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1 de enero de 2009

Entrevista con CONCHA LIAÑO



















El día que conocí a Concha Liaño, una de las protagonistas del feminismo anarquista durante la guerra civil española, me sentí la mujer más afortunada del mundo. Conchita vino a España en Noviembre del 2007 desde Venezuela, donde reside, para la celebración en Zaragoza del 70 aniversario de la fundación de Mujeres Libres, y estuvo asimismo en Valencia dando una charla en el Ateneo Libertario. 

Es una mujer de 91 años con una juventud en el cuerpo y un rostro lleno de vida que me impresionó mucho; y aún más cuando me puse a investigar sobre su trayectoria vital y la época en que vivió.

En 1936 un grupo de mujeres libertarias, entre ellas, Concha, crean la "Agrupación cultural femenina" en Barcelona. “Queríamos liberar a las mujeres, aunque no teníamos muy claro cómo desarrollar nuestra idea. En Madrid se creó la revista "Mujeres libres", que antes de la Guerra Civil ya había publicado tres números. Su objetivo era crear una organización nacional con el mismo objeto que perseguía la "Agrupación cultural femenina", es decir, la superación de la mujer. Mercedes Comaposada estaba en la revista y fue quien se puso en contacto con nosotras y nos ayudó a estructurarnos. Así fundamos la Federación Nacional de Mujeres Libres: con Soledad Estorach, Pepita Carpena, Sara Berenguer, Azucena Fernández. Antonia Fontanillas, María Jiménez, Pura Pérez, Suceso Portales y muchas otras. Con veinte años organicé, con la ayuda de Juventudes Libertarias, todos los grupos de la organización en la región catalana”.










   

El feminismo español anterior a MUJERES LIBRES estaba centrado en los derechos políticos, y en las mujeres de clase media, y apenas se prestaba atención a la explotación , la discriminación social, educativa y cultural que padecían las españolas obreras y campesinas.

Desde su fundación en 1910, la Confederación Nacional del Trabajo, C.N.T, había reconocido el derecho de las mujeres a su libertad económica y a un salario igual que el del hombre. Sin embargo, un significativo sector del anarquismo ibérico ve la lucha de MUJERES LIBRES con condescendencia, y como algo secundario. 

Ni que decir que fuera del ámbito ácrata, eran vistas como la expresión más acabada y pintoresca de la «locura anarquista".


Conchita dice: “Es muy doloroso reconocerlo y aún más manifestarlo, pero a nuestros "liberados" compañeros anarquistas que luchaban por la liberación del proletariado, se les escapaba en sus análisis que la mujer española, en cuanto obrera, sufría como ellos el yugo del capitalismo y aún peor: por el mismo trabajo percibía menor salario. (…) Nuestros compañeros no nos quisieron reconocer como rama femenina del Movimiento Libertario. Y esa actitud nos produjo mucho asombro y sentimiento. Nosotras, Mujeres Libres, le presentábamos a nuestro Movimiento una organización en bandeja de plata, y nos rechazaban (…) Pero en honor a la verdad, a fuerza de muchos ruegos (y algunas humillaciones enjuagadas por Soledad Estorach) la realidad es que económicamente nos ayudaron mucho. Poco importa que fuera con aquella actitud paternal de quien soporta los caprichos de un adolescente. A nuestro ruego, nos concedieron los inmuebles donde funcionaron comités regionales y locales”.


















A pesar del apoyo orgánico y la afluencia de activistas de CNT, FAI, Juventudes Libertarias, los Ateneos, desde el principio MUJERES LIBRES insistió en funcionar de modo autónomo pues se consideraba que sólo con la acción femenina autogestionada se podría adquirir la confianza y capacidad para participar como iguales a los hombres en la tarea de construir un mundo mejor. 

Esto se explicaba así en la revista Mujeres libres: «No luchamos contra los hombres, No pretendemos sustituir el dominio masculino por el femenino. Es necesario trabajar y luchar juntos pues si no nunca tendremos la revolución social. Pero necesitamos nuestra propia organización para luchar por nosotras mismas».





















Las acciones que llevaron a cabo MUJERES LIBRES fueron, entre otras, la organización de jornadas de agitación y propaganda, bibliotecas móviles y eventos culturales para resaltar el papel de las mujeres organizadas en el proceso hacia la revolución social; crearon y gestionaron guarderías y comedores populares, respondiendo a una reivindicación inmediata de las trabajadoras. 

En el área de salud, impulsó la creación de una Escuela de Enfermeras y el Instituto Materno-Infantil Louise Michel, ambos en Barcelona. La Ministra de Sanidad era Federica Montseny, a quien correspondería la paradójica circunstancia - para una anarquista - de ser la primera mujer en el mundo que ocupó una cartera ministerial.

