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31 de octubre de 2023

Si te enamoras, estos son tus Derechos Fundamentales



Cuando te enamores, tienes que cuidarte mucho a tí misma para que no abusen de ti y no te hagan daño. Hay muchísimas mujeres en el mundo que pierden sus derechos fundamentales y su libertad cuando se emparejan y se casan con un hombre. Y no solo pierden derechos: también pierden la dignidad, la salud y la vida. 

Amar no es renunciar. No es sacrificarte. No es entregarte por completo y dejar que hagan contigo lo que quieras. 

Es muy importante que aprendas a defender tus derechos, y a defenderte de todos aquellos que pretendan controlarte, limitarte y someterte. Son derechos con los que todas y todos nacemos, son nuestros y no se pueden regalar, ni se pueden vender, ni se pueden comprar. 

Para defenderlos, tienes que tener claro cuáles son: 

 - Tienes derecho a negociar y acordar con tu pareja qué tipo de relación queréis tener: abierta o cerrada, con o sin convivir bajo el mismo techo... Si no coincidís en el tipo de relación que queréis construir, no te sientas obligada a aceptar sus condiciones: si no es lo que quieres, no cedas, ni tragues, ni te quedes ahí pensando que tu amor le hará cambiar. Mejor ni empieces la relación.

- Tienes derecho a negociar el tiempo y la frecuencia con la que te ves con tu compañero, no puede imponerte sus necesidades si no coinciden con las tuyas.

- Tienes derecho a negociar y pactar la forma en que vais a cuidar vuestra salud sexual, tu pareja no puede imponerte el tipo de protección o de barrera que vas a usar frente a enfermedades, infecciones y embarazos. En las relaciones heteras, recuerda que la que te quedas embarazada eres tú, no él. 

- Tienes derecho a moverte con libertad: como todos los seres humanos. Naciste libre y no tienes por qué pedir permiso a tu pareja para salir y entrar, para viajar, para quedar con tus amigas y amigos. No tienes tampoco que someterte a ningún tipo de vigilancia: si te ves obligada a informar en todo momento donde estás y con quién, es porque tu compañero desconfía de ti, y si te coarta la libertad es porque estás en una relación violenta.

- Tienes derecho a tener tu propia red de gente querida: emparejarse jamás es sinónimo de aislarte y abandonar a tus amigos, amigas y familia. Tienes derecho a pasar tiempo con tus tribus, con y sin tu pareja. Si tu pareja te quiere bien, jamás intentará aislarte o impedirte que compartas tiempo con ellas.

- Tienes derecho a tener tu intimidad y tu privacidad, y puedes negarte a dar tus contraseñas o a darle el teléfono a tu pareja si te lo pide para revisarlo. No tienes derecho a pedirle a tu pareja que renuncie a su privacidad ni a que te revele sus contraseñas.

- Tienes derecho a vestirte como quieras, y a llevar el calzado y los accesorios que te apetezcan. No importa si a tu pareja le gusta o no: tienes derecho a elegir tu vestuario y a ser leal a tu estilo y a tus propios gustos.

- Tienes derecho a estudiar y a trabajar en lo que tú quieras, sin que tu pareja te indique lo que deberías querer o hacer. Eres tú la que decides dónde y cuanto tiempo quieres estudiar, y a qué te quieres dedicar. Si a tu pareja no le gusta, es su problema. 

- Tienes derecho a manejar tu dinero como te plazca, sin tener que dar cuentas a tu pareja de cuánto ahorras o cuánto gastas. Si vivís juntos podéis acordar la cantidad que tenéis que poner para los gastos compartidos, pero recuerda que tus ingresos, o tu salario, es tuyo y tú decides en qué lo empleas.

- Tienes derecho a tener tu propia vida social y tu propia agenda, y no estás obligada en modo alguno a "acoplarte" a su vida social.

- Tienes derecho a tener el mismo tiempo libre que tu pareja, así que no toleres una relación de abuso en la que tu pareja tenga más tiempo libre que tú porque te obliga a asumir sus responsabilidades a ti. 

-Tienes derecho a vivir libre de explotación: las tareas de cuidados (hogar, familares, bebés, niños y niñas, mascotas, platas y demás seres vivos) han de ser compartidas y equilibradas. Los cuidados si nos son mutuos, son explotación. 

- Tienes derecho a decir lo que piensas y lo que sientes, y a expresar lo que quieres, y lo que no quieres. Si sientes miedo, si prefieres callar, si tu pareja te hace sentir mal y prefieres no hablar para no alterarle o enfadarle, es porque estás en una relación violenta.

- Tienes derecho a decir que no cuando no quieras tener relaciones sexuales con tu pareja. No estás obligada a complacerle, ni a anteponer sus deseos a los tuyos. Si tu pareja te quiere bien, te respetará y no te hará chantaje ni te presionará.

- Tienes derecho a ser bien tratada todo el tiempo. No importa si tu pareja está estresado, enfadado, celoso, frustrado, o dolido: tiene que tratarte bien siempre, cada momento. No hay excepciones: tu pareja no puede insultarte, ni humillarte, ni reírse de tí, ni despreciarte, ni gritarte. Si te sientes triste, angustiada, ansiosa o tienes miedo, es porque te están haciendo sufrir. 

- Tienes derecho a poder hablar de tu pasado, y de tus anteriores parejas, y a mantener tu amistad con ellas. No puedes borrar quién eres, ni olvidarte de tu vida anterior. 

- Tienes derecho a elegir qué tipo de vida quieres vivir, a tener tus sueños y tus proyectos, y a dedicar tiempo a tus pasiones. Nunca te olvides que tu pareja tiene exactamente los mismos derechos que tú.

- Tienes derecho a estar tranquila, a vivir bien, a disfrutar de una Buena Vida. Si no eres feliz, si no te sientes querida, si tu pareja quiere que sufras, recuerda que tienes derecho a tomar las decisiones que tengas que tomar para velar por tu bienestar físico, mental y emocional.

- Tienes derecho a elegir libremente la maternidad: tu pareja no puede obligarte a tener hijos e hijas, ni pedirte que renuncies a la maternidad, ni puede presionarte de ninguna manera. Eres tú la que gesta y pone el cuerpo: tienes derecho a elegir si quieres ser madre o no, y a elegir cuántos hijos e hijas quieres tener.

- Tienes derecho a separarte cuando quieras. Este es uno de los derechos más importantes, porque muchas mujeres pierden la vida cuando sus parejas no aceptan la ruptura. Cada día son asesinadas 137 mujeres en todo el mundo por desobedecer a sus maridos, o por querer separarse y divorciarse. Muchas mujeres no se separan por miedo a que sus parejas les hagan daño a ellas o a sus hijos/as.

- Tienes derecho a no compartir con tu pareja su vida familiar o social si las personas que forman parte de su red no te tratan bien, o no te resultan buenas personas. Tu pareja no puede obligarte a estar con gente que no te agrada.

- Tienes derecho a elegir cuánto tiempo quieres dedicar a tu familia cuando tu pareja no se lleva bien con ella. No estás obligada a distanciarte de los tuyos, y si intenta que lo hagas, ojalá salten todas tus alarmas para impedir que te aíslen. 

- Tienes derecho a disfrutar del sexo, del amor y de la vida: recuerda que no viniste al mundo a sufrir, ni a aguantar, ni a pasarlo mal. No es necesario sacrificarte ni soportar: si no te sientes bien tienes que cuidarte y pensar todo el tiempo en tu bienestar. Recuerda que si no puedes disfrutar, no es tu relación. Y que solo podemos amar en libertad, en igualdad, y con nuestros derechos humanos fundamentales garantizados. 


Coral Herrera Gómez


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El Amor Romántico y los Derechos Humanos


Declaración Universal de los Privilegios del Hombre









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El Amor Romántico y los Derechos Humanos



La gran mayoría de las mujeres sufrimos una pérdida flagrante de nuestros derechos fundamentales cuando nos enamoramos y nos emparejamos con un hombre. En este post podéis ver los datos de los abusos y las violencias que sufrimos las mujeres en pareja, aquí os quiero proponer un repaso breve a los derechos que perdemos cuando nos casamos.

Empezamos con el primer artículo de la Declaración de Derechos Humanos: 

-Todos los seres humanos nacen libres e iguales, y todas las personas tienen los derechos proclamados en esta carta. Sin embargo, los hombres no tratan a sus compañeras como iguales, sino como sirvientas: la mayor parte de las mujeres del mundo trabajan gratis para sus maridos. Sin vacaciones, sin permiso por enfermedad, sin salario, sin derecho a jubilación: las mujeres no tenemos derechos laborales dentro del hogar, ni tampoco derecho a remuneración. 

-Todo individuo tiene derecho a la vida, la libertad y la seguridad. Menos las mujeres asesinadas por sus parejas, las mujeres que no pueden salir de casa, y las mujeres que sufren violencia en sus hogares. 

-Nadie será sometido a esclavitud ni a servidumbre. Excepto millones de mujeres en el mundo que sirven a sus maridos como si fuesen reyes. 

-Nadie será sometido a penas, torturas ni tratos crueles o inhumanos. Nadie, excepto las mujeres que viven en relaciones de pareja sometidas a la violencia psíquica, emocional, sexual y física durante toda su vida. 

Seguimos con otros artículos: 

Artículo 9: Nadie podrá ser detenido, desterrado ni preso arbitrariamente. Excepto las mujeres que tienen que pedir permiso para salir de casa, y las que viven permanentemente confinadas en sus hogares. 

Artículo 12 : Toda persona tiene derecho a la privacidad, la honra y la reputación. Excepto las mujeres que tienen que mostrar sus contraseñas de los perfiles en redes sociales, correo, etc, y las que deben mostrar su teléfono u ordenador a sus maridos cuando ellos lo requieren.

Artículo 13: Toda persona tiene derecho a la libre circulación y a elegir libremente su residencia, excepto las mujeres obligadas a obedecer al marido y a pedirle permiso para ir y venir donde le plazca. 

Artículo 16: Todos los individuos tienen derecho a un matrimonio libre y a la protección de la familia. Excepto las niñas y mujeres que son casadas a la fuerza y vendidas por sus padres en todo el mundo. 

Artículo 17: Toda persona tiene derecho a la propiedad individual o colectiva. Excepto las que son despojadas de sus bienes al casarse, y las que no pueden tener propiedades porque sus maridos las ponen a su nombre. 

Artículo 18 y 19: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión.

Excepto las mujeres que son obligadas a convertirse a otra religión, las que no pueden votar a quien quieren porque sus maridos controlan su voto, y las que pueden pensar libremente pero jamás decir lo que piensan ni actuar según sus convicciones y creencias porque no son las del marido. 


Artículos 20 y 27: Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y asociación. Toda persona tiene derecho a tomar parte en la vida cultural de su comunidad.

Excepto las mujeres a las que sus maridos no permiten hablar con hombres, o aquellos que impiden a sus compañeras acudir a reuniones y asambleas de asociaciones y colectivas. 


Artículos 23, 24 y 25: 

Toda persona tiene derecho al trabajo y la protección contra el desempleo.

