata simplemente de aplicárselos una misma, de escucharse con amor, y de ponerse manos a la obra para ayudarnos a nosotras mismas.

También alimentamos la caja con trucos, estrategias, fórmulas que nos han funcionado para trabajarnos los duelos, los celos, el miedo, la culpa, el sufrimiento, la dependencia emocional, el Ego, la autoestima, la asertividad, el empoderamiento, el autocuido, la violencia machista que hemos sufrido, y la forma en que hemos ido trabajando todo esto para poder disfrutar del amor. Entre todas generamos recursos y herramientas para poder hacer autocrítica amorosa, individual y colectiva, y para poner en práctica nuestra propia utopía amorosa.

En este libro comparto algunas de las herramientas con las que trabajamos en el Laboratorio del Amor. Siento que desde que publiqué mi tesis doctoral hasta la actualidad, cada vez hay más gente buscando la manera de dejar de sufrir por amor, y de liberarse de los patriarcados que nos habitan. No lo tenemos fácil porque no tenemos apenas referencias de gente que disfrute del amor. La mayor parte de nuestras heroínas y héroes son grandes sufridores, y las historias de amor que nos ofrecen están basadas en el sadomasoquismo que heredamos de la cultura cristiana.

Así que tenemos que hacer una revolución cultural para imaginar otras heroínas, otros héroes, otras tramas, y otros finales felices. Hay que inventar nuevos modelos amorosos, y redescubrir la diversidad que queda oculta tras el modelo hegemónico de la pareja heterosexual que funda una familia feliz. Es un trabajo enorme que tenemos que hacer juntos y juntas para poder experimentar el amor en una dimensión mucho más amplia, sin limitarlo a la pareja romántica.

Necesitamos explorar nuevas formas de querernos, nuevas maneras de relacionarnos y de disfrutar de  la vida: en pareja, en grupos, y a solas. Necesitamos poner en común todas nuestras energías, nuestro amor, nuestra imaginación, nuestra creatividad y nuestros conocimientos para hacer la revolución amorosa, de los afectos y los cuidados.

Queremos aprender a querernos más y mejor, y la pregunta que más me hacen en mis conferencias, talleres y cursos en Internet es: ¿cómo? Así que en este libro he querido compartir mi metodología de trabajo, que es muy sencilla. Parte de la idea de que la mayor parte de nuestros problemas, no son problemas personales, sino colectivos. Por lo tanto, las soluciones tenemos que encontrarlas colectivamente.

Dado que el amor nos hace sufrir tanto, es necesario entonces trabajar en ello para transformarlo, y para liberarlo del machismo y el patriarcado. Desde siempre las mujeres hemos hablado mucho sobre el amor, el patriarcado, la división sexual del trabajo y de la vida, las emociones, el deseo y el erotismo, las relaciones entre hombres y mujeres, pero hasta hace poco no se consideraba un tema político. Hoy, gracias al feminismo hemos podido entender que sufrir por amor no es cuestión de mala suerte sino un tema social y polític: lo que nos pasa a una, nos pasa a todas.

El amor romántico es una gigantesca construcción social y cultural que va cambiando según las etapas históricas y las zonas geográficas. Aprendemos a amar en un sistema de organización capitalista y patriarcal, heredamos las creencias y los tabúes, asumimos las normas y las prohibiciones, reproducimos las costumbres, y cuando tenemos interiorizado todo el romanticismo patriarcal, lo reproducimos y lo transmitimos a las siguientes generaciones.  

El primer paso para empezar a trabajar es analizar cómo aprendemos a amar, poniendo el foco en la diferencia entre hombres y mujeres. Somos educados de manera diferente, tenemos expectativas diferentes sobre el amor de pareja, y por eso nos cuesta tanto querernos bien. Además, vivimos en un sistema que se aprovecha de la mitad de la población humana: nuestras relaciones son de explotación. Entender por qué las mujeres nos sometemos voluntariamente a estas relaciones de dominación y sumisión nos está sirviendo para conocer mejor nuestra cultura amorosa y para desmontar todos los mitos con los que nos seducen para que pongamos el amor en el centro de nuestras vidas.

El segundo paso consiste en hacer ejercicios y generar herramientas que nos sirvan para liberar al amor del machismo, y liberarnos de los patriarcados que nos habitan. Para poder llevar la teoría a la práctica, es muy importante tomar conciencia de cómo interiorizamos el romanticismo patriarcal. Una vez que identificas todo aquello que te hace daño, que no te ayuda, que no te gusta, es más fácil diseñar una estrategia para trabajar todo lo que deseas cambiar.

El tercer paso consiste en poner en práctica la estrategia: es muy importante tener confianza en una misma, y entender que ninguna mujer está condenada a sufrir por amor, que todo puede trabajarse, que se puede disfrutar de las relaciones y también de la soltería, que podemos vivir el amor de otra forma, que podemos evitar las relaciones dolorosas, y podemos salir de las relaciones de violencia.

Para ello hay que trabajar mucho la autoestima personal, y el empoderamiento colectivo. En el Laboratorio del Amor nos ha acompañado siempre el grito de guerra de que sí se puede: el amor es una energía que mueve el mundo, y no hay por qué reducirlo a la pareja. Cuanto más amor tengamos en nuestras vidas, más felices seremos, y cuanto más diversos sean nuestros amores, y más grandes nuestros afectos, más fácil y bonita será la vida para todas y cada una de nosotras. La pareja no puede ser la única fuente de amor: es  una relación más en la red de afectos que vamos construyendo desde la infancia hasta la muerte.