También, junto con el ministerio de Sanidad, se trabajó en hacer funcionar los «liberatorios» de prostitución.
Además, el Movimiento contó con toda una base teórica feminista influenciada en parte por Emma Goldman, anarcofeminista que escribió numerosos libros, y que ellas expresaron en charlas, pasquines, folletos, revistas, etc.




















Concha lo sintetiza así:
“Nuestras aspiraciones como Movimiento femenino podrían resumirse así: Paridad de deberes, de responsabilidades y de derechos sin predominio del varón en ningún área. Que se reconociera y aceptara la voluntad de la mujer, su capacidad de decisión y el derecho a decidir. Conseguir la oportunidad de estudios superiores y empleo; a igual trabajo, igual salario. Que las mujeres cuya vocación no fuera doméstica tuviera las mismas facilidades que el hombre para buscar y obtener otras oportunidades que le permitieran conseguir su liberación económica. Completa igualación ante la ley y patria potestad de los hijos compartida, etc.”.























En cuanto a la educación, querían crear una escuela para la libertad a la que asistiesen juntos niñas y niños, iniciativa radical para la época en España. De la institución de la Familia criticaron su autoritarismo, jerarquización y el poder paternal. 


Toda esa lucha se vio truncada por el triunfo de los “rebeldes” fascistas de Franco, que condujo a estas mujeres a los pelotones de fusilamiento, al exilio, a volver a la situación contra la que se habían rebelado, o lo que tal vez fue peor, a un silencio que duró muchos años. 

Conchita marchó a Caracas, donde apenas se le conoce, y donde vive con su única hija. En España en cambio le llueven homenajes, le invitan a multitud de actos...

Vicente Aranda se inspiró en ella para el papel de una de las de su película “Libertarias”.






















Cuando era jovencita -dice- creía que la vida era un don precioso que había que aprovechar. Yo no sabía qué hacer para que cuando fuera vieja estuviera orgullosa de mí misma. Ahora sé que fui útil. Ver a las mujeres en la tele española tan hermosas, tan dispuestas, discutiendo, hablando, trabajando, me llena de orgullo. Siento que he contribuido a que tengan la libertad que disfrutan. Las veo y me alegro y salgo a la calle. Me acuerdo y me parece que floto. ¡Cónchole, que alegría! ¡Cuánto hemos logrado!».

A pesar de ello, Concha piensa que todavía queda mucho por hacer, y se siente orgullosa de ver cómo las mujeres siguen luchando contra la explotación doméstica, laboral, sexual y reproductiva, la violencia machista, los feminicidios, la mutilación genital, la lucha por el agua y la tierra, la reivindicación de la igualdad en el reparto de las tareas domésticas y de cuidados, y los derechos fundamentales de la mitad de la población humana.

Estar con Concha una semana entera en mi pueblo ha sido como un suelo. Viajar con ella al pasado ha sido un regalo de la vida. No solo porque hablamos de historia y discutimos de política, de su época y de la presente, de luchas y revoluciones. 

También nos contamos la vida, brindamos por los amores pasados, por las compañeras de lucha y por las libertades de las que disfrutamos. 

Concha ha vivido un siglo entero, y ahora vive como si no fuera a a morir nunca. La veo aquí en el siglo XXI y me doy cuenta de que es una mujer eterna, una heroína de carne y hueso, una mujer que luchó con sus compañeras por una utopía, un referente para todas nosotras. 


Coral Herrera Gómez















Mujeres Libres
"Puño en alto mujeres de Iberia
hacia horizontes preñados de luz
por rutas ardientes,
los pies en la tierra
la frente en lo azul.
Afirmando promesas de vida
desafiamos la tradición
modelemos la arcilla caliente
de un mundo que nace del dolor.
¡Qué el pasado se hunda en la nada!
¡qué nos importa el ayer!
Queremos escribir de nuevo
la palabra MUJER.
Puño en alto mujeres del mundo
hacia horizontes preñados de luz,
por rutas ardientes,
adelante, adelante,
de cara a la luz."

Himno de Mujeres libres.
Lucia Sánchez Saornil. Valencia, 1937.
















Bibliografía


- Liaño, Concha y otras: Mujeres Libres. Luchadoras libertarias, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 1999.

- Liaño, Concha: «Sobre Mujeres Libres», en EL LIBERTARIO, Caracas, 1999 (también en: Nash, Mary: Mujeres Libres. España 1936-1939, Barcelona, Tusquets, 1975).

- Quiñonero, Llum: “Nosotras que perdimos la paz”, Editorial: Foca, Ediciones y Distribuciones Generales S.L., 2005.

- Ackelsberg, Martha: “Mujeres Libres. El Anarquismo y la lucha por la emancipación de las mujeres”, Barcelona, Virus, 1999.

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