Toda persona tiene derecho al descanso y al disfrute del tiempo libre.

Toda persona tiene derecho al bienestar: alimentación, vivienda, asistencia médica, vestido y otros servicios sociales básicos.

De estos derechos no gozan las mujeres que tienen doble jornada laboral y sufren al mismo tiempo la tiranía del marido y del jefe. 


¿Y si nos ponemos con los derechos sexuales y reproductivos? Entonces la cosa va a peor: muchas de las mujeres que viven en pareja en el mundo no pueden elegir sus maternidades libremente, ni cuantos hijos quieren tener, ni con qué distancia entre ellos. Muchos maridos prohíben a sus compañeras el uso de anticonceptivos. Muchos mutilan genitalmente a sus hijas para que no puedan tener una vida sexual satisfactoria, y sufran dolor cuando sus maridos les obliguen a cumplir con el débito conyugal. 

El 50% de las mujeres del mundo no pueden decir que no cuando sus maridos quieren tener relaciones sexuales, y muchas otras están condenadas a no tener relaciones sexuales con nadie, solo porque están casadas. 

Las niñas y las jóvenes tienen que conocer sus derechos, y los niños y los jóvenes tienen que tomar conciencia de sus privilegios. Es una cuestión de justicia social: las mujeres tenemos derecho a amar en igualdad y en libertad, tenemos derecho a tener derechos, y a no ser tratadas como sirvientas de los hombres. 

Lo más importante para nosotras es que se respete nuestro derecho al divorcio, dado que millones de mujeres en el mundo viven atrapadas en relaciones en las que no quieren estar por falta de autonomía económica y por estar encarceladas en relaciones violentas. Las matan cuando quieren escapar: todos los días son asesinadas 137 mujeres en el mundo a manos de sus parejas. Por eso es tan importante que los Estados garanticen nuestro derecho a separarnos, y que todas tengamos los ingresos necesarios para poder hacerlo. 

Renunciar a nuestros libertad y nuestros derechos no es una prueba de amor. Y es muy peligroso para nosotras vivir bajo el mismo techo con alguien que limita nuestra libertad y nos deja sin los derechos más básicos para una vida digna. 

Nunca te dejes dominar ni aplastar por alguien que dice amarte, nunca uses el amor para intentar limitar la libertad de nadie: el amor no es una cárcel, solo podemos amar plenamente en libertad.  

Coral Herrera Gómez


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¿Por qué las mujeres no podemos divorciarnos?










Disfrutar del Amor

Número de episodios: 10

Duración:  40 minutos cada uno

Plataformas: Ivoox y Spotify


19 de agosto de 2023

Prólogo La Construcción Sociocultural del Amor Romántico, de Coral Herrera



Mi propósito en este trabajo de investigación ha sido demostrar que lo romántico es político, analizar cómo se construye socioculturalmente el amor, y estudiar cómo esta construcción influye significativamente en las estructuras económicas y políticas de la sociedad occidental.

Sin embargo, no habría podido escribir este libro si, a lo largo del siglo xx, no se hubiese dado el gran debate epistemológico que destronó al cientifismo empirista y gracias al cual surgieron investigaciones que demostraron el sesgo etnocéntrico y androcéntrico del pensamiento científico occidental. 

Los principales protagonistas de este debate fueron los pensadores de la Teoría Crítica liderada por la escuela de Frankfurt en los años 30, el postestructuralismo, la sociología del conocimiento y la Teoría feminista, que sacaron a la luz teorías y científicos (sobre todo científicas) marginados por la ciencia, cuestionándose así numerosas verdades dadas por supuestas. Esta tarea deconstructiva demostró que lo que se consideraba ciencia universal era sencillamente una actividad ejercida por hombres blancos, occidentales, y en su mayor parte de clase media.

También se puso de relieve el hecho de que la mayor parte de sus investigaciones estaban impregnadas de ideología patriarcal y capitalista. Se derribó, así, el mito del cientifismo como verdad universal y el mito del científico como un robot objetivo sin emociones, sin condicionamientos culturales, sin intereses personales. Fue entonces cuando se reveló la dimensión hipermasculina de la ciencia, que había marginado durante siglos a la mujer como sujeto y como objeto de estudio científico.

Gracias a este debate y a este proceso deconstruccionista, la ciencia vio cuestionada profundamente la pretensión de validez universal y de neutralidad de la que había hecho gala desde el siglo XVII. Las principales consecuencias de este debate fueron la ampliación de los límites del conocimiento y el surgimiento de nuevas áreas de investigación científica. Este hecho posibilita, en la actualidad, adentrarse en espacios del conocimiento que no han sido considerados, hasta hoy, dignos de ser estudiados, como las emociones y las relaciones. 

Hoy se acepta comúnmente que todos estamos influidos por la cultura en la que nos hemos criado, por el género al que se nos adscribe al nacer, por la educación que recibimos y las instituciones sociales, la religión, nuestro estatus social y económico, además de nuestras propias aspiraciones personales y experiencias vitales, que conforman nuestra identidad. Por ello, ningún científico,institución científica o investigación empirista puede hoy declararse objetivo o neutral. De hecho, se considera más honesto que los y las profesionales de la ciencia admitan en sus investigaciones el punto del que parten, y tengan en cuenta a la hora de elaborar sus teorías e hipótesis la perspectiva personal desde la que ejercen la actividad del conocimiento, para así diferenciar sus propios condicionamientos culturales y personales del objeto de estudio. Es decir, admitir la inevitable subjetividad que impregna cualquier actividad humana en el área del conocimiento científico, dejando atrás mitologías científicas antes nunca cuestionadas.

En esta investigación mi intención ha sido centrarme en la dimensión cultural de las emociones y las relaciones humanas; en concreto, la del amor de pareja, porque creo que el amor romántico es hoy una de las bases que sostienen y perpetúan el patriarcado.

El trabajo de documentación no ha sido fácil, dado que no existe mucha bibliografía científica debido a la marginación de las emociones como objeto de estudio. La antropología ha estudiado temas como la familia, el parentesco, el matrimonio, el comportamiento sexual, los ritos vinculadores, el apego, el beso y las conductas altruistas, pero no específicamente el amor romántico, considerado generalmente como una peculiaridad exclusiva de las civilizaciones occidentales, según Yela García (2000). 

La sociología se ha centrado en el análisis del matrimonio (y la satisfacción en el mismo) como unidad básica de la estructura social y solo en contadas ocasiones ha concedido suficiente atención a la importancia estructural del amor y las creencias románticas en nuestra sociedad. En el campo de la historia, destacan las obras de algunos historiadores sobre el matrimonio (Westermarck, 1926) y la pasión (De Rougemont, 1939).

En el campo de las ciencias sociales, el interés por las emociones también se ha visto incrementado a medida que avanzaba el siglo xx. Ortega y Gasset (1941) se quejaba de que el tema del amor no fuese objeto de investigación científica o filosófica:

Si un médico habla sobre la digestión, las gentes escuchan con modestia y curiosidad. Pero si un psicólogo habla del amor, todos le oyen con desdén, mejor dicho, no le oyen, no llegan a enterarse de lo que enuncia, porque todos se creen doctores en la materia. En pocas cosas aparece tan de manifiesto la estupidez habitual de las gentes. ¡Como si el amor no fuera, a la postre, un tema teórico del mismo linaje que los demás, y por tanto, hermético para quien no se acerque a él con agudos instrumentos intelectuales!

Francesco Alberoni (1979) cree que los sentimientos son la base del conocimiento, y considera que el amor es la forma más simple de movimiento colectivo. Opina que, como fenómeno social, ha de ser estudiado por las ciencias sociales como categoría básica de relación social. 

Otros autores como Pitrim Sorokin también inciden en la dimensión social del amor y los sentimientos: tenemos prejuicios contra todas las teorías que intentan demostrar el poder del amor en la determinación de la personalidad y conducta humanas, en su influencia en el curso de la evolución biológica, social, mental y moral, en afectar a los acontecimientos históricos y en moldear las instituciones sociales y la cultura.

 «La preponderancia del tema amoroso en nuestras obras literarias muestra que el amor ha sido una pasión central de los hombres y las mujeres de Occidente. La otra ha sido el poder: de la ambición política a la sed de bienes materiales o de honores», Octavio Paz (1993).

Para Carlos García Yela (2002), es muy significativa la gran diferencia existente en cuanto a volumen de investigación entre el amor y otros temas «que quizá sean menos relevantes en la vida del hombre, como por ejemplo, el reflejo salivar condicionado».

Leo Buscaglia también opina que es ridículo que el Eros, una fuerza de la vida tan poderosa, sea ignorado, no investigado y condenado por los científicos sociales, «que en cambio, sí se ocupan mucho de esa otra fuerza llamada sexo, cuando originariamente y en rigor etimológico se trata del mismo fenómeno»

La psicología social comienza a tratar el tema en 1964. 

Secord y Backman incorporan en su manual de la disciplina un capítulo sobre atracción interpersonal donde se incluían unas breves consideraciones sobre el amor. Un año más tarde, Aronson y Linder (1965) divulgan su clásica «ley» sobre la atracción interpersonal. Poco después, Bloom (1967) publicará un artículo sobre el concepto de amor y las tipologías amorosas, todo ello en revistas propias de la psicología social. 

A mediados de los años 70, el análisis científico del amor se va paulatinamente desmarcando del área de la atracción interpersonal, al tiempo que surge una verdadera explosión y auge de las investigaciones: centenares de artículos, decenas de volúmenes monográficos y manuales, cursos, seminarios, congresos, etc., e incluso alguna revista especializada, como el Journal of Social and Personal Relationships, donde buena parte de los artículos publicados se centran en el amor o en temas muy afines. 

En los años 90 el tema se convirtió, según Yela García (2002), en un punto de referencia obligado de la psicología social. La publicación de monografías sobre el amor continúa aumentando cada año, muchas de ellas de orientación psicodinámica (Gabbard, 1996), otras muchas desde la psicología feminista.

En nuestro país, hasta los años 80, la producción intelectual sobre el amor ha sido bastante limitada. En los años 70 Josep Vicent Marqués edita un número especial en El Viejo Topo sobre el amor (extra número 17), con colaboraciones de Paolo Fabretti o Christian Delacampagne, en el que se habla del amor sobre todo como un instrumento de control social que sirve para perpetuar el patriarcado y la familia tradicional nuclear. 

En 1982, la Revista de Occidente publica un número monográfico sobre el amor. En 1986, sucede lo mismo con los Cuadernos de Historia 16. 

En los 90 se publican artículos firmados por profesores universitarios (ej: Ochoa y Vázquez, 1991; Sangrador, 1993; Serrano y Carreño, 1993; Yela García, 1996) así como algunos libros en mayor o menor medida dedicados a, o relacionados con el tema (Guasch, 1991; Ortiz, 1991). 

Además, se realizan seminarios, conferencias, cursos de doctorado, simposios, congresos y alguna tesis doctoral (Carreño, 1991; Yela García, 1995; Martínez Iñigo, 1997). Recientemente, han surgido algunas obras en el ámbito de la divulgación científica, en áreas como la biología, la etnología, o la antropología (Helen Fisher, Eduardo Punset, David Buss, Eibl-Eibesfeldt, Desmond Morris, Barash y Lipton...). 