Las herramientas en las que trabajamos son sobre todo estrategias que diseñamos a partir de las preguntas que vamos generando en nuestros procesos de investigación, y que nos ayudan a mirarnos desde otra perspectiva, a vernos desde fuera, a darnos buenos consejos, y a cuidarnos a nosotras mismas, y entre nosotras. Estas estrategias a veces funcionan y a veces no, por eso hay que ir probando, eligiendo y descartando. Es un proceso de investigación apasionante, y en la medida en que lo ponemos en común con más mujeres, vamos nutriéndonos de buenos consejos, de experiencias y aprendizajes propios y de las demás. Los relatos de las compañeras nos ayudan a comprender lo que nos pasa, y a construir nuestro propio relato vital.

Una de las claves de nuestro trabajo es poner en el centro el disfrute, ahorrarnos sufrimientos, evitar problemas, gestionar nuestras emociones, ser prácticas para poder hacer frente a la realidad. La idea es no derrochar el tiempo y las energías en buscar a la persona ideal, o en empeñarse en sacar adelante una relación que no funciona ni funcionará. Si estamos juntos es para disfrutar, y si no estamos disfrutando, seguro que estamos mejor separados.

Con este afán por disfrutar, resulta más fácil cuidarse, tomar buenas decisiones, y liberarse de la necesidad de ser amadas. Hay que ahorrarse cuantas más lágrimas, mejor. Sufrir nos pone muy feas y nos envejece. Es justo lo contrario a lo que sucede cuando nos enamoramos y estamos felices: se nos ve radiantes, nos brilla el pelo, la mirada, la piel, y todo el mundo nota nuestras noches de amor.

Cuando sufrimos, en cambio, se nos marcan las ojeras, las bolsas, las arrugas, se nos borra la sonrisa, se nos opaca la mirada y se nos seca la piel. Estamos más cansadas siempre, porque sufrir nos roba las energías y la alegría de vivir.

Sufrir no es gratis: además de envejecer, nos deteriora por dentro y por fuera. Nuestra salud mental y emocional se daña, nuestra salud física también, nos convertimos en yonkis del amor, nos aislamos de los demás y tenemos tal necesidad de ser amadas que somos capaces de ponernos de rodillas para mendigar o exigir amor.

Como ya estamos hartas de sufrir, hay que buscar la manera de reivindicar nuestro derecho al placer, al bienestar y a la felicidad. Lo que queremos es poner en práctica todos nuestros aprendizajes y socializarlos para que los utilice todo el mundo en su trabajo personal. El Laboratorio es un espacio de construcción colectiva de conocimiento en la que cada cual aporta con sus preguntas, sus lecturas, sus aprendizajes, las experiencias personales de su pasado y su presente. Así es como estamos construyendo toda una metodología de trabajo que nos permite aterrizar nuestros sueños en la realidad, sin dejar de cuidarnos mucho a nosotras mismas.

Cada cual construye su propia utopía amorosa, pero existe una base sin la cual no es posible disfrutar del amor: para que una relación sea bonita y sana, tiene que ser libre, igualitaria, basada en el respeto mutuo, el buen trato, el apoyo, la complicidad y el compañerismo. Con estos ingredientes básicos, cada cual puede construir su propio modelo amoroso, y diseñar sus estrategias para darle forma y llevarlo a la realidad.

Todo el trabajo lo hacemos desde el autoconocimiento y la autocrítica amorosa, con la que identificamos todo aquello que no nos gusta, o que podríamos mejorar, o aquello que podríamos evitar para estar mejor. Y luego nos ponemos a pensar en cómo eliminar esos patrones, cómo salir de los círculos de dolor en los que nos relacionamos, cómo acabar con las luchas de poder en las parejas, cómo trabajarnos los celos, la culpa, los miedos, el masoquismo, el victimismo, el Ego, la autoestima, y el poder.

En este libro comparto el trabajo que he hecho a lo largo de mi vida, y parte del que hemos venido haciendo en estos años en el Laboratorio del Amor y en la Escuela del Amor. Encontrarás herramientas para construir tus propias gafas violetas, para saber si te están queriendo bien, para dejar la guerra contra ti misma, para aprender a cuidarte y a quererte bien.

También encontrarás claves para trabajar el duelo, para disfrutar más del sexo, para usar tu poder sin hacer daño a los demás, para ser más realista, para evitar el victimismo, para no someterme ni dominar al otro, para resolver tus problemas con comunicación, empatía y asertividad. 

Es mucho trabajo el que tenemos por delante, pero hay que divertirse para poder disfrutar del proceso. Porque no tiene fin; es un trabajo para toda la vida. Es un desafío apasionante: se trata, nada más y nada menos, de separar el amor y el sufrimiento, para unir el amor al placer y al disfrute. Se trata de aprender a relacionarnos y organizarnos de otra forma, de encontrar la manera de acabar con los odios, de vencer a la soledad, de unirnos para construir un mundo mejor en el que el amor nos alcance a todos y a todas.

Esta revolución de los cuidados, de los afectos y del amor, tiene que ser placentera: si lo que queremos es dejar de sufrir, hay que disfrutar de todo este trabajo, y mi consejo siempre es que es más divertido trabajar rodeada de mujeres y hombres valientes que están en lo mismo que nosotras. Porque la alegría de vivir y las ganas de disfrutar son contagiosas: cuantas más seamos, más rápido avanzaremos en la transformación que necesitamos.

Espero que disfrutéis mucho de estas herramientas, que os sean útiles para vuestro trabajo, y que logre contagiaros las tremendas ganas de reinventar y gozar del amor con las que escribo este libro.  

 
Coral Herrera Gómez




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