He aprendido mucho en estos meses de trabajo como miembra del Jurado del Premio Nacional de Comunicación por la Igualdad y Contra la Violencia de Género sobre la realidad de las mujeres centroamericanas, y aunque ha sido duro, la ceremonia de anoche fue tan linda y con tantas buenas energías, que se me han vuelto a subir los ánimos pensando que todo este trabajo del feminismo transnacional está sirviendo. En noches así siento que poco a poco estamos avanzando, que hay mucha gente con ganas de transformar el mundo... La entrega de premios fue muy emocionante, porque hubo de todo: canciones, poemas, premios, aplausos, discursos, besos, agradecimientos, y mensajes positivos sobre el amor, la libertad, la paz, la diversidad y la igualdad.
Me comí anoche a besos a las hondureñas de la Tribuna de Mujeres y a las compañeras de Oxfam Intermón, gente cálida, cariñosa, luchadora y valiente que trabaja por la igualdad y la paz en uno de los países más violentos del mundo.
Aún estoy impregnada de sororidad por todos los poros de la piel, feliz de ver la sonrisa de las premiadas y sus familiares, y sintiéndome afortunada por ser tratada por todas como una compañera, y por haber podido aportar mi granito de arena a la Campaña Contra los Femicidios en Honduras.