Sin embargo, solo ahora, en los primeros años del siglo xxi, se ha empezado a tratar el tema desde una perspectiva social (Ulrich Beck, Zygmunt Bauman, Pascal Bruckner, Erich Fromm, Anthony Giddens, entre otros). La mayor parte de los grandes teóricos occidentales ha escrito libros acerca de los sentimientos y las pasiones, pero han sido siempre considerados obras menores, poco menos que anécdotas dentro de la sesuda literatura científica y filosófica de estos grandes autores (Ortega y Gasset, Roland Barthes, Francesco Alberoni, entre otros).

Mi intención ha sido estudiar el amor romántico desde la perspectiva feminista como un fenómeno político, social y cultural, para liberarlo de toda su carga patriarcal. Las teóricas feministas de los años 70 y 80 analizaron el amor romántico y el matrimonio heterosexual como una cárcel para las mujeres: hoy queremos que el amor deje de ser una trampa, queremos que sea un motor para la transformación y la revolución que estamos gestando.

Creo que estudiar cómo se construyen nuestras emociones puede ayudarnos a ser más libres y a transformar nuestra forma de organizarnos y de relacionarnos. 

El antropólogo Sergio Manghi (1999) afirmó que es necesario elaborar una teoría social de las emociones y que no se trata solo de una tarea científica, sino también ético-política, «pues la persistencia, en nuestro tiempo, de hábitos perceptivos dualistas, que separan el corazón y la razón, el cuerpo y el espíritu, las emociones y la cognición, es una fuente permanente de sufrimientos, de prevaricaciones y de violencia».

El hecho de que las emociones y las pasiones no hayan sido temas considerados dignos de estudio científico serio es un hecho íntimamente relacionado con la estructura patriarcal que ha subordinado a la mujer durante siglos. En esa actitud discriminadora y despreciativa hacia su figura se incluía todo lo que se consideraba femenino, como las emociones. Y ello sucedió porque el conocimiento ha partido siempre de procesos polarizadores, dualistas, dialécticos, entre elementos opuestos que, en mi opinión, han empobrecido y reducido, en general, el saber y el conocimiento en nuestra cultura desde hace siglos.

El eterno debate entre cultura y naturaleza que ha recorrido nuestro acceso al conocimiento y que ha atravesado la investigación y la filosofía desde Grecia hasta nuestros días parece ya inclinarse hacia la fusión de ambas dimensiones en una sola. Mi visión ha pretendido evitar el reduccionismo; de ahí la multidisciplinariedad de mi estudio, que ha precisado de lecturas sobre antropología,psicología social, estudios de género, teorías de la comunicación y semiología,ensayos sobre la posmodernidad, sociología, biología, filosofía de la ciencia, historia, etc. 

Lo que he pretendido es hacer una compilación de los estudios sobre el amor en diferentes disciplinas para poder presentar el fenómeno del amor en toda su complejidad, de un modo transversal, desde una perspectiva feminista, e incidiendo en la construcción cultural de las emociones y del amor bajo la ideología patriarcal y capitalista de Occidente.

Afortunadamente, en la actualidad se entiende que lo personal es político, y que el estudio de cualquier fenómeno físico, químico o social está atravesado por multitud de variables interrelacionadas entre sí. Mi propuesta metodológica ha sido investigar partiendo de la idea del pensamiento complejo, término acuñado por Edgar Morín, o del pensamiento en red, concepto acuñado por Helen Fisher. Estos autores proponen abarcar la complejidad de los fenómenos naturales o sociales en detrimento de una de las leyes del pensamiento formuladas por Aristóteles y vigente hasta nuestros días: la del tercio excluso o pensamiento polarizante. 

Esta ley establece oposiciones entre razón y emoción, naturaleza y cultura, lo masculino y lo femenino, lo positivo y lo negativo, el bien y el mal, la verdad y la mentira, etc. Estas oposiciones en pares binarios ocultan la amplia gama de matices y factores interrelacionados que se dan en todos los procesos de conocimiento e investigación, ya que la praxis del pensamiento dual es de por sí reduccionista y empobrecedora.

En el seno de este paradigma dualista que simplificaba el mundo en dos extremos opuestos, se consideró que el hombre representaba la cultura (el raciocinio, la civilización, la ciencia, la ley, el orden, la filosofía), y la mujer la naturaleza (los sentimientos, lo irracional, lo salvaje, lo caótico, lo oscuro, lo incognoscible). Los hombres han sido representados como dioses solares, y las mujeres han sido representadas a menudo como fuerzas nocturnas, diosas misteriosas e irracionales. En este siglo, la primacía de la mente y la razón sobre el cuerpo y las emociones ha dado paso al estudio de los sentimientos como parte constitutiva fundamental de los seres humanos.

Y gracias a ello, hoy me encuentro aquí escribiendo acerca del amor. Entiendo que es un tema que, por su complejidad y extensión, no se puede abarcar en su totalidad; pero sí que he pretendido demostrar que, igual que lo personal es político, también lo romántico es político, y tiene un impacto directo en nuestra forma de organizarnos económica, social, sexual y afectivamente. Deconstruir y transformar el amor romántico o el amor de pareja podría transformar nuestra sociedad entera.

Las emociones son políticas: están mediadas culturalmente, y están predeterminadas por la cultura en la que se incardinan (construidas a través del lenguaje, de los relatos, los símbolos, los mitos, los estereotipos, los ritos, y las creencias). El poder simbólico incide de forma poderosa, creo, no solo en nuestros sentimientos, sino también en la construcción de la realidad social, económica y política de las sociedades.

Dado que la cultura evoluciona a la par que los sistemas políticos y económicos, bien sosteniéndolos, bien transformándolos, considero que es necesario analizar la cultura para entender cómo construimos la realidad, cómo la reificamos y cómo unas ideologías se imponen sobre otras (y a la vez coexisten). 

El motivo por el que he decidido centrar mi análisis sobre los mitos y las representaciones simbólicas del amor es que la mayor parte de nuestros productos culturales desde la Antigüedad hasta nuestros días se basan en las relaciones sexuales y amorosas entre los géneros y perpetúan la cultura patriarcal: desde las cosmologías (como la griega, que se centra en las relaciones de amor y odio entre los dioses) hasta las series de ficción televisiva, pasando por la escultura, la pintura, la cerámica, la música, el baile, la narrativa oral, la poesía, los cuentos y leyendas, los folletines, las radionovelas, las canciones, las novelas, las películas, la ópera, y todas las representaciones culturales que han tenido y tienen como tema central el amor y las pasiones, y la guerra entre los sexos.


Mi deseo es, mediante un proceso de crítica y deconstrucción feminista, echar abajo ciertas ideas que se han dado por supuestas o como «naturales»: prejuicios, tabúes, mitos falsos y creencias subjetivas que han distorsionado el concepto de amor y que lo han devaluado durante siglos a la categoría de emoción irracional no susceptible de ser tratada e investigada. El amor se ha entendido siempre como un fenómeno reproductivo biológico, pero pocas veces se ha puesto el acento en su dimensión social y cultural. Ahondaremos en ella basándonos en las representaciones simbólicas amorosas y en cómo estas crean e imponen el concepto de lo que es un hombre, lo que debe ser una mujer, y cómo deben ser las relaciones entre nosotros.

Defendiendo la idea de que el amor es un gran tema a tratar por todas las áreas científicas, Carlos Yela afirma que es frecuente entre los intelectuales la queja sobre la enorme distancia existente entre el progreso tecnológico y el progreso de las relaciones humanas: «el estudio riguroso, sistemático y empírico del amor podría ser una vía que contribuyera a salvar esa abismal y lamentable diferencia».

 Para mí es obvio que el amor no es solo una fuente de productos culturales en forma de novelas o canciones, sino también un dispositivo político y un instrumento de control social para hacernos dependientes unos de los otros, y para mantener a las mujeres sometidas a los varones.

Las relaciones humanas están, como veremos, atravesadas por el poder, y ello hace que sean complicadas, conflictivas, y dolorosas. Los seres humanos necesitamos a los otros para sobrevivir, porque los afectos forman parte de nuestra nutrición y son el eje a partir del cual desarrollamos nuestra vida en sociedad. A través de nuestros seres queridos aprendemos a hablar, a pensar, a vivir en sociedad y a asumir las normas morales, sociales, culturales y políticas. Rodeados de afectos o con una falta total de ellos construimos nuestra identidad y nuestra biografía, y nos reproducimos, sacando adelante y educando a nuevos miembros de la sociedad.

La mayor parte de nuestras vivencias y recuerdos están implicados en las tramas emocionales y sentimentales que construimos en la interacción con nuestros semejantes y nuestro entorno. Nuestra felicidad, nuestro bienestar psíquico y emocional, nuestros sueños y anhelos, nuestras esperanzas y nuestra energía se desarrollan en torno a nuestras relaciones afectivas. Ellas son las que nos provocan dolor, tristeza, confusión, desgarro; también nuestras frustraciones, decepciones, preocupaciones y obsesiones están en su mayor parte determinadas por nuestros afectos.

El objetivo de este libro es entender por qué las relaciones humanas son tan maravillosas y a la vez tan dolorosas, tanto a nivel individual como a nivel colectivo. Nos relacionamos en base a jerarquías de poder bajo el esquema hegeliano del amo y el esclavo: unos pocos tienen el poder y los recursos, y explotan y abusan de la energía y el tiempo de los demás. No es solo una cuestión de clase, también es una cuestión de género: los hombres se aprovechan de la energía y el tiempo de las mujeres, que en la mayor parte del planeta sufren una doble jornada laboral: una remunerada, y otra sin remunerar. Lo llaman amor, pero Silvia Federici lo tiene claro: es trabajo no pagado. 

Creo que es necesario tratar de comprender el complejo mundo de las emociones principalmente porque entender y analizar nuestras formas de relacionarnos puede ayudarnos a derribar el patriarcado, a acabar con la violencia y a transformar nuestro mundo. Es posible que las guerras, los conflictos humanos, la violencia cotidiana que inundan las cabeceras de los telediarios disminuyesen si lográramos entender los mecanismos sociales y afectivos con los que los humanos nos relacionamos entre nosotros, bajo el trasfondo de las luchas de poder y del miedo.

El miedo forma parte de nuestras relaciones y de nuestra forma de entender el mundo y movernos en él. Es un poder psíquico, un producto mental y a la vez un mecanismo biológico de carácter instintivo. También los animales sienten miedo, y en ocasiones se revela como un mecanismo de supervivencia fundamental ante los depredadores. En el caso del homo sapiens, con su capacidad de imaginar, el miedo se convierte en un monstruo que empobrece su vida en sociedad, porque a menudo establece estrategias defensivas y de ataque. 

Los humanos tienen miedo a los desastres naturales, pero también miedo al dolor y a la muerte, a la incertidumbre con respecto al futuro, miedo a perder seres queridos. Miedo a la soledad y a la locura, pero sobre todo miedo al otro, a lo desconocido, lo extraño, lo que se escapa a nuestro entendimiento. Miedo al poder del otro, al color de su piel, su idioma, su cultura, su religión.

Este miedo afecta especialmente a las relaciones entre hombres y mujeres por el ancestral temor hacia el género femenino desarrollado en las culturas patriarcales. La mayor parte de las relaciones entre los hombres y las mujeres han estado siempre basadas en el miedo al poder de las mujeres, y en la necesidad de explotar sexual, laboral, doméstica y reproductivamente a las mujeres.

El capitalismo necesita mano de obra barata o gratuita para funcionar: hasta el hombre más pobre del planeta tiene su sirvienta particular, su esposa, para cubrir sus necesidades básicas y para poder trabajar fuera de casa. El patriarcado ha logrado que las mujeres se sometan por amor, y asuman su rol tradicional de cuidadoras, y la modernidad ha logrado que tratemos de conciliar nuestro papel de mujeres profesionales con nuestro papel como trabajadoras del hogar y cuidadoras. 

Creíamos que el trabajo asalariado nos iba a liberar, pero no sabíamos el precio que tendríamos que pagar para tener ingresos precarios: dos, tres jornadas laborales, nada de tiempo libre, y mucho trabajo gratis.

Las mujeres somos educadas y socializadas en el miedo a quedarnos solas, a que nadie nos quiera, y a fracasar en la vida por no haber sido elegidas. Y con ese miedo nos ponen de rodillas frente al amor de un hombre. El miedo también tiene una clara conexión con el apego: todos tenemos miedo a perder a nuestros seres queridos, a que no se nos necesite o no se nos quiera. Nos apegamos a los objetos, las propiedades y las personas como si fueran «nuestras», y además quisiéramos que ellas y los sentimientos que nos unen sean eternos e indestructibles. 

El ser humano sufre por la contingencia y trata de encontrar su centro y su estabilidad psíquica en las personas a las que ama o quiere; pero también siente un profundo anhelo de libertad.

Miedo y libertad se tensan contradictoriamente, porque no nos es fácil lograr alcanzar un equilibrio entre la estabilidad y la aventura, la seguridad y el misterio. Los seres humanos lo queremos todo a la vez, lo queremos todo para siempre, y nos cansamos de todo también. La realidad monótona y rutinaria nos frustra, de modo que nos embarcamos en aventuras corriendo riesgos: quizás debido a esta contradicción entre libertad y necesidad de afecto, mitos y realidades, el sufrimiento parece inherente a la condición humana.

Sin embargo, también son característicos en nosotros la empatía, el altruismo, la generosidad, la entrega, la solidaridad y la red extensa de afectos que establecemos con el resto, y gracias a la cual la supervivencia de la especie ha sido posible. El amor entendido como un todo es una fuerza poderosa que nos atrae y nos une los unos a los otros, ya sea en forma de amor filial (amor a la familia), de amistad (amores elegidos libremente, relaciones de apoyo y cooperación mutua que tenemos con personas con las que, sin embargo, no tenemos una relación erótica) o de amor pasional (el que se da entre dos o más personas y tiene carácter erótico).

El amor nos ha permitido sobrevivir como especie: ha logrado que el ser humano cuide de sus semejantes más indefensos (ancianos, bebés, enfermos), y que la gente disfrute en la interacción con el resto. Las relaciones amorosas de pareja, además, son placenteras porque generan sentimientos positivos y porque son una fuerza creadora y constructiva que ilusiona a las personas y las anima a seguir viviendo, pese a la crueldad y precariedad a la que tiene que enfrentarse el ser humano a lo largo de su vida.

He dividido el estudio en tres bloques, para analizar por un lado cómo construimos la realidad y el amor erótico, pasional o romántico en la sociedad, y por otro para entender cómo la cultura crea y modela nuestra identidad, nuestras emociones y las relaciones afectivas y eróticas que establecemos con los demás.

En el primer bloque daremos paso al análisis de la construcción sociopolítica del amor de pareja, que en Occidente está basado en una concepción del amor dual, adultista, heterosexual y monogámico. Esta concepción está reificada en el imaginario colectivo y no se percibe como una construcción sociocultural, sino como un fenómeno individual, biológico y natural. Por un lado veremos su dimensión liberadora y transgresora, porque desafía la ley del pater, y por otro veremos que el amor romántico es un arma de control social cuya base es el matrimonio, y cuyo fin es la perpetuación de la familia nuclear tradicional, el sistema patriarcal y el capitalismo democrático.

Estudiaremos cómo se construye la realidad y la identidad desde una perspectiva de género, y cómo se normalizan los estereotipos y los roles al presentarse como naturales, fundados en falsos supuestos biológicos. Tras una breve introducción acerca de las definiciones y teorías del amor, daré paso a la dimensión socio-biológica de las relaciones entre géneros. 

Analizaré fenómenos como el emparejamiento, el matrimonio, el divorcio, la monogamia y el adulterio para centrarme en las relaciones de poder y luchas de dominación que atraviesan todas las relaciones humanas (amorosas, familiares, profesionales, contractuales, etc.) y en especial las relaciones entre hombres y mujeres, desde una perspectiva feminista.


En el segundo bloque me centraré en la dimensión simbólica y cultural del amor. Con breves referencias a otras culturas y formas de amar, acotamos la investigación en torno a la concepción cultural del amor en Occidente, y haremos un breve repaso a la forma en que las representaciones simbólicas del amor han ido transformándose y variando geográfica y temporalmente. Estudiaremos las implicaciones de las narraciones en la conformación de los sentimientos pasionales y amorosos, nos detendremos en la dimensión religiosa, mitológica y utópica del amor, y finalizaremos con una síntesis de los principales modelos y mitos amorosos de nuestra cultura desde la antigüedad a la posmodernidad.


En el tercer y último bloque mi intención ha sido profundizar en las relaciones amorosas en la posmodernidad. Veremos cómo esta nueva era ha supuesto el fin de los pilares que sustentaban las antiguas cosmovisiones y creaban la identidad: la familia y el trabajo. Ambas instituciones se han desacralizado y flexibilizado, y constituyen sistemas abiertos, cambiantes, en continuo proceso de prueba, negociación y fragmentación. El espacio social y simbólico ha experimentado, paralelamente, la multiplicación hasta el infinito de mensajes; realidad y ficción se mezclan en un fenómeno mediático como es la hiperrealidad, especialmente visible en el espacio televisivo. 

En la actualidad, veremos cómo el amor ofrece la salvación frente a la angustia existencial, el horror vacui, y la falta de sentido que impregna la realidad del ser humano desde que Nietzsche proclamó la muerte de Dios.

El ser posmoderno es urbanita, se mueve en la sociedad del anonimato y sufre de angustia existencial, hambre de emociones y soledad. En este contexto posmoderno, el romanticismo constituye una creación de sentido personalizado y colectivo, una promesa ideal de autorrealización, una tabla de salvación, un sentimiento cargado de trascendencia y espiritualidad. Especialmente para las mujeres.

En esta obra desarrollaré la idea de que las mujeres somos educadas para poner el amor en el centro de nuestras vidas y para que el gran sueño de todas nosotras sea encontrar a su príncipe azul y fundar una familia feliz. Nos educan para que dejemos a un lado otras formas de querernos y nos centremos en el amor romántico: nos quieren entretenidas, ocupadas, amargadas, obsesionadas, tristes, y adictas al amor. Nos quieren débiles, acomplejadas, llenas de miedo, solas y aisladas unas de otras: cuanto más solas, más dependientes somos de los hombres.

El amor romántico es una droga muy potente porque va cargado de promesas, nos genera emociones muy intensas y nos ofrece conexiones con lo sagrado: el amor total, la fusión definitiva, el placer total, la eternidad (premisa fundamental de todo amor verdadero). Una de las ficciones más importantes que proyecta el amor es la del cese de ese doloroso sentimiento de soledad que nos acompaña a todos los seres humanos desde la caída de las grandes construcciones sociales como la religión o la clase social, y cualquier institución en la que antes nos podíamos sentir pertenecientes a una comunidad o grupo unido por cuestiones religiosas, económicas o políticas.

Una vez derribadas las utopías políticas y religiosas de carácter colectivo, la gran utopía de la posmodernidad es el amor romántico, cargado de patriarcado. Las utopías emocionales se acoplan al individualismo y al consumismo a la perfección, porque se sustentan en la filosofía del sálvese quien pueda y el egoísmo a dúo, una expresión acuñada por D.H. Lawrence para explicar el estilo de vida caracterizado por una forma de relación basada en la dependencia, la búsqueda de seguridad, la necesidad del otro, la renuncia a la interdependencia personal, la ausencia de libertad, celos, rutina, adscripción irreflexiva a las convenciones sociales, el enclaustramiento mutuo… 

Este enclaustramiento en parejas, como veremos, propicia el conformismo, el viraje ideológico a posiciones conservadoras, la despolitización y el vaciamiento del espacio social, con notables consecuencias para las democracias occidentales y para la vida cotidiana de las personas. 

Con el triunfo del individualismo,la democracia se encuentra en manos de los políticos, los empresarios y la banca; la sociedad no es gestionada por una población adulta, sensibilizada, culta, comprometida y unida. Dejamos, irresponsablemente, en manos de unos pocos nuestro destino como especie, y por supuesto, coextensivamente, el del resto de los seres vivos de este planeta.

El individualismo como modo de vida ligado al consumismo conlleva también una potente sensación de soledad; es normal entonces que la gente quiera formar equipos, aunque sean solo de dos miembros, para hacer frente a un mundo cruel, jerárquico y desigual.

En pareja la vida se hace más llevadera por la ayuda mutua que nos prestamos, pero, aunque las mujeres hemos logrado incorporarnos masivamente al mercado de trabajo, los hombres no se han incorporado masivamente a los cuidados, que siguen recayendo exclusivamente sobre nosotras en la mayor parte de los países del mundo. Es decir, no hemos logrado construir parejas igualitarias, ni relaciones sanas basadas en la solidaridad y el apoyo mutuo. No sabemos aún cómo aplicar los principios feministas a nuestras relaciones, pero lo importante es que ya estamos en ello.

No nos han enseñado a querernos bien, ni a cuidarnos a nosotras mismas, ni a cuidar a nuestras parejas. A los hombres tampoco les enseñan a querer y a cuidar. 

No sabemos gestionar nuestras emociones para que no hagan daño a nadie,no nos han enseñado a gestionar nuestros conflictos sin utilizar la violencia, no sabemos separarnos con amor, no tenemos herramientas para comunicarnos y para tratarnos bien, y nos han hecho creer que el amor es una guerra en la que todo vale, una guerra con heridas y muertas, una guerra en la que los hombres van armados hasta los dientes y nosotras vamos desnudas.

Gracias al feminismo, hoy sabemos que no estamos condenadas a sufrir: cuando entendemos que las mujeres tenemos derecho a disfrutar del sexo, del amor y derecho a vivir una buena vida, es cuando empezamos a trabajarnos los patriarcados que nos habitan, y cuando llevamos lo político al terreno de lo personal.

No estamos condenadas a someternos ni a aguantar por amor: gracias al feminismo, sabemos que otras formas de quererse son posibles, otras formas de relacionarnos y organizarnos son posibles, otras formas de gozar y de amar son posibles. 

Es el momento de ponerse a desmontar todos los mitos románticos, y a trabajar para liberar al amor del machismo y la violencia, para aprender a amarnos desde la libertad y no desde la necesidad, para aprender a negociar en la construcción de una pareja, para compartir la vida desde el placer y el disfrute. 

Es el momento de desmontar las masculinidades patriarcales, de empezar a cuidarnos, de separar el amor del sufrimiento, es el momento de dejar de sacrificarnos, de renunciar y de aguantar “por amor”.

El amor puede reinventarse, transformarse, expandirse más allá de la pareja, y liberarse de la ideología patriarcal y capitalista para transformar el mundo en el que vivimos: necesitamos una nueva forma de relacionarnos basada en la Ética del amor y la Filosofía de los Cuidados, en la libertad y los derechos de las mujeres, en la igualdad, la solidaridad y el compañerismo.

Aquí va mi propuesta, elaborada desde mi profundo compromiso con el feminismo, el ecologismo, y el pacifismo, y desde la idea de que lo romántico es político, y otras formas de quererse son posibles.


 Coral Herrera Gómez


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16 de enero de 2023

Shakira, los divorcios transoceánicos y otros temas políticos


Conocí en París a una mujer colombiana a la que su marido le dejó por otra, y no daba el permiso para que ella pudiera regresar a su país con la niña. 

Estaba condenada a vivir en un país extranjero, sin su red familiar, y no lograba convalidar su título de abogada. El marido le declaró la guerra y su vida se convirtió en un infierno, y aún faltaban siete años para que su niña se hiciera mayor de edad. 

No puedo parar de pensar en ella y en su niña desde que ví la noticia de Shakira, y deseo con todo mi corazón que hayan podido volver ya a Colombia, después de tantos años.

¿Comprendéis por qué lo personal es en realidad un asunto político?, ¿y por qué podemos aprovechar el tema de Shakira para hablar de asuntos que nos atañen a todas?


Mirad cuántos temas tenemos en la mesa: el derecho al divorcio, que hoy es un privilegio al alcance de muy pocas mujeres, porque no tenemos dinero para vivir solas con las crías.

Y si lo hacemos porque no aguantamos más, o porque estamos sufriendo violencia, quedamos en la más absoluta pobreza. Y si somos pobres, o precarias, no tenemos ni libertad ni derechos.

Y las que peor lo tienen, son las mujeres inmigrantes sin papeles, que quedan atrapadas durante años. 

¿Y qué me decís de los hombres que no pasan la pensión alimenticia, que no quieren ver a sus criaturas, que no asumen sus responsabilidades como padres, que ni cuidan ni quieren a sus hijas e hijos, y que maltratan a sus criaturas para hacer daño a sus parejas? 

En el culebrón de Piqué y Shakira se mezclan todos los temas: la emigración y la pobreza femenina, las masculinidades y las paternidades, el derecho al divorcio, el derecho a volver a tu país, el tema del compañerismo y la solidaridad en la pareja, la crianza, los mitos románticos, la autonomía económica de las mujeres... hasta da para hablar sobre la Renta Básica Universal, porque siempre que debatimos, además de analizar lo que nos pasa a las mujeres, hay que echarle imaginación y ponerse a buscar soluciones que eviten tanta violencia y sufrimiento a las mujeres. 

Y además, hacer mucha pedagogía para que las adolescentes no caigan en la cárcel del amor, y no se les ocurra sacrificar su vida por el sueño de una familia feliz. 

Disponemos de muchos datos y cifras que demuestran que el amor romántico es una estafa, y muchas historias de vida de mujeres atrapadas que no pueden separarse como está haciendo Shakira. 

Vamos a ayudarnos una a otras a quitarnos la venda de los ojos, vamos a contarnos las verdades, sólo así podremos dejar de ser súbditas de la monarquía masculina. 

Aprovechemos para liberarnos todas juntas.


Coral Herrera Gómez


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15 de enero de 2023

Shakira y la estafa romántica: qué estamos aprendiendo con su historia



El amor romántico es una estafa, la familia feliz es otra estafa, y con la historia de Shakira y Piqué estamos aprendiendo muchas cosas y estamos tratando temas súper importantes de los que normalmente no hablamos. Además nos está sirviendo para explicarles a las niñas y las adolescentes un montón de cosas, y para desmontarles los mitos uno a uno. 

En casa, en el aula, en las redes, aprovechemos su fascinación con Shakira para explicarles que a las mujeres no nos compensa el matrimonio, que no nos merece la pena dejar nuestro hogar y nuestra red de amor por un hombre. 

Que cruzarse un océano y sacrificar nuestro trabajo para ir detrás de un hombre, y para apoyarle en su carrera, no nos compensa. 

Que ser muy guapa y muy sexy no te garantiza que un hombre vaya a tratarte bien y a cuidarte. 

Que tampoco tener hijos con él te garantiza que vaya a ser fiel y a permanecer el resto de su vida junto a tí. 

Que no nos sale a cuenta construir una familia feliz por que es en el hogar donde más malos tratos y violencia sufrimos las mujeres 

Que sufrir por amor no tiene premio ni recompensa. 

Que la infidelidad es violencia psicológica y emocional. 

Que llevarse a tu amante a la cama es una maldad muy cruel. 

Que aunque la mayoría de las mujeres soportan la humillación pública de los cuernos en silencio, no tenemos por que callarnos. 

Que lo que le pasa a ella, nos pasa a todas, y que lo personal es político 


Con respecto a Piqué, podemos aprovechar para desmontar el mito del príncipe azul, para hablar del privilegio masculino de la tener una esposa fiel y una amante joven durante meses o años, y cómo nos afecta esta doble vida a las mujeres. 

Piqué nos puede servir para hablar del machismo, de los malos tratos cuando se acaba el amor, y de la violencia que ejercen los hombres infieles con sus mentiras y engaños.

Podemos desmontar a este ídolo de masas para que nuestros hijos le vean tal y como es, y reflexionen sobre la falta de ética y la forma de usar el poder de los hombres poderosos. 

Otros temazos que están surgiendo con el relato del desamor son: 

- el papel que nos toca cuando somos "la otra"

- la monogamia que se nos impone a las mujeres, 

- la guerra del divorcio, 

- la autoestima y la dependencia emocional de las mujeres.

- las relaciones de rivalidad entre mujeres , y de cómo nos hacemos daño entre nosotras. 

- las relaciones de poder en la pareja

- las diferencias de edad en la pareja

- las relaciones cerradas y las relaciones abiertas

- cómo terminar las relaciones sin sufrir y sin hacer sufrir a nuestra pareja

- la maternidad, la paternidad y la crianza

- la intimidad como derecho o como negocio

- las mujeres patriarcales 

- las mujeres que se liberan 

- relaciones entre nueras y suegras

- divorcios transoceánicos

- cómo cuidarnos cuando nos emparejamos

- cómo cuidarnos cuando nos separamos

- cómo protegernos de los hombres machistas

- sororidad y cuidados entre mujeres

- amor romántico y violencia machista

- cómo defender nuestra libertad y nuestros derechos

- cómo pasar nuestros duelos rodeadas de amor de amigas

- cómo los medios alimentan el mito del amor verdadero y eterno, y para qué. 

- cómo nos manipulan los medios a través de nuestras emociones más primarias.

- cómo los medios nos vendieron la historia romántica de la cantante y el futbolista, 

- cómo nos están contando ahora la separación, 

-cómo nos impactan estas historias, cómo influyen en nuestra forma de relacionarnos. 

- qué valores y principios subyacen a los mensajes que nos mandan los protagonistas y los que opinan sobre los protagonistas, 

- cómo usan los medios el amor romántico para perpetuar los estereotipos y los mitos del patriarcado.

- ¿por qué las mujeres no podemos separarnos cuando nos ponen los cuernos?, ¿por qué Shakira sí puede y la gran mayoría de sus fans no? 

- ¿por qué a los hombres les resulta tan fácil cambiar de pareja y formar otras familias cuando se cansan de sus esposas?


Es el momento ideal además para disfrutar de la reflexión colectiva, para poner en práctica las artes de la Comunicación No Violenta, y para pensar juntas sobre cómo sufrir menos y disfrutar más de nuestras interacciones presenciales y virtuales. 

Cómo veis, este tema tiene dentro mil temas, por ejemplo la ética amorosa, la dimensión económica del matrimonio, la evasión fiscal, las millonadas que están ganando los protagonistas, el sexo y el deseo...

Como engancha mucho a la gente, es ideal para lanzar preguntas y poner a pensar a todo el mundo sobre nuestras formas de comunicarnos y de contarnos historias, y sobre nuestras formas de relacionarnos, de querernos y de separarnos. 

Que nos hace mucha falta a todas y a todos. 


Coral Herrera Gómez 


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18 de octubre de 2022

El amor de pareja en cifras




Nuestras relaciones son un desastre: no sabemos querernos bien, no sabemos construir relaciones igualitarias, no sabemos disfrutar del sexo y del amor, no sabemos separarnos sin hacernos la guerra. 

El mito romántico es una trampa para nosotras: nos promete una vida feliz a todas, pero las cifras nos muestran que el amor romántico sigue siendo profundamente patriarcal y machista. En el matrimonio, los hombres siguen viviendo en casa como reyes, igual que sus padres, sus abuelos y bisabuelos, y tienen el doble de tiempo libre que nosotras. Algunos "ayudan" en casa, y "ayudan" en el cuidado de los niñós y las niñas, en algunos países del mundo más desarrollados, pero somos las mujeres las que vivimos como criadas y nos vemos obligadas a asumir toda la carga de tareas y logística, la carga mental y emocional de la familia. 

La mayor parte de las parejas afirman que están unidas "por amor", estar enamorados es el principal motivo para casarse. Este es también el principal motivo por el que nos convertimos en sirvientas y en madres de los hombres con los que convivimos: trabajamos gratis "por amor". 

Después de la boda, nos sentimos estafadas: la mayoría nos casamos pensando que vamos a ser compañeros y a trabajar en equipo. Cuando nos queremos dar cuenta, estamos sufriendo abuso y explotación doméstica, que es una de las formas más comunes de violencia machista.  

La mayor parte de los hombres no tienen conciencia de estar ejerciendo violencia sobre sus compañeras, creen que sus privilegios son "naturales" y "normales". Algunos hombres, antes de casarse o de convivir con su pareja, tienen autonomía y saben hacer las tareas básicas para la supervivencia. Pero según un estudio de Sigma Dos en España de 2018, en cuanto se emparejan, el 36% lo dejan, porque creen que es deber de las mujeres servirles y cuidarles.

Para la gran mayoría de las mujeres el matrimonio significa perder la libertad, dedicar todo su tiempo y energía a los cuidados en solitario, y poner en riesgo su salud física y mental. 

Solo la mitad de las mujeres del mundo puede decir “no” a su pareja si no desea tener relaciones sexuales, solo la mitad pueden decidir sobre su cuerpo, su sexualidad y su maternidad, y la gran mayoría se ven privadas de sus derechos sexuales y reproductivos, y demás derechos fundamentales: derecho a la libertad de movimientos, derecho a estudiar y trabajar, derecho a tener una red afectiva propia, derecho a tener dinero propio, derecho a tomar decisiones.... 

Son millones las mujeres que renuncian o sacrifican en parte su carrera por apoyar a su pareja, las que no pueden salir de casa sin permiso de sus maridos, y las que tienen prohibido estudiar o trabajar, salir a hacer deporte o a divertirse. Hay muchas mujeres en el mundo que solo pueden ir a misa, al supermercado y a casa de familiares, y otras que ni siquiera eso: viven permanentemente confinadas y solo pueden salir con sus maridos. Y a veces ni eso. 

Además de la explotación doméstica y la falta de derechos, las mujeres sufrimos violencia física y emocional en el hogar. No es en las calles ni en los espacios públicos donde corremos peligro, es en casa. No son los desconocidos los que nos violan y nos matan: son nuestros novios y maridos, y demás hombres de nuestro entorno más cercano, según el Informe del 25N de 2018 publicado por ONU

Las cifras nos demuestran que el amor de pareja no es tan maravilloso e ideal como nos lo pintan, y que de hecho puede ser muy peligroso casarnos: cada día 137 mujeres son asesinadas en el mundo por sus parejas, casi 90 mil mujeres al año. 

En el matrimonio heterosexual, muchas mujeres sufrimos diferentes formas de violencia:

explotación doméstica, 

agresiones físicas y violencia sexual, 

maltrato psicológico y abuso emocional, 

violencia económica, 

y violencia vicaria (la que se ejerce sobre los hijos e hijas para hacer daño a sus madres). 

Son muchas las mujeres que sufren infidelidades, malos tratos y abandono cuando están embarazadas o enfermas. Los datos más escalofriantes son aquellos que nos hablan de mujeres mayores que han sufrido violencia durante 60, 50 o 40 años por parte de sus maridos, y las mujeres con dependencia económica y discapacidades, para las que el divorcio no es una opción, ni un derecho como para las demás. 

La mayor parte de las mujeres casadas tienen doble y triple jornada laborales, y sólo una remunerada, lo que significa que los hombres tienen mucho más tiempo libre que sus compañeras en todo el mundo. 

Cada 7 segundos una niña menor de 15 años es casada en el mundo. Son millones las niñas, adolescentes y mujeres casadas en contra de su voluntad. 

También son millones las que no están obligadas a casarse pero lo hacen porque no tienen autonomía económica o por presión familiar. Permanecer soltera provoca aún un amplio rechazo social: las mujeres que deciden no casarse siguen siendo vistas como "raras" y como fracasadas. La trampa de todas las que se ven obligadas o presionadas para casarse es que luego no pueden divorciarse, por los mismos motivos. 

Para muchas mujeres el matrimonio es una cárcel de la que no pueden escapar, y en la que se se ven obligadas a asumir toda la carga de cuidados del hogar, y cuidados a bebés, niños, niñas, mayores y familiares dependientes (con discapacidades, enfermedades, o accidentados), mascotas y animales domésticos y de granja. 

Son millones de mujeres trabajando fuera de casa, y trabajando gratis para uno o varios hombres (hermanos, padres, suegros, cuñados, sobrinos, hijos), sin salario, sin días de descanso, sin vacaciones, sin derecho a enfermar, sin derecho a cotizar ni a jubilarse, y sin derecho a escapar de la esclvitud doméstica. 

Las promesas del amor romántico no tienen nada que ver con la realidad: casadas no somos iguales a los hombres, ni somos más felices, ni estamos más protegidas frente a la violencia, ni tenemos calidad de vida. Es justo al revés: cuando estamos casadas sufrimos más, enfermamos más y morimos antes. 

Numerosos estudios afirman que las mujeres solteras y viudas viven mucho mejor y son mucho más felices, empezando porque gozan de mayor libertad y autonomía, más tiempo libre, más horas de sueño y de descanso, y tienen una red afectiva y social más amplia que la de los hombres solteros. 

Los avances y cambios que se están produciendo en todo el mundo, está provocando un descenso de las bodas y de la natalidad en picado, sobre todo en los países en los que las mujeres son libres y tienen sus propios ingresos. 

Además, siguen aumentando las tasas de divorcio: cuanto más autonomía tenemos las mujeres, menos necesidad tenemos de casarnos, y más ganas nos entran de divorciarnos, como veremos en las estadísticas a continuación.

Aquí os dejo cifras mundiales y cifras de España para que comprendamos la dimensión del engaño, nos quitemos la venda unas a otras, y abramos los ojos. Lo más importante es contarle todo esto a las niñas y a dolescentes para que no caigan en la estada romántica y para que no hagan del amor romántico el centro de sus vidas. A las mujeres no nos conviene establecer nuestro proyecto de vida en torno a un hombre, vean las cifras:


Cifras sobre la pareja en el mundo

Mujeres, libertad y autonomía

Solo el 52% de las mujeres casadas o en una unión tienen autonomía corporal y son dueñas de su cuerpo y de su salud. Es decir, solo la mitad de mujeres en el mundo toman libremente sus propias decisiones sobre relaciones sexuales, uso de anticonceptivos y atención médica. 

Solo la mitad de las mujeres pueden tomar sus propias decisiones a la hora de decidir sobre la atención de su salud, y decir “no” a su pareja si no desea tener relaciones sexuales.

  • En Malí, el Níger y el Senegal, más del 90% de las mujeres se ven privadas de su autonomía corporal.
  • Únicamente el 71 por ciento de los países garantizan el acceso a servicios de maternidad integrales.
  • Únicamente el 75 por ciento de los países garantizan legalmente un acceso pleno y equitativo a la anticoncepción.
  • Únicamente alrededor del 80 por ciento de los países tienen leyes que apoyan la salud y el bienestar sexuales.
  • Únicamente alrededor del 56 por ciento de los países tienen leyes y políticas que apoyan la educación integral en sexualidad.
  • Veinte países o territorios tienen leyes que obligan a casarse con el violador, lo que significa que un hombre puede escapar de un proceso penal si se casa con la mujer o niña que ha violado.
  • Cuarenta y tres países no cuentan con legislación que aborde el problema de la violencia sexual durante las relaciones de pareja (la violación por parte de un cónyuge).
  • Más de 30 países restringen el derecho de las mujeres a desplazarse fuera del hogar.

 “Mi cuerpo me pertenece: reclamar el derecho a la autonomía y la autodeterminación”, informe del Estado de la Población Mundial 2021, Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)


Matrimonio infantil

UNICEF

Cada 7 segundos una niña menor de 15 años es casada. 

Durante la próxima década hasta 10 millones de niñas podrían estar a riesgo de matrimonio infantil.

Las niñas que se casan antes de cumplir 18 años tienen menos posibilidades de seguir yendo a la escuela y más posibilidades de ser víctimas de violencia en el hogar.

Las niñas obligadas a casarse no sólo pierden su infancia, sino que a menudo también cortan los lazos con su familia y sus amigos y adoptan un rol doméstico, ya que tienen prohibido buscar un trabajo o continuar asistiendo a la escuela.

Las niñas adolescentes tienen más probabilidades de morir a causa de complicaciones durante el embarazo y el parto que las mujeres de entre 20 y 30 años, y es más probable que sus hijos nazcan muertos o mueran en su primer mes de vida.

15 millones de niñas adolescentes de 15 a 19 años han experimentado relaciones sexuales forzadas (violaciones u otros actos sexuales forzados) en todo el mundo.En la inmensa mayoría de los países, las adolescentes son el grupo con mayor riesgo de violaciones (u otro tipo de abusos sexuales) por parte de su esposo, pareja o novio actual o anterior. De acuerdo con los datos disponibles de 30 países, tan sólo un 1% de ellas ha pedido alguna vez ayuda profesional.


Matrimonio igualitario

El matrimonio igualitario es legal en más de treinta países, aunque muy pocas mujeres pueden casase con otras mujeres. 

Existen más de 60 estados miembros de la ONU que prohíben explícitamente las relaciones homosexuales. 

En países como Brunei, Iran, Mauritania, Arabia Saudita, Yemen y parte de Nigeria, la condena por este “delito” sigue siendo la pena de muerte.


Divorcios y separaciones

- Una investigación de 2015 de la American Sociological Association (ASA), descubrió que las mujeres inician casi el 70% de los divorcios.

- Europa es el continente en el que más divorcios se producen: a la cabeza, Bélgica (un 71%), España está entre los cinco primeros países, con un 61%

- Estados Unidos es el país donde más divorcios hay, y Chile es la nación donde menos divorcios se registran, apenas un 3%, seguida de Vietnam (4%) y Libia (5%). 

- Aún no está normalizado en las naciones árabes, africanas y del Sudeste asiático: hay países en los que para las mujeres, divorciarse es un auténtico calvario.

Datos del Mapa del divorcio, publicado en 2014 por la revista online estadounidense Business Insider, basado en cifras de Eurostat (Oficina Europea de Estadística)


Abuso, explotación y violencia machista 

ONU MUJERES 

En 18 países, los esposos pueden impedir legalmente que sus esposas trabajen; 

en 39 países, las hijas y los hijos no tienen los mismos derechos de herencia; 

y en 49 países no existen leyes que protejan a las mujeres de la violencia doméstica.


La cifra de mujeres adultas maltratadas por su pareja ascendía en Turquía al 57% en Etiopía, al 45% en India, al 40% en Perú, al 31% en Canadá, y el 35% en Nueva Zelanda.

Una de cada cinco mujeres y niñas, incluido el 19% de las mujeres y las niñas de 15 a 49 años, han sufrido violencia física y/o sexual por parte de una pareja íntima, durante los últimos 12 meses. Sin embargo, en 49 países no existen leyes que protejan específicamente a las mujeres contra tal violencia.

A nivel global, se estima que 736 millones de mujeres -alrededor de una de cada tres- ha experimentado alguna vez en su vida violencia física o sexual por parte de una pareja íntima, o violencia sexual perpetrada por alguien que no era su pareja (el 30% de las mujeres de 15 años o más).

La mayor parte de la violencia contra las mujeres es perpetrada por sus maridos o parejas íntimas o por parte de sus ex-maridos-parejas. Más de 640 millones de mujeres de 15 años o más han sido objeto de violencia de pareja (el 26% de las mujeres de 15 años o más).

De las que han mantenido una relación, casi una de cada cuatro adolescentes de 15 a 19 años (24%) ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de su pareja o marido. El 16% de las jóvenes de 15 a 24 años han experimentado esta violencia en los últimos 12 meses.

En 2018, se estima que una de cada siete mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de su pareja o marido en los últimos 12 meses (el 13% de las mujeres de 15 a 49 años). Estas cifras no reflejan el impacto de la pandemia de COVID-19, que ha aumentado los factores de riesgo de violencia contra las mujeres.

El 37% de las mujeres de entre 15 y 49 años que viven en países "menos desarrollados" han sido objeto de violencia física y/o sexual por parte de su pareja en su vida.

Menos del 40 por ciento de las víctimas de la violencia buscan algún tipo de ayuda. En la mayoría de los países para los que existen datos disponibles sobre esta cuestión se constata que, entre las mujeres que buscan ayuda, la mayoría acude a familiares y amistades. Muy pocas recurren a instituciones formales, como la policía o los servicios de salud. Menos del 10 por ciento de quienes buscan ayuda acuden a la policía.

 Alrededor de 81,000 mujeres y niñas fueron asesinadas en el 2020, y la mitad, unas 47,000 de ellas, (es decir, el 58%), a manos de sus parejas o familiares. 

Esto equivale a una mujer o niña asesinada cada 11 minutos por maridos y hombres de su entorno.  



Cifras sobre la pareja en España

Bodas y divorcios

- En España nos casamos menos y más tarde. El INE recoge datos sobre el matrimonio desde 1981 y, en estas cuatro décadas de registro, el número de matrimonios ha caído un 55,24% en tanto que la edad ha aumentado 10 años de medias (de los 24/26 a los 34/36). 

- España está entre los ocho países del mundo donde más separaciones de pareja se producen. Se separan casi cuen mil personas cada año. Eurostat, 2021.

- Solo el 8% de los españoles de entre 18 y más años afirmaban no haber tenido nunca pareja hasta esa fecha (ESGE, 2018)

- En la actualidad, aproximadamente un 70% de la población española mantiene algún tipo de relación  de pareja (Estudio 3325, CIS, 2021). Entre las personas que no tienen pareja, un 43% afirma que es por no haber encontrado a la persona adecuada, y un 22% responde que no ha tenido la necesidad de tener pareja. Estos resultados señalan que, en general, a las personas que no tienen actualmente pareja les gustaría tenerla, sobre todo si encontraran a la persona adecuada.

-En la Unión Europea una de cada cuatro parejas no tiene hijos (25,1%), porcentaje que en nuestro país se sitúa en el 22,7% (Eurostat, 2021).

Parejas que no conviven: 

  • Las parejas sin convivencia que se encuentran en esta situación por “considerarse muy jóvenes para convivir” (25,4%)
  • Las parejas sin convivencia por “motivos económicos” (25,7%)
  • Las parejas sin convivencia que desean vivir esta situación “por mantener su independencia” (7%), son las que presentan unos rasgos más diferenciadores
  • La categoría de “no estar preparados para convivir” puede darse en todas las generaciones donde hay un nuevo emparejamiento (7,1%)
  • Por último, las parejas que no conviven debido a las “circunstancias laborales” (13%)


Trabajo gratis y tiempo libre

En España las mujeres trabajamos gratis durante 43 días al año. Dedicamos una media de 6 horas (5 horas y 59 minutos) al trabajo doméstico. 

Por el contrario, los hombres emplean en este grupo de actividades 2 horas y 20 minutos, según el Instituto de las Mujeres de España. 

Según los estudios de la OCDE y el INE (2019), las mujeres españolas dedican 2 horas diarias más de media a las tareas del hogar y el cuidado de la familia que los hombres. Esto significa que ellos tienen más del doble del tiempo libre que nosotras. 


Sexualidad

Informe Sexualidad de las mujeres jóvenes en el contexto español, Instituto de las Mujeres, 2022.  

- Un 57,7% de las encuestadas reconoce que ha mantenido relaciones sin deseo sexual.

- Un 20% tiene miedo a sufrir una agresión sexual en su entorno (escuela, trabajo o pareja).

- Casi la mitad de las mujeres de entre 18 y 25 años (el 43,5%) ha recurrido en alguna ocasión a la píldora del día después y un 20% reconoce que nunca o casi nunca usa un método anticonceptivo cuando mantiene relaciones sexuales. Motivos: 

  • -el 53 % explica que lo hace por la confianza que tiene en su pareja, 
  • -el 33 % porque no tiene a mano el anticonceptivo en el momento de la práctica sexual
  • -el 19,4 % alega que su empleo reduce su placer. 
  • - el 12,3 % no lo utiliza porque su pareja así lo prefiere y 
  • - el 5,9 % estima que no corre ningún riesgo.

- Un 5,7% de las mujeres jóvenes encuestadas se ha sometido a un aborto, momento en el que recibieron el apoyo de su pareja (40%), su madre (27,7%), o una amiga (15,4%), mientras que un 4,6% manifiesta haber pasado sola por este proceso, bien porque no ha pedido ayuda, o bien por falta de apoyos.

- El grado de satisfacción con su vida sexual es de 6,6 puntos y lo que más valoran es el placer que proporciona la masturbación, la receptividad de la pareja, la periodicidad de las relaciones y la frecuencia de los orgasmos.

- La penetración sigue siendo la práctica más habitual entre las mujeres jóvenes, por encima de la autoestimulación (74,6% frente al 66,5%) y muchas de ellas manifiestan no haber practicado la masturbación hasta después de haber mantenido relaciones sexuales con otra persona.

- El 35 % de las chicas nunca ha recibido educación sexual y las que sí lo han hecho, la califican de "absolutamente insuficiente e inadecuada".


Informe '¿Fuerte como papá? ¿Sensible como mamá? Identidades de género en la adolescencia', realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, España.

Entre los adolescentes españoles de 14 a 19 años, aproximadamente un 80% ha tenido alguna relación de pareja (82% de chicas frente al 78%) La primera pareja se tiene entre los 13 y 14 años, aunque ellos son más precoces. El 46% de los varones afirma tener su primera novia entre los 10 y los 13 años.

Un 52,6% de chicas jóvenes cree que el varón debe proteger a la mujer, porcentaje que asciende al 67% en el caso de los chicos. 

Respecto a quién debe tomar la iniciativa en las relaciones sexuales, casi el 60% de los jóvenes afirma que "se debe tomar juntos", pero en la práctica deciden ellos en el 46,9% de las veces. 

Sin embargo, les toca a ellas insistir en el uso de anticonceptivos: el 47,2% de los casos frente al 9,4% de veces que insisten ellos. En otro 31,4% se toman juntos.



Infidelidades 

Según el informe de IPSOS, 2014: 

-Un 35% de hombres y un 26% de mujeres reconocen haber sido infieles a su pareja. 

- El 29% de los hombres encuestados ha mantenido relaciones sexuales de forma excepcional fuera de la pareja, contra el 18% de las mujeres que se manifiestan en este sentido. Un 41% de los hombres infieles aseguran haber tenido cuatro o, incluso, un número mayor de amantes, frente al 28% de las mujeres adúlteras que se han expresado en el mismo sentido. 

-La mitad de las aventuras extramatrimoniales son de una sola noche, mientras que una tercera parte se llevan a cabo de manera ocasional.

-Motivos para ser infieles:

  • para vivir una experiencia diferente (un 43% de los hombres, frente a un 24% de mujeres); 
  • para vengarse de la infidelidad de su pareja (18%)
  • para convencerse de que su cónyuge ya no es lo que necesita (un 17%)
  • para volver a encender la llama de su vida matrimonial (un 12%)
  • para ganar confianza en sí mismos (el 42% de mujeres y un 29% de hombres) 
  • sólo por sentir amor o deseo hacia otra persona (más de la mitad de las personas encuestadas) 


Informe YouGov: 

Un 91%, considera que tener una relación sexual con otra persona es la mayor infidelidad, seguido del sexting (enviarse mensajes subiditos de tono por el móvil), un beso en la boca y el tonteo.

Para un 12%, masturbarse pensando en otra personas es ser infiel y para un 4% lo es hasta ver porno.

Un 40% de las personas encuestadas está "seguro de que no le han puesto los cuernos", frente a un 27% que está convencido de que sí. Un 13% tiene sospechas, y un 10% se huele algo pero cree que son sospechas infundadas.

Una gran mayoría (71%) preferiría enterarse a no saberlo frente al 20% que preferiría vivir en la ignorancia.

Un 42% de los encuestados dejaría a su pareja sin posibilidad de reconciliación, frente al 7% que no rompería y perdonaría la infidelidad sin que afectase a la relación.

Un 19% dejaría a su pareja pero dice que podría perdonar e incluso volver con ella, mientras que un 17% asegura que no rompería la relación, pero admite que se vería afectada por la infidelidad.

Las mujeres son las que menos perdonarían una infidelidad, ya que el 44% rompería sin posibilidad de reconciliación frente al 11% de hombres que no dejaría a su pareja y perdonaría la infidelidad.

 

Violencia

«Macroencuesta de la violencia contra la mujer» 2019 por el Ministerio de Sanidad de España: 

En total, un 13% de las mujeres residentes en España de 16 y más años ha sufrido miedo de alguna pareja o ex pareja en algún momento de su vida. Un 2,9% manifiesta que dicho miedo era continuo.


Violencia económica: 

En total, un 10,8% de las mujeres residentes en España de 16 y más años ha sufrido violencia económica por parte de alguna pareja o ex pareja en algún momento de su vida

- 6,9% ‘se negaba a darle dinero para los gastos del hogar cuando la pareja tenía dinero para otras cosas’. 

- 7,2% ‘le impedía tomar decisiones relacionadas con la economía familiar y/o realizar las compras de forma independiente’. 

- 4,9% ‘no le dejaba trabajar o estudiar fuera del hogar’.

Las mujeres que soportan dichas actitudes suelen verse afectadas y presionadas simultáneamente por otra forma de violencia (física, sexual, psicológica controladora y/o emocional). En el caso concreto de la violencia económica, el 85% de las mujeres declaran sufrir violencia psicológica y el 47,8% violencia sexual. El impacto que tiene la violencia económica sobre la salud y el bienestar de las víctimas es notable, de manera que apenas el 50% de las mujeres aluden a un estado de salud categorizado como bueno o muy bueno.

En general, cuanto más elevado es el nivel de estudios de la mujer, menor el porcentaje de mujeres que han sufrido violencia económica de alguna pareja o expareja: pasa del 14,4% de las mujeres con estudios inferiores a primaria al 6,7% de las mujeres que tienen estudios universitarios finalizados.


Violencia física: 

El número de mujeres residentes en España de 16 y más años que manifiestan haber sufrido en algún momento de su vida los distintos actos de violencia física que contempla la encuesta, por parte de alguna pareja o expareja, es de casi 3 millones de mujeres, el 14,2 % de la población femenina:

- 8,6% ‘le ha empujado, agarrado o tirado del pelo’.

- 7,6% ‘le ha abofeteado o tirado algo que pudiese hacerle daño’.

- 5,2% ‘le ha golpeado con su puño o con alguna otra cosa que pudiera hacerle daño’.

- 4,2% ‘le ha dado patadas, arrastrado o pegado’.

- 2,6% ‘le ha amenazado con usar o ha usado una pistola, cuchillo o alguna otra arma contra ella’.

- 1,8% ‘le ha intentado asfixiar o quemar a propósito


Las mujeres entre los 25 y 54 años son las que en mayor proporción manifiestan haber sido víctimas deviolencia física de género en algún momento por parte de cualquiera de sus parejas.

De las mujeres que han sufrido violencia física moderada, un 12,6% de mujeres que afirma que ha sido un episodio esporádico, y el 85,2% de mujeres ha sufrido agresiones en más de una ocasión a lo largo de su vida por parte de cualquier pareja.

Las mujeres nacidas en el extranjero y residentes en España sufren el doble de violencia física que las autóctonas, del total de mujeres nacidas en el extranjero que alguna vez ha tenido pareja, un 14,1% ha sufrido violencia.

Las mujeres en entornos rurales, de hasta 2.000 habitantes, son las que en menor porcentaje han manifestado violencia física de parte de cualquiera de sus parejas a lo largo de su vida (6,6% en contraste con el 10,9% en el entorno urbano)


Violencia sexual en la pareja

Un 13,7 % de las mujeres españolas han sufrido violencia sexual en la pareja, casi 3 millones de mujeres.

6,6% de las mujeres que han tenido pareja manifiestan que al menos alguna de sus parejas, a lo largo de su vida, la ha obligado a mantener relaciones sexuales cuando ella no quería. Un porcentaje apenas inferior (6,3%) se obtiene para las mujeres que han mantenido relaciones sexuales sin desearlo, por miedo a lo que su pareja les podía hacer si se negaban. 

A la mitad aproximadamente se reduce la proporción cuando se trata de otro tipo de práctica sexual a la que se vio obligada la mujer y que le resultó humillante o degradante (3,5%) o cuando la pareja o ex pareja ‘intentó obligarle a tener relaciones sexuales contra su voluntad, sujetándola o haciéndole daño sin conseguirlo’ (3,2%)

Si se tiene en cuenta cualquier pareja en la vida de la mujer, ya sea la actual (si la tiene) o alguna de sus anteriores relaciones, se obtiene que un 8,4% de las mujeres que alguna vez han tenido pareja ha sufrido violencia sexual por parte de alguna de ellas.


Violencia psicológica de control

 El porcentaje de mujeres residentes en España de 16 y más años que manifiestan haber sufrido en algún momento de su vida los distintos actos de violencia psicológica de control que contempla la encuesta, por parte de alguna pareja o expareja, es del 31%, más de 6 millones y medio de mujeres. 

Algunas de las formas de violencia más comunes son:

- 16,3% ‘insistía en saber dónde estaba en cada momento’.

- 14,8% ‘se enfadaba si hablaba con otro hombre o mujer’.

- 14% ‘le ignoraba y trataba con indiferencia’.

- 12,1% ‘trataba de impedirle que viese a sus amigos o amigas’.

- 11,3% ‘sospechaba injustificadamente que le era infiel’.

- 10% ‘esperaba que le pidiese permiso antes de ir por su cuenta a determinados sitios como por ejemplo un hospital o centro de salud, un centro cultural o deportivo, etc.’.

- 8,3% ‘trataba de evitar que se relacionase con su familia directa o parientes’.


Violencia emocional

En total, un 21,9% de las mujeres residentes en España de 16 y más años ha sufrido violencia psicológica emocional por parte de alguna pareja o ex pareja en algún momento de su vida. 

- 19,6% ‘le ha insultado o hecho sentirse mal consigo misma’.

- 13,9% ‘le ha menospreciado o humillado delante de otras personas’.

- 12,9% ‘le ha asustado o intimidado a propósito (por ejemplo gritándole y rompiendo cosas, mirándole de determinada forma)’.

- 9,5% ‘le ha amenazado verbalmente con hacerle daño a la mujer’.

- 5,2% ‘le ha amenazado verbalmente con hacer daño a alguien que es importante para la mujer’.

El 2,8% de las mujeres que han sufrido violencia psicológica emocional de alguna pareja o ex pareja a lo largo de su vida afirma que se trató de un hecho aislado, mientras que un 95,4% manifiesta haber sido víctima de este tipo de violencia en más de una ocasión.

Un 87,5% de quienes contestan que siempre o casi siempre cuentan con alguien que se preocupa por ellas, no han sufrido ningún tipo de violencia de género en el último año; frente al 78,3% de las que manifiestan que nunca o casi nunca tienen a alguien que se preocupe por su bienestar


Sentimientos que provoca la violencia en las mujeres: 

Los sentimientos de las mujeres que han sufrido violencia física, sexual o miedo de alguna pareja o expareja tras los episodios de violencia son:

- Impotencia ante la situación: 60,7%.

- Tristeza: 59,8%.

- Rabia: 58,4%.

- Miedo: 51,6%.

- Angustia: 49,9%.

- Vergüenza: 38,7%.

- Culpa: 30,1%.

- Agresividad: 19,1%.


Otros datos: 

En el caso de los matrimonios heterosexuales, en el 65% de los casos el hombre es mayor y se llevan en promedio 5 años de diferencia. En el 23% la mujer es mayor y se llevan 3,5 años de media, mientras que en el resto, un 11%, tienen la misma edad.

Un 81, 9 % de las mujeres que contaron con una red de apoyo y denunciaron, se divorciaron de sus parejas.

Una de cada tres (33,0%) mujeres que han sufrido violencia física o sexual, han consumido medicamentos, alcohol o drogas para afrontar lo sucedido.

El 17,5% de las mujeres con discapacidad que han sufrido violencia física, sexual o emocional de alguna pareja dicen que su discapacidad es consecuencia de la violencia de sus parejas.

El 51,7% de quienes tenían hijos/as menores que presenciaron o escucharon la violencia contra la madre, afirma que estos hijos/as sufrieron violencia a manos de la pareja violenta.

1.678.959 menores viven en hogares en los que la mujer está sufriendo en la actualidad algún tipo de violencia en la pareja

 

Mujeres mayores de 60 años

- el 28 % de las mujeres sufrieron violencia machista durante 40 -50 años;

- el 12 % sufrió violencia unos 50-60 años. 

- el 15 %, de 30 a 39 años; un 12 %, de 20 a 29 años; un 12 %, de 6 a 19 años; y un 16 %, de 1 a 5 años. 

-En tres de cada diez casos, los episodios violentos comenzaron durante el noviazgo.

Las principales razones para no haber interrumpido la relación con el agresor son miedo a ser asesinada (35 %), no tener ningún sitio al que ir (32 %), no hacer sufrir a sus hijos (32 %) y que el maltrato antes era un problema aceptado por la sociedad (30 %). 

También describen haber padecido violencia económica un 60 % de las encuestadas: el 55 % no recibía dinero para gastos del hogar, el 41 % se veía privada de sus recursos y al 34 % el maltratador no las dejaba trabajar ni estudiar.

Estudio Mujeres mayores de 65 años víctimas de violencia de género, elaborado por Cruz Roja y la Universidad Carlos III de Madrid


Juventud en España

Informe 'Rompiendo Moldes' en el marco del 8 de marzo de 2020, Día de la Mujer, elaborado por Oxfam Intermón sobre los comportamientos sociales dela juventud vinculados a las violencias machistas.

-Aún persiste la percepción entre algunos adolescentes sobre que el rol masculino se basa, al menos en líneas generales, en los siguientes aspectos: invulnerabilidad emocional, el deseo heterosexual incontrolable y la actitud dominante como un rasgo atractivo en ellos. 

-El género femenino se sigue describiendo, a grandes rasgos, con el mandato de la sumisión y el de complacer a las demás personas. 

- 1 de cada 10 jóvenes españoles cree que si una mujer ha consumido mucho alcohol se expone a que un chico tenga relaciones con ella, aunque no esté consciente.

- El 8,9% de los chicos piensa que, si una chica se viste de manera provocativa y anda sola por la calle a altas horas de la noche, se está exponiendo a sufrir una agresión.

-No sólo disculpan a los agresores, sino que además culpabilizan a las víctimas de la violencia que sufren tanto en el espacio público, como también dentro de sus relaciones:  el 44% de los chicos opina que "si alguien hace 'sexting' está asumiendo el riesgo de que su pareja  pueda reenviar el contenido.

- 2 de cada 10 chicos piensan que "el amor duele" y uno de cada 10 piensa que la capacidad de dominar hace un hombre más atractivo. 

-2 de cada 10 chicos y una de cada 10 chicas afirman que los hombres tienen mayor deseo sexual que las mujeres.

 -el 22,3% de personas afirma que "es común que un chico quiera tener sexo sin condón" En los distintos grupos de edad se destaca que, a medida que aumenta la edad, más creen que es habitual que un chico quiera tener sexo sin condón: un 16% en el grupo de 15 a 18 años, un 23% en el de 19 a 22 años y un 24,5% en el de 23 a 25 años.


"La situación de la violencia contra las mujeres en la adolescencia en España".

El estudio ha sido promovido, coordinado y financiado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, y realizado por la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense.

- Frente al 31,7% de las mujeres que admiten haber sufrido abuso psicológico y de control, sólo el 14,2% de los hombres adolescentes confiesan haber ejercido dichas conductas. 

- Frente al 3% de los chicos dice haber presionado para involucrar a una chica en conductas sexuales en las que ella no quería participar, frente al 11,1% de las que confesaron haberse visto en esa situación. Al preguntar por la relación con el chico que ejerció la violencia vivida, solo el 17% de las adolescentes afirma que es su pareja actual frente a casi el 21% de los varones.

- En el caso de la violencia múltiple y frecuente, la denuncian el 5,5% de las chicas frente al 2,7% de los chicos.

- Casi un 20% de las adolescentes sufre violencia psicológica y de control. A casi una de cada cinco, su pareja la ridiculiza, la insulta, toma decisiones por ella y a un 15% las controlan con el móvil y las aíslan de sus amistades.

- El 14% de las chicas afirma haberse sentido presionada para actividades de tipo sexual, presión realizada en casi todos los casos (97,4%) por un hombre, que suelen provenir del chico con el que salen en un 55,7% de los casos. 

- Las situaciones que un mayor porcentaje de chicas de entre 14 y 20 años ha vivido, son las relacionadas con mostrar (48%) o pedir (43,9%) fotografías sexuales, y el 23,4% ha recibido peticiones de cibersexo online. Por otro lado, la situación más frecuente que los chicos reconocen realizar, es pedir fotografías online (17,1%), y pedir cibersexo online (7,4%).

- Las situaciones de violencia de género en el ámbito de la pareja que han vivido de forma más frecuente las chicas adolescentes son las de abuso emocional (17,3%), control abusivo general (17,1%) y control a través del móvil (14,9%).

- El 21,9% de adolescentes afirma haber escuchado a menudo o muchas veces que "los celos son una expresión de amor", y el 39,9% ha recibido el consejo de que "para tener una buena relación de pareja debes encontrar tu media naranja y así llegar a ser como una sola persona"

- El 28,1% de las chicas afirma que le produce o produciría mucha o bastante ansiedad sentirse "menos atractivas que antes", y lo que produce más ansiedad a los chicos destacan las de "subordinación a la mujer", "hablar con una feminista" (13,9%) o "necesitar que tu pareja trabaje fuera de casa para mantener a la familia" (9,5%).



Coral Herrera Gómez